Belzebuth

Películas de posesiones y posteriores exorcismos hay a cholones, cientos. Y Belzebuth, sin ser una gran cinta como desgranaré después, tiene una idea realmente original. Relaciona atentados terroristas, tristemente un tema muy actual, con posesiones demoníacas. Evidentemente, esto es pura invención pero relacionar la encarnación del mal más absoluto con atentados masivos y cobardes me parece, hablando en términos de guion, una idea muy acertada.

Tras perder a su familia de manera extremadamente trágica, al detective Ritter debe investigar una matanza en una escuela perpetrada por un estudiante. Lo que parecía un caso bastante claro se torna mucho más denso al aparecer un sacerdote del vaticano con otro punto de vista.

Una persona como yo, curtida en mil batallas, que ni pestañea viendo las escenas más sangrientas y macabras no pude evitar apartar la mirada en una potentísima primera escena. No cabe duda que consigue capturar la atención del espectador, desgraciadamente es el mejor momento de la cinta, tras eso nos esperan casi dos horas (mucho más de lo necesario) de un aburrimiento gradual, incluso supino, hasta el punto que ya solo quieres que termine, salir a la calle y despejarte. Y la cinta tiene buenas ideas y algunas escenas curiosas, pero la falta de ritmo y las idas y venidas de un argumento incoherente (incluso para su género) hacen de Belzebuth una cinta difícilmente recomendable. Pero los numerosos problemas de argumento se ven algo opacados (pero para nada salvados) ante el buen trabajo de dirección, producción y reparto.

Dirige y coguioniza el mexicano Emilio Portes, con una estética que recuerda, salvando las distancias, a Seven de David Fincher, lo cual está bien, pero con un argumento bastante similar a El fin de los días de Peter Hyams, lo cual está mal. Tiene en el ritmo su mayor problema, aderezadas con algunas escenas algo “extrañas” (solo diré una palabra: Jesucristo), que a ratos piensas que te están tomando el pelo. Película mejicana con algunos actores americanos con poco que aportar, aun así el trabajo es correcto, Tobin Bell (saga Saw) y Tate Ellington (The Endless, Sinister 2) como los típicos personajes que dan algo de luz en los enigmas, pero quien sale mejor parado en términos interpretativos es el mejicano Joaquín Cosio (serie The Strain), auténtico protagonista de la cinta que tras la primera escena vas con él a muerte.

Cinta que no aguanta el listón impuesto tras su gran comienzo. Suprimiendo un mínimo treinta minutos habría salido algo bastante disfrutable, pues su lento ritmo y repetitivo argumento hacen de Belzebuth una película mediocre. Destacar, en lo positivo, una estética y una dirección más que decentes y unas interpretaciones tan buenas como desaprovechadas.

http://www.terrorweekend.com/2017/11/belzebuth-review.html

Después de tres largometrajes navegando entre la comedia, el humor negro o lo insólito, el realizador mexicano Emilio Portes por fin se decide a tocar de frente el género del terror, en un relato que demuestra su madurez como director.

El agente Ritter (Joaquín Cossío) pierde a su familia tras un suceso trágico, algunos años después debe investigar una serie de terribles ataques mortales a niños que de alguna manera parecen estar relacionados con su trágico pasado.

Apoyado por un agente norteamericano (Tate Ellington), deben ir tras la pista de un exsacerdote del Vaticano (Tobin Bell), experto en exorcismos y demonología aparentemente involucrado en los hechos.

‘Belzebuth’ tiene un inicio tremendo, una secuencia de alto impacto que atrapa de inmediato al espectador por su contundencia y buena ejecución. Así queda servida la mesa para lo que viene.

La gran expectativa creada con su prometedor inicio queda medianamente satisfecha con el resto del relato, el cual puede dividirse en dos partes bien diferenciadas, la primera, muy en la línea del thriller policial, y que es lo que mejor funciona, y la segunda, ya entrando de lleno al terror, parte que no termina de cuajar del todo debido a ciertas decisiones formales, en especial, las relacionadas con un Cristo.

Pero más allá de algunas fallas, ‘Belzebuth’ termina siendo un paso adelante en la filmografía de su realizador y un sólido ejemplar de lo que puede ser el cine de género en México, contenido por idea potentes, una solida realización y actuaciones todas notables.

https://tantocine.com/belzebuth-de-emilio-portes/

Película mexicana dirigida por el mismo director que la correcta Pastorela (2011) y protagonizada por Joaquín Cosío (la serie The Strain, 2014), y con la participación de Tate Ellington (El Infinito, 2017) y el icónico Tobin Bell (Jigsaw en la saga Saw).

Un sacerdote es excomulgado por el Vaticano para combatir el incremento de casos de posesiones que comenzaron en 2010. El Vaticano ordenó que las investigaciones las hicieran sacerdotes con experiencia en demonología.

Este film mezcla una trama de investigación policiaca con atentados aparentemente aleatorios, con una manida trama de posesiones que se combina relativamente bien. Las correctas interpretaciones y la respetable labor de dirección no consiguen rescatar del todo un film que sobre no ser para nada malo, presenta ciertos problemas de ritmo durante su parte central, que seguramente se podrían haber omitido si se hubiera recortado un metraje de 115 minutos, que es excesivo para la historia que se pretendía contar. Belzebuth consigue mantener el interés del espectador con una trama que sin ser original, logra sostener la tensión salvo ciertos puntos.

Esta película, sobre sus defectos, queda en un film destacable y entretenido que sin aportar nada nuevo consigue que el espectador pase un buen rato, y de paso, nos regala algunas escenas curiosas y atrevidas.

Nota personal 6/10

Visual e interpretativamente excelente. Una apuesta diferente sobre el tema posesiones, exorcismos, la segunda venida de Cristo, el mal en el mundo... Esta película introduce momentos completamente novedosos combinando el thriller policíaco, el suspense y el terror de manera realmente equilibrada.

El viaje del protagonista a lo largo de la trama es realmente interesante, no es introspectivo como se dice por ahí, simplemente es un hombre sin fe en Dios, sin embargo, es buena persona. Pero esto último no es suficiente para luchar contra el mal que asola el mundo, porque este mal va mucho más allá de lo que el protagonista (policía) puede si quiera sospechar, a pesar de que lo ha vivido en sus propias carnes nada más empezar la película. Él no es capaz de ver que hay un mal operando que escapa a la razón humana.

Y toda la película funciona como una gran metáfora en la que una buena persona acaba siendo el engranaje perfecto, la plataforma corporal o material perfecta, para hacer el mal supremo que es eliminar el Bien, el hijo de Dios, el Mesías. En definitiva, es una película excelente y no comprendemos cómo es posible que haya tanta ceguera ante tamaña obra de arte: ¿será que no son capaces de ver el Bien cuando lo tienen delante?

La más reciente entrega de Portes, Belzebuth, la cual se percibe totalmente deslindada de su línea previa con respecto a género, en esta ocasión opta por el horror, con un argumento interesante pero sin contundencia en el desarrollo de la trama además de la titubeante definición sobre la tónica de un filme que parece funcionar mejor como thriller.

Con un arranque ciertamente perturbador y atroz, la historia promete posibilidades dadas por la originalidad que proporciona la complejidad del contexto mexicano donde se enquista lo condenable y hasta lo macabro, al que hemos normalizado cómo parte de nuestro diario acontecer.

«Belzebuth» se centra en trágicos hechos perpetrados contra niños en quienes se encuentra el mesías, en su tercer llegada a este mundo. Las primeras víctimas son un grupo de recién nacidos entre los que se encuentra el hijo de Emanuelle Ritter, un agente de la policía que se verá marcado por esta desgracia y en la que pasado el tiempo volverá a ser parte de una investigación dolorosa, confusa y desafiante.

Un filme donde el aspecto social juega un papel importante para el desarrollo de la trama y en el que Emilio Portes se percibe más cómodo —junto con el elenco— es aquella donde la historia se entona como un thriller y lo paranormal se ensombrece por el escepticismo. Sin embargo, las posibilidades se van agotando durante el transcurso y lo pausado aunado a la constante repetición le cobran factura al resultado en general.

Aún con un elenco dónde Cosío corre con la carga dramática e incluso del desquicio, «Belzebuth» nos ahoga en el sopor ya tan característico de un género que escasamente puede provocar incomodidad o sorpresa.