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La espada negra

Drama Reino de Castilla, siglo XV. La infanta Isabel de Castilla, hermanastra de Enrique IV, vive alejada de la corte. Juana, la hija y heredera del rey, es conocida con el sobrenombre de "La Beltraneja" porque se sospecha que es hija de un noble castellano llamado Don Beltrán de la Cueva. En estas circunstancias, un grupo de nobles deciden destronar a Enrique IV y proclamar Rey de Castilla a Alfonso, el hermano menor de Isabel. Pero la ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
30 de noviembre de 2015
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una más que curiosa e interesante producción histórica con toques de cine de aventuras. La película se enmarca en la moda setentera de este tipo de producciones, especialmente las británicas. Con guión de Carlos Blanco, uno de los grandes de Cifesa, el proyecto fue rechazado en su momento por José María Forqué. Finalmente se le ofrece a Rovira Beleta que hace un digno trabajo, aunque poco reconocido pues más de una vez se ha podido leer que no era su tipo de cine, incluso en su propia voz.

La película ya de por sí tiene garantías de ser una producción cuidada, ahí está Gil Parrondo, por ejemplo, que hace un excelente trabajo de ambientación artística. Por un lado, vemos una clara distinción entre las dos cortes, la de Castilla más rígida y pobre, y la de Aragón más rica y con más lujo. Y es que esta distinción también se da en los personajes, por una parte en Castilla vemos más maldad, ansia de poder, corrupción.En cambio, Aragón vendría a suponer la modernidad y superación de la Edad Media con valores fraternales. Hay un recurso del zoom bastante bueno para reflejar estas diferencias que es cuando José Calvo pasa por el río fronterizo entre Castilla y Aragón, la cámara se va moviendo de un lado a otro haciendo zooms.

La Isabel adolescente de la película, muy bien interpretada por Maribel Martín, es muy trabajadora, ahí la vemos en el campo sudando y trabajando, llevando el arado ella sola con ese sol que tanto le alumbra. Resulta curiosa ver su forma de vivir como si fueran pordioseros en Castilla, sin apenas medios. Terele Pávez está genial como Reina Madre y sus escenas de locura están llenas de un eficaz dramatismo, incluso hasta resultan violentas de ver. La película se decanta por la versión de que el Infante Alfonso de Castilla fue envenenado, resultan muy emotivas las escenas en que está con Isabel en el campo y también la benevolencia y aire angelical del niño que da vida al personaje que lo hace francamente muy bien. Rovira Beleta no se corta y hasta nos muestra la autopsia que se le hace mostrándonos hasta un corazón, una escena de las más tremendas que ha dado el cine español.

En el papel de Fernando está el actor Juan Ribó, galán adolescente de la época que también borda el papel, le da ese aire de héroe noble que busca la justicia, el personaje encaja bastante bien en las escenas de aventuras, especialmente el duelo que hay al final.

Sorprende que la película estuviera tan mal comercializada y cayera en el olvido, ni siquiera se estrenó en Barcelona. Probablemente era una película arriesgada aun para la época, y es que esta poco tiene que ver con el cine histórico de Cifesa y eso que tiene a Blanco de guionista. La película muestra aspectos que probablemente no encajarían aún en el gran público, ya hemos hecho referencia al envenenamiento del infante Alfonso de Castilla, pero la película aun saca más jugo, por una parte vemos a un Enrique IV (excelente Rodero) en clara relación homosexual con el Marqués de Villena, lo vemos bañándose desnudo con unos enanos mientras va diciendo: ¡Oh rey moro, mi tesoro! Su esposa no lo quiere y tiene relación con el capitán...También destaca José Bódalo en su papel de Arzobispo de Toledo, impagabla la escena mientras no para de comer diciendo que la Iglesia es pobre.

Por otra parte vemos el miedo que da el rey de Granada a quien se le dan todas las mujeres necesarias ya que tiene miedo la corte castellana de que ataque, estamos pues ante una corte corrupta y cobarde, de ahí que sobresalga esta Isabel y sus ideas de querer cambiar todo e imponer justicia. Por cierto, también la vemos desnuda y en unas tórridas escenas de amor que curiosamente no cortó la censura del momento.

Incluso en un año como 1976, el director aprovecha para lanzar un mensaje de fraternidad entre los pueblos españoles en la boca de Isabel ya que dice: Vizcaínos, catalanes, andaluces, todos tan diferentes pero en uno solo, como el sabor de la manzana" Originalmente el guión de Blanco decía "uno solo" pero Rovira Beleta añadió el "en"
En definitiva, una película muy entretenida, pasa muy rápido todo y además cuenta con unas excelentes vistas de Ávila y Toledo ,excelentemente fotografiadas, que hacen aumentar el atractivo de esta. La música de Waldo de los Ríos también le da cierto toque sentimental especial al film en sus escenas más interiores.
Carlos Muñoz Muriedas
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12 de abril de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
He tenido la gran oportunidad de ver esta película en la 2, en "Historia de nuestro cine" (qué pena que pongan tarde sus películas, están para ponerlas más temprano).

Maribel Martín, además de bellísima, es nuestra Amy Irving española porque es capaz de interpretar papeles complicados y salir airosa de ellos.
Terele Pávez, nuestra emperatriz del tormento del cine español, cardíacamente fabulosa como siempre.
El niño, tan tierno y encantador que le coges cariño.
José María Rodero, madre mía, qué papelón como un rey pusilánime y amanerado, estaba de Goya (lástima que esos premios no existieran nada más empezar la transición democrática, servirían para recordar interpretaciones fabulosas y evitar su olvido en años venideros).
Carlos Ballesteros, muy convicente como malvado.
José Bódalo, inmenso como siempre aunque su papel sea corto. Si fuera americano tendría un par de Oscars como mejor actor secundario, pero le tocó vivir en España...

La ambientación, muy luminosa y lograda con esos castillos y paisajes que invitan a imaginarnos cómo fueron en aquellos años de la época de los Reyes Católicos, años entre gloriosos y sangrientos.
Para ser una película española tiene mucha calidad pensando en la época que se rodó, recién empezada la transición.
Veronico Loko
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14 de abril de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ignoro con exactitud cuál fue la causa de que Rovira Beleta hiciera esta penúltima desastrosa película al final de su carrera. Tal vez algún apurillo económico le movió a aceptar la dirección de "La espada negra", aun sabiendo que el guión era una completa bazofia plagada de delirios que desvirtuan la historia real.

Todo en la película es un disparate hilarante, desde el comienzo (el traslado del cadáver del joven Alfonso a lomos de un mulo tras ser, se supone, desenterrado) para que una especie de forense, extraído de la serie televisiva CSI, le haga una autopsia y, con los "sofisticados" medios de la época, determine tajantemente que el hermano de Isabel ha sido envenenado. Ya de por sí, este detalle chafardero y de puro chiste propicia la carcajada incluso en el más flemático espectador.

Si a partir de ahí no abandoné el visionado de la película fue por la curiosidad de anotar cuántos más grotescos elementos contenía esta cinta. Por ejemplo, para dar mayor morbo se retrata al rey Enrique IV como homosexual digno de subirse a una de esas carrozas actuales en las que se celebra el día de los que sienten atracción por los de su mismo sexo.

Todo funciona mal en "La espada negra". Desde la ambientación, el vestuario e incluso la arquitectura de los supuestos escenarios históricos, hasta la forma de interpretar los respectivos papeles por parte de unos actores de prestigio en 1976 y que eran fácilmente recordables por sus actuaciones en el espléndido y añorado Estudio 1 de TVE. Pero en este desastroso filme hasta ellos resultan una carticatura.

Carlos Ballesteros, como marqués de Villena, aparece como una especie de chulo de putas; a José Bódalo, como alto dignatario eclesiástico, se le viste con unos ropajes ridículos que nublan sus capacidades interpretativas por la risa que provoca; y a José María Rodero, lejos de contenerle su sabida propensión al histrionismo, el director le da barra libre para que su personaje no sea otra cosa que un esperpento de "locaza" homosexual. En cuanto a Juan Ribó, también el encargado de vestuario se lució con él, de tal modo que en la película, en vez de ser el machote que en realidad fue Fernando de Aragón, no sea más que un efebo con ropas de extraño maniquí afeminado.

Con estos mimbres, "La espada negra" pretende lo imposible, dar la apariencia de sesudo relato histórico. pero el resultado no es otro que el de una parodia de tres al cuarto. Absolutamente ridícula y propicia para la mofa.
Strénliko
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4 de abril de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Descubrí casi sin querer esta película, 44 años después de su estreno. Y aunque me considero un cinéfilo (más por actitud que por conocimiento del tema), jamás en mi vida había oído hablar de esta fantástica película.
Aunque me apasiona la historia, no tenía conocimiento de que la irrepetible Isabel la Católica hubiese tenido tantas y tantas dificultades para llegar al poder. Hubo momentos durante la película en que dudé del rigor histórico de lo narrado, pero doy por supuesto de que el director Francisco Rovira ha respetado tanto la cronología de los hechos como también el entorno político - eclesiástico de esos años.
He sentido escalofríos al ver lo narrado, ya que aún quitándole la parte novelada, el director no puede cambiar dicho entorno político porque sino la película pasaría a ser un folletín.

La he visto y la he disfrutado. Lo cual me lleva a no entender porqué jamás habían incluido con más asiduidad en la programación una película de esta calidad, en lugar de repetir hasta la saciedad cualquier pelicula de Paco Martinez Soria . . .

Me ha subyugado la dulce belleza de Maribel Martín, actriz que, igual que esta película, yo desconocía, y que me parece inexplicable que no haya continuado con su carrera de actriz.

Considero esta película como indispensable en la filmografía de este país, y creo que tampoco hay tantas escenas de sexo o de autopsia como para que no pueda emitirse en un horario más popular.
Maximo Decimo Meridio
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17 de abril de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que da la impresión de que Rovira Beleta hizo la película como un trabajo de encargo sin demasiado entusiasmo. Puede engrosar la larga lista del tópico folclore español sobre los reyes católicos. La puesta en escena es aceptable pero la realización flojea. Maribel Martín parece una candidata a Mis España, muy lejos del físico real de Isabel la Católica, mujer de indudable carácter, que no queda más que tímidamente reflejado. La Beltraneja da el tipo de una vulgar fulana y su amante (Beltran) la de un pelele. La pareja de futuros reyes son Romeo y Julieta sin final trágico. José Bódalo cumple, aunque da la imagen de un nuncio papal, más que de un arzobispo. José María Rodero es excelente pero su sobreactuada interpretación está fuera de contexto dando vida a un rey loco, cobarde, indeciso y payaso, como si estuviera dictado por Shakespeare. Además, la imprecisión histórica es manifiesta cuando se alude a que Aragón "también es España", que ni siquiera existía, aparte del poco convincente y superficial entorno. En definitiva, un puro cuento para escolares de una época en que sólo se estudiaban las versiones oficiales triunfalistas, aunque todavía hay quien se las cree.
JOSEMIDIAM
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