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Charlot, panadero

Comedia Charlot y Chester Conklin trabajan como camareros en un restaurante en el cual los cocineros se declaran en huelga y son además rivales en el amor. Cuando ellos se ven forzados a hacer la tarea de pasteleros, los huelguistas ponen dinamita en masa, con un resultado explosivo. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
18 de junio de 2011
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1914 Charlot panadero ya es un corto muy apreciable en la carrera de ET. Su larga duración de 30 minutos crea unos personajes acordes a la capacidad artística de su inigualable talento. Además de panadero le vemos de camarero. En ambos curres es un maestro de la anarquía laboral. En Charlot panadero hay esquiroles y huelguistas. Si hubieran estado afiliados a Plataforma Sindical otro gallo les hubiera cantado. Y Charlot está entre medias y así seguirá por los siglos de siglos.
RONNIE JAMES DIO (CUENTA BLOQUEADA)
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30 de mayo de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Simpático mediometraje del gran Charles Chaplin, muy sustancial en el que demuestra su arte de una forma sencilla, eso que tanto le gustaba hacer, hacer reír a los demás aunque he de decir que la calidad del rodaje es bastante mala, para la época no se le puede reprochar nada aun que se hace corto y te deja con ganas de más. Chaplin es sin duda, el personaje más simpático de toda la historia del cine, pena que ya no haya actores así.

Lo mejor de la película: la de mamporros que se reparten entre el jefe y sus empleados, es algo que a día de hoy aún se mantiene, aunque no sea una acción literal.
Ari
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26 de septiembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
141/16(23/09/14) Divertido y ameno cortometraje del genio Charles Chaplin, aunque solo es un bosquejo de lo que más tarde nos ofrecería, tanto en cortos como en largos, una sucesión de gags un tanto de sal gorda, asentados en la anarquía y el caos que manaban de la personalidad del “vagabundo” que ya se entreveía en este estrafalario empleado de un restaurant.

Tras su gran popularidad en el vodevil británico, en 1913 Chaplin fue contratado por Mack Sennet Keystone Sudios, en poco tiempo ya escribía y dirigía sus propios cortos, esbozando uno de los Iconos del Séptimo Arte, sino el más, “El Vagabundo”, oda al individualismo, a la integridad y la nobleza, llegando en pocos meses el estatus de estrella de la comedia del todavía en pañales cine, siendo su sola presencia en pantalla sinónimo de éxito taquillero.

Esta que me ocupa fue la de mayor recaudación para la compañía hasta entonces, rodada en 9 días, costó 1800 $ (presupuestada en 1000$), e ingresó 130000 $. Gira en torno a un camarero (delirante Chaplin) que siembra el descontrol y el caos en el restaurante. Los panaderos que hacen el pan en los bajos del restaurante van a la huelga, exigen trabajar menos y cobrar más, el dueño del establecimiento manda a Chaplin y otro camarero (buen complemento Chester Conklin) a hacer de panaderos, el caos continuará derivando en peleas entre Conklin y Chaplin, mientras los verdaderos panaderos planean sabotear el local con un pan bomba.
La cinta está surcada de un tropel de gags que se surten de porrazos, golpes, patadas, luchas con masa, sin embargo el gag más mordaz por transgresor es el que tiene que ver con la harina en los traseros de unas mujeres (una de ellas la esposa del jefazo) que llevan al equívoco al jefe de que Chaplin ha estado tocando algo más que la masa. Las disputas clásicas chaplinescas resultan hoy día enternecedoras por la candidez que emiten, como la pelea de sacos de harina, los roscos que Chaplin hace en su muñeca, pero en general , analizando queda algo redundantes, la maestría y genialidad estaban aun hibernando, los enfrentamientos con Conklin son redundantes y sin mucha coherencia.

La idea del film al parecer parte de que en Los Ángeles había entonces una huelga del sindicato de panaderos, con lo que se intenta dar una visión del conflicto, visión bastante mala para los huelguistas, expuestos como alborotadores dispuesto a poner bombas, algo muy de moda entre los pujantes círculos terroristas anarquistas de la época. Con lo que la historia de humor encierra un mensaje en contra de los huelguistas, alabando a los esquiroles.

Chaplin despliega su gran vis cómica, con un lenguaje gestual característico en él, y desplegando una tremenda química con Chester Conklin.

En conjunto queda un recomendable cortometraje de humor para sobre todo los antropólogos cinéfilos, entre los que me cuento. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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3 de enero de 2018
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La masa es la gran protagonista, ya que la utilizan para todo. Y como no, para darse mamporros.

Se nota que está dirigida por Chaplin, tiene más frescura y es más divertida que otras que he visto que no han sido dirigidas por él mismo.

Quizás, la mala imagen que da a los huelguistas no es la más acertada, pero quizás, quiso jugar con eso, sin más pretensiones que la de jugar.
edugrn
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