Infierno blanco

Es lo que tienen los GRANDES, los que han hecho que este arte a veces deje de ser el séptimo para convertirse en el primero o en el segundo. Es lo que consiguen estos tipos extraordinarios: Brando, Dean, Tracy, Bogart, Cooper, Wayne... llenan de tal forma la pantalla y con tanta clase que requieren nuestra atención permanente, tanto si se encienden un cigarrillo como si declaman el más brillante soliloquio. Nos meten en el personaje. Así, sin más. Como si fuera fácil.
"El infierno blanco", segunda película de la productora Wayne-Fellows, está dirigida por William A. Wellman ("Incidente en Ox-Bow", "Cielo amarillo", "Caravana de mujeres"). Aparte de ser un excelente director fue también piloto de aviación y combatió en la Primera Guerra Mundial. Logra, por lo tanto, escenas de increíble verismo tanto en el interior de los aviones como en las maniobras de los mismos cada vez que rompen la formación. No cabe duda de que mantiene muy bien la tensión en dichas escenas de acción, pero no acierta a combinar (el montaje tampoco ayuda) el mundo, llamémosle así, de los 'rescatadores' con el mundo de los perdidos. En otras palabras, canta un poco el asunto. Pero no pasa nada. Ahí está John Wayne. No sólo devora la pantalla sino que además ofrece su enésima lección interpretativa. Suena la voz en off y su gesto cambia segundo a segundo cuando el tono de la voz se inclina hacia el drama, la incertidumbre, el miedo o la esperanza. Lo que hace Wayne está al alcance de muy pocos.
Qué importa que los efectos especiales en las montañas nevadas no sean muy buenos si Wayne consigue oprimirnos el corazón en un impresionante y conmovedor primer plano cuando lloroso y con barba de varios días nos dice: "Debe ser muy difícil que nos distingan desde allí arriba, muy difícil".

16(17/02/08) Entretenida cinta del siempre correcto William A. Wellman, con el Gran John Wayne en un papel que le va como un guante. Trata sobre todo de la camaradería, de la amistad, en el mundo de los aviones, en un entorno espectacular y donde consiguen transmitirnos el frío de sus protagonistas, no pasará a la historia pero pasas un rato agradable. Recomendable para los que gusten de historias de superación y amistad. Fuerza y honor!!!

Los cineastas con fama de artesanos suelen fallar menos que los genialoides. Entre otras cosas porque como bien señala el palabro, hacen un arte más sano. Pero hasta el mejor escribano hace un borrón, sobre todo si se escribe con el ano.

Es la típica peli de gremio. Ya saben, se coge una profesión arriesgada y se muestra lo guays que son y el compañerismo que tienen. En este caso el gremio es de aviadores civiles que ayudaron en la II Guerra mundial. Lo de los aviadores es una de las obsesiones de Wellman, ya que fue uno de ellos. Nos suelta tanto discursito de que son lo mejor del mundo mundial que es cargante.

La historia va de un rescate en una zona helada y remota del Canadá. Lo mejor es como Wellman utiliza el paisaje. La nieve parece ser que también le molaba, ya que tras las fantásticas "Fuego en la nieve" y "El rastro de la pantera", vuelve a rodar en un escenario que se te congelan las pestañas nada más verlo. Lástima de guión.

Pero lo peor de lo peor que hizo Wellman en su carrera es sacar a John Wayne llorando. ¡Hombre, hombre!

Irregular película que trata de como un piloto de la aviación (John Wayne) debe cuidar de sus hombres después de haber tenido un accidente de avión que les deja aíslados y pérdidos en las montañas. El resto de aviadores de la companía no descansarán ni dormirán hasta encontrarles. La película peca de no profundizar demasiado en los temas que trata como podrían ser la cooperación y el compañerismo que se originan en las relaciones humanas en situaciones extraordinarias. No pasará a los anales de la historia. Es probable que únicamente los más acérrimos fanáticos de John Wayne le encuentren interés en el visionado de la cinta.

Wellman nos traslada a las montañas nevadas del Canadá, en este film de supervivencia donde relata la odisea que vivirán un grupo de pilotos que se ven obligados a un aterrizaje forzoso en esas tierras heladas.
En realidad, nos cuentan dos historias.
Por una parte, el terrible drama de estos hombres, comandados por un magnífico John Wayne, los cuales, sin apenas víveres, con la radio estropeada y a 40 grados bajo cero, tratarán de ingeniárselas para contactar con un equipo de rescate.
En otra parte diferenciada, nos contará el proceso de búsqueda que iniciarán sus compañeros, que no saben qué área deben cubrir ni dónde buscarlos ya que el territorio es muy amplio y ni siquiera está cartografiado.
Mediante una voz en off, que no me parece lo más acertado, nos introduce en los pensamientos íntimos de estos hombres, atenazados por el miedo, liderados por un John Wayne que ! llora! a escondidas, mientras trata de mantener la calma e impedir que sus hombres entren en pánico.
La película incide más en el aspecto humano e intimista de la tragedia que en la aventura propiamente dicha.
Wellman le da más importancia a los sentimientos de compañerismo, miedo, sufrimiento e impotencia, que sufren tanto los que se encuentran perdidos como los de los que les están buscando.
Así, contiene algunas escenas muy emotivas, sobre todo las protagonizadas por Wayne, así como también guarda Wellman algún pequeño espacio para el humor, al tiempo que nos ilustra con sobriedad y sin exageraciones el proceso a seguir en un rescate.
La pega que yo le pongo a este film es a la voz en off que, tengo entendido, el propio Wellman lo narró en la versión original. En ocasiones, me ha resultado redundante ( spoiler), y así como en el cine negro se utiliza mucho y a mí me parece que le queda muy bien, aquí me parece innecesario. Las secuencias por sí mismas ya bastaban para que nos hiciésemos a la idea de lo que estaban sintiendo estos hombres.
Buena peli de aventuras y supervivencia y muy humana.