¡Sálvese quien pueda! (Miniserie de TV)

El reality es divertidísimo. Independientemente de si conoces o eres seguidor de la gente del "mundo Sálvame", estos personajes son oro puro, además tanto para lo bueno como para lo malo. 3 capítulos cuya única intención, veo, es la de entretener. ¿Y lo consiguen? Claro que lo hacen. Yo hacía mucho tiempo que no me reía a carcajadas como me ha ocurrido con esto. Y solo por eso, por este ratito tan divertido que me han hecho pasar, los felicito tanto a ellos como a Netflix, que ha tenido más ojo del que muchos se piensan.

¿Y tú quién eres de todos ellos? Yo me veo más identificado con María Patiño xD

Los antiguos colaboradores de Sálvame se embarcan en una nueva aventura. Intentarán ganarse un hueco en nuestros corazones mientras se insultan, se pelean, se reconcilian y se critican con dureza.

El formato, con un montaje dinámico, entretiene, pues permite que salgan a la luz las virtudes de cada uno. Lydia llora, Belén grita, Patiño se enfada, Terelu se queja, Matamoros mete cizaña, Kiko exhibe mala baba, Sandoval dramatiza, y Chelo... Chelo guarda silencio. Chelo, periodista de raza, observa atentamente a sus compañeros. Sin duda es el personaje más interesante; se halla envuelto en misterio. Las cámaras grababan doce horas al día y aún así no consiguieron captar ninguna interacción suya. Hasta el tercer episodio no adviertes que también participa en el programa.

Los protagonistas son el alma del asunto. Las distintas situaciones funcionan porque ellos las hacen funcionar. Como cuando se encuentran con "el Puma", al que creían muerto, y las emociones se desbordan. Se suceden los momentos grotescos, absurdos, delirantes. Llevan la fantasía consigo. En cualquier circunstancia, en cualquier lugar, en cualquier instante, algo le sucede a alguien y no puedes dejar de mirar intrigado la pantalla.

Los antiguos colaboradores de Sálvame, adictos a la fama, resultan admirables debido a sus imperfecciones. No parece que estén actuando. A mí me hacen mucha gracia... especialmente Chelo, claro... hay que reconocer que está a otro nivel.

Sin ser yo muy de realities, pues los veo formatos acartonados por naturaleza y que pocas veces dan nada más que nadería, "Sálvese quien pueda" triunfa al poseer, en sus protagonistas, a unos seres mordazmente espontáneos, indómitos y ligeramente desequilibrados, tan estrafalarios que solo pueden ser reales, a cuyas personalidades se les suma el bagaje que todos comparten. Y que todos, quién más, quién menos, conocemos.

Y es ahí dónde hallan el éxito. Es en sus interacciones, en los comentarios por lo bajini, en sus gestos y en, al término, sus explosiones de sinceridad cuando el reality se vuelve verdaderamente real. Y da lo mismo que todas y cada una de sus experiencias se sepan preparadas, cocinadas y más que premeditadas, pues ellos las vuelven reales (especialmente cuando se suben al autocar y aquello parece una jodida excursión de escolares).

¿Alguien duda de que la Patiño no sea una intensa de narices? ¿O de que Kiko Hernández cuele a producción el tíquet de una mísera botella de agua? ¿O de que Lydia se quede afónica al segundo día de tanto reír y llorar? ¿O de que Terelu sea una diva venida a menos? ¿O de que Sandoval sea reo de un pasado que le atormenta? ¿O de que Matamoros vea a sus compañeros desde fuera, incluso desde un púlpito, y se dedique a repartir estopa sin ser consciente -o sí- de que eso le convierte en el más genuino de todos?

Te podrán gustar más o menos, caerte mejor o peor, pero es innegable que aquí hay petróleo. Lo hubo durante catorce años en un programa considerado de corazón que era, de todo, menos eso. Más bien se trataba de una especie de reunión de Tarados Anónimos, de viejos conocidos, de gentes de aquí y de allá, reconocibles y también excesivos, que hablaban de la Pantoja porque de algo tenían que hablar, pero que todos, los espectadores los primeros, lo que realmente querían saber era cómo había sido el fin de semana de Lydia, cómo se llevaban Belén y Terelu detrás de cámaras o cuándo narices, los Kikos, iban a meterse con Chelo por mudita. Por cierto, el mote le va que ni pintado.

Contenido rosa aparte, "Sálvame" fue un milagro muy fácil de despreciar y muy difícil de hacer, y también de defender, pues si no te parabas diez minutos a darles una oportunidad era imposible aceptar semejante barullo. Pero si lo hacías, veías en ellos un pesebre curioso, uno que Netflix tuvo la inteligencia de valorar y el arrojo de fichar. A propósito, el solo hecho de que la empresa audiovisual más importante del mundo contratase a unos simples colaboradores de televisión y los elevase a la categoría de estrellas ya debería, como mínimo, merecerles algún respeto. Viéndolos, merecen todo nuestro cariño.

Espero sinceramente que, en estos tiempos en los que la televisión generalista es un cementerio, "Sálvese quien pueda" tenga más temporadas. A poder ser, menos producidas (y si pudiesen fumar en pantalla, dado que todos son fumadores y esto es un reality, mejor que mejor), pues ellos solitos ya tiran del carro. Les pones alcohol y un "yo nunca" o un barco y un cocodrilo y ya te lo hacen todo, no hace falta llevarlos a programas americanos ni meter a El Puma con calzador. Y a los escépticos les digo que si, a mi, que soy un purista de narices que aborrezco Marvel y que creo que la trilogía de "El padrino" es lo mejor del mundo mundial, estos tipos me han divertido enormemente, a cualquiera pueden hacerlo.

PD: personalmente, me quedo con lo traumas que es Sandoval, con la mala leche de Kiko H, con la bondad de Patiño y, sobre todo, con Matamoros y Lydia, ambos completamente brillantes.

*Llámenlo fantasía

La aventura comienza en Miami, al ritmo de Rigoberta Bandini. Como unas vacaciones, pero remuneradas, los colaboradores más destacados de 'Sálvame' hacen las maletas para aterrizar en la ciudad mágica. Belén Esteban, Terelu, María Patiño, Kiko Matamoros, Víctor, Chelo, Lydia Lozano y Kiko Hernández son los ocho privilegiados.

El cierre del programa que cubría las tardes de Telecinco supuso el fin de una etapa para la televisión. El fin de un programa que para muchos era simple telebasura. Para otros, como una familia. Y esta última es la idea que ha rescatado Netflix con esta miniserie. En un formato que no podría funcionar en otro espacio que no fuera el suyo. Y no aciertan por la forma, sino por el contenido. Los panelistas y sus extraordinarias personalidades son las que generan la expectación que Netflix ha sabido explotar. Ofrecen lo que el público quiere y espera: entretenimiento. O llámenlo fantasía, si lo prefieren.

*La fábrica de memes

Esa fantasía es lo que busca la gente con ¡Sálvese quien pueda!. Los memes. Esos momentos caricaturescos captados en cámara que son susceptibles de simular todo tipo de situaciones y contextos que quieras. Esta te da para escoger. Son precisamente estos momentos los que los seguidores de 'Sálvame' echan de menos del programa, y es el tipo de contenido que Netflix tiene la intención de generar. Aunque no son iguales, porque en esta ocasión los colaboradores se salvan del imprevisible directo. Pero, para los más fieles del programa, serán momentos satisfactoriamente divertidos.

Hay, sin embargo, una mezcla entre guion e imprevisión. No todo iba a ser tan natural. A pesar de la espontaneidad y la fuerte personalidad de los colaboradores, se aprecian ciertos momentos en los que se provocan situaciones para que sucedan otras. Es como un guion, pero sin diálogos. Los dialoguistas son los colaboradores. Y el montaje, aunque es adecuado al tono, deja muchas veces en evidencia qué situaciones están preparadas y cuáles no.

Son precisamente los momentos en los que se notan que están menos preparados los que resultan más graciosos. Y seguramente son los que no olvidará el público. La espontaneidad y sensibilidad de María Patiño, que es sin duda la 'MVP' de estos tres primeros capítulos, provocará más de una carcajada. Lo mismo sucede con la naturalidad de Belén Esteban, a la que no le hace falta ni guion para atraer a la audiencia.

Lo que está claro es que los intentos de encontrar trabajo por Miami, las reuniones y conversaciones en el autocar de los colaboradores o la presencia de cameos y sorpresas, no dejarán indiferente a ninguno de sus fans.

*¿Qué no se salva?

A pesar del gran acierto de Netflix de apostar por ¡Sálvese quien pueda!, hay elementos mejorables. Por un lado, el contenido, que deja mucho que desear. No es tan innovador como se vende, y quizá se podría haber explotado más. Se trata de un docu-reality precipitado y rápido de producción y ejecución, algo que se nota en su propio montaje, con unos grafismos especialmente pobres. No obstante, si la miniserie tiene éxito, la mejora en cuanto a estilo y contenido será inminente.

Es un formato que no es para todos los públicos, lo que no significa que sean pocos. Considerando el éxito que han tenido muchos de los memes que han salido de 'Sálvame', no es muy difícil imaginar que pasará lo mismo con este docureality. Es más, hasta Netflix está generando este tipo de contenido en sus redes sociales, cuyos clips ya acumulan millones de visualizaciones. Tanto el público joven de internet como el público adulto telespectador de 'Sálvame' acabarán interesándose por ¡Sálvese quien pueda! Y quizá ese sea uno las motivos que explican la rápida apuesta de Netflix por Belén Esteban, Terelu o María Patiño.

*Conclusión

¡Sálvese quien pueda! es un docureality que, pese a la sencillez de su contenido y de su montaje, funciona gracias a la destacada espontaneidad de sus colaboradores. Estos se convertirán por unas horas en compañeros de viaje del espectador.

Escrito por Cristina Isabel Enriquez Cuevas