A ciegas

Es como un mapa vacío. Efectivamente, a ciegas. Sin saber a donde va, dando tumbos de secuencia en secuencia, sin guión, sin saber qué contar, a donde llegar, qué decir...

Y es una lástima pues intenta tratar lo que nadie quiere afrontar y quienes lo intentan suelen estar totalmente enclichetados, aunque se disfracen detrás de una visión supuestamente objetiva. Calparsoro quiere, pero, ni sabe, ni como consecuencia, puede. El único punto de destino que alcanza es el de la nada y además una nada en absoluto consciente.


Nada aporta. Nada perderás obviándola.

La tercera colaboración de la actriz Nadja Nimri con su exmarido, el director Daniel Calparsoro, es una película que diserta en forma de parábola acerca del conflicto vasco, en aquel momento (1997, año del secuestro y posterior asesinato de Miguel Ángel Blanco) bastante caldeado. Pese a su original e interesante planteamiento, a un despliegue de medios considerable, y al innegable talento de Calparsoro detrás de la cámara, A ciegas queda descabezada por un desarrollo totalmente incoherente y por ciertos excesos formales que en nada ayudan a la digestión de la historia

Se trata de una película que no sabe dónde quiere llegar. Trata de mostrar el lado "humano" de los terroristas de ETA. Mal el guión, mal el ritmo, mala Nimri (en su línea), mala la banda sonora, que confunde la innovación con la estridencia. Lo único destacable es una buena escena en una estación de tren.

Esta película es peor que mala. No tiene guión si lo tiene como si no lo tuviera. Interpretaciones insufribles. Es así como el director desarrollaba un guión espantoso de los peores que he visto. A ciegas no me extraña. Un film sin alma sin espíritu y si encima no tiene guión apaga y vámonos. La fotografía de lo peorcito que he visto.

¿Estarían borachos los de la productora cuando le dijeron a Calparsoro: "Vale muchacho, coge esta pasta y haz la película"?
Es incomprensible que el director -por llamarlo de alguna forma- recibiera dinero por rodar esta auténtica cagarruta de los años 90. Una bazofia de guión, una dirección que se percibe como inexistente, un pésimo sonido -¿qué habían fumado los supuestos técnicos de la cosa?-, una fotografía de vergüenza y unos actores que provocan la hilaridad en cada plano.

¿Y qué es lo que dicen los mencionados actores? No conozco a nadie de los que tomamos la errónea decisión de ver este bodrio que se enterara de lo que salía por la boca de los "intérpretes". Todo eran balbuceos y susurros. Por ejemplo, la insufrible Najwa Nimri, que como siempre hace de afónica aguda. Su presencia sólo se entiende por el hecho del vínculo marital con el perdido, despistado y desastroso Calparsoro.

Y además tienen el cinismo de haber presentado esta joya del cine nacional a algún festival internacional. Imagino las carcajadas que se oyeron entre los espectadores cuando se hizo el pase de presentación.