Botas duras, medias de seda

Entrañable y divertido post-western setentero con todo el aroma de los tiempos e inquietudes que sacudían los states.
Técnicamente impecable, desenfadada, con una comicidad que rinde tributo a los pioneros dignamente y magnífico el elenco de actores, Lee Marvin gigantesco.
Lo dicho ,a recuperar y pasar un buen rato de cine del de antes, e intentar no llorar cuando lo comparamos con el de hoy.

Trepidante aventura contada con soltura envidiable y que exhibe una brillante eficacia narrativa y una notable creatividad argumental.
Procaz, desinhibida y deliberadamente zafia, sabe combinar el humor con las cosas serias y posee esa gracia especial que consiste en no querer satisfacer a casi nadie pero que resulta encantadora si se acepta su juego.
Terrosa pero amable, su factura cinematográfica encuentra apoyo absoluto en un elenco dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.
Hay que reconocer que L. Marvin, O. Reed, R. Culp y E. Ashley asumen a la perfección el guión de R. Shapiro y facilitan la labor del versátil D. Taylor,

Comedia ambientada en un entorno de western tardío con caballos y carruajes compitiendo con los primeros automóviles, cuando el fenómeno del boxeo y de las apuestas se extiende por toda Norteamérica.
Un sinvergüenza estafa a dos incautos que deciden recuperar su dinero contando para ello con varios colaboradores que participan en un divertido "golpe". Porque algo de "El golpe", estrenado tres años antes, tiene también la cinta.
Un buen guion desarrollado a ritmo trepidante en el que se suceden situaciones divertidas aunque a veces algo zafias también. Personajes duros, de cuero bien curtido, pero a la vez tiernos y delicados como la seda. De lo mejor la recreación de las personalidades.
Buena ambientación y excelentes interpretaciones.
Lo peor lo disparatado que acaban siendo algunas escenas.
Película interesante que sirve para pasar un rato distraído y ameno. Tampoco da para mucho más.

Básico, directo, sencillo, previsible, mediocre, picante, desenfadado, peculiar, incorrecto, aparatoso y bien intencionado westerm que juega con los tópicos habituales del género, ofreciendo un entretenimiento pasajero en el que hay espacio para robos, traiciones y ajustes de cuentas personales.

Puede que no sea una gran obra maestra, pero los responsables de la película, saben jugar sus cartas y despertar la atención y la simpatía de los espectadores, gracias al encanto y carisma de sus protagonistas.

Algunas situaciones de la trama y su desarrollo, se pueden antojar forzadas e insostenibles, pero se disfrutan si asimilamos y aceptamos las limitaciones de una road movie con enfrentamientos personales que resultan tan épicos, como ridículos.

Los responsables de la producción optan por un tratamiento dinámico e intenso de los tiempos y consiguen mantener el interés, por el tono desenfadado y el sentido del humor de sus protagonistas.

Botas duras, medias de seda;, queda como un previsible, insulso, entrañable y simpático western de aventuras con timadores haciendo el indio.

Con menos profundidad pero con los mismos gestos y poses, que el filmen que le catapultó a la fama: "La leyenda de la ciudad sin nombre".
Aunque el argumento tiene sus lagunas, pues se preveen algunos episodios, no deja de ser ameno y se digiere con facilidad, Una comedia, dentro de un western, que sin muertos mantiene el tipo, con el añadido de una Elizabeth Ashley con frescura y simpatía.