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Jesus Camp: Soldados de Dios

7,3
3.455
Documental Documental sobre un campamento cristiano para niños, situado en Dakota del Norte, en el que se enseña a chavales de apenas 6 años a ser "soldados cristianos del ejército de Dios". En estos "Campamentos de Jesús" se instruye en el cristianismo evangélico a millones de niños americanos con la misión de "conquistar América para Cristo" y se les entrena para que sean "soldados" del ejército de Dios y parte del futuro político de América. ... [+]
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2007
98 de 102 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé cual es el sentimiento predominante en mí después de ver este documental. Miedo, asco, repugnancia....Seguramente un compendio de todo ello. Lo que está claro es que es alarmante ver que en el mundo pasan cosas como estas.

No se trata de ser o no creyente, se trata de contemplar atónito como se está lavando el cerebro a niños para fines político-religiosos y que encima se vanaglorien de ello.

Este magnífico documental muestra como convertir a inocentes personas en auténticos ejércitos de muertos vivientes cerebrales sin capacidad de razonar. Toda una muestra de la hipocresía de la administración Bush, empecinada en hacernos creer que lucha por la democracia y la libertad mientras se apoya en grupos tan fanáticos como los talibanes.

Esta gente no enseña amor, sólo odio hacia el que no es como ellos. Es sencillamente miserable traumatizar a niños y marcarlos para toda la vida con el temor a Diós. Pero no solo eso, sino que lo se muestra es que además están socavando incluso los progresos de la ciencia, alabando el creacionismo y desdeñando la teoría de la evolución como algo pecaminoso y contrario a Jesús.

En fín, cuando alguien llega al extremo de querer convencer de que Harry Potter es maligno y que debería morir por brujería es que el mundo está no mal, sino al borde de la destrucción.

Sí, se que esto no parece una crítica de cine, pero es que este documental no hay que analizarlo desde la técnica, hay que analizar su mensaje, tomar aire, contener la respiración y después de visionarlo reponerse del puñetazo en el estomago que supone ver la regresión al medievo que se da en el supuestamente país de la libertad.

Lo mejor: Que existan documentales así.
Lo peor: Que lo que veamos no sea una obra de ficción.
LennyNero
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9 de julio de 2007
57 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
En estos momentos, el cuerpo de Jesucristo se está recomponiendo. Sus huesos se están blanqueando, aparecen los primeros tendones y músculos. Los órganos internos florecen de la nada, la piel los recubre, y Jesús de Galilea vuelve a levantarse de entre los muertos en el siglo XXI. Ante esto no encontramos explicación: debe tratarse de algún extrañísimo proceso biológico, que por puro azar le ha tocado a él.

Algo le impulsa a viajar. Haciendo autostop y viajando de polizón consigue llegar a Estados Unidos de América. Tal país no existía cuando él empezó a filosofar por los montes, así que le pica la curiosidad y comienza a explorar. Ahora encuentra un par de iglesias, y le agrada ver que la gente siguió sus consejos.

En una de ellas sólo hay ancianos amargados, suplicando un minuto más de vida. En la otra hay unas indicaciones en la puerta para llegar al campamento "Kids on fire", donde parece que se predica en medio de la naturaleza. Le entusiasma que se haya seguido su tradición de sentarse en el monte a hablar sobre la vida y dar consejos, así que...

... ya ha llegado allí. Se dirige al lugar de donde proceden unos cánticos inconexos, otro centro de oración fastuoso. Allí hay unos niños llorando, levantando sus manos al cielo. Una mujer los anima a llorar y hablar en lenguas extrañas. La mujer dice que deben reconquistar el país en el nombre de Jesús, que hay que apoyar al presidente Bush.

La mujer, que habla acaloradamente, se dirige a Jesucristo. No le ha reconocido. Ahora le pide que se adelante y que rece con ella. Le dice "¡vamos, hermano, reza conmigo para que Bush elija a nuestro juez!". Jesús se siente aturdido, porque la mujer habla mediante un palo mágico que amplifica su voz, y todo es muy estridente.

Ella dice: "¡Jesucristo, evita que los homosexuales corrompan la familia! ¡Jesucristo, danos fuerzas para esquivar el sexo!".

Aquello no le gusta nada. Ahora ha llegado un señor con unas figuras de fetos humanos, y les habla a niños de diez años sobre el aborto. Ahora ha llegado otra mujer y trae consigo un becerro... perdón, una pintura del presidente de aquel país, a la cual rezan y veneran. Jesús empieza a temblar, y piensa "¿Hablan sobre mí? ¿Se referirán a otro Jesús?". Te juro que está pensando eso ahora mismo.

No te vas a creer esto: han aparecido niños con la cara pintada, haciendo... ¿danzas rituales? Jesús no comprende esto. Ahora la mujer grita:

"¡JESÚS, EN TU NOMBRE, VAMOS A LA GUERRA!"

Jesús empieza a marearse.

"¡GUERRA! ¡GUERRA!".

Ahora mismo algo está haciendo "crack" en el cerebro de Jesús.

"¡GUERRA! ¡GUERRA!".

Jesús está saliendo a trompicones de la iglesia, tropezando con niños en trance.

"¡GUERRA! ¡GUERRA! ¡GUERRA!".

Ahora Jesús ya ha salido y corre, corre como un demente entre los árboles.

"¡GUERRA! ¡GUERRA! ¡GUERRA!".

Jesús ha llegado al borde de un barranco.

"¡GUERRA! ¡GUERRA! ¡GUERRA!".


Jesús acaba de saltar al vacío.


Ahora Jesús está muerto.
KesheR
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27 de febrero de 2007
43 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estos últimos años, el mundo ha vivido un florecimiento de las disputas y diferencias marcadas por fanatismos de distintos tipos, pero especialmente el fanatismo religioso. Países como Estados Unidos han sido principales auspiciantes en la lucha contrabatir a grupos de musulmanes fanáticos que representan (según sus intereses) una gran amenaza para el “mundo libre”.

Al ver “Jesús Camp”, uno descubre que estos mismos “defensores de la libertad” son a su vez fanáticos igual de peligrosos que los de medio oriente, con la única diferencia que estos realmente posean los medios para hacer lo que deseen con el mundo.

“Jesús Camp” es realmente una película de terror. Es ver con nuestros propios ojos como la maldad, la violencia, las ansias de poder, la incomprensión y la intolerancia se visten de inocentes predicadores, que en nombre de Dios adecuan a su antojo los mensajes de la Biblia, para adoctrinar a un pueblo ignorante y temeroso. La película esta llena de escenas que dejan con la boca abierta. Ver como se adoctrina a niños sin discernimiento (a un nivel similar como lo hacían las Juventudes Nazis) en temas como el odio, la discriminación a las diferencias, la falta de tolerancia, y el fanatismo enfermizo basado en una interpretación libre de las palabras de la Biblia, es un hecho que duele y da miedo. Escuchar el apasionamiento con el que los niños hablan llenos de ignorancia sobre distintos temas (al igual que sus mayores), la disposición de esta gente a luchar según ellos en una “guerra santa”, descubrir el poder e influencia política que ejercen en país mas poderoso del mundo, es algo que a nadie puede dejar indiferente.

Los niños en este documental alcanzan una dimensión más terrorífica y enfermiza que la que mostraba Damien en la película “La Profecía”. Es a su vez penoso ver como estos inocentes ven el mundo desde una perspectiva irreal, mentirosa y basada netamente en el temor (el temor a lo diferente, el temor a lo desconocido, y lo que es peor, el temor a Dios).

Un muy interesante documental, que permite crearse sus propias opiniones respecto a lo fuerte que puede llegar a resultar un fanatismo desmedido, a que esta gente posea la influencia que tiene, y el daño que se le hace a jóvenes inocentes que debido a estos lavados de cerebro crecerán en un mundo que nunca comprenderán, y al que debido a sus posibles acciones a futuro, pueden dañar irremediablemente.
flijito
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24 de agosto de 2007
37 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas unos minutos se llevan de reportaje, cuando una obesa con cara de vividora (que me recordaba a Divine, el travestí de Pink Flamingos) suelta una parrafada tan estremecedora como nauseabunda: según sus -digamos- ideas, si los integristas árabes adoctrinan a sus niños como para sacrificarse por sus creencias (con bombas pegadas al cuerpo, y cosas así de lindas), los EEUU deben hacer lo mismo.

A partir de ahi, todo fué ir cabreandome más y más mientras veía a una gentuza cuya desverguenza no tiene límites, robando a unos críos su infancia bajo (y eso es lo peor) la mirada meliflua de unos padres que, por el bien de la humanidad en general y el de sus hijos en concreto, deberían haber sido encerrados hace años en una cómoda celda acolchada hasta que se encuentre una cura satisfactoria a su esquizofrenia.

Con una infinita tristeza, pude ver como unos crios satisfacían los delírios mesiánicos de sus papis, que babeaban al ver a sus churumbeles fingir estados de trance o revelaciones divinas, cayendo más y más profundamente dentro de un pozo sin fondo de mentiras y medias verdades, del que dificilmente podrían recuperarse jamás.

Que en "Historia de América" se les suelte a unos niños una soflama incendiaria contra el aborto, es reprobable; que se les meta en sus tiernas cabecitas que lo del calentamiento global es mentira, es como para apalizarlos: pero que no se les enseñe nada de verdad útil, e incluso se les niegue el derecho a ser simples niños, y jugar y divertirse como solo los niños pueden y deben hacerlo, eso debería ser un delito castigado cuando poco con la pérdida de la tutoría legal paterna.

Buen documental que nos enseña una faceta sumamente vergonzante de la sociedad norteamericana, pero que asimismo aterroriza por la falta de escrúpulos con que algunos están creando futuros asesinos delirantes en potencia, y que entristece por la extrema subnormalidad que muestran algunos padres al impedir a sus hijos desarrollarse como personas, y encima sentirse orgullosos de ello.

Más que recomendable es casi imprescindible verlo, aunque avisando que la rabia, la mala leche, el estupor, y la indignación que provoca, te hace pasar un mal rato que, además, es inolvidable al grabársete a fuego en las retinas el ver a unos padres aplaudiendo a los vividores que están utilizando, para fines ocuros y repugnantes, lo único de verdad sagrado de este mundo, que son los niños.
Kingo
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10 de diciembre de 2008
23 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pese a que las encuestas vaticinaban la inapelable victoria de Barack Obama en las presidenciales yankees mucho antes de que ésta se produjera, yo no lo tenía tan claro. Fuentes más que fiables procedentes de los mismísimos EE.UU. me aseguraban que la América blanca, conservadora y profunda goza en la actualidad de un estado de salud tan envidiable que el triunfo del afroamericano no estaba tan cantado como la mayoría de medios proclamaban.

Afortunadamente, venció Obama y mis peores presentimientos quedaron en agua de borrajas. Sin embargo, ese pánico cerval regresó a mi subconsciente cuando anteayer emprendí la visión de “Jesus Camp”. El documental de Ewing & Grady no tan sólo consiguió revolverme el estómago sino que ratificó, además, el incuestionable fundamento de esos temores.

Para empezar, “Jesús Camp” expone de forma contundente y diáfana de qué manera la oligarquía del país más poderoso del mundo (con Bush a la cabeza, por supuesto) pretende inculcar entre sus ciudadanos una línea de pensamiento absolutamente definida y calculada de antemano. Una línea de pensamiento intransigente y arcaica destinada a salvaguardar su inmaculada cultura y sus sacrosantos dogmas de fe. Y eso resulta muy, pero que muy peligroso. No tan sólo porque esa escalofriante ontología evangelista esté proliferando a pasos agigantados en el país del tío Sam sino porque, tal y como expone “Jesus Camp”, ese crecimiento se está alcanzando a través de un feroz adoctrinamiento. Un adoctrinamiento estratégica y despiadadamente dirigido hacia niños de once, doce y trece años. De hecho, la comedura de coco de esos pederastas ideológicos es tan persistente e intensa que muy poco dista de la ejercida por cualquier mujaidín o por cualquier sargento instructor de milicias infantiles. Pero lo peor de todo, lo que provoca asco, vergüenza e indignación es que, a diferencia de lo que pueda suceder en Afganistán o en la República Democrática del Congo, ese fanatismo y esa intolerancia que evidencia “Jesus Camp” procede de una sociedad occidental, caucásica, económicamente desahogada y de arraigada tradición cristiana: la nuestra.
Taylor
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