Fallen

Una saga que, de momento, no ofrece nada nuevo. Historia simple y sin sentido y actores mediocres. Lo único, música de Isham que le queda bien.
Si lo que quieres ver es una peli para jóvenes y pasar el rato sin tener que pensar en nada, seguro que hay otras mejores o que te cuenten algo nuevo, por lo menos.

Curiosa carrera la de Scott Hicks. Igual te hace un biopic oscarizado (Shine), un correcto drama familiar (Sólo ellos), la tercera mejor adaptación de Nicholas Sparks, o una de las pocas decentes (Cuando te encuentre; las otras son El diario de Noah y Un paseo para recordar) o este bodrio con mayúsculas.
Años después de que terminara la efímera moda de los seres sobrenaturales y sus romances con humanos o entre ellos (Crepúsculo, Cazadores de Sombras, The Host, etc), apareció Fallen, que llega mal y tarde a apuntarse a la tendencia. Lo peor no es su ramplona cursilería o la absoluta nadería que son su argumento o sus personajes, sino que encima es más aburrida que Crepúsculo, que ya es decir. No aporta nada, no interesa nada de lo que cuenta, y lo único medianamente interesante es ver a Jeremy Irvine, que es un buen intérprete aunque aquí no pueda demostrarlo y esté tan plomizo como todo lo demás.
Esperpéntica.

Lo mejor: Poco. Casi nada. Jeremy Irvine.
Lo peor: Aburre. No hay vuelta de hoja.

Entrevista con el vampiro. Crepúsculo. True Blood. Buffy, cazavampiros. Harry Potter. El orfanato. El cielo sobre Berlín. La de Ryan y Cage dando pena.
(Don) Delirio pestiño hortera kitsch de no te menees que convierte/transforma la posible, con muchísima suerte, va a ser que no, herejía satánica carabanchelera digna de mejor causa de profundas (idiotas) resonancias Bíblicas y, ya de paso, todo es poco, que coge (destroza) al pobre Milton que no tenía vela en este entierro, por allí pasaba, andaba despistado, se ceban, ningún mal había hecho salvo escribir lo suyo, en Operación triunfo, American Idol, di no a los jóvenes y sus voces, y, ya puestos, vamos servidos, ahítos, trastoca/espachurra todo ese sugerente abismal legado señero en/con/por los ardores helados, mustios, chuchurríos anémicos, transfusión de sangre ya, que la dejen de chupar (o que la sigan chupando y acabáramos, muerta la santa, se acabó la mandanga), de frigorífico, menos que cero, manufacturados de la revista Super Pop o, hay que renovarse, y morir, las emanaciones (¿excrecencias, deposiciones?) sicalípticas adolescentes al vacío envasadas de cualquier pedorra que se precie o ya madura con el alma hecha agua, que no crece, la hiedra, se agarra, de/en Tik Tok, Instagram o cualquier aberración, santo (vive) dios, similar o parecida, desgracia, de esta no nos salva ni el santo padre con todo su corte celestial a la cabeza, asonada, asomada, huya, di no a la mierda, ese mal moderno, un escarabajo, pelotero, adopta, sí a la lechuga y de acelgas sopa. De babero. De llorar (el río) de pena. Sin caidita de Roma siquiera. A dos velas. Beso y tentetieso. La de Garci no era (solo) eso. Crónica de guerra. Para morir o matarte (a sangre fría) entre los efluvios de las gardenias y la amapolas, semilla de crisantemo, que poda el amante del jardinero nuestro mientras otro, más vivo, y chulo que un ocho, y medio, escapa en la noche más oscura con el perro tuerto, y cojo, qué miedo.
Lo único bueno es la atractiva Joely Richardson, qué salero (poco), lo demás es terror del bueno. New Age, criminales flatulencias, amorales devaneos, tontería tétrica, tedio máximo décimo meridio veneno venéreo, aburrimiento profiláctico, liofilizado meneo, horror desenchufado del más bueno, como follarse un murciélago con celofán, sin gracia ninguna, pobre, paupérrimo.
O el intento desesperado de sublimar/neutralizar si cabe todavía más los deseos inapetentes inoperantes incompetentes anoréxicos se supone que especialmente femeninos en este caso mediante cloroformo o bromuro a través de una fantasía lechuguina lobotomizada, blandurria, feucha, afeitada, inane, insomne, trémula, sedienta, aburreovejas, como si ellas fueran tan sensibles, entendida esta, la jodida sensibilidad, como valium a manos llenas, nenúfares y alitas (no de pollo, más de pollas, o de pollitas o pollinas) blancas (el fin de Harold, Clarence, dame unas, porfa, osea, que a mí me da palo, en plan), sea, racistas, qué bello es (mal) vivir si no te duermes (en el) mientras tanto, en el durante.
La de Alex Proyas, las del futuro señales esas caducadas revenidas tan adefesias.
Encuentros en la vigesimoquinta quinta fase.
Querubines, trompetistas, angelotes.
Horchata en las venas, avena en el cerebro, soja en el alma, condón en todo el cuerpo, Corín Tellado sodomizada a mala idea por Mimosín hasta arriba de anfetas y agujetas, el consultorio sentimental franquista de toda la vida pasado por la turbomix protestante hipócrita tibia gringa tan yanqui, sangre rosa, canción de cuna, perversión aniñada, atufa, sigue y suma, para sustos no ganamos, nada.
Una película profundamente depresiva, suicida, insana, agonística, terminal, para rezar al Dios algodón de azúcar intoxicado con una alcochafa y estampado contra un arbotante mal puesto, en mala hora, atado a los dictados sádicos refulgentes subnormales de una influencer de moda hablando de moda, valga la cosa.
El nirvana. Impío. El limbo. Drogadicto.
El romanticismo es o consiste en hacer macramé.
El amor, en un bostezo (tras otro), como mucho un estornudo, alergia, come carne, cruda, que no tenga hueso, a pelo, algún filete, venga, por algo se empieza, maja, hermosa, chica, tía.

Típica historia young adult basada en libros. Chica mona pero nada destacado llega a nueva preparatoria (aunque ya todos se ven pasaditos de los 20), los dos chicos más guapos del cole, que además son de bandos irreconciliables, se enamoran de ella y empiezan a pelear por su amor. Uno es el "líder" de la escuela, extroverido y radiante, el otro es "callado, introspectivo y darks". Tomen todo lo anterior y mezclenlo con un entorno conocido de ciencia ficción o fantasía: aliens, cyberpunk, "el elegido", vampiros, magos o, como en este caso, ángeles y demonios. Toda la película es un enorme cliché que propone poco, es pastelosa, lenta, aburrida y predecible, aparte de poco (o casi nada) original. Para púberes podría funcionar, pero mejor evítenla, la peor película que he visto en los últimos tres años.

Ángeles caídos y una chica traumada que busca su supuesto destino, lidiando con las visiones que la atormentan