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Begin Again

Drama. Romance La pasión por la música lleva a Gretta (Keira Knightley) y a Dave (Adam Levine), novios desde el instituto, hasta Nueva York. Pero cuando él, una vez alcanzado el éxito y la fama, la abandona, ella se queda completamente desolada. Una noche, un productor de discos (Mark Ruffalo) recién despedido, la ve actuar en un bar de Manhattan y queda cautivado por su talento. Primera película en USA del director de "Once" (2006). (FILMAFFINITY)
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Críticas 165
Críticas ordenadas por utilidad
31 de julio de 2014
106 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
Renovarse o morir. Dos claras opciones cuando, sin comerlo ni beberlo, se sufre un revés sentimental. Por extraño que parezca, el tren de la vida ofrece segundas oportunidades que irremediablemente hay que aprovechar para que esto siga funcionando. Y si es con música de por medio y la ciudad de Nueva York como telón de fondo, es casi una cuestión obligatoria mirar hacia delante.

Esa postura es la que eligen sin género de dudas Keira Knightley (Piratas del Caribe, Orgullo y Prejuicio) y Mark Ruffalo (Zodiac, You can count on me) en Begin Again, el último trabajo hasta la fecha del director y guionista, John Carney. A lo largo de la cinta, la música se convierte en el fino hilo que hilvana las vidas de los personajes principales y una terna de sobresalientes secundarios. Esta poderosa fibra acaba tejiendo un filme con ritmo vivo, dulce sin ser empalagoso y que conmueve hasta dibujar una sonrisa al terminar su proyección.

En Begin Again, con solo unos pocos planos, salta a la vista que Ruffalo y Kinghtley están hechos el uno para el otro. No solo en la trama son un soporte vital entre ambos, sino que el trabajo del primero hace más excelente el del otro y viceversa, contagiando al resto del reparto que consuma esta satisfactoria cinta.

Los dos personajes que interpretan cada uno son conscientes del mal momento que atraviesa sus vidas. Dan, separado de la estupenda y correcta Catherine Keener (El último concierto, Hacia rutas salvajes) y con una hija difícil, distanciada de su padre al que poco a poco irá apreciando como se merece. Por su parte Gretta, con un exnovio al que sorprendentemente no llegamos a odiar pese a que su papel y registro apuntan a ello. Buena incursión en el mundo de la interpretación del alma de la banda Maroon 5.

Y como impresionante colofón a tan redondo trabajo, la ciudad de Nueva York en todo su esplendor. Por medio de temas tan absorbentes como Tell Me If You Wanna Go Home o Lost Stars, interpretados con la dulzura de la inglesa, recorremos las calles de la ciudad más cinéfila de la historia. Los rascacielos, calles y ciudadanos de la gran manzana son testigos de la naturalidad con que se desarrolla la historia. Una brillante labor de fotografía y planos bien ejecutados que acrecientan el magnetismo de la película.

Un auténtico chute de energía positiva para seguir confiando en el tren de la vida, aun cuando siempre exista riesgo de descarrilamiento.

Más datos sobre esta y otras películas en el blog: http://argoderse.blogspot.com.es/
Argoderse
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4 de agosto de 2014
61 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera película en Estados Unidos del director de la aclamada 'Once', resulta un soplo de aire fresco y de buen rollo al cine musical. Fui a verla sin esperar nada especialmente bueno y me sorprendió muy muy gratamente, especialmente su facilidad de conectar con el espectador e involucrarle en la trama. Al comienzo hay diferentes saltos temporales, que nos ayudan a comprender perfectamente a los personajes y saber como son y como se sienten en una ciudad que a ambos les queda demasiado grande. Keira Knightley pone empeño en su papel, y logra un personaje complejo y delicado. Mark Ruffalo está fantástico, como viene siendo habitual en el actor. La química entre Knightley y Ruffalo es palpable desde el minuto en el que se cruzan las miradas por primera vez. Esto ayuda a la película en todos los sentidos, y aporta sensación de naturalidad y frescura. El elenco secundarios también están impecables, desde la estrella del pop Adam Levine, pasando por la joven y talentosa Hailee Steinfeld, hasta la siempre brillante Katherine Keener.
El guión es aparentemente sencillo, pero no creo que sea una historia tópica aunque lo pueda parecer tras leer la sinopsis. Tiene diálogos inteligentes y situaciones emocionantes (los momentos musicales son memorables). El dramatismo del principio poco a poco va dando lugar a sonrisas cómplices en los espectadores.
La banda sonora es simplemente maravillosa. Las canciones están incluidas con elegancia, gracia, y buen gusto, las letras son buenas y pegadizas, y suponen un bienvenido chute de energía positiva. Especialmente destacables los momentos en los que suenan 'Lost stars', 'Tell me if you wanna go home' y el alma de la película: 'A step you can't take back'.
Es una película muy agradable de ver, divertida, emocionante y muy bonita, y que, además, no se olvida nada más abandonar la sala; permanece contigo durante mucho tiempo después. Muy recomendable. Para disfrutar sin prejuicios.
Ferhood
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21 de agosto de 2014
44 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2006 se produjo uno de esos milagros que rara vez ocurren en el mundo del cine. Se estrenó 'Once', dirigida por el ex-bajista del desconocido (y estupendo) grupo irlandés 'The Frames', y en cada sala donde se proyectaba se podía sentir un extraño hechizo que provocaba un profundo y sincero cosquilleo en el alma. Nacida como una carta de amor a la música (y al propio amor), 'Once' conquistaba ese terreno, sólo reservado a ocasionales perlas, donde la mayor sencillez (y humildad) del mundo se transforman en un fenómeno que arrasa corazones allá por donde pasa. Un crítico dijo que no podía imaginarse a nadie que viendo la película no se enamorara de ella, y razón no le faltaba. Pues bien, John Carney lo ha vuelto a conseguir, y a un servidor se le escapan los motivos por los cuales 'Begin Again' (2013), al menos, no caiga simpática. Es un perfecto artefacto de seducción, pero no nacido desde el diseño, sino desde la naturalidad de una historia contada desde las entrañas.

La historia vuelve a cruzar historias de amor y desamor tan del gusto de Carney, con la salvedad de cambiar Dublín por Nueva York, y caras desconocidas por actores contrastados. A Ruffalo le han despedido y a Knightley le ha dejado su novio, y ebrios de soledad y melancolía se encontrarán en la noche neoyorquina, en un bar donde ella interpreta una hermosa canción. Desde ese momento, sus vidas se entrelazarán con el objetivo de grabar un álbum en las calles, los parques y las azoteas de la ciudad. Un punto de partida entre manido y original que da pie a una juguetona, bonita y divertida historia de redención y segundas oportunidades, barnizada de un carisma irresistible que pone el alma del espectador a cantar y a bailar al son de una banda sonora pegadiza y muy bonita. Tal y como ocurría en 'Once', es un musical sin serlo, librando al espectador menos habituado a este género de ser asaltado durante la proyección con preguntas del tipo “¿Y ahora por qué se ponen a cantar?“, pues cada canción está integrada en la narración como parte de un todo armónico y cadencioso. La película no puede existir sin las canciones, ni las canciones sin la película.

Apoyada en un elenco soberbio, donde sobresale la excelente química entre la pareja protagonista y hasta Adam Levine aporta buen gusto (vocalista, aquí actor debutante, del grupo 'Maroon 5'), la cinta gana en hechura estética respecto a Once, en la cual dominaba el amateurismo, sin perder ese estilo sencillo y diáfano que permite disfrutar cada minuto sin recurrir a elementos más artificiosos. Todo fluye sin que uno se dé apenas cuenta, y poco a poco va adentrándose en el espectador hasta impregnarle de emoción, felicidad y buen rollo. No escatima en lanzar dardos envenenados a la actual industria musical y al impersonal, voraz y rutinario negocio de las discográficas. Quizá pueda reprochársele cierta ingenuidad u optimismo a la hora de abordar esa visión de un equilibrio perfecto entre independencia creativa y éxito profesional y comercial, pero no es más que un mínimo reproche hacia una cinta que tiene como propósito principal dibujar una sonrisa en el espectador, sin que ésta sea en ningún momento forzada.

Escenas como la del arreglo musical de Ruffalo en pleno concierto (pura magia), o la de la constatación de un desamor a través de una traición creativa (y sentimental), dan buena cuenta del grado de excelencia y delicadeza que alcanza la cinta. Como reza el segundo título de la película, uno se pregunta si una canción puede salvar tu vida. Lo que sí queda claro es que puede alegrártela como pocas cosas en el mundo. Si creyeron que 'Once' podía ser sólo flor de un día, 'Begin Again' les (de)mostrará de nuevo el talento que yace en John Carney, y que con su oleaje de alegría y romanticismo inunda e ilumina el alma de quien se baña en él.
Pableras
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11 de septiembre de 2014
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso desembarco del irlandés John Carney en la Meca del cine.
Antes que nada cabe preguntarse en qué genero encuadrar su "Begin Again", si en la comedia romántica o el musical. O no, y del mismo modo que la vida resulta más compleja que las incontables etiquetas con las que tantos tratan en vano de sojuzgarla, también el cine excede en ocasiones las categorías, a fin de cuentas arbitrarias y reduccionistas.
Ni que decir tiene que la golosina- indiscutiblemente deliciosa- que Carney nos reserva poco se parece al gris día a día de la mayoría; pero su apuesta por el optimismo y el buen rollo que se esfuerza ardua y denodadamente en transmitir merecen el agradecido elogio de este plumilla otras- muchas- veces inmisericorde con productos de pelo similar.
Porque, efectivamente, no cabe duda de que "Begin Again", con todos sus defectos- que los tiene, y que señalaré a continuación-, es un soplo de aire fresco para ambos- sufridos- géneros, musical y "rom-com", tanto la adscribamos a cualquiera de ellos como o a los dos.
Hace gala de una inusual habilidad para mantener la sonrisa pintada en el rostro del espectador más cínico durante buena parte del metraje, y se trata, además, de una de esas películas que, al menos durante un par de horas, nos reconcilian con el resto de homínidos- de la sala y del planeta-.
En su debe no queda sino reseñar que, como les sucede a otras cintas del mismo corte, se asoma con escaso pudor al abismo de la vergüenza ajena- ejemplo palmario de ello es la escena en que el mugriento productor musical interpretado por Mark Ruffalo "descubre" al diamante en bruto de estudiada estética post grunge que compone la luminosa Keira Knightley; ante la cual no sabe uno si sonrojarse o admirar su atrevimiento-. En cualquier caso, es un riesgo que vale la pena correr. A cambio se sale del cine siendo mejor persona, y eso, hoy día, constituye un logro cada vez más trabajoso.
Mención aparte para una estupenda banda sonora- pese a los estridentes falsetes de Adam Levine (sí, el de Maroon 5... en serio)-, en la que destaca especialmente la acariciadora voz de una Keira Knightley de maravillosa sonrisa imperfecta- digna de figurar, de hecho, y de pleno derecho, en el "Gran Libro de las Sonrisas Británicas"- que, tal como acostumbra, se nos muestra arrolladoramente encantadora, al tiempo que profundamente irritante. En fin, dolor-placer, que gustan algunos.
Carorpar
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30 de julio de 2014
32 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Puede una canción salvarte la vida? Era el título idealista, cursi y en principio poco comercial con el que el irlandés John Carney pretendía debutar en Estados Unidos tras el éxito de Once. Rebautizada ahora como Begin again, eran quizá los tres atributos que mejor definen a esta cinta musical, un romance de tono soñador y utópico que ahuyentará a los más escépticos pero que en realidad nos reconcilia de nuevo con la magia del cine y de la música.

Dos voces insólitas, la delicadamente aguda de Adam Levine junto a la desconocida y sorprendente de Keira Knightley, se convierten en protagonistas de esta fábula sobre la industria musical y el amor que, por si fuera poco, recurre a la Nueva York más bella como telón de fondo. Imposible resistirse al magnetismo de algunas imágenes y acordes que cohabitarán durante días y sin remedio dentro de nuestra cabeza.

La película arranca en unplugged, desenchufada, sin cuerpo, con una visión romántica de la música independiente y una sarta de tópicos sobre las discográficas que invitan al abandono. Es cuando conocemos a Gretta y a Dav, una bucólica pareja de músicos que verá truncada su felicidad por culpa de un entramado industrial que arrincona el talento y fomenta la fama más destructiva. Es cuando también entra en escena el productor musical en horas bajas Dan, encarnado por un Mark Ruffalo al principio histriónico pero finalmente entrañable.

Porque hay un momento cumbre de su personaje en el que llega la inspiración y Begin again se llena de arreglos. Guitarras, pianos, instrumentos de cuerda y baterías revisten la banda sonora y aportan de paso al metraje el brío que le faltaba. La música se abre paso y trastoca la puesta en escena, proporcionando grandes números musicales como los que tienen lugar en un callejón y una azotea o como ese paseo por Times Square compartiendo la música del ipod con unos auriculares dobles. A los más duros les causará una sonrisa. A los más sensibles, la piel de gallina.

Si algo desprende la cinta es vitalidad y optimismo, gracias sobre todo al entusiasmo y la química entre Knightley y Ruffalo, absolutamente entregados a ese mensaje tan manido, pero cierto, que reivindica la música como el auténtico lenguaje universal. Sí, Begin again es idealista, cursi y seguramente poco comercial, pero demuestra que una canción no sólo puede salvar una película sino llenarla de vida.
polvidal
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