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Hot Girls Wanted

5,5
2.300
Documental Gracias a Internet, miles de jóvenes estadounidenses están entrando en el mundo del porno "amateur", satisfaciendo una demanda creciente de aspirantes a estrellas de un tipo de cine porno estilo "chica de al lado". 'Hot Girls Wanted' sigue a una de esas chicas, deseosa de dejar la vida de pueblo pequeño en busca de fama y dinero. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
10 de junio de 2015
36 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enésima mirada complaciente a este sector de la prostitución que es la pornografía.
Ni impacta ni indigna ni nada, como dice alguna crítica de la ficha.
Enseñan un poco de la vida de una de las chicas fuera de su ejercicio y que, si bien resulta afectada, gana una buena pasta y, en general, le gusta lo que hace, lo cual ya podíamos intuir sin necesidad de emplear casi una hora y media en este rutinario documental.
En cuanto se moja un poquito los pies sale de un salto del charco y vuelve a instalarse en la irrelevancia, en cuántos followers tienen en el tuiter, en que si el novio se enfurruña, y chorradas de ese estilo.
Rozan, en algún punto, casos que darían mucho juego para analizar, pero pasan página enseguida sin aportar nada interesante.
Comedida en la crítica, superficial en el retrato, y tediosa en su exposición.
El tema podría ser interesante pero todavía no me he encontrado nada que lo aproveche más allá de la apología más o menos encubierta.
Esteban Belén
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17 de agosto de 2015
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un documental de 90 minutos que debería durar 30. Pocas cosas que decir, y las valiosas serían mejor aprovechadas en un reportaje breve (al estilo Vice) que en un supuesto largometraje exhaustivo.

Una vez presentados los personajes tienes la sensación de estar viendo la casa de Gran Hermano en una noche cualquiera: no ocurre gran cosa, no más de lo que ya te imaginas o de lo que ya te han mostrado.

Se queda en la superficie, porque no explora las razones que mueven a estas chicas a dedicarse al porno, ni se analiza el drama que puede suponer sentirse utilizadas por una industria de niñas de usar y tirar, ni se avanza en conocer el negocio que hay detrás.
redface
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29 de marzo de 2016
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental interesante que, como anteriores críticas han dicho, se queda en lo superficial, en lo simple.
Por medio de distintas actrices, vemos las distintas experiencias que han tenido en el porno: dinero fácil, pero también humillación, violencia, abuso y, como dice una de las protagonistas al final, egoísmo.Por medio de ellas y de su productor, tenemos bailes de cifras de actrices, sitios web, gustos del consumidor, películas, productores, y de adolescentes engañadas o tal vez con demasiadas expectativas.

Hay muchas cosas mejorables en el documental y que deberían haber sido necesarias, como las razones que movieron a cada una a querer un trabajo así. No tengo ni idea si existen más documentales relacionados con el mundo del porno, por lo que no podría compararlos ni hacer una crítica más constructiva, pero desde luego, este documental se queda en uno más del montón, y uno algo light sobre ese mundo.
Sofia
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21 de febrero de 2017
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada día miles de adolescentes buscan la manera de ganar dinero para mejorar sus vidas. A su alrededor ven amigos y familiares con estilos de vida aburridos, atados a la rutina, las deudas y las obligaciones. Para escapar de este destino, los hombres trataran de ser estrellas del deporte, las mujeres actrices o cantantes de moda. Después hay algunos “empleos” bastante peligrosos e incluso ilegales, otros tantos legales pero de dudosa moralidad.

Pero aquí esta el porno, la prostitucion, diferencia de conceptos, pero en el fondo es lo mismo. Las chicas ven aquí la llegada de la ansiada libertad (falsa libertad diría cualquier intelectual), tener dinero para irse de casa, viajar, compras, pero lo que se debe pagar a cambio no es para todas, no es prácticamente para nadie.

Ava Taylor (actriz retirada:

“Uno solo puede pensar: Bueno, no se hacer nada más y necesito 500 dólares así que me voy a acostar con este completo extraño con quien nunca tendría sexo en la vida real. Y tienes sexo con el y dices y haces cosas que nunca harías. Solo se trata de que el tenga placer, como si la chica solo estuviera ahí para servirle.”

No solo es un problema serio, sino consecuencia (no la única) de un esquema global en el que todavía continuamos.

Existe una similitud con el circo romano y es que el espectáculo vale más que la vida y la integridad de las personas. Pero existe una diferencia, que consiste en que en tanto en el circo romano el gladiador era un esclavo que era obligado a pelear hasta que algún día lo mataran, estas chicas no están obligadas a nada. Solo que virtualmente se sienten como si lo estuvieran, porque las alternativas que tiene (trabajar, normalmente mucho peor pago) para ellas no son validas.

Obviamente hay un interés en mantener esta situación por parte del estado y de las empresas o negocios legales o ilegales que se aprovechan de esta situación.
Beti ona
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6 de julio de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
138/03(04/07/17) Interesante aunque irregular documental realizado por Jill Bauer y Ronna Gradus para el canal Netflix. Este parte de una premisa atractiva y que puede dar mucho juego, como es el acercarse al submundo del porno desde la vertiente de las principiantes, las chicas que se inician en este singular microuniverso, sobre todo en esta era de internet que ha hecho reconvertirse tanto esta industria, donde cualquiera desde su móvil puede acceder a este contenido sexual explícito, y donde los gustos de los consumidores han ido variando y degenerándose, y donde las porn-stars exuberantes, como diría Woody Allen, hechas de caucho y rellenas de aire, han dejado paso a estrellas fugaces, chicas jóvenes de imagen adolescente, de usar y tirar, es aquí donde entran estas jóvenes, que entran en esta profesión por tener imagen de adolescentes, con un mercado muy marcado y muy fugaz. Pero esto que podría dar para una radiografía incisiva sobre esta polémica labor, se queda en la superficie, sin rascar, sintiéndose casi un tráiler de lo que pudo ser. Estas jóvenes son mostradas como chicas normales que buscan su particular Sueño Americano en Miami, sin faltas económicas graves que se meten aquí única y exclusivamente por dinero, por plata fácil y rápida, esto hábilmente es mezclado con el mundo que se vende a los jóvenes hoy día de que el sexo vende y no es inmoral ofrecerlo, la cultura sexual se nos muestra como algo trivial y superficial, esto lo vemos mediante un encadenado de imágenes eróticas de ídolos juveniles (Kim Kardashian, Rihanna, Nicki Minaj, Mile Cyrus,…), esto es lo que más sorprende, el modo tan sencillo y rápido en que los chicas se apuntan a ser porn-stars, basta con poner un anuncio en Craigslist en el que se ofrece un viaje gratis a Florida, y hay decenas de chicas que se apuntan a vender sus cuerpos por tener mejor ropa, viajar, a acceder a caprichos triviales, habla de un mundo enfermo y decadente. Las estadísticas que exhibe el documental son arrolladoras, una chica suele grabar entre 3 y 5 escenas porno por semana, cobran unos 800 $ por escena, esas páginas webs superan las visitas conjuntas de otras webs como Amazon, Disney, Netflix, NBA, NBC, NFL y otros colosos de internet juntos, ejemplo es que el llamado "pornoabuso" tiene más de 60 millones de visitas al mes.

El epicentro es una residencia en North Miami Beach en un barrio residencial, allí un arrogante tipo de 23 años, Riley Reynolds es casero (y proxeneta) de varias jóvenes de entre 18 y 25 años de edad, jóvenes entrevistadas sobre sus experiencias como artistas de la pornografía. Las más representativas serán Rachel Bernard (de Illinois) y Tressa Silguero (de Texas), de 19 años. La agencia de Reynolds se llama Modelos Hussie.

Se agradece que el documental no caiga en el morbo comercial de mostrar escenas de sexo o desnudos, ni tan siquiera de soslayo o fuera de plano. Es una cinta que se queda en tierra de nadie, no rasca en este mundillo. La cámara estará mayormente en esta mencionada residencia, lugar desordenado y desprovisto de vida, sin muebles, apenas unos sofás, unas camas, y muchas maletas con ropa tirada por todos lados, todo con mucho carácter de provisionalidad, como es la vida de estas chicas en su nuevo trabajo, con fecha de caducidad de apenas unos meses. En este ambiente que bien podría ser una residencia estudiantil se mueven un puñado de chicas que hablan a cámara de porque se han metido en esta profesión, de cuáles son sus sueños, de cómo anhelan tener más y más followers (algo subrayado en la cinta en múltiples ocasiones) en la era de las nuevas tecnologías esto es dinero en este mundillo. De sus experiencias en el porno, el dinero rápido, de las enfermedades que cogen por tanto fornicio, de las humillaciones sexuales (abuso facial…), de los conflictos con la familia, de las dudas, el de cómo son un producto de fugaz caducidad y deben repensar hacia donde enfocar su futuro, de los problemas con sus parejas.

Rachel, una joven de 18 años de edad, de Oswego (Illinois), dice en su sala de estar Miami después de un rodaje: “Estás bromeando? Hice $ 900 en cinco horas. Voy a ir a casa y hacer $ 8.25 la hora? No, no, no, no, no". Ejemplo este de la mentalidad de las jóvenes que entran en este mundillo.

En este sentido, el del conflicto con la familia y novio es Tressa Silguero la protagonista, y en esto se siente más falso que una moneda de 3 euros, no me lo creo, la situación chirría con la cámara incrustada entre la familia y que el padre no sepa nada, entonces que pinta la susodicha cámara allí? La mentalidad de la chica se me hace de una volubilidad e inconsistencia rallando en lo infantiloide, lo de los problemas con el novio me resultan de lo más simplista, y la resolución con la presión de la madre y su pareja me resulta un teatrillo del malo. El documental creo intenta que veamos que todas estas chica del porno tienen madre y padre, y de este modo nos sintamos un poco (o mucho) culpables por la visión de estos productos, y lo que me siento en un intento de ser timado por una pantomima ficcionada.

Muchas de las chicas tienen sus propios referentes, de cómo se quieren ver reflejadas en otras, esto se muestra cuando las jóvenes de Riley en su casita están viendo a Belle Knox, el estudiante Universidad de Duke famosa por pagar sus gastos de matrícula haciendo porno, en la tv aparece en una entrevista defendiendo con gran oratoria su trabajo sexual, ello haciendo alarde de feminismo, pues con su cuerpo hace lo que quiere. Las chicas Riley la observan entusiasmadas y una asevera que “Ella debe tener un gran publicista”, encandilada pro la elocuencia de sus argumentos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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