Last Looks

La última mirada está llena de personajes excéntricos y una trama detectivesca, pero no consigue demasiado resultar atractiva.
Charlie Waldo, a quien da vida el siempre interesante Charlie Hunnam (el más Steve McQueen de los actores contemporáneos, no nos cansamos de decirlo), es un personaje de lo más pintoresco. También lo es el Alastair Pinch de un Mel Gibson que se lo pasa pipa y demuestra que este tipo de personajes extraños le van como anillo al dedo. Sin embargo, la trama es de lo más simple y tampoco ofrece grandes sorpresas ni mucha emoción. Sencillamente, el desarrollo no está a la altura de los peculiares personajes.
Está bien, es entretenida, pero poco más.

Lo mejor: Su excentricidad, y cómo los actores se prestan a ella.
Lo peor: No es demasiado interesante.

No entiendo muy bien hacia donde desea conducirme. Los primeros minutos entiendes la situación del policía que abandonó su vida para recluirse en las montañas, al margen, en parte, de la civilización.

Las secuencias que siguen te alejan, sin demasiada coherencia de aquella vida mostrada. Recurre al humor ¿? con el que no conecto, bastante superficial y sin destino. Mel Gibson parece perdido al introducirse en un papel en el no creo que encaje.

Pese a todo Charlie Hunnam, ofrece una interpretación fresca, por momentos me recordó a Colombo... no en las formas, si no en el fondo. Un salpicón de secuencias que concluyen en un final muy clásico que me recordó al Hollywood más tradicional. (No es spoiler, pues no revelo trama)

Por lo menos a mí, “Last looks” es una película que me sorprendió. O mejor dicho: me pilló por sorpresa. Estrenada un sábado de noche en una televisión generalista, empezaron a desfilar por la pantalla actores de la talla de Mel Gibson, Morena Baccardin o Charlie Humman en una trama detectivesca con el tono del cine negro de los años cuarenta pero revisada y adaptada a los usos y costumbres contemporáneos. En el Charlie Waldo que interpreta Humman a partir de la serie de novelas de Howard Michael Gould creo que se pueden encontrar muchos rasgos de Philip Marlow o, por hacer una comparación más reciente, con el Harper de Paul Newman.

Los parecidos no se quedan ahí. También el resto del reparto, figurantes, colaboradores y antagonistas están construídos con personalidades repletas de excentricidad, maniqueísmo, frases cortantes y diálogos ingeniosos que solíamos encontrar en el cine clásico. Pero lo realmente logrado es esa atmósfera en la que cualquier cosa podía pasar y cualquier giro es posible y aceptable, frente a un género actual más previsible. “Last looks” está plagada de personajes enigmáticos perfectamente definidos, pero que no sabes de qué van. Es decir, personajes cínicos con motivaciones ocultas capaces de protagonizar giros curiosos sin caer en lo random. Igualmente, la trama se va desenredando poco a poco, con numerosos callejones sin salida, pistas falsas y cambios de rumbo perfectamente trazados para mantener una incertidumbre verosímil pero sin hacer de la película un delirio de David Lynch.

“Last looks” transmite frescura y aire fresco en un género bastante trillado que había caído en la rutina. Es complicado no simpatizar e integrarse fácilmente en su argumento. Sin embargo, dilapida gran parte de su credibilidad con extravagancias de difícil digestión, un final infantiloide y frivolidades que cuesta entender y que sólo tienen dos explicaciones: o bien “Last looks” considera que el público es medio lerdo y no es capaz de aguantar dos horas de thriller serio sin algún golpe de humor tipo tartazo o introduciendo elementos rocambolescos; o bien siente vértigo del qué pensará la crítica al tratar de poner de moda la novela negra y decide rebajar el nivel y ridiculizarse ella misma. Lo que viene siendo el Síndrome de Robert Rodríguez: no hagas cine serio y no te criticarán con dureza. Volar por debajo del radar, consciente de que cuanto más alto vueles y más eleves el nivel de la película, más dura puede ser la caída. Tener siempre la excusa de: «no pasa nada si no te ha gustado, no iba en serio».

Desgraciadamente, como suele pasar con el Síndrome Rodríguez, “Last looks” se pasa de rosca en cuanto complicidad, pasa de lo alocado a lo estrafalario y pierde el favor del público serio. Con todos sus convencionalismos y estereotipos, la serie “El abogado del Lincoln” basada en los libros de Michael Connelly ha terminado siendo el más exitoso intento reciente de traer el presente el cine negro con investigaciones, abogados y detectives.

“Last Looks” es uno de los grandes descubrimientos del pasado 2021. Es la secuela emocional de “The Nice Guys”, película que nos dejó con muchas ganas de más. Es un noir moderno, evidentemente bien ambientado en Los Angeles que coge un caso que ya hemos visto veinte millones de veces en el cine de detectives pero que está muy bien contado. Toda la historia está regada de un humor bastante absurdo pero que queda bien con el tono de la película y que acaba siendo una película muy disfrutona por sus personajes principales y por como te va a contar la historia. Evidentemente la ambientación en Hollywood y en los estudios de cine le suman un plus de diversión cinéfila extra.

Charlie Hunnam nos presenta un personaje un tanto caricaturesco pero que consigue llevar con mucho orgullo e incluso hacerle pasar del chiste a la molonidad mientras que Mel Gibson hace uno de sus papeles recientes más divertido y “pillín”. Todos los personajes consiguen mantener el mismo tono que roza el ridículo pero que se acaba salvando, algo que recuerda mucho a “The Nice Guys”.

“Last Looks” habla sobre dos personajes que tienen mucho que perdonarse, habla sobre la redención pero a la vez consigue ser un noir muy jueguetón. Entretenidisima. Ojalá más “Last Looks” y menos pretenciosidad sin alma.

Entre tantas y tantas películas que salen en un año natural es normal que haya proyectos que pasen desapercibidos porque en ese momento no les prestas atención o no está en una lista de prioridades cinéfilas. 'Last Looks' es uno de esos casos; en concreto, lo pondría en la primera categoría, aunque tiene un reparto por el que merece darle el beneficio de la duda; no esperaba, eso sí, después de ponerla en mi radar un filme espectacular, como así ha sido.

Charlie Hunnam interpreta a uno de los tantos detectives literarios que hay, concretamente uno llamado Charlie Waldo que tiene una filosofía de vida minimalista donde vive solo con 100 objetos y apartado de cualquier signo de civilización. Un buen punto de partida para empezar.

¿Qué sigue después de eso? Una película de cine negro mezclando comedia y drama donde a Hunnam lo acompañan actores como Mel Gibson (cuesta verle en cosas como esta aún recuperado de su crisis), Morena Baccarin (por quien no pasan los años), Rupert Friend o Clancy Brown, y si deciden ir más allá con este Charlie Waldo no sería raro volver ver a alguno de estos rostros. En lo que respecta a este filme no tenemos la octava maravilla del género, pero sí que es un largometraje simpático con un detective con carisma y unos secundarios que aportan su carácter y no solo están por estar.

Personalmente, tengo la sensación de que quieren imitar la fórmula de la reciente 'Puñales por la espalda', ahora que esta en boga su secuela y su primera entrega aún está reciente; es decir, tomar a un detective como protagonista y que vaya tomando casos aquí y allá con diferentes personajes. No sé si con lo mostrado aquí va a dar para hacer ese plan (si bien tiene, como ya he dicho, buenos personajes y un guion más o menos currado), mas se agradece el esfuerzo.