Además de ser completamente novedosa en sus planteamientos, esta película de culto mezcla diferentes categorías de diferentes géneros en un solo guión. La trama es completamente coherente dentro de lo onírico y pesadillesco del ambiente que nos ofrece y plantea. ¿Hay quienes no lo entienden? Bien, ¿entienden sus propias pesadillas? Justamente hay una coherencia interna que se ve reflejada en cómo se van presentando las diferentes situaciones a través del hombre alto. Pero, efectivamente, las imágenes son lo que prima en este film completamente basado en lo visual y no en diálogos, casi al modo de las películas mudas, con interludios breves para que los personajes descansen de la situación grotesca en la que se van viendo envueltos y en los que los vamos conociendo. Pero lo fundamental es que todo podría estar pasando y no estar pasando a un mismo tiempo, y nunca lo sabremos. Hay un ser fuera del tiempo y del espacio que ha invadido el mundo de los vivos, sin embargo, se desconoce su origen, se desconoce su objetivo, se desconoce la motivación que tiene. Pero es poderoso, tanto como para distorsionar la realidad y hacer que los protagonistas no sepan si están o no viviendo en una terrorífica pesadilla o se han vuelto locos de remate. No hay otra película igual. Por eso es un 10. Porque no hay nada parecido, y no es suerte, no es aleatorio, hay intencionalidad. Es cine de autor, vale que con poco presupuesto, pero nos está planteando todo un universo alternativo.

Visual e interpretativamente excelente. Una apuesta diferente sobre el tema posesiones, exorcismos, la segunda venida de Cristo, el mal en el mundo... Esta película introduce momentos completamente novedosos combinando el thriller policíaco, el suspense y el terror de manera realmente equilibrada.

El viaje del protagonista a lo largo de la trama es realmente interesante, no es introspectivo como se dice por ahí, simplemente es un hombre sin fe en Dios, sin embargo, es buena persona. Pero esto último no es suficiente para luchar contra el mal que asola el mundo, porque este mal va mucho más allá de lo que el protagonista (policía) puede si quiera sospechar, a pesar de que lo ha vivido en sus propias carnes nada más empezar la película. Él no es capaz de ver que hay un mal operando que escapa a la razón humana.

Y toda la película funciona como una gran metáfora en la que una buena persona acaba siendo el engranaje perfecto, la plataforma corporal o material perfecta, para hacer el mal supremo que es eliminar el Bien, el hijo de Dios, el Mesías. En definitiva, es una película excelente y no comprendemos cómo es posible que haya tanta ceguera ante tamaña obra de arte: ¿será que no son capaces de ver el Bien cuando lo tienen delante?