Dos superpolicías en Miami

Conozco a este dúo de camorristas italiano desde que los vi por primera vez en “…y sino nos enfadamos” (1974). Esta película fue la penúltima que hicieron juntos... y fue la segunda vez que hicieron de policías americanos desde “Dos Súper-Policías” (1976); pues esta película es sinceramente la más floja que han hecho, ¿y eso por qué? Dos tercios de las escenas de acción han sido sustituidos por pistolas en mano. Los “manotazos” de Bud y los puñetazos de Terence, desaparecen casi por completo de la película cuando sus dos protagonistas sacan sus pistolas y amenazan al personal. ¿Y entonces donde esta la gracia? Aquí es cuando dejan de ser camorristas... solo se ven 2 o 3 momentos en los que “se sueltan” como hacen ellos hasta que sacan sus pistolas y se pierde la magia (y no me digáis que es por la edad que tenian, ya que 9 años después volvieron en “Y en Nochebuena se armó el Belén”, y “se soltaron” como en los viejos tiempos...). Y para colmo, la banda sonora sólo cuenta con un tema musical que se repite sin cesar en toda la película. En la filmografía de Bud Spencer (1929 - ) y Terence Hill (1939 - ) esta es su película más floja.

Efectivamente todo se acaba y la unión entre estos dos grandes también, si ya la anterior "Dos superdos" no era ya ninguna maravilla esta pues nada de nada, poco aporta o nada como intentaré explicar más adelante.

Asistimos a la última colaboración juntos entre el señor Mario Girotti y Carlo Pedersoli en los años 80, como muchos y muchas sabemos habría otra colaboración en el año 1.993 en la película "Y en nochebuena se armó el Belén", quizás un intento de revivir la época más exitosa de los 70 y parte de los 80 pero ya nada era lo mismo, demasiado tarde.

Dos superpolicias en Miami, ojo, no confundir con "Dos Superpolicias" del año 1.976 no tiene nada que ver con la anterior película bastante divertida y entretenida de los 70.

En primer lugar en esta película asistimos a una trama sin mucha miga ni fundamento, plana y bastante aburrida por momentos, más bien parece como un experimento que podría funcionar para una película de serie B de esas que alquilabamos en los videoclubs en los 80 dirigidas por Cirio H. Santiago, de aquellas que te engañaba su portada pero nada más.

Por otro lado es del todo imperdonable que en una película de Terence Hill y Bud Spencer no haya mamporros, es la diversión que se buscaba en esas películas y que nos hacían reir en muchas ocasiones, en esta película excepto un par de escenas no hay practicamente nada de nada, mal.

Solo destaca por ver en penúltima vez a los buenos de Terence y Bud juntos, alguna que otra escena de acción y una banda sonora discotequera de la época esta vez compuesta por La Bionda, que al principio se hace divertida en el comienzo de la película, luego ya empieza a aburrir un poco puesto que en todo el film suena siempre de la misma manera.

En fín, siendo generoso le doy un 3 y ya es mucho, pero esta película no puede aprobar, no puede porque no da lo que debería dar o prometer, solo parece prometer su título, la recomiendo solo como aporte o visionado único a la filmografía de estos dos cracks que tuvieron horas mejores.

La singular pareja de policías encarnada por Terence Hill y Bud Spencer andan tras la pista de varios millones de dólares robados años atrás en un atraco.

De nuevo tenemos a esta pareja en situaciones locas, caóticas y por momentos confusas a la búsqueda, tanto del dinero, como del malo muy malo autor de todo el lío, con la ayuda de dos mujeres bonitas o más bien buenazas que hacen lo que pueden, a todo nivel.

El italiano Bruno Corbucci, con experiencia en este tipo de cine de golpes y violencia “blanca” (no hay muertos, sólo descoyuntados), dirige a esta archifamosa pareja Spencer-Hill, que venían del western, donde a mí me parece que se les daba mejor, allá por los setenta.

La trama es regular y carece del mínimo fondo o la mínima intriga como para mantener la atención en la peli. Además, lo más típico de esta pareja-franquicia que son los mamporros son escasos en esta cinta, lo cual que la peli pierde. Habrían hecho falta más golpes y peleas blancas que es lo que entretiene de esta pareja de agraciados intérpretes que fueron lo más de los más del cine taquillero mamporrero en los setenta.

El asunto es reír o al menos sonreír, con un cine que roza la serie B.

Las películas de estos dos personajes posiblemente estén entre las más malas de la historia de hollywood no se salva ni una. Eso sí, si uno quiere echarse unas risas un rato, disfrutará como un enano. Los diálogos son tan malos que uno no puede parar de reir y las peleas son lo mejor. Ver como la mano gigante de Bud Spencer se choca contra la cara de alguien es realmente cómico.