Pasaje para un coche fúnebre

Tras sufrir la muerte de su madre y pasar por un reciente divorcio, una mujer de San Francisco (Trish Van Devere), decide apartarse del mundo durante una temporada e irse a un lejano pueblo en el que no conoce a nadie e instalarse en la deshabitada casa que perteneció a una fallecida tía. Cuando se encuentra en las cercanías del pueblo, a donde llega de noche cerrada, tiene un encontronazo con un coche fúnebre que tras chocar levemente con ella sigue camino, lo que sumado al extraño recibimiento por la mayor parte de los lugareños al saber quién es y la casa en la que se aloja (hasta los caballos relinchan al oír el nombre de la mansión), uno de los cuales es el huraño Walter Pritchard (Joseph Cotten), que se muestra molesto porque al parecer la tía le había prometido cederle la casa a su muerte y las extrañas apariciones que sufre en ella, nos sumerge durante todo el metraje en una inquietante e in crescendo atmosfera siniestra (por otra parte el pilar en el que se sustenta el film, ya que solo hay un par de muertes mal mostradas y ni una gota de sangre) que a poco que pongas de tu parte (me refiero a a comulgar con la naturalidad con la que sigue su día a día la protagonista, cuando lo lógico hubiera sido salir por pies ante el primero de los numerosos sustos que se lleva), te hará pasar un rato verdaderamente entretenido, aunque seguro que al curtido, avezado y critico espectador de hoy en día no le provocara la angustia y el terror que sembraba entre los que la vieron en su época (cada vez que aparece el coche fúnebre con su inquietante y siniestro conductor y suena la musiquilla es un puntazo).
Trish Van Devere es la verdadera estrella de la función y Joseph Cotten cumple sin despeinarse, estando el resto del reparto más que digno.

Interesante propuesta de terror sobre casas encantadas cuya mayor virtud reside en la creación de una atmósfera inquietante que sin necesidad de recurrir a efectismos sangrientos mantiene al espectador a la expectativa. El previsible final no deja mal sabor de boca.

La encantadora esposa de George C. Scott, una convincente Trish Van Devere, protagoniza esta digna historia terrorífica en el mismo año en el que estrenó junto a su marido la espléndida Al final de la escalera.

Entretenida película protagonizada por Trish Van Devere, quien es la auténtica protagonista de un film que consigue crear un ambiente de inquietud.
La película de 1980 puede quedar algo desfasada hoy en día, aunque conserva esa buena ambientación centrada en un curioso e inquietante coche fúnebre.
El guion deja bastante que desear, al igual que muchas de las interpretaciones por lo que la película se queda en un aprobado justillo.
Otro de los puntos a favor es la interesante música .
Si no la has visto y te gustan las películas de suspense/serie B de los años 80, apúntatela que no te sentirás defraudado/a.

Bastante interesante esta película de terror sobrenatural, donde una mujer se muda a una casa heredada y casi desde el primer momento empiezan a pasar cosas raras...

A diferencia de otras producciones del estilo donde las cosas van ocurriendo poquito a poco, aquí vemos fenómenos desde la primera noche, y la siguiente, y la siguiente... en serio, ¿como aguantó tanto la pobre protagonista, si sabe que cada vez que llega la noche va a pasar algo? Llega un momento que cuesta creer que no se quiera ir.

La historia está bastante decente, tiene mucho suspense y una buena parte final.

Esta película de 1980 es bastante olvidable, pero tiene varias virtudes a destacar que merecen ser apuntadas. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un film de terror muy de la serie B. Y es que se nota que no invirtieron mucho presupuesto, algo que por otro lado no necesitaba, al menos para la historia que la cinta quería mostrar. En ese aspecto, la producción es muy inteligente, ya que aprovecha al máximo todos y cada uno de los elementos que tiene a su disposición y, de este modo, tapa sus obvias carencias. Como indiqué al comienzo de esta crítica, el metraje cuenta con sus recursos a la hora de llamar la atención del espectador. La música funciona muy bien y logra generar tensión con cada nota siempre que suena. Otra cosa que no tiene desperdicio son los planos subjetivos, los cuales unidos a los inquietantes sonidos nos ponen bajo una tensión tremenda. Esto es muy típico de los slashers que estaban tan de moda en aquellos tiempos. La actriz protagonista hace su papel de una manera inmejorable y consigue rozar el realismo. Por otra parte, los defectos son más que evidentes. La casa está muy desaprovechada y no da en ningún momento la sensación de ser la típica vivienda encantada o maldita. El argumento no es malo, ni mucho menos, pero es tan previsible que apenas hay sorpresas. El final también tiene tela, pues resulta sumamente soso. A mí, por lo menos, me ha dejado indiferente. No es una mala opción para pasar el rato. No obstante, es un producto que se olvida prácticamente nada más verlo.