Pares y nones

Woody Allen hubiera firmado este guión. José Luís Cuerda borda esta comedia de enredo menor con unos diálogos brillantes, mordaces, surrealistas, cínicos y cáusticos.
El monólogo que se larga el Agustín González (aunque sea un pegote en el film) es propio de "Amanece que no es poco".
Los actores lo bordan, destacando Resines, Carles Velat, Silvia Munt y Mercedes Camins.
Tiene el film un tufillo homenaje a Woody Allen, y Carles Velat parece por momentos un sosias de Allen.
Está claro que el film será muy del agrado de los "Cuerdistas", entre los que me encuentro.

Desternillante comedia, dotada de un buen reparto, y con escenas divertidísimas.
Resines es un puro cachondeo.
Una cinta muy divertida, disfrutable por su frescura y agilidad narrativa, que se degusta como un pequeño manjar.
Cuerda prometía mucho, y más tarde cumpliría con creces en obras mayores.

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Atípico y notorio debut (en el cine) para José Luis Cuerda en los terrenos de, como la mayoría de ocasiones, una comedia coral con la decena aproximada de personajes, aunque en esta ocasión atados por un chasis argumental sostenido en el enredo sentimental en los círculos elitistas del arte, la cultura y la televisión en escenarios, claro está, no rurales y contemporáneos.
El reparto está plagado de rostros emergentes en la nueva comedia madrileña de los 80 repartiéndose el peso colectivo en el protagonismo: Antonio Resines, Silvia Munt, Miguel Rellán, Marta Fernández Muro, Alicia Sánchez... y un plus de veteranía por cuenta del imprescindible Agustín González con un advenedizo soplo de ese surrealismo costumbrista que vendría -hasta el final de la filmografía de Cuerda- como el típico brasas que siempre se te acerca en fiestas y reuniones sociales a contarte su vida (sobre todo cuando nadie más habla contigo).
Pese a, como ya he aclarado, su rara prodigación futura en comedias urbanas o contemporáneas -haría una más- Cuerda se despacha con un ejemplo meritorio para circunscribirse en cualquier antología del género regándolo de una reminiscencia tan alleniana como el propio personaje, como poeta y crítico literario, interpretado por Carles Velat.
La actriz, escritora y presentadora Virginia Mataix se dedica a recomendar libros a compañías no deseadas por Resines y a pasearse en pelotas borracha por la cocina.
El destape y el surrealismo -otra vez peleando por salir- no son tampoco incompatibles para que Mercedes Camins termine inerte encima de Resines porque "las piernas le molestan".
Una encomiable y divertidísima delicatessen de enredos con indisimulado (y connato) pedigrí vodevilesco que no pierde el pulso de una radiografía a las altas esferas sociales post-transición.
Eso sí, con o sin pelo los berrinches y las pataletas de Resines son marca de la casa. Y con Miguel Rellán todavía no le hacía falta recurrir a la escobilla del wc.
Buen augurio de lo que estaba por venir solo que por escenarios que recordarán más a los de los dos Fernandos (Colomo y Trueba) o a Emilio Martínez Lázaro.

Comedia sobre las relaciones de pareja y los diferentes enredos entre ellos, es bastante irregular, a la media hora me resultaba repetitiva y aburrida, se nota que es de las primeras películas de José Luis Cuerda, la historia simple y las actuaciones de los protagonistas nada del otro mundo, un joven Antonio Resines haciendo de sí mismo, el resto para el olvido.
Para mantener el interés del espectador usan bastante el clásico recurso del cine español de los últimos 40 años sacar escenas de sexo y mujeres en pelotas sin venir a cuento..

Esta pseudo-comedia de mierda es peor que comer ganchitos naranjas resecos, personajes vacios e insoportables. Resines es lo único decente del fime y creo que porque sale con pelo. Los actores restantes dan mucha pena y Silvia Munt está totalmente desaprovechada....
El señor Cuerda no puede sentirse muy orgulloso de este intento de comedia ochentera de enredos sexuales.
Ni un euro me dan por ella..