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San Pietro

San Pietro
1945 Estados Unidos
Documental
6,1
292
Documental. Bélico Documental sobre la batalla de San Pietro, un pequeño pueblo italiano dominado por tropas del Eje. Más de mil soldados norteamericanos fueron aniquilados cuando intentaron conquistar la población en 1944. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
9 de febrero de 2012
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, John Huston, como tantos otros artistas del momento, decidió implicarse en ella en primera persona, alistándose en el ejército, donde se le encomendó la tarea de rodar películas de propaganda. La primera de esas películas, “Informe desde las Aleutianas”, pese a ciertos roces con la censura militar, pudo ser estrenada sin demasiados problemas. Tras la invasión aliada de Sicilia, Huston y su equipo se trasladaron a Italia y se unieron a las tropas en su avance hacia el norte de la península, fuertemente dificultado por el sistema de líneas defensivas organizado por los alemanes.

“San Pietro” documenta el asalto al pequeño pueblo del mismo nombre, entre el 8 y el 17 de diciembre de 1943, que concluyó con un triunfo aliado que sólo puede catalogarse de pírrico: 1100 marines muertos y los alemanes replegados 5 kilómetros atrás. Huston y sus seis cámaras, mezclados con el resto de la tropa, se jugaron el tipo para obtener las imágenes lo más realistas posibles del campo de batalla, sin ahorrarle al espectador la visión del fracaso o la muerte de sus propios soldados. El resultado fue una película de 90 minutos, que combinaba material filmado en combate y algunas recreaciones posteriores a la batalla, rechazada de plano por el ejército por desmoralizadora. La intervención del general Marshall permitió a Huston proyectar una versión de 32 minutos que, desde el peculiar punto de vista de Marshall, era útil porque mostraba a los futuros soldados los peligros a que se exponían.

Vista hoy, “San Pietro” sorprende tanto por la crudeza y el verismo del material mostrado, que incluye primeros planos de cadáveres e imágenes detalladas del trabajo de los enterradores, como por el modo sutil en que Huston, también narrador de la película, desmonta el mensaje glorificador oficial, ejemplificado aquí por el envarado prólogo del general Clark y la planificación sobre el papel de la batalla. Donde otros ven piezas sobre un tablero y conceptos abstractos, Huston prefiere contemplar el breve paso por la historia de un puñado de seres anónimos arrastrados al sufrimiento y a la muerte.

El modo irónico con que la voz de Huston contrapuntea las imágenes de los horrores de la guerra se modula y adquiere su auténtico significado cuando la batalla termina y los habitantes de San Pietro regresan al montón de cascotes que fue un día su pueblo. “Ayer los niños lloraban y hoy ríen, mañana ni siquiera recordarán la batalla”, oímos decir a Huston sobre un fondo de cantos celestiales. Críos desharrapados correteando entre los escombros y saludando entre risas a la cámara. Madres amamantando a sus hijos. Un hombre que asiste, en un mar de lágrimas, al rescate del cuerpo de su esposa de entre las ruinas. Una mujer transportando, en perfecto equilibrio sobre su cabeza, un ataúd para alguien cuyo nombre nunca llegaremos a conocer.

“Let there be light”, el tercer documental bélico de Huston, fue prohibido por el ejército hasta 1980.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Normelvis Bates
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18 de mayo de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el 45, a sus 39 años Huston era un reputado guionista pero un novel director con apenas dos películas y media (eso sí, una de ellas "El Halcón Maltés") en su haber. Su contribución al esfuerzo bélico lo puso con su oficio y con el grado de Major filmó tres documentales propagandísticos con desigual fortuna.
El primero "Report from the Aleutians" tenía poco de hazañas bélicas y se centraba en la vida cotidiana de los soldados acantonados en la isla de Adak. Apenas 47 m. que gustaron al ejercito excepto algunas escenas en que la vida del soldado se reflejaba demasiado rutinaria y Huston tuvo que "luchar" para que no fueran suprimidas.
El segundo, el que nos ocupa, relataba la toma de un pueblecito del sur de Italia, San Pietro a mediados de Diciembre del 43 y que supuso una victoria pírrica para las fuerzas aliadas italo-norteamericanas. Huston se explayó durante 90 minutos pero cuando el alto mando vio el resultado se dio cuenta que aquello no iba a levantar la moral de las tropas. Apunto estuvo de ir directamente a la basura pero el general George C. Marshall a la sazón jefe del Estado Mayor decidió que al menos una parte, 32 m., podían ser útiles para que los soldados vieran que aquello de liberar a la vieja Europa no iba a ser un camino de rosas. Eso sí precedido de un prologo del general Clark tan infame como sus aptitudes como soldado.
El tercer documental ni siquiera vio la luz.
Asi pues los 32 minutos que han quedado nos ofrecen la originalidad de planteamiento, en el que la voz del propio Huston nos pone en el lugar de un soldado más y nos cuenta como va a ser el ataque. Los reconocimientos previos y los diferentes ataques en sí, uno de ellos con tanques, y el resultado final donde se ve a los habitantes del pueblo liberado.
El astuto John al que le recriminaron que el documental no era pro-bélico, cosa que el admitió con orgullo, cargó las tintas no en las escenas de asalto sino en el costo de vidas humana que conllevaba. Escenas que hoy pueden parecer superadas pero que ya anticipaban las que vendrían años mas tarde desde Vietnam. Al final el pueblo absolutamente en ruinas es el legado que les dejan a unos habitantes subdesarrollados a los que solo les queda el consuelo de ver la fugaz sonrisa de unos niños que esperan un futuro mejor. Y es que en definitiva Huston tenía alma de poeta.
czjc.blogspot.com
ELZIETE
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9 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
206/10(07/07/20) Afamado y controvertido documental realizado por el gran John Huston (que también es el narrador) sobre una de las batalla de la WWII, choque bélico a sesenta millas de Nápoles, fue filmado por Jules Buck, y estrenado en USA en 1945, pero se mostró a las tropas estadounidenses antes. Una película documental sobre una batalla en el frente italiano en 1943, poco después de aterrizar en Nápoles, antes del asedio de Monte Casino, hecha para el ejército de los EE. UU., quería tener una. Huston y su equipo - que incluía el novelista y guionista británico Eric Ambler - se unen al ejército de Estados Unidos‘s 143o Regimiento de la 36ª División. “San Pietro” documenta el asalto al pequeño pueblo del mismo nombre, entre el 8 y el 17 de diciembre de 1943, que concluyó con un triunfo aliado, pero con 1200 marines caqidos y los alemanes replegados 5 kilómetros atrás. Huston y sus seis cámaras, mezclados con el resto de la tropa, se jugaron el tipo para obtener las imágenes lo más realistas posibles del campo de batalla, sin ahorrarle al espectador la visión del fracaso o la muerte de sus propios soldados. El resultado fue una película de 90 minutos, que combinaba material filmado en combate y algunas recreaciones posteriores a la batalla, rechazada de plano por el ejército por desmoralizadora, por mostrar muertos americanos en primer plano envueltos en sábanas. La intervención del general Marshall permitió a Huston proyectar una versión de 32 minutos que, desde el peculiar punto de vista de Marshall, era útil porque mostraba a los futuros soldados los peligros a que se exponían. A diferencia de muchos otros documentales militares, se afirmó que los camarógrafos de Huston filmaron junto a los soldados de infantería mientras luchaban por subir las colinas para llegar a San Pietro. La afirmación de Huston de que la película se hizo durante la batalla fue demostrada como falsa por la investigación de Peter Maslowski en su libro de 1993, Armed With Cameras. En 1991, la Batalla de San Pietro fue seleccionada para el Registro Nacional de Cine de los Estados Unidos por la Biblioteca del Congreso como "cultural, histórica o estéticamente significativa". La película fue preservada por el Academy Film Archive en 2005.

La cinta arranca con una presentación en primer plano del General Clark exponiendo la importancia de la batalla y la estrategia, pero según el cariz que Huston dio a su metraje esto se convierte en paradójico, pues pasamos de las salas de mando al terreno real, lugar de apariencia cuasi-apocalíptica en su aridez, el objetivo es el Valle de Liri, donde los soldados pelean, sufren, son heridos y muchos muertos, y estos enterrados en camposantos cuasi-infinitos, ello con una crueldad avernal, narrado con sequedad anti-bélica, con una cámara temblorosa que nos hace reflejar ser un corresponsal de guerra en acción, y meternos con ello en el terreno. Tremendo cuando nos dicen que un grupo de voluntarios intentó tomar un puesto nazi y no regresa ninguno. Vemos a tanques en acción, pero siendo destrozados. Huston da rostro a estos muchachos que se enfrentan a la muerte con estoicismo y heroísmo mundano, en un terreno infernal en lo inhóspito, colinas agrestes dominadas en sus cumbres por nidos de ametralladoras nazis, donde cada centímetro suponía una agonía, cuando no tener que retirarse, hay lugar para dar cara a los nazis, ello en su muertos tirados anárquicamente por el suelo, o por los apresados. Las consecuencias se ven en las caras de los muertos gestos desencajados, vemos explosiones, morteros, granadas, bombardeos, aviones de combate, toda una feria del apocalíptico Jinete de la Guerra. Todo esto sesteado de vez en cuando por un aséptico mapa donde vemos las posiciones de cada bando.

Al final los nazis se retiran del pueblo, lo hacen con la estrategia de un contrataque para proteger la huida, pero estos teutones solo se ‘destierran’ cinco km atrás, con lo que se siente una victoria pusilánime para las cientos de bajas sufridas, no se siente un triunfo épico.

Lo turbador es como al final los habitantes de San Pietro vuelven a su pueblo de las montañas (con maletas, muebles, vacas, o ataúdes) para loar a los americanos como sus salvadores, cuando ellos en realidad tomaron el pueblo por su valor estratégico, no por ser liberadores, fue algo fortuito, así nos lo narra Huston. Vemos la villa derruida, las casas destrozadas, sacan cadáveres de entre los escombros con el llanto de sus seres queridos. Vemos el cementerio con centenares de cruces blancas, con lugareños haciendo fosas, con operarios haciendo cruces donde colocan las placas identificativas. Asistimos al descanso del guerrero antes de volver a la contienda.

Y arranca en el epílogo una música celestial, y vemos a las gentes de San Pietro. Tres mujeres sentadas entre las ruinas, dos dando de mamar a sus bebes, y la otra con otro niño en brazos, vemos niños sonrientes deambular por el pueblo (“Ayer los niños lloraban y hoy ríen, mañana ni siquiera recordarán la batalla”, dice irónicamente Huston) mujeres lavando tropa en una fuente, descargan sacos de trigo (supongo). Y circularmente terminamos viendo los campos áridos del inicio, ahora siendo arados para ser cosechados. Terminado con una procesión con niños entre los escombros de San Pietro, pidiendo por los liberadores estadounidenses, siendo la última alegórica imagen la figura del San Pietro de la Iglesia destrozada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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