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Maelström

Drama Bibiane (Marie-Josée Croze) es una mujer de 25 años que viajando con su coche atropella a un hombre y, presa del el pánico, huye de la escena del accidente. A raíz de tal desgraciado incidente, la joven cae en una etapa de caos y depresión. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
19 de octubre de 2017
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maelström es un gran remolino acuático situado al norte de Noruega que, antaño, se decía que engullía barcos en las costas de dicho país. Pues bien, la protagonista de este Maelström se ve atrapada en un remolino de estas características tras atropellar a un hombre. Para ella, que ya estaba sumida en la desesperación y soledad antes del accidente, esa es la gota que colma el vaso. A pesar de sus desgracia, un rayo de luz (o oscuridad, según se mire) aparece en su vida.

Villeneuve nos plantea una desgraciada cuestión moral, con una gran dualidad. (Ver en zona spoiler dicho conflicto moralizador). Una vez más, el director canadiense nos demuestra cómo plantear un drama a gran escala, dejando frases para la reflexión, un final agridulce para la protagonista, planos largos y evocadores, metáforas por doquier. Todo ello con unas magníficas interpretaciones, con música que acompaña a la perfección las escenas y una ambientación depresiva. Por si fuera poco, la historia en si, puede llegar a tener varios niveles de entendimiento. Algunos se limitarán a seguir la historia aparente, otros comprenderán algunas de las muchas metáforas que presenta el filme, y otros (pocos) podrán disfrutar al completo de un atractivo drama. Así es la filmografía de Villeneuve, una muy envidiable. En películas como Enemy, también se nos exponía un problemón moral (aquélla era más retorcida, con infinitas teoría y comprensiones, pero más recomendable, si se conseguía entender). En otras como La llegada, la moralidad se entremezclaba con el lenguaje y la ciencia ficción. Y también en Prisioneros, Incendies y Blade Runner 2049 se presentan cuestiones morales. Así es la filmografía de Villeneuve: el ser humano, su raciocinio y su moralidad están a la orden del día.

Aún así, Villeneuve se toma tiempo para introducirnos en la historia, y no es hasta bien entrada la primera media hora que la historia empieza a zarpar. Hasta entonces, resulta monótona e incluso, aburrida.

En Maelström, Villeneuve nos lanza el siguiente mensaje: Cuidadito con las coincidencias. Pueden jugar una mala pasada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Celestrodorm
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28 de octubre de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una joven que conducía ebria atropella accidentalmente a un hombre y huye de la escena. Pero el destino es caprichoso y hará que se enamore del hijo del fallecido.
La historia se centra en el sentimiento de culpa que atormenta a la protagonista, amén del dilema moral que le supondrá tener que elegir entre el amor y la verdad.
Segundo largometraje de Denis Villeneuve, una fábula moderna que utiliza el agua como elemento y los peces como metáfora.



"La vida le da una segunda oportunidad. Si sobrevive, se dará a sí misma el derecho de vivir."
CINECLUB
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10 de septiembre de 2021
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Gran metáfora sobre cuestiones profundas

Maelström comienza como lo hacen todas las películas de Denis Villeneuve: una escena de un acto cotidiano que luego va enlazando con escenas aparentemente similares a las que el espectador no logrará darle el sentido hasta que no termina la película.

La base de la que parte este film es la historia de Bibiane y de cómo su estado mental (y, a consecuencia, su vida), se trunca cuando va conduciendo por la noche y accidentalmente atropella a un hombre que, por desgracia, acaba muriendo. Por casualidades de la vida se cruza con el hijo de este señor, que acaba enamorándose de ella.

Temas subyacentes de Maelström tenemos varios, además de ver cómo el intentar darle explicación a las casualidades acaba sin tener mucho sentido. Con este tema, Villeneuve construye una metáfora incorporando en la narración a nada más y nada menos que un pez que habla y al que un carnicero no para de interrumpir mientras le acuchilla (para quitarle escamas, aletas, etc.).

¿Pero qué sentido tienen estas escenas en el total de la película? Pues básicamente el de darnos la respuesta a la gran y eterna pregunta del “por qué”. ¿Por qué la película acaba como acaba? ¿Por qué Evian decide lo que decide? (A propósito, grandísima actuación de Jean-Nicolas Verreault en este papel). ¿Por qué el pez no puede acabar sus argumentaciones? Y a esta pregunta sí que hay una posible respuesta: porque no podemos obtener las respuestas a estas preguntas (todo depende de cómo lo interprete cada espectador, claro).

¿Qué nos lleva a perdonar situaciones que siempre dijimos que no íbamos a perdonar? ¿Cómo podemos poner unos sentimientos por encima de otros? Lo que parece querer demostrar Villeneuve con esta película es que la vida no da respuestas. Ni fáciles, ni complicadas. Simplemente hay cuestiones que no tienen una respuesta para nosotros, podemos convivir con lo que se nos pone por delante, o dejarlo pasar. Podemos tomar decisiones, pero habrá ocasiones en la que no podamos respondernos según qué dudas.

*La importancia de los títulos

Con el tipo de cine que le caracteriza, Villeneuve construye una película que, a priori, nos puede parecer simplemente rara, pero que en realidad nos regala grandes reflexiones, si queremos recogerlas.

Lo que está claro es que este director nunca da puntada sin hilo, ya que incluso el mismo título queda muy bien reflejado en toda la película. Maelström es una palabra noruega con la que identifican un tipo de remolino que se da en las costas de las islas Lofoten. Es un remolino formado por fuertes corrientes muy difíciles de predecir (como las casualidades de la vida, por ejemplo).

Siempre se ha considerado que este remolino era fruto de la mitología, la cultura y la imaginación, pero se ha demostrado que es real y, sin duda, Villeneuve ha conseguido formar una gran metáfora de la vida y las grandes incógnitas sobre determinados asuntos partiendo de este término.

*Conclusión

De nuevo tenemos una película con un escenario algo lento, en ocasiones estrafalario y con pocos diálogos, aunque bastante relevantes para toda la trama. Si el espectador le deja, con poco menos de hora y media a este director le basta para dar una gran dosis de realidad con un relato, en parte, muy surrealista.

Escrito por Nieves Villalón Peralbo
Cinemagavia
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26 de diciembre de 2023
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Los aspectos musicales son de un gran gusto, la elección música e imagen esa dualidad, nada fácil de casar con éxito, sin que una perjudique a la otra o vaya a remolque.

Desde el inicio el uso que hace del color me resulta recargado, satinado en exceso.
Cuando lleva 40 minutos, justo cuando va en el metro, comienzo a acostumbrarme a esa tonalidad recargada que utiliza, no por ello sigo pensando en lo excesivo del color que utiliza.
Demasiado pulcro, demasiado limpio. (La versión restaurada que vi refuerza esa tendencia)

La primera escena de sexo que tiene, es de gran plasticidad visual y la composición de la escena me resulta notable. La mayoría de escenas de sexo son deplorables sobre todo en el cine comercial.
Y la segunda escena de sexo o amor es mejor aún, la composición, la luz, la originalidad de los planos; conclusión, Villeneuve sabe filmar el amor y sabe entrelazar música e imágenes con un gusto admirable, a veces exquisito y ésta es su segunda película y también la segunda que veo de él.
Pocos directores son capaces de crear una escena sexual con imaginación, lirismo, realismo, erotismo, colorido y plasticidad.

Contiene momentos de enorme belleza visual, mi favorito:
En la presa, ves una luz amarilla que emerge a la superficie, la lancha motora, después sube la cámara en un giro imposible, parte de la gigantesca roca, piedra, una parte del firmamento entre los muros infranqueables; corta el plano y muestra un plano general de la gigantesca presa; sublime, fabulosos 25 segundos de una belleza sin igual.

Mi momento musical favorito, bufff es imposible quedarse con uno o dos, cuando suena Tom Waits "The ocean doen'st want me", esa música envolvente y claustrofóbica de Maelstrom.
Aunque "Les deux guitares" de Aznavour queda antológico.

Ella está bien con algunos momentos interpretativos impactantes, pero él aún me convence más en la transmisión de su personaje, esa intensidad de su mirada.

El guión tiene momentos de una brillantez y originalidad soberbias y unas sutilezas entrelazando a tener en cuenta.
La historia es entretenida aunque tarde un poco en arrancar cuando lo hace planea a gran nivel y tiene sustancia.
Hay que valorar que ya tiene 23 años y sigue teniendo toquetazos originales.
El agua, el mar, los peces tienen una simbología en toda la obra inquietante y telúrica.
Al acabar la historia me he reconciliado con el uso que hace del color.
Zappianin
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12 de marzo de 2022
2 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película advierte, desde la primera escena, que bromea con la cultura noruega. Como en una fábula el narrador es un pescado parlante, un anciano mero que, a punto de ser fileteado, nos cuenta la historia de la protagonista. Una joven empresaria cuya vida queda marcada tras un violento accidente de tráfico con un pescador noruego.

Villeneuve, como un medium, trata de invocar dos mundos antagónicos. Por un lado el de la protagonista, una radiografía de la mujer moderna y por otro las brumas de la cultura noruega como mitología fantasmal. Una película que busca la extrañeza, entre Cronenberg y la asfixia psicológica de "Repulsión" de Polanski. Un cuento postmoderno sobre las tribulaciones y tormemtos de la mujer del nuevo siglo.

"Maelstrom" es ambiciosa pero fallida. El referente noruego no se entiende. La narración es errática y algunas soluciones argumentales forzadas. No queda claro el humor, un sarcasmo apenas esbozado. El tono de thriller, tal vez lo más interesante, se pierde por el camino. Todas las líneas argumentales flotan en la indefinición.

Con más de diez películas a sus espaldas Denis Villeneuve se ha convertido en el Stanley Kubrick canadiense. Aunque "Maelstrom" peca de experimental será recordada como el trabajo primerizo de un maestro.
Robert Denigro
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