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Un día de juerga

Comedia Charlot, su esposa y sus dos hijos deciden tomarse un día de paseo en su Ford T. En el camino además se embarcarán un pequeño viaje en bote, durante el cual Charlot se verá en medio de problemas e imprevistos. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
17 de diciembre de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
229/11(12/12/19) Obra menor del gran Charles Chaplin, cortometraje de 17 minutos de duración, que teniendo sus momentos de humor, se sienten poco imaginativos y sobre todo, faltos de la mala baba en su crítica acerada a la sociedad que estilaba el cómico inglés, aun así fue un éxito comercial. Fue estrenada hace un siglo, el 15 de diciembre de 1919 con la dirección de Charles Chaplin, actor principal junto con Edna Purviance, Henry Bergman y Tom Wilson. Fue el cuarto filme de Chaplin para la First National, se hizo rápidamente en los Estudios Chaplin, en 1919, Chaplin estaba en preparación para su primer largometraje, ‘The Kid’, pero First National estaba impaciente por que se presentara un nuevo producto ante un público siempre hambriento. Para mantenerlos felices, Chaplin hizo este corto en una semana, resultando un metraje liviano y casi impersonal, más parece un minutaje para Harold Lloyd que para Chaplin, empezando porque aquí no está su mítico vagabundo (Little Tramp), aunque viste igual, no es el icónico perdedor, este es un tipo familiar acomodado, con su auto, sin problemas de dinero, teniendo problemas mundanales ordinarios como por ejemplo arrancar su coche o intentar abrir una tumbona, todo muy rutinario para los estándares del cineasta londinense, donde se podría decir que en la inmediatez de la producción CC echó mano de gags metidos en un cajón por poco atractivos, aun así nos deja algún momento de sonrisas, me refiero a la ‘batalla” con los policías que regulan el tráfico. El relato aborda un día de de excursión familiar. Edna Purviance hace de esposa de Chaplin y Jackie Coogan de uno de sus hijos, la primera escena muestra la oficina de las esquina del Estudio Chaplin de fondo mientras Charlie trata de hacer arrancar el automóvil.

Incluso los críticos contemporáneos fueron poco entusiastas a su respecto. El New York Time decía en su edición del 8 de diciembre de 1919: "Charlie Chaplin es extremadamente divertido en su última película, A Day's Pleasure cuando trata en vano de resolver los misterios de una yumbona plegable en la cubierta de un barco. También es divertido en muchos pequeños trozos de pantomima y burla, en lo cual es inimitable. Pero la mayor parte del tiempo la comedia se sostiene en el mareo, en un automóvil Ford y en los golpes y volteretas, en los cuales es mucho menos divertido, si alcanza a serlo, que otras muchas comedias fílmicas.”

A pesar de ser un corto especial, si deja entrever uno de los mantras chaplinianos, me refiero al choque humanos vs Nuevos Tiempos (epítome de esto su “Modern Times” de 1936), esos que traen nuevas máquinas (como el automóvil) para hacernos la vida más fácil, pero terminan por complicárnosla (el modo arbitrario con que arranca y para el motor del coche), o la lucha infinita de Chaplin contra los nuevos artilugios decadentes (ejemplos del consumismo capitalista de las pujantes clases medias), como cuando intenta abrir una tumbona plegable.

Destaca el modo ingenioso en que Chaplin es capaz de encadenar situaciones de modo fluido, en el barco de recreo intenta abrir la tumbona le lleva a marearse, esto le lleva a sentarse en un banco junto a una mujer también indispuesta, el mareo le hace caer vahído sobre el regazo de esta, un camarero del barco los ve y los toma por dormidos, tapándolo a él con una manta, pero entonces llega la pareja de la mujer, Chaplin desde debajo de la manta saca la manita moviéndola espasmódicamente, la pareja de la mujer cree es la mano de ella y la a caricia y besa, entonces se da cuenta que hay un hombre con bigotito debajo, lo cual hace comenzar una pelea a puñetazos, pero los vaivenes del barco hace que el combate sea parecido al de dos borrachos. Todo esto hace entrever el Don del cineasta para crear gags de modo natural; Esto también presente en el tramo final en un cruce donde un guardia de tráfico detiene provoca que una cuba de brea caiga sobre la carretera, esto provoca que los guardias queden enfangados, esto provoca que un guardia con su calzado embreado enganche una trampilla de alcantarillado, esto provoca que otro guardia caiga por ella. Sin ser espectacular las situaciones, si denotan que Chaplin tiene maestría en el modo de crear un desarrollo increscente para provocar humor natural, sin que se sientan viñetas aisladas, y además provocando con ello un ritmo rápido, pues siempre hay que estar atentos, debido a que cada acción tendrá su consecuencia.

A pesar de estar presente en el corto su actriz fetiche Edna Purviance (con él en cerca de treinta películas y su amante en la vida real), no tiene apenas interacción con ella, únicamente con un baile en cubierta del zozobrante barco, como tampoco tiene interacción alguna con sus hijos, cuando estaba entre ellos Jackie Coogan, co-protagonista con Chaplin del exitoso primer largometraje de Charlot, “The kid” (1921), que no tiene otra función que sentarse en el automóvil y que su padre lo lleve en el bote; Henry Bergman en trío de papeles como gran policía, capitán de barco y hombre grande en automóvil. Este es otro actor fetiche de Chaplin, que apareció en numerosas películas chaplinianas; Tom Wilson interpreta a un hombre con el que Charlie pelea en el barco tras una confusión marital, siendo el típico fuertote que reflejaba el ‘Goliat’ con que el ‘David’ Charlot debía enfrentarse con su astucia en muchas de sus cintas. Wilson apareció en cuatro de las películas de Chaplin, así como en “Intolerance” (1916) y “Birth of a Nation” (1915) de DW Griffith y más de doscientos más.

En conjunto me queda un entretenido corto, pero lejos de la exquisitez de otras obras de Chaplin. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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10 de septiembre de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobra decir que Charles Chaplin era un genio, pero no es a eso a lo que me interesa referirme para hablar de A Day’s Pleasure. Y no me interesa aventurarme por ese camino porque esta es una película en la que, si bien la capacidad cómica de Chaplin es notable, sin duda alguna resulta ser una producción menor dentro de su filmografía. Es más, este mediometraje nació en sí mismo como una producción menor, ya que fue pensada y producida, se cuenta, como un producto de relleno para tapar el hueco de demanda que había por una nueva película suya mientras terminaba una de sus obras más importantes, The Kid (1923).
¿Que por qué es una película menor?
Principalmente porque, a diferencia de las grandes obras de Chaplin como The Gold Rush (1925), The Great Dictator (1940), City Lights (1931), Monsieur Verdoux (1947) o Modern Times (1936), por nombrar las más conocidas, aquí hay una clara ausencia de un aparato discursivo como eje de la obra. Ese humanismo tan propio del cine del director inglés y esa tendencia a la formulación casi moralizante y pedagógica que funciona como andamiaje al que recubre de humor y genialidad argumental y visual, aquí sencillamente no están presentes. A Day’s Pleasure es exactamente lo que su nombre promete, un pequeño divertimento. Esta es una película hecha para la intrascendencia y la ligereza, pero no se me tome a mal, yo no veo pecado alguno en ello. Esto no hace, de manera alguna, que carezca de interés.
Hay algo notable en esta producción y es la sorprendente capacidad que se demuestra en ella para enlazar los gags a través de un sistema de causalidad. Cuando vemos un slapstick, incluso sucede con muchos de los realizados por Chaplin, con lo que nos encontramos es con una base argumental que funciona como un árbol de navidad al que se le van sumando chistes, maromas y ocurrencias físicas, pero aquí las cosas funcionan de manera diferente. Chaplin articula el sistema cómico de gags mediante una lógica de causalidad, de tal manera que uno lleva a otro y ese a uno más (y así sucesivamente) como un engranaje, lo que confiere a la película un ritmo único. Así, por ejemplo, en esa fabulosa secuencia que inicia con Charlot y su familia, a bordo de su Ford, intentando cruzar una calle, la detención lleva al choque, el choque lleva al reguero de brea, el reguero de brea lleva a la apertura de la alcantarilla a la que terminará cayendo el policía (y solo nombro unos pocos elementos de la secuencia para dar una idea).
En fin, esta es una pequeña gozadita que merece la pena ver para echarse unas risas y recibir una cátedra de cómo hacer humor físico de la mano de uno de los grandes maestros.
Andrés Vélez Cuervo
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21 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida y algo premioso cortometraje mudo en el que, de nuevo, C. Chaplin aparece como verdadero factótum.
Dirección, producción, guión, montaje y protagonista son las responsabilidades que asumió el cineasta británico en esta filmación -también rodada para su propia compañía cinematográfica- y que fue distribuida por First National.
La película se mantiene en el nivel del resto de las que filmó en aquella época y el slapstick sigue siendo su principal fuente de inspiración cómica.
La acción es sencilla y presenta alguna escena graciosa.
ABSENTA
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12 de febrero de 2018
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Más que juerga, sería un día de domingo o de relax o... pero juerga...

Se trata (puede ser un domingo) que toda la familia sale a dar un paseo en barco. Y cuenta las peripecias que tiene con coche nada más salir de casa, luego en el barco es donde más jaleo. Pero donde a mí más me gusta y más gracia me ha hecho ha sido en la vuelta del barco que vuelven en coche y la lía en un cruce de tráfico. Ese momento es lo mejor.

Queda raro la poca interactuación que hace con su propia familia, con los niños es nula. Es raro porque la que hace de su mujer es Edna que participa en todas sus películas.

La crítica de su momento, no la puso muy fina, y a ver, no es de lo mejor pero yo considero que hay de peores.
edugrn
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18 de diciembre de 2023
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Cortometraje sin una gran trama, sin mensaje, pero que te hará pasar un momento muy agradable, con muchas escenas divertidas de principio a fin que, sí bien, es una obra menor en la filmografía de Chaplin; vale la pena verlo.
Considero que, tal vez, se pudo haber sacado más provecho en esta historia, siendo un poco más larga, pero siendo Charles Chaplin, no podemos exigirle nada ya que nos ha regalado muchas obras maestras.
HugoJagger
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