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Milán tiembla, la policía pide justicia

Thriller. Drama. Intriga Mientras son trasladados por ferrocarril, unos reclusos matan a los vigilantes y huyen con sus metralletas. Asaltan en una carretera a un turismo y asesinan a sus ocupantes utilizando el coche para huir. Un ejército de guardias y policías consigue rodearles en una escarpada montaña y después de darles un ultimátum, el inspector mata a los dos fugitivos. Es acusado por sus superiores de actuar con violencia al margen de las normas ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
12 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como amante del cine "poliziesco" esta es una película que gustará a los amantes del este tipo de películas, creo que muy pocos, en definitiva no se conoce demasiado puesto que hay muy pocas películas editadas en este país en formato DVD y el período en que se emitían por Televisión pertenece a un pasado muy lejano.

El cine "poliziesco" hace mención al policíaco italiano, muchas de estas películas se consideran cult movie a día de hoy, entre las personalidades más aguerridas a este tipo de cine destaca el mismo Quentin Tarantino, que bebió y se inspiró en este tipo de películas en su hacer con respecto a su filmografía como ha reconocido en más de una ocasión.

Esta película responde al período cinematográfico en el que en Italia, muerto el "Spaguetti Western" y mayoritariamente a principios de los años 70 se sustituyó la acción en decorados y localizaciones de Almería a rodar en localizaciones reales, ciudades grandes en su mayoría, Milán, Génova, Roma, los tiroteos tendrían lugar en calles abiertas de uso al público y los caballos en manos de los especialistas serían sustituidos por coches que harían espectáculo de acción en medio del asfalto, vehículos de marcas como Alfa Romeo, Fiat y otras marcas.

Este tipo de cine se explotó hasta la saciedad, mayoritariamente hasta 1.979, quizás su periodo más algido y de más expansión fue desde 1.973 hasta 1.977, esta película corresponde a este período, un cine en muchas ocasiones violento e incluso con violencia bastante cruel por momentos, sin sentido, muy realista en definitiva en sus distintos argumentos y planteamientos y donde no había nigún tipo de autocensura.

En estas películas se trataba de llevar al cine lo que de alguna manera ocurría en las calles, en definitiva aquel período de la historia en la que fueron destacados los años de plomo en Italia y sobre todo la delincuencia en las calles, para corregir esos males los policías encarnados por actores que interpretarían los mismos papeles en más de una película se vestían con sus mejores galas, un cine muy masculino en definitiva.

Esta película refleja pues este período, trata de la historia de un policía interpretado por un señor llamado Luc Merenda, este funcionario se verá expedientado por haber dado muerte a dos asesinos, muerto su comisario jefe por una organización criminal se verá en medio de una conspiración entre la que están intereses políticos que pretenden dar un nuevo orden en el país, imponiendo olas de terror y de violencia.

El meollo es de que manera está contada la historia, pues a altos y bajos, empieza bien pero a medida que avanza el metraje nos encontramos una historia bastante inverosímil y con algunas situaciones ridículas, sobre todo los métodos que el protagonista principal hará para infiltrarse en la organización criminal que ha dado muerte a su jefe, a partir de la segunda parte de la película se centrará más en la acción y el porqué de la historia, la acción se centra principalmente en hasta cuatro escenas de acción con coches, algunas mejor resueltas en el montaje que otras.

Como he dicho se habían cambiado los caballos por coches, hay que reconocer que grabar escenas de acción en ciudades en medio del tráfico como es este caso tiene mucho mérito, en esta película habrá explosiones, vuelcos, coches a toda velocidad en medio del tráfico o que parecen por momentos ir a toda velocidad, siempre y cuando no aceleremos la toma claro está, aquí lo hacen a veces sobre todo en la segunda persecución entre un BMW 1.800 y los Alfa Giulia de las fuerzas del orden en las calles de Milán, lo de acelerar las tomas es algo que sinceramente no soporto y no queda bien.

En definitiva se trata de una aceptable película y sobre todo dirigida con oficio por Sergio Martino, es una digna muestra del género, hay más, muchas películas de este género genuinamente italiano, se podría hacer hasta 100 críticas distintas a este tipo de cine.

En nuestro país se encuentra editada en DVD en buena calidad, doblaje original que encaja a la perfección en las bocas de los actores principales, recomendable en definitiva pese a sus altos y bajos en la historia y algunas deficiencias en la edición y montaje de algunas escenas de acción.
Elverde124
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9 de junio de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante entretenido giallo policiaco, dirigido con esmero, dedicación y sobre todo, profesionalidad, por Sergio Martino, uno de los mejores exponentes de este tipo de cine de los setenta realizado en Italia, y que, aunque su mayor ambición era conseguir un gran éxito comercial, también ponía su acento crítico en aquellos estamentos y situaciones un tanto oscuras, que ya preocupaban entonces al ciudadano de a pie y a quienes deseaban una República limpia y honesta.
Y esta cinta contribuye a ello, de forma algo desordenada o mejor irregular, alternando buenas escenas de acción, como los de la huida de los dos asesinos en coche al comienzo de la cinta, con otras un tanto repetitivas, como algunas persecuciones en coche, que por muy bien rodadas que estén, no aportan nada nuevo a la acción y sí ralentizan lo importante del argumento.
Sosa interpretación de Luc Merenda y apañada composición del aquí ya muy veterano Richard Conte.
Bella fotografía y bonita aunque algo redundante música.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
Constancio
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27 de abril de 2021
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El cine policíaco italiano de los setenta (poliziesco, o poliziottescho que le llaman algunos) tuvo su auge en los llamados años de plomo, y se nota. Policías duros y desencantados con el sistema, mafiosos con contactos en las altas esferas y delincuentes sanguinarios protagonizaban películas rodadas con presupuestos ajustados, mucha acción, mucha violencia, diálogos corrosivos y mensaje político incluido, a veces para un lado, a veces para el contrario, normalmente sin demasiadas sutilezas (una película tampoco es una clase de teoría política, ni tiene por qué, después de todo).

Esta que nos ocupa tiene todos esos ingredientes, engarzados en una historia bastante buena con algunos giros de guión sorprendentes (trama política incluida) y un desenlace muy bien logrado, aunque narrada con un ritmo algo irregular y con escenas de acción que alternan momentos brillantes (la fuga del tren o el accidente al que da lugar la primera persecución en coche) con otros bastante flojos (la última persecución, la pelea a tortazos entre el "bueno" y el malo). Las interpretaciones son flojas, particularmente la de un Luc Merenda un poco soso para lo que pedía el personaje.

En resumen, irregular pero interesante.

Más en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
elviajero
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21 de agosto de 2023
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Experto artesano en materia de bajo presupuesto pero no poca habilidad, Sergio Martino comentó de títulos como "Milano Trema" que eran totalmente producto de su época, y por tanto imposible de verlos con la mentalidad de la sociedad actual.

Y es así, imaginarse ahora una historia policíaca con los ribetes agrios de la que nos ocupa sería estúpido en esta era de tolerancia, de "pacifismo", derechos y chorradas de esas; pero aquella era la llamada "Epoca del Plomo", donde los derechos saltaban por los aires en actos de terrorismo horribles perpetrados desde ambos extremos. Es ese el ambiente que se respira en el Milán recreado desde los ojos del oficial de policía Caneparo a quien da vida un joven Luc Charles Merenda, cambiando su carrera de arriba a abajo al dejar papeles menores y tomar contacto con un género que ya sería sinónimo de su nombre.
El prólogo, de las mejores cosas que jamás rodó Martino, desarrolla a ritmo frenético la espectacular fuga que dos asesinos realizan desde un tren dejando varios cadáveres por el camino, incluida una niña (el italiano se atrevió a hacerlo tres años antes que Carpenter); pero esto sólo es una introducción, es para subrayar la crueldad de quienes primero disparan a inocentes pero luego quieren un trato justo. Hoy lo tendrían, claro...pero antes no. El protagonista masacra a los villanos, que planeaban rendirse. Sí, es un acto de venganza, pero, ¿se ha actuado acorde a la ley o a la justicia?, pues una no tiene relación con la otra. "Propio de un fascista", dirán algunos defensores de los derechos de los criminales, o "Propio de un hombre que hizo lo que tenía que hacer", dirán otros.

Tal vez actuando así este policía lo que ha hecho es rebajarse al nivel de esos criminales. Aquí queda el rastro amargo que moldea la atmósfera del film, apoyado en una fotografía de tonos viscosos, sucios...y es cuando aparece otra trama. El motivo es que los productores querían un trasfondo político en esta intriga enmarcada en el más puro y duro policíaco, por desgracia olvidando todo lo que habíamos visto, y en lugar de tener al protagonista tras los presos lo veremos metido en un caso que el buen Ernesto Gastaldi creó inspirándose en el asesinato a tiros del policía Luigi Calabresi sucedido al año anterior en plena calle. En esta ocasión se añade un elemento que pretende detener a los culpables y posicionarse contra un Gobierno muy permisivo.
Sin embargo, a diferencia de su homólogo más directo, Harry Callahan, este Caneparo no actúa dentro del cuerpo, sino fuera de él, con la venganza en su cabeza ya que el asesinado (Del Buono) era su amigo. Así que el título de la película está equivocado. Milán tal vez tiemble, pero no es la policía quien pide justicia, es el protagonista; a partir de aquí la trama se desbanda hacia lugares extraños, hacia tramos irregulares, y es por culpa precisamente de la actitud y las decisiones que él toma. Al tener que hacerse pasar por delincuente se comporta como uno, pero Merenda lo exagera, hace de su policía un listillo que está de vuelta de todo, carece de la dureza oscura de Gene Hackman en "The French Connection" y de la ambigüedad ácida de Eastwood.

Emerge el clásico jefazo (Salussoglia) a quien se tendrá que ganar el héroe, disfrazado de criminal; mientras tanto se le apegan personajes como una prostituta cualquiera y la novia "hippie" de uno de los hombres del anterior, que tiene el rostro ya envejecido de Richard Conte. Y ésta, la preciosa Martine Brochard, tal vez expresa el ideal que define con mejor claridad la película y aquella época (alegando que, al estar todo corrupto, para reestablecer el orden es preciso "usar la protesta y la violencia"), no obstante la participación de ambas mujeres en el argumento es nula; una como alivio cómico, la otra como matiz dramático, pero son un relleno innecesario.
Todo lo que queda es ver a este hombre pavoneándose con jerga callejera milanesa frente a los secuaces de Salussoglia y deshaciendo entuertos a su retortero sin el espectador saber muy bien por qué caminos va avanzando la historia, recibiendo, ni que decir tiene, las típicas reprimendas del comisionado o del burócrata/político de turno que tiene fe ciega en la ley aun si su manera de proceder es errónea. Destacará en especial un atraco donde ha de participar el policía que no sólo acumula persecuciones de infarto bien filmadas por Martino en plenas calles de Milán, sino un alto grado de brutalidad con víctimas (lo que aquí le hacen a una mujer embarazada es impensable en el cine hoy día...).

Las crudas secuencias de acción y peleas a puñetazos ayudan a suplir la tan mediocre intriga y los diálogos, las no demasiado magníficas interpretaciones (el veterano Conte y Silvano Tranquilli se salvan) y sus giros algo increíbles, con sabor a fuerte denuncia política, proponiendo a una poderosa organización de jefe misterioso que es la que realmente tira de los hilos. Durante el último tramo, además de unas extrañísimas decisiones por parte de Caneparo, sobresale su postura al enfrentarse contra dicha organización secreta.
La razón es que usa su mismo método: la violencia. Incluso había sido mejor opción del guión dejar que el personaje se corrompiera (teniendo en cuenta quién es el jefe) en lugar de volver a practicar la justicia del modo en que lo hace, ya que carece de legitimidad (explicado en Zona Spoiler)...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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