La maldición de los Bishop

“Let's scare Jessica to death”, título original de este film, bastante más inquietante que el utilizado aquí, ya que su traducción al castellano “Asustemos a Jessica hasta morir”, es desde luego más terrorífico que este “La maldición de los Bishop”.
Para muchos film de culto, para otros una simple historia de terror. Y la verdad es que el film, puede que o guste o horrorice. Dudo que haya muchos términos medios.
Filmada con una fotografía apagada , en un ambiente neblinoso, todo el film en si destila una atmosfera malsana y acechante. Tal vez adolece de un ritmo mayor, lo que la hace lenta en determinados momentos, pero sin lugar a dudas es una película que merece la pena ver.
Tras pasar un tiempo con un tratamiento psiquiátrico, Jessica, junto con su pareja y un amigo llegan a una misteriosa granja para dar un giro completo a sus vidas. En la misma se encuentran una extraña “ocupa”, a la que dejan vivir con ellos. Pronto Jessica, comienza a ver apariciones extrañas, que no sabe si son reales o son que su enfermedad no le ha abandonado todavía. La realidad empieza a difuminarse en su mente y no saben que son sueños o que no lo son… y los extraños habitantes del cercano pueblo no ayudan en exceso a tranquilizar la situación.
Dirige John Hancock, director de la más conocida “Muerte de un jugador” (1973), y protagoniza una inquietante en todo momento, Zohra Lampert, actriz casi dedicada al medio televisivo, con muy pocas apariciones en cine, quizás la más destacable aparte de esta, es “Cartas a Iris” de Martin Ritt (1989). Más conocido su pareja en el film, Barton Heyman, (A la caza,1980) y la extraña chica de la casa, Gretchen Corbett, actriz de televisión también , vista en “Colombo”, “Banacek”, “Airwolf: Helicóptero”, etc.
Como rareza debe verse, eso sí, aléjense todos aquellos poco amantes de experimentos nada convencionales.

Muy libre adaptación del clásico de terror vampírico, "Carmilla", de Sheridan Le Fanu (adaptado en muchas y de diferentes calidades, películas) , en la que la trama vampírica del relato (inspirado en Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta, según Le Fanu, e inspiradora del Dracula de Bram Stoker, según este) queda diluida en una atmósfera satánica, de casas inquietante y lugareños aun más inquietantes, tramas que en la época en que fue filmada estaban en plena ebullición (camino abierto por "La semilla del diablo 1968" de Polansky).

Impregnada de esa irrepetible atmósfera setentera que tan bien sientan a este tipo de films, protagonizada por un elenco actoral prácticamente desconocido (al menos para mí) y primera película que veo de este director (John D. Hancock); arranca mostrándonos a Jessica y su marido, que en compañía de un amigo se dirigen a instalarse en un pueblo, procedentes de Nueva York, ya que Jessica ha estado 6 meses en una institución psiquiátrica y la vendrá bien cambiar los estresantes aires de la ciudad por la tranquila vida en el campo.

El vehículo en el que se mueven es un coche fúnebre usado como vehículo de mudanza debido a su amplitud y bajo precio en el mercado (uno de los muchos toques setenteros que tan atractivos resultan y de los cuales la película contiene unos cuantos), y ya desde su subida al ferry que los ha de transportar a la casa que han adquirido, y en la que al parecer sucedieron luctuosos hechos hace muchos años, y la breve conversación con un empleado del mismo vemos que algo no marcha bien.

Todo esto a modo de presentación durante los primeros minutos, a partir de aquí, tras conocer a unos lugareños que se comportan de forma extraña y encontrar en la casa a una mujer que al parecer vivía en ella creyéndola vacía, la amistad que el trio de amigos entablan con ella, y una serie de extraños acontecimientos que van sucediendo en torno a Jessica, en los que sus antecedentes como enferma mental dan mucho juego (tanto marido y amigo, como en menor grado el avezado espectador, dudamos de lo que hay de real en lo que esta experimentando Jessica), tenemos una interesante película de terror, que sin prácticamente sangre ni tramposos efectos de sonido, crea inquietud y fascinación por lo que estás viendo y sugiriendo más que mostrando, se gana a pulso el calificativo de buena película de terror.

Una sobria, enigmática e insólita aproximación al Gótico Americano desde una perspectiva sobrenatural y firmada en una época que resultó ser un punto de inflexión en la reinvención del género. Es difícil catalogar un título que escapa de toda definición como "Let's scare Jessica to Dead" (aquí con el título más convencional de "La maldición de los Bishop")... ¿Film sobre muertos vivientes? ¿Fantasmas de una mente desequilibrada? ¿Relectura contemporánea de la "Carmilla" de Le Fanu? Una joya oculta que tiene en su atmósfera tétrica, lánguida y telúrica su gran baza, flojeando en una dirección algo tosca, deslavazada y casi improvisada de John Hancock (firmante de "Muerte de un jugador" y la reivindicable "Suspended Animation"). La película entronca con el Polanski de "La semilla de diablo" (la ambigüedad de lo real e imaginario) y la estética feísta y decrépita de Romero y su fundacional "La noche de los muertos vivientes", pero pese a sus claras referencias resulta bastante original, capaz de crear un microcosmos propio a pesar un un ínfimo presupuesto (de cuando el cine de "guerrilla" era auténtico). A este respecto, destacar las apariciones espectrales y casi iconográficas de una niña sureña a modo de advertencia a la protagonista y Emily emergiendo del lago, como un alma errante en busca de salvación.

Clasico ejemplo de guilty pleasure, no pretendere ser objetivo, sólo puedo certificar que este film me cala profundo por distintos motivos (a partir de esto, podéis tomar mi reseña con toda la distancia del mundo). Con un esquema similar a la también extraordinaria "Messiah of Evil" (mujer protagonista, voz en off, locura y estructura circular) deudoras ambas de "Carnival of Souls (1962)", con parte de zombis George A. Romero y pizca Polanski; este film me produce una indefinible, magnética fascinación: quizá su mezcla temática (fantasmas, vampiros, zombis), los escenarios, su languidez y atmósferas elusivas, o sus dos hipnóticas actrices. Aparte cierto desaliño en realización y montaje típico dela terror barato de esa época, , dejadme pues que en esta visión subjetiva siga a la pobre Jessica salida de un psiquiátrico (muy creíble entre sonriente y desconcertada Zohra Lampert) que oye voces en cementerios (¡y le gusta hacer copias en carbonilla de las lápidas!) o encuentra a vampíricas pelirrojas Carmillescas (fascinante Marie Claire Costello) en la casa junto al lago, adonde llega con su novio y su hermano: será su dispersión narrativa y setentero ritmo mortuorio, ¿reflejo de una mente perturbada?; la presencia continua, sensitiva, del viento, susurros, del agua, la niebla, de naturaleza y lugares (y fotografías) abandonados; del inusual y arriesgado –pero conseguido- uso mayoritario del ambiente diurno para el suspense o el terror; o el maravilloso final ...

Una película muy extraña, indudablemente intrigante, que se mueve entre el terror psicológico y... otro género que es mejor no comentar para no hacer spoiler, porque parte del interés de la película es descubrirlo sin que lo digan en ningún momento.

El problema principal de la película es su protagonista, que es horrible, insoportable, que pone unas caras y unos gestos que no sabes de qué va, igual es que ella misma tiene desórdenes psicológicos de verdad, porque vaya... el resto de los actores tampoco es que sean muy allá, en tema interpretativo la película es mala, directamente, pero lo de la protagonista ya es pésimo, te rompe el esquema en todo momento, te cuesta integrarte totalmente en la trama por culpa de ella.

La ambientación es rara, tiene cosas muy góticas, como el gusto de los protas por los cementerios, pero sin embargo, pudiendo aprovechar bosques tétricos, oscuridad y cosas así para grabar, lo han hecho justo al contrario: la película trascurre siempre de día, en unos bosques preciosos y coloridos, y las pocas escenas de noche que hay, son dentro de la casa.

Una película que sin duda tiene su atractivo, pero a la que le faltan sus toques para hacerla realmente buena.