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55 pasos

Drama Colette Hughes, abogada de los derechos de los pacientes, va a defender a nueva cliente, Eleanor Riese, una paciente de la unidad psiquiátrica de un hospital de San Francisco. Hughes, una adicta al trabajo, no se imagina que, además de emprender una batalla legal para mejorar el tratamiento de los enfermos mentales en los hospitales, transformará su vida. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
21 de marzo de 2019
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, señalar mi extrañeza ante el hecho de que esta gran película solo haya merecido hasta hora, con la mía, dos críticas. Hay muchos mediocres filmes que tienen aquí decenas y decenas.
Segundo, hay que olvidarse de lo de "basada en hechos reales". Está muy bien la causa que se defiende (la mejor atención y respeto a los enfermos psicóticos) pero lo mismo habría podido hacerse con una película mala.
Lo que hay que ponderar es la sabiduría de Bille August en la dirección y la portentosa interpretación de Helena Bonham Carter y de Hilary Swank. Por encima del tema, la película es la de una entrañable amistad, la de una profundización en los caracteres de esas dos mujeres.
Todo está hecho con finura, sencillez, lo que da lugar a una emoción que no es epidérmica, sino de fondo.
yoparam
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2 de abril de 2019
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué carrera tan rentabilizada, la de Hilary Swank. Dos únicos buenos papeles en (casi) dos únicas buenas películas, Boys don't cry y Million dollar baby, y dos Oscar (entre otros muchos premios).
Qué rentabilizada y qué triste a la vez, porque no se entiende que una actriz de su categoría, con capacidad para tantas cosas (demostradas mil veces en las dos excepcionales películas antes mencionadas), tenga tantas y tan serias dificultades para después figurar en proyectos interesantes y sobresalientes. De lo poquito salvable de su filmografía post-Oscars es Deuda de honor, un notable western en el que realizó un gran trabajo a las órdenes de Tommy Lee Jones, que también era su partenaire.
En 55 pasos, acompañada de la siempre excelente Helena Bonham-Carter (en una interpretación, sin embargo, algo criticada por unos cuantos críticos), Swank vuelve a demostrar su oficio como intérprete poniéndose al servicio de una narración telefilmesca, pero emotiva y cargada de buenas intenciones, que es de lo que se trata. El resultado es agradable y ciertamente entretenido, aunque no brillante en ningún momento y, como decimos, muy telefilme de sobremesa. Es justo decir que no hay una gran química entre Swank y Bonham-Carter, pero se las apañan para que la relación entre sus personajes sea creíble y tenga momentos que permanecen en la memoria (ver cuando Eleanor pregunta a Collette si cree que está poseída por el diablo).
Bonito (aunque torpe en lo formal) testimonio de la lucha de dos mujeres por conseguir que los enfermos mentales tuvieran voz y voto en sus tratamientos.
Sibila de Delfos
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24 de septiembre de 2017
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo malo que tienen las historias reales es que son reales, como su propio nombre indica. En ocasiones, estos filmes que se inspiran en episodios de las vidas de las personas de carne y hueso se refieren a sucesos favorables, como Maudie (2016), de Aisling Walsh, por citar un caso recientísimo, que tampoco es una comedia en sentido estricto. Sin embargo, lo habitual de las cintas que ahora nos ocupan es que aborden situaciones muy duras del cotidiano devenir, como Spotlight (2015), de Thomas McCarthy, galardonada con el Oscar a la Mejor película, o la que ahora nos ocupa, 55 Steps (2017), de Bille August, un realizador danés distinguido asimismo con el Oscar a la mejor película en habla no inglesa en 1988, por Pelle, el conquiastador, por no hablar de La mujer del animal (2016), de César Gaviria, también ampliamente premiada.

Dentro del sintagma “película basada en hechos reales”, quiero empezar a comentar el final, es decir, “basada en hechos reales” y ya analizaremos luego el concepto película, porque ese buscar en las circunstancias de las personas el fundamento de los guiones me parece un buen ejemplo de los tiempos en los que vivimos donde, salvo grandiosas excepciones como La forma del agua (2017), de Guilllermo del Toro, y todo Guillermo del Toro, en general, el argumento en el cine de nuestros días tiende a desaparecer, oscurecido por circunstancias de una u otra índole, como la supremacía de la construcción del personaje sobre la acción, la adaptación de textos literarios o escénicos y la base en hechos reales. Me refiero, naturalmente, al cine de calidad, es decir, al cine.

El guion primero perdió la tilde con arreglo a las reglas de la Real Academia Española, que, por cierto, ya era hora de que lo suprimiera, y ahora ha perdido contenido, porque desde luego los guiones con gran número de eventos encadenados, los guiones factuales, son rara avis: la imaginación se contrae, pero afloran otros elementos propios de los filmes, como la fotografía o la banda sonora, particularmente importantes en el trazado de los personajes, por ejemplo. Quizá el cine necesita ser más inmediato que las novelas, cuya existencia siempre precede a los filmes y nunca a la inversa, que yo sepa; o quizá es que cada disciplina artística goza de su característica manera de narrar.

Dentro de ese contexto, llega 55 Steps, de Bille August, como ya mencionamos, que se incluyó en la Sección Masters dentro del TIFF, con las portentosas actuaciones de Hillary Swank y Helena Bonham Carter, y que, rodada en inglés, ofrece al espectador la lucha en los tribunales de San Francisco en la segunda mitad de la década de los ochenta por permitir a los pacientes con enfermedades mentales decidir sobre su propia medicación en coordinación con el médico que les esté tratando y prohibir, por lo tanto, la administración de psicofármacos sin el consentimiento del paciente, de manera bastante brutal en ocasiones, con todos los efectos secundarios asociados a ese tipo de medicinas.

Nos situamos, pues, en una película de demanda judicial, cuyo desenlace no voy a desvelar porque viene en la prensa de la época y porque no quiero estropear el final al espectador.

Quiero concentrar mi comentario en la manera de acceder de August a una cuestión con un contenido humano tan profundo como el que se despliega en 55 Steps y ésa es ya una primera clave de aproximación a esta película: la inmensa ternura que emana sin que se despeñe por el abismo de la sensiblería epidérmica: esto no es una filmación para la televisión en las sobremesas de los fines de semana, sino una reconstrucción rigurosa de una situación que nos duele en esa inestable región donde se gestan los sentimientos.

El título del filme alude a los 55 peldaños que ha de subir penosamente la enferma para llegar a la corte donde se determina su caso, pero con ser una historia de tribunales y hospitales, esos dos contextos apenas ocupan la mitad de la cinta, porque lo que de verdad importa a August son la vida privada de Colette Hughes, la abogada, interpretada por Hillary Swank, y las maravillosas inquietudes de Eleanor Riese, la, digamos, enferma, encarnada por Helena Bonham Carter, así como las interacciones personales entre ambas mujeres.

Por cierto, que para el papel de Robert, pareja de Colette Hughes eligió Bille August al actor belga Johan Heldenberg, lo que sorprende en una película tan marcadamente norteamericana, y yo ya no sé si es que en verdad el compañero de Collete es de origen europeo, o si el director danés quiso darle ese toque en recuerdo de su viejo continente.

Realmente, y creo que éste es el principal mérito de esta película, en 55 Steps no se busca angustiar al espectador al suspense de unas decisiones judiciales. Tampoco se pretende conmover a la audiencia recreando la inhumanidad de una situación hospitalaria más propia de la Edad Media que de una ciudad liberal y aperturista como es San Francisco: no podemos olvidar que en esta ciudad encontró su paraíso natural la Beat Generation. Ni se buscan planteamientos sencillos que aseguren la complicidad del público.

Lo que August busca en este largometraje es profundizar en la psicología de las dos mujeres y en eso radica a mi modo de ver su principal mérito: en no limitarse a reproducir los hechos, sino aspirar a comprender el sufrimiento y la motivación de las dos mujeres: cuando se inicia el pleito, 150.000 enfermos padecían el mismo trato clínicamente degradante en hospitales psiquiátricos.

Por ello en esta producción los caracteres no son planos sino que conocen las mismas dudas, errores, contradicciones y temores que cualquier ser humano.
Fco Javier Rodríguez Barranco
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30 de diciembre de 2019
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bille August dirige a Hilary Swank, Helena Bonham Carter y Jeffrey Tambor en esta historia sobre una enferma mental que emprende acciones legales contra el sistema por defender la libertad del paciente a decidir sobre su medicación y la dosis. Hilary Swank lleva el peso en el papel de Collette Hughes, la abogada que representó a Eleanor Riese en su batalla por cambiar la forma de actuar del sistema con las personas enfermas mentales. Swank rebosa humanidad en la película, muy bien escoltada por su compañero abogado, encarnado por Jeffrey Tambor, y Helena Bonham Carter encarna a Eleanor de forma enternecedora a la vez que dramática, dotando de mucha humanidad a su personaje
Ozonero
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28 de junio de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en algo puedo parecerme a Bille August, es en que, además de que a ambos nos gusta profundamente el cine, nos encantan las personas que se enfrentan a las “causas perdidas”, porque son éstas las que proporcionan los mayores e imperecederos triunfos, al dar ocasión de salvar la vida de un inocente al que nada parecía salvarlo; también porque se logra condenar a algún corrupto o bandido que parecía intocable… o de pronto, ganar una causa justa que, a futuro, puede favorecer a muchísimas personas.

En, “Smilla, Sense of Snow” (1997), ya el director danés, había mostrado su interés por las “causas perdidas”, al contarnos la historia de una científica que, al ver la ligereza con que las autoridades sentencian que la muerte de un niño fue por causas accidentales, ella decide investigar y pronto tendrá que enfrentarse a complejas situaciones y a un “poderoso” personaje. Después, August seguiría con, “Return to Sender” (2004), y será aquí un abogado el que, queriendo demostrar lo viciada y prejuiciosa que es la jurisprudencia estadounidense, se propone demostrar que, por esto mismo, también los errores se producen con los propios connacionales… y entonces decide defender a una mujer condenada por el secuestro y posterior asesinato de una niña.

Con, <<55 PASOS>>, se completa la que podríamos llamar, su 'trilogía de las causas perdidas', y ésta vez la historia está basada en la vida de Eleanor Riese, una muchacha que, a sus 25 años, es diagnosticada con esquizofrenia paranoide crónica y retraso mental, siendo recluida en el Hospital St. Mary de San Francisco, donde los médicos optan por aplicarle drogas que ella comienza a sentir le hacen más daño que bien. Pasada más de una década y al comprender que nunca se la toma en cuenta al momento de darle a tomar o aplicarle cualquier tipo de medicamento, Eleanor -que sigue conservando intacto su sentido crítico-, comienza a revelarse al ver que pasan por encima de su voluntad para medicarla. Es, entonces, que la señorita Riese se hace asistir por la abogada, Colette Hughes -quien, para su suerte, fue enfermera antes de decidirse a estudiar Derecho-… y lo que se derivará es una demanda -también con aroma a “causa perdida”-, pero que tendrá en la Dra. Hughes y en su asistente, Mort Cohen, a un par de aguerridos defensores de una causa que saben es justa y que podría beneficiar no sólo a su cliente sino a un buen número de personas.

Esperábamos más de este caso en los estrados, pero, comprendemos que, August, pudo prescindir de ello por el argot técnico que suelen usar los médicos, el cual resultaría incomprensible y pesado para el común de los espectadores. Así las cosas, el juicio se limita a unos pocos argumentos en un par de sesiones, y el resto de la película se centra en la relación profesional, y sobre todo, de especial amistad que se produce entre clienta y abogada.

El carácter de, Eleanor, es sorprendente, y ondea entre la irritabilidad cuando se siente maltratada, y el buen humor y la picardía cuando se sabe comprendida. Helena Bonham Carter, se mete prácticamente en la piel de su personaje y logra darle vida plena con variados matices que pueden sorprendernos. En cierta forma, uno se enamora de ese frágil ser, y lo mismo disfruta con sus logros, y sufre con las penurias que el entorno suele causarle. El rol de la enfermera-abogada se le encargó a, Hilary Swank, y ella consigue irradiar dulzura y empatía, aunque en la parte judicial su participación es de poca relevancia y todo el tiempo luce más como enfermera que como abogada.

En la vida real, el juicio se llevó a cabo en 1989, cuando Eleanor Riese tenía 47 años… y ella fallecería el 6 de abril de 1991… a causa de los efectos colaterales de los fármacos.

Queda como reforma laboral, el derecho de los pacientes (incluso con enfermedades mentales) a empoderarse de la suerte de tratamientos que se les aplican. Un derecho que debería ser de orden mundial.
Luis Guillermo Cardona
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