Haz click aquí para copiar la URL

Disturbios

Drama Las nuevas tecnologías están transformando una ciudad relojera del siglo XIX en Suiza. Josephine, una joven trabajadora de una fábrica, produce la rueda de disturbios, que gira en el corazón del reloj mecánico. Expuesta a nuevas formas de organizar el dinero, el tiempo y el trabajo, se involucra en el movimiento local de los relojeros anarquistas, donde conoce al viajero ruso Pyotr Kropotkin. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
23 de febrero de 2022
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
*El tiempo es oro

Unrest, el título de esta película, tiene un doble significado. Por un lado alude a una pequeña pieza fundamental, en forma de rueda oscilante, dentro del mecanismo de un reloj. Por otro, a la incomodidad de los trabajadores en la fábrica de relojes por las condiciones deplorables que deben soportar.

El contexto de esta sutil e inteligente película, en pleno proceso de industrialización, el beneficio de lo producido dependía de la rapidez en realizarlo. A Josephine y a todos sus compañeros les descontaban cada minuto perdido, les cuentan los segundos que tardan en el procedimiento.

La metáfora del tiempo está estrechamente unida al tono cordial y siempre sin alterar, nadie grita ni se enoja a pesar de las constantes humillaciones por la opresión del sistema.

*Anarquismo

También se trata de un retrato de las clases sociales de aquella época. El anarquismo, propiamente como movimiento político, aparece en la segunda mitad del siglo XIX. La disparidad entre las autoridades y los obreros, genera esta nueva corriente política, con una organización sindical para regular el trabajo.

En Unrest se observan las trampas sociales. Sucediendo la acción en una pequeña población del cantón de Berna, donde todos se conocen, no permiten la votación a quien no haya pagado sus impuestos. Ni siquiera poder tomar algo en el bar de pueblo si están retrasados en dicho pago. Tampoco a mujeres, niños y discapacitados, no olvidemos que en algunos cantones o provincias de Suiza, no fue hasta hace pocos años que permitieron el voto a las mujeres.

El joven cartógrafo Pyotr, enseguida se involucra con los anarquistas locales. Tratan de acabar con aquel injusto y opresivo sistema, pero... ¿Cómo escapar de aquellos que sólo quieren explotarlos?

*Reconstruyendo la década de 1870

El personaje de Pyotr (Alexi Eustratov) está inspirado en el geógrafo real Pyotr Kropotkin. Nacido en una familia aristocrática, fue encarcelado por su activismo político en 1874 y exiliado posteriormente a Suiza.

Era defensor de una sociedad descentralizada, libre de un gobierno central y con empresas dirigidas por sus trabajadores. Uno de los libros que escribió, Memorias de un revolucionario, constituye una esencial fuente para la creación de Unrest.

No debemos olvidar que además fue la época en la que apareció la fotografía y el telégrafo, también presentes en la película. Un avispado fotógrafo aprovechará la novedad para hacer fotos a todo el mundo, incluso a los trabajadores, a precios, a veces, abusivos.

Con el envío de los telegramas se enfrentarán a un grave problema. Los relojes de la estación, de la fábrica de los mismos y de la oficina de telégrafos, marcaban diferente hora. Apenas unos minutos unos de otros, suficientes para poder provocar, por ejemplo, un accidente ferroviario.

*Conclusión

Unrest es un interesante e inteligente película retrato de una época que influyó radicalmente en la forma de vida de entonces y posteriormente.

Su delicada realización, los primeros planos minuciosos y la iluminación natural, forman acertadamente ese aire histórico de la película.

Al igual que otros trabajos presentados en el Festival de Cine de Berlín 2022, su director, Cyril Schäublin, ha apostado por trabajar con algunos actores no profesionales, consiguiendo mayor veracidad a los oficios que interpretan.

Escrito por Irene Abecia Navarro
Cinemagavia
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de agosto de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni es un película sobre relojes (¿qué carajo sería eso?), ni lo es sobre Kropotkin, así que leo estupefacto las críticas que se centran en estos aspectos de la cinta. Cierto es que el proceso de construcción de los relojes está rodado con un gusto finísimo, pero el guion aborda temas mucho más complejos e interesantes como la implementación del tiempo industrial en la vida, la estructuración de esta en torno al trabajo, la organización obrera, la solidaridad internacional, la irrupción de la tecnología a finales del XIX, sus efectos en las sociedades tradicionales, el funcionamiento de unos sistemas de producción que ya para entonces estaban insertos en dinámicas globales... y la pugna de las estructuras capitalistas por mantener sus privilegios a salvo de las primeras reivindicaciones socialistas organizadas.
Y todo ello está montado en un discurso fílmico naturalista, sin aspavientos ni panfletos, con unos encuadres que muestran, siempre, el conjunto (escenas, paisajes), sin música ni efectos, con actores no profesionales que transmiten una extraña teatralidad...
No dejéis de verla. Es una película rara y buenísima.
almendrillero
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque a veces distrae y cuesta conectar con ella, se compensa con los planos y la atención puesta en el trabajo de las relojeras. Sorprendente el afán de controlar el tiempo y cómo eso ha llegado hasta nosotros de forma casi imperceptible. Resulta exquisito ver el proceso de fabricación en un mundo multilingüe que empieza a acoger el anarquismo en su seno. Concretamente esta idea se pierde, aunque quizás debido al interés del director de quitarlo del foco de atención -varios personajes dicen que "no les gusta ser el centro de atención" cuando se disponen a hacerles una fotografía. Y otra cuestión interesante ésta: el mercado local fotográfico tan extendido. ¿Acaso un suizo no iba a querer una fotografía de Kropotkin? Sin duda no era un cualquiera. Era un anarquista. Como muchos tantos otros.
Bartleby
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de septiembre de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de esos títulos que se ocupan de armonizar fondo y forma. La historia se ubica en la Suiza del siglo XIX, en un momento en el que la revolución industrial está extendiendo su dominio a esferas políticas de la sociedad, llegando a condicionar la legislación laboral e incluso la hora municipal, aprovechando momentos de distracción y en principio anecdótico. Y sin embargo ya tienen el pie puesto tras la puerta.

Los conceptos que rigen son la relojería y el anarquismo. No hay un protagonista propiamente dicho, es un relato coral, con diferentes situaciones que ilustran esos cambios sociales. El industrial, la policía, sindicalistas, trabajadores… cada personaje es como una pieza de ese gran mecanismo que es el municipio, si bien en verdad hay piezas que condicionan el ritmo del conjunto y desdicen esa apariencia de sincronía y concordia.

El propietario de la fábrica también es miembro del consejo municipal, y por lo tanto una autoridad política, capaz de ajustar la legislación para que se prohíba a los trabajadores la afiliación a sindicatos. Si su fábrica necesita ocupar el espacio público para realizar unas fotografías para lanzar su imagen comercial, pues llega la policía y se encarga de cortar y regular el paso, actuando en la práctica como empleados de un negocio privado. También es el único candidato en unas elecciones locales.

Todo este autoritarismo se impone en un clima de concordia y cordialidad. Los omnipresentes policías se dirigen a los peatones con respeto y sin embargo suelen imponer sus directrices. Pero tras esa fachada de amabilidad hay más detalles: quien no paga los impuestos municipales luego no puede acudir a la taberna o votar. Y para votar hay que estar inscrito en la parroquia local. También se puede arrestar al empleado que no haya pagado impuestos, quien salda su deuda trabajando en la cárcel. Así que basta con rascar tras la pantalla de libertad de prensa, poder descentralizado, clima cordial y otras bagatelas que en verdad, de forma disimulada, la cinta escenifica las luchas sociales frente a los cambios impuestos por la industrialización.

Otro de los frentes abordados es la lucha entre anarquismo y nacionalismo. Los anarquistas organizan una rifa para el bote de resistencia de las huelgas. Unos siervos de la burguesía venden cupones para una lotería que tiene como objetivo financiar una representación de una batalla histórica contra invasores austríacos, ocurrida 400 años atrás, es decir, una astracanada inane que sólo sirve para fortalecer el espíritu nacional, lo que implica reforzar la idea de ese estado dominado por los burgueses.

Aparte de eso, también es fácil comprobar lo muy cuidada que está la narrativa visual, con planos amplios y muy medidos en cuanto a las simetrías y el tempo narrativo, cosa que también refuerza la idea de orden de la puesta en escena y el guion, que funciona con la precisión del mecanismo de un reloj, mostrando los múltiples ángulos de ese municipio, plural, multilingüe, crisol de culturas, constituyéndose así en metáfora internacional.

Parece patente que, sin aspavientos, con sutilidad y un mecanismo muy pensado y transparente, el director logra perfilar contra qué luchaban los grupos anarquistas, dónde flaquearon los derechos de los trabajadores, hasta qué punto esa dominación invisible, de guante blanco, podía llegar a acaparar la vida diaria, alcanzando cotas surrealistas como ahora girar formularios a los peatones de un camino forestal para que precisen el tiempo que tardan. Un gran puzle ordenado con criterio y lucidez, que muestra esa primera fase del capitalismo que silenciosamente iba tomando el dominio, sin necesidad de la violencia de por ejemplo Alemania o Francia, en esa Suiza del siglo XIX, el control se infiltra con una sonrisa amable: es engañosamente permisivo e inofensivo. Defienden la libertad de prensa, pero si un representante del gobierno italiano, que es cliente de la fábrica de relojes, busca a un anarquista, el propietario de la fábrica pone a su policía a buscarlo a cambio de mantener su jugoso beneficio. Sin duda toda una reflexión que se proyecta en el presente.
Jean Ra
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de agosto de 2023
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como película es un interesante experimento: hacer algo sobrio, mucha cámara fija en planos generales combinada con primeros planos para ver como se montan relojes. En medio, Kropotkin, el anarquista ruso, que dijo inspirarse mucho en el modo de hacer de estos trabajadores y sobre todo trabajadoras suizas.
Nada de música, nada de intriga, una escueta realización que a la mayoría de la gente sin duda aburriría.
Está muy bien la ambientación, el clima de ese último tercio del siglo XIX.
Se rehúye cualquier tipo de profundización en personajes Se opta por un ritmo monorrimo. No recomiendo verla en sobremesa, porque es de las que incitan al sueño.
yoparam
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow