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Jack, el destripador

Thriller. Terror En el Londres de finales del siglo XIX, en White Chapel, mueren asesinadas varias mujeres. Los vecinos del inmueble sospechan del inquilino del piso de arriba, un misterioso hombre conocido por su aversión al género femenino. Adaptación cinematográfica de la popular novela de Marie Belloc Lowndes, "Jack el Destripador". (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
25 de marzo de 2011
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es de justicia reconocer que en no pocas ocasiones las virtudes y aciertos de las películas no dependen de las decisiones del realizador, siendo la labor de sus técnicos la que logra la excelencia. Ciertamente el director es quien coordina todo el trabajo, pero también es frecuente que conceda parcelas de libertad a algunos de sus colaboradores, especialmente si son brillantes.

Algo similar a lo expuesto es lo que creo que ocurre en este filme, una nueva aportación cinematográfica a la celebérrima historia de Jack el destripador. Desgraciadamente, el enfoque del argumento, en el que rápidamente conocemos la identidad del asesino y asistimos a la artificiosa admisión del mismo en una acomodada casa londinense en la que se alquilan habitaciones, resulta, cuando menos, un poco forzada. El guión no es malo, pero tampoco evita esa incómoda sensación de que a la clásica historia de Jack la han adulterado en exceso. En cuanto a las interpretaciones, me parecieron simplemente correctas, y algo irregular la más importante, pues el trabajo de Laird Cregar oscila entre cierta rigidez o envaramiento (tal vez atribuible a una equivocada decisión del director), y una sorprendente expresividad final.

Si esta película me parece buena y verdaderamente digna de verse es por su fotografía y elaboración de las tomas, verdaderamente merecedoras de elogio. A cargo de la primera tenemos a Lucien Ballard, uno de los grandes, que consigue crear una atmósfera tétrica, neblinosa y húmeda, en la que la iluminación es tan sugerente o más que lo que sucede en pantalla. En interiores demuestra también su dominio fotográfico, dando todo un ejemplo de cómo se debe iluminar partiendo de pequeños puntos de luz, como una vela o una pequeña lámpara de gas. Los encuadres y puntos de vista son tortuosos, forzados, aportando una sensación fantasmagórica o gótica. Los planos generales en exteriores se toman en picado, mientras que al personaje principal se le enfoca frecuentemente en contrapicado, y muchas veces desplazado del centro del cuadro, incluso inclinado, enfatizando así su violencia y desequilibrio mental. También cabe elogiar la continuidad visual de algunas secuencias, que logran gran efecto dramático, como la inicial o la penúltima (el largo acoso final al asesino en el interior del teatro), en la que la acción está perfectamente desarrollada, y hábilmente intercalada con primeros planos del desquiciado rostro de Jack.

Seguramente no podemos saber en qué medida pesó la mano del realizador en el resultado final de la obra, pero por lo visto en otras películas de John Brahm -claramente inferiores en lo formal, salvo en el caso de "Hangover Square"-, la ayuda de Ballard se me antoja decisiva. Y es que al analizar el valor de las películas es muy importante ir poco a poco, parte a parte, como lo haría Jack.
Quatermain80
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15 de diciembre de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado que todos los que seamos algo “frikis” en el tema de Jack el Destripador tengamos a “The Lodger” como una de nuestras películas favoritas sobre el tema. Hemos leído tanto sobre los sucesos que nos resulta la visión de este film totalmente periférica. Pero hay otra parte de nuestro subconsciente que no puede dejar de admirar a una obra como esta que representa el Londres victoriano y sus calles de una de las maneras más atractivas que jamás se han hecho.

Aparte de la magnífica ambientación, el casting es portentoso, una de las actrices más bellas de la época como Merle Oberon, un actor-actor como George Sanders, y un gigante y oscuro Laird Cregar que murió unos meses más tarde intentando ponerse a régimen con 31 años.

Si no se hubiese hecho referencia a Jack, y hubiera sido otro homicida cualquiera, aunque fuera ficticio, la película hubiera ganado enteros, pero así es complicado cambiar el “chip”.

Pero no es mala… sólo que nos rayamos.

Nota: 6,2.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
vircenguetorix
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24 de febrero de 2009
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tercera de las cuatro adaptaciones de la novela de Marie Belloc Lowndes, hermana del íntimo amigo de Chesterton, Hilaire Belloc. La primera fue la de Hitchcock (1926), que a pesar de algunos detalles interesantes con su toque personal tampoco es una maravilla. El actor que hizo la de Hitchcock, Ivor Novello, repitió en la segunda de Maurice Elvey (1932). Y la cuarta, y quizás la más lograda, es la del argentino Hugo Fregonese (1953).

En ésta todo es más evidente. Le falta ambigüedad y ni siquiera tiene el toque de humor british que le puso Fregonese en la suya. Además el protagonista no está bien escogido. El grandote y rollizo Laird Cregar no da la talla a pesar de su mirada turbia, o precisamente por eso. Lo que Novello conseguía con su atractivo o Jack Palance con sólo su presencia, Cregar tiene que sobreactuarlo y desluce la función. Hubiese sido mejor intercambiar su papel con el siempre inquietante George Sanders.

En fin, quizás es la más floja. Aunque hay una visita al Black Museum que siempre es de agradecer.
Gilbert
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22 de abril de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de innumerables hallazgos: iluminación, encuadres, montaje, ambiente, suspenso. En muchos sentidos, es una lección de cine y una poderosa razón de por qué seguimos viendo los "viejos" filmes.
mano
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27 de diciembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una obra en la que todos sus elementos encajan perfectamente, desde la música de Friedhofer hasta la dirección de Brahm, pasando por la fotografía en blanco y negro de Lucien Ballard, y por un reparto interesante, donde destaca Laird Cregar, con una mirada siniestra y misteriosa. Merle Oberon emplea todo su "sex-appeal" interpretando a una cantante de revista. George Sanders también desarrolla su papel de policía con su habitual soltura.

Se trata de un film tal vez no muy conocido, dirigido por un director tampoco muy conocido. Pero vale la pena redescubrir tanto a este film como a su director.
Pedro Triguero_Lizana
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