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Fortuna

Drama. Romance Fortuna (Kidist Siyum), una niña etíope de 14 años, es recibida con otros refugiados por una comunidad de monjes católicos en un monasterio de los Alpes suizos. Allí conoce a Kabir, un joven africano de la que se enamora. Es invierno y a medida que la nieve cubre los picos, el monasterio se convierte en su refugio, pero también en escenario de acontecimientos que socavan la vida pacífica de los monjes.
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2020
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para hacer una película próxima a la excelencia son necesarios varios ingredientes. La claridad en el conflicto de valores que se propone a los espectadores para llevar sus conciencias hacia una reflexión determinada, el respeto por la tipología de personas que cada personaje representa para evitar caer en pobres estereotipos vacíos, un ritmo narrativo adecuado que proporcione el tiempo necesario a cada momento vital expuesto, la selección de intérpretes capaces de llenar de humanidad un guión y una dirección de fotografía que extraiga la belleza de cada gesto, parecen aspectos insoslayables. La película de Germinal Roaux contiene todos estos elementos expresados con mesura y delicadeza. La colisión de cosmovisiones que se produce entre los personajes a la hora de enfrentar el problema moral que la película nos plantea aporta riqueza a nuestros elementos de comprensión del drama humano alejándose de la pobreza interpretativa de las normas éticas actuales. Una delicia para el espectador exigente que abandona la sala fascinado por la belleza de las imágenes, por el peso interpretativo de la niña Kidist Siyum y de Bruno Ganz que dan dimensión humana a unos personajes hermosos y con la mente convencida de que es importante comprender antes de juzgar.
JRBoxó
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5 de diciembre de 2019
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una producción Suiza que paso por el pasado Festival de Berlín, esta rodada en blanco y negro y formato 4 x 3, y cuenta una parte de la vida de una niña etiope acogida provisionalmente en un convento en Los Alpes, junto a otros refugiados en espera de lo que las autoridades decidan cual es su destino.

Estos monjes tienen a su cuidado un grupo de inmigrantes en situaciones muy dispares, allí conocemos a la pequeña y melancólica Fortuna, que pasa el tiempo dando de comer a las gallinas y paseando a un burro. Pero sabremos un grave problema que la afecta (que mejor no desvelar para no fastidiar la sorpresa), es a partir de ahí cuando el film cobra interés, aunque lastra mucho un ritmo quizá demasiado lento y contemplativo.

La pequeña Kidist Siyum, logra darle a su personaje una tristeza y soledad muy autentica, mientras que el gran Bruno Ganz interpreta a uno de los monjes que están en la encrucijada de ayudar a los refugiados. Pero también entre los religiosos se cuestiona su ayuda ante continuos registros de la policía para que se cumpla la ley. Igualmente tendrán que darle una solución al problema que se le viene encima a la niña Fortuna.

La película trata un tema candente e interesante, las inquietantes miradas trasmiten bien la tristeza y la soledad de los protagonistas así como el sitio donde se encuentran rodeados de nieve ofrecen una imagen desoladora, pero su ritmo demasiado lento y las escenas excesivamente largas hacen que a veces consiga aburrirte.
Destino Arrakis.com
videorecord
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8 de mayo de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fortuna es una niña etíope de 14 años, católica, que vive sola, junto a otros refugiados, en espera de que se resuelva a su favor su petición de asilo político, en un monasterio de monjes católicos en los Alpes suizos.

Coproducción helvético-belga, escrita y dirigida por Germinal Roux. Rodada en formato 4:3, destaca por su fotografía, de Colin Lévêque, en blanco y negro; al ser rodada en pleno invierno, con todo el paisaje nevado, el contraste entre el blanco y el negro resulta impresionante.

La película en sí resulta ser muy sencilla. La historia de esa niña, que apenas se relaciona con nadie, salvo con unas gallinas a las que echa de comer y una burra. No obstante Fortuna se encuentra enamorada de otro refugiado mayor que ella, pero algo sucede para que ese amor resulte imposible de seguir llevándose a cabo. Fortuna tiene pesadillas por su viaje a través del mar, y en última instancia le gustaría reunirse con su madre y salir de su confinamiento.

Film de cadencia pausada en el que toda su fuerza parece residir en sus bellas imágenes, no obstante quedan bien expresadas, aunque lacónicamente expuestas, las distintas situaciones de los personajes, monjes y refugiados.
Juan Ignacio
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29 de diciembre de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Intimismo

Fortuna es una chica etíope de 14 años que se encuentra sola, desorientada y triste. Siendo acogida por unos monjes católicos en mitad de los Alpes, deberá encontrar la respuesta a su existencia y redescubrirse mediante la relación y los vínculos que irá desarrollando con varios desconocidos. Aferrándose a la nada en un ambiente frío y desolado.

Declaraciones del propio Germinal Roaux para la revista Libération años atrás describen el origen y la necesidad de narrar esta historia: Me gusta fotografiar a jóvenes que piensan que son adultos, o jóvenes a quienes se les han dado las responsabilidades de los adultos y que a sus ojos siempre son niños.

*Un viaje espiritual

Fortuna describe las diferentes etapas que atraviesa la joven desde su llegada al monasterio hasta su confrontación con Dios. Una experiencia amorosa que sin embargo se aleja de la fe, no centrándose en darle un sentido a la vida mediante la religión sino en otorgar problemas adultos a un ser aún inmaduro.

El paisaje acompaña en todo momento al relato, la nieve comienza a inundar las montañas mientras los problemas se acumulan y la esperanza se consume, los diálogos se acortan transformándose en pequeñas lecciones de vida que enmarcar.

Semejante en la forma a la asombrosa Ida (2013) de Pawel Pawlikowski. Ambas rodadas en 4:3 con una exquisita fotografía en blanco y negro, teniendo como personaje central a una joven desamparada y con la religión como trasfondo.

Más contemplativa que Ida, persigue un detenerse y requiere una atención extra del espectador, sirviendo como tiempo de meditación. No puede disfrutarse con prisa pues su lentitud necesita de paciencia, repleta de infinitos silencios de la protagonista que invitan a la reflexión. ¿En qué momento esforzarse en prestar atención se convirtió en un aspecto negativo a la hora de ver cine?

Conclusión

La metáfora con la que finaliza Fortuna está llena de vida y de muerte. La inseguridad y fragilidad con la que la chica entierra a un pájaro sintetiza en un par de escenas toda la historia, bajo la atenta mirada de quienes te fuerzan y te guían por el supuesto buen camino.

Y así, acercándose el final se cita a San Juan 3,8: El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Cuando nada posees, aferrarte a cualquier atisbo de esperanza es lo único que te consuela.

Escrito por Soraya Unión Álvarez
Cinemagavia
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16 de diciembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un blanco y negro sin demasiados contrastes pero con unos escenarios espectaculares nos adentra en una aventura espiritual, única, plagada de vida, dolor, incomprensión, lucha, injusticia, valor.
El primer punto de inflexión lo mete con casi 30 minutos, mientras que el cine comercial lo hace a los 7 minutos máximo y eso habla muy bien de ella, pues en ningún momento aburre, mantiene un ritmo cadencioso al son de emociones, sentimientos profundos, a veces contradictorios y siempre hondamente humanos.
Bruno Ganz está enorme, sostiene un diálogo casi al final con esa metafísica mirada que pone, que te derrite y la niña (Kidist Siyum), espléndida, te hace pasar de la ternura al llanto a la alegría al sufrimiento como el que entre trago y trago cuenta un chiste.
Se podría decir que es minimalista es su concepción y expande, amplifica con una enorme fuerza pura su contenido que no puedes más que sentir, acompañar, empujar a que los acontecimientos deriven en positivo.
Hay imágenes de una poesía desnuda, despojada de todo ornamento y una potencia visual tan emotiva, descarnada que huele al mejor Bresson.
La música mece la poderosa poética ocular.
Fortuna se llama la niña de 14 años que está decidida a dar vida y tan provista de ella. No es casual que hayan elegido ese nombre. Otro simbolismo, tiene unos cuantos la obra, visuales sobre todo.
Es un bello canto a la vida, la esperanza, la lucha por vencer las adversidades y ante todo, a un futuro mejor.
Zappianin
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