El diablo en Ohio (Miniserie de TV)

El Diablo. Pff, el pobre aquí queda reducido a un semi-dios de una pequeña población de la que tampoco nos cuentan mucho, unos pobladores que van vestidos con túnicas negras (ésa va a ser la única relación con la denominación "secta") y que viven más o menos siguiendo unas directrices "amish", por decirlo de alguna manera. En los 8 capítulos de la serie cualquier referencia al temido Diablo serán algún altar cutrefacto y una pareja de cuervos que no se sabe muy bien qué nos quieren decir.

Ohio. Supongo que fue el estado elegido por la sonoridad del nombre. De resto, poco importa si todo transcurre en Ohio, Iowa, California o Lugo.

Actores. Emily Deschanel es un despropósito en esta serie. No aguanta en ningún momento el peso que recae en ella teniendo en cuenta que es la actriz principal. La rescatada Mae se limita a poner caras de circunstancia con la intención, supongo, de darle un gramo de intriga a una serie de por sí muy sosa. Las hijas pues componen el cocktail de topicazos que ya son la firma de Netflix (junto a algún personaje más del instituto). Y el marido, madre mía, anodido, prescindible, un estorbo. Su historia paralela es lo que menos interés me produjo en todo el transcurso de este historia.

En resumen. Una serie canadiense mala con ínfulas de ser algo superior pero que ni los propios actores llegan a creerse, un no parar de ruidos extraños en la habitación de al lado con la intención de asustar y la aparición de sopetón de uno de esos componentes de esa familia andida y aburrida. Serie no recomendable.

Empezaré diciendo que esta serie no es de terror, quizá de suspense, y un suspense regulero. Te mantiene algo entretenido, sí, pero te pasas la serie esperando a que ocurra algo que nunca llega.

La historia se centra en Mae, una chica que escapa de su familia, que son adoradores del diablo, y que acaba conviviendo con una psiquiatra, su marido y sus tres hijas, mientras se esclarece qué esta pasando en el entorno de la joven.

Capítulo tras capítulo, se muestra a una pobre chica que lo único que intenta es agradar a la familia que la ha acogido, ayuda en las tareas del hogar, hace galletas, lava el coche, da los buenos días, en fin, cosas que a priori parecen bastante normales, pero que los creadores lo quieren disfrazar como espeluznante.

Cada vez que la chica hace una buena acción ponen una musiquilla de tensión para intentar darte sustitos como si estuviera loca, "¡oh! una chica que le ha metido el dobladillo a la camisa, esto es algo diabólico" y así todo el rato, no es hasta el capítulo sexto cuando se empieza a ver que la chica actúa de una manera un poco perturbadora, cosa que podría darse en cualquier adolescente que viene de una familia desestructurada sin más, no de una secta, ya que de esta, te esperarías cosas más gore.

Poco a poco la serie, que un principio tenía un planteamiento interesante se va desinflando, hasta que ya poco o nada te importa.

Netflix genera tantísimo contenido, que muchas veces saca series de las que uno no sabe absolutamente nada hasta su mismo estreno. Esta miniserie ha llegado casi sin promoción ni ruido, pero aun así tiene un argumento mínimamente atractivo como para darle una oportunidad, lo cual no quiere decir que sea extraordinaria, ni mucho menos.
Con su inevitable dosis de inclusión y “bullying”, la historia nos habla de una chica desorientada que huye de un maizal en plena noche, llegando hasta el hospital donde trabaja la protagonista (Emily Deschanel), siendo luego acogida por esta.
Siendo una miniserie bastante corta, creo que se centra demasiado en las tramas de la familia, más que en el misterio que rodea a esta chica que trae una marca en la espalda y que ya en el segundo capítulo podemos sospechar perfectamente de donde ha huido.
Habría preferido menos instituto y bailes, y más tema misterioso, que la cosa daba para mucho más.
Tal vez podrían haber recortado episodios y duración, y haber quedado como una película, para lo que tiene que contar, porque tiene una notable falta de ritmo, sobre todo a la hora de resolver el misterio y centrarse en la parte que engancha y es más interesante. De hecho, a ratos llega a desesperar su lentitud.
Pero, también precisamente porque es corta, se deja ver bastante bien. No da miedo (incluso en la escena de mayor potencial, en vez de poner una banda sonora oscura prefieren poner una canción que parece de “Luar na lubre”), pero entretiene y engancha lo suficiente.
Es de esas series para ver entre otras dos que de verdad merezcan la pena, mientras no tengamos otra cosa. Me he distraído viéndola, pero también es muy fácil de olvidar y no pasaría nada si me la hubiese perdido.
Me siento generoso y le doy un 5.

El guion no está mal aunque muy simple, los actores son buenos, el tema es interesante y la serie comienza bien, pero luego todo eso hay que mezclarlo, agitarlo, y construir la trama, no dejar que fluya sola, porque sola no va a fluir, hay que trabajar y ponerle un poco de cariño a las cosas, señores directores y guionistas. La historia va sobre sectas satánicas, pero tranquilo, o tranquila, que no te vas asustar en ningún momento. La poca emoción y la poca acción hacen que la historia vaya virando y al final se convierta en los problemas de celos y envidias entre adolescente y mayores, mientras esperas a un diablo que ni está, ni se les espera. No hay ni un giro de guion, ni una sorpresa, nada de nada. Te anticipo que únicamente que quedarás al final, si como yo, eres una fan de la serie Bones.

Menuda decepción más grande me he llevado al verla, el comienzo es prometedor, pero que rápido se desinfla, la típica familia perfecta norteamericana, más falsa que un duro de chocolate, con unos fallos de guión estrepitosos, mucha paja y subtramas que no aportan más que aburrimiento. La investigación policial es de chiste, el terror ni está ni se le espera, solo chorradas adolescentes de instituto, con el personaje gay de turno, para que se vea que somos muy modernos y eso que se desarrolla en Cleveland, en una zona rural y conservadora, ahí no sale un americano de una zona rural y conservadora ni por equivocación, un insulto a la inteligencia y el sentido común del espectador. Al final, despues de mucho esperar pacientemente, la secta satánica en cuestión más parece un grupo de amiguetes que se reunen los domingos para hacer gamberradas, en resumen una auténtica tomadura de pelo.