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The Dark Maidens

Thriller. Terror Un día, Itsumi Shiraishi (Marie Iitoyo) muere en la Escuela Secundaria de Niñas Seibo Maria. Se cayó de la azotea de un edificio escolar. Itsumi es la hija del administrador de la escuela y fue envidiada por todos los demás estudiantes. ¿Se suicidó Itsumi o fue asesinada accidental o intencionalmente? En el momento de su muerte, tenía en la mano un lirio de la flor del valle. Corre el rumor de que alguien en el club de literatura mató a ... [+]
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
16 de junio de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco colegialas que forman parte del club de literatura de su colegio se reúnen una noche para celebrar una cena a ciegas, durante la cual cada una leerá un relato de su autoría acerca de la muerte de la que fuera presidenta del club. Así es como empieza este thriller juvenil con un fondo oscuro y rebuscado, en contraposición a su estética edulcorada.

Si bien es cierto que visualmente parece un telefilm, algo bastante habitual en las películas japonesas que adaptan mangas o light novels, su estructura a lo Rashomon, el morbo que la historia desprende (¿la muerte de la presidenta fue accidental o un asesinato cometido por una de ellas?) y la gran cantidad de giros de guion logran que, pese a no ser nada del otro mundo, la película sea entretenida.

Para quien ha disfrutado Re:Mind y similares o busque un whodunit (a la japonesa, eso sí) ligerito para pasar una tarde aburrida.
Chechu Rebota
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20 de mayo de 2020
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Cualquier admirador de Kurosawa debe conocer el efecto Rashomon, que fue la manera de llevar al cine el narrador poco fiable literario. Según este efecto, como se deja ver en su famoso film, cuando diversas personas cuentan su versión de una misma historia, ninguna coincidirá en su totalidad pero todas serán medianamente ciertas, haciendo que ninguna será falsa.

Un narrador poco fiable es un recurso artístico muy potente. Mal empleado es capaz de echar a perder una buena historia. Bien usado, es capaz de dar una pátina de brillo extra a cualquier trama. Y en esta delicia que es Ankoku Joshi, nos encontramos un caso de los segundos, una cinta que nos propondrá una espiral tramposa desde el minuto 1 y no nos dejará salir de ella hasta el final.

Podemos estar de acuerdo en que hay algunos elementos que son un tanto histriónicos. El mismo salón donde transcurre la mayor parte de la acción parece más propio de los salones de una mansión en la campiña británica que de un colegio privado femenino. El juego de truenos y sombras con la tormenta exterior un truco efectista de peli barata de sobremesa. Y la escena del anillo es un recurso usado también en cierta serie sobre una comunidad de vecinos del extrarradio. Pero pasando por alto estos pecadillos - como si fuera un libro viejo con las cubiertas desgastadas que se desencuaderna al abrirse - y nos centramos en la historia de dentro, no nos arrepentiremos.

La premisa es la reunión de un club literario de un colegio femenino. Y el punto del día, las historias que escriben sus miembros sobre la muerte de Itsumi, la anterior presidenta del club. En el colegio está extendido el rumor de que una de ellas fue la asesina. A través de las historias que cuenten, nos aproximaremos al personaje de Itsumi y al del resto de protagonistas.

No quiero desvelar mucho, porque hacerlo sería robar la magia. Baste decir que la historia va tornándose más oscura de un modo maravilloso, que Marie Iitoyo tiene más registros que una casa okupa y que parte del encanto radica en cómo el puzzle completo se construye con distintos géneros de historias (Erótica, fantasía, suspense), pero hay un par de cosas que me gustaría señalar y que le aportan ese plus de calidad.

La primera es cómo es capaz de ensalzar el arte, en distintas vertientes, con pequeños detalles y referencias. Desde esa Sinfonía número 25 de Mozart en los momentos de tensión a las referencias a Botticelli pasando por el propio cine. No obstante, y es la segunda cosa a destacar, es la literatura la que ocupa un lugar central con multitud de guiños que el espectador más avezado sabrá descubrir. Por mencionar algunos, Agatha Christie y los espacios cerrados, la poesía de Ezra Pound y los lirios y sobre todo, los múltiples escritores japoneses que se mencionan - Dazai, Tanizaki, Mishima - y sus grandes temáticas sobre las máscaras, las sombras y las cosas que no son lo que parecen.

De verdad, sed un poco platónicos antes de sentaros a ver esta obra, recodad que la forma es mutable y quedaros con el fondo, con el mundo de las ideas. No os arrepentiréis.
Of The Assumption
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12 de junio de 2022
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En esta salita, tan atestada de cultura a nuestro alrededor, apartada del resto del mundo, con la preciosa lámpara colgada del techo. Una acogedora nube de azúcar que guarda todos nuestros secretos; tomemos el té y disfrutemos de tal comodidad.
Y ahora, zorras...¿quién mató a nuestra presidenta?

Porque el Mundo, en efecto, no es de color de rosa y tiene muchos e inexorables recovecos mugrientos y oscuros, lo demostró la polifacética autora, guionista y directora de series de animación Mari Okada al adaptar para el director televisivo especializado en dramas adolescentes Saiji Yakumo la novela "Ankoku Joshi", segundo y muy exitoso trabajo de Rikako Akiyoshi, otra personalidad dentro de la ficción literaria contemporánea, sobre todo en lo que a drama y misterio se refiere. Tras ser llevada a formato manga llega su versión con personajes reales casi sin trastocar la lectura original.
"Casi" porque una de las miembros del selecto club de literatura de la academia St. Mary, Sonoko Koga, es eliminada de una enrevesada ecuación, tal vez para hacer la trama algo más legible. Club consternado por el trágico suicidio de su presidenta e hija del dueño del centro, Itsumi; y ahora reunidas en amor y compañía la vicepresidenta, que hace de homólogo del espectador, les pide una historia acerca de la fallecida, que van a leer a la luz de las velas...¿quién podría sospechar nada de estas chicas de rostros angelicales, los de las preciosas modelos y "idols" que las interpretan, presentadas con toda la mala intención durante los créditos iniciales?

Hay mucho que sospechar ya que cada relato tiene la función de confesión de una testigo sospechosa. Nosotros somos Poirot en este desaguisado de "whodunit" que bien rinde tributo a "Cards on the Table" a través de un entramado narrativo al estilo "Rasho-mon"; una o todas las niñas han ocultado alguna información en sus historias. "Ankoku Joshi", arropada por una fotografía de colores vivos y un estilo visual televisivo y preciosista, cuece a fuego lento su maraña de cinismo, agazapada entre los pliegues de esta atmósfera tremendamente pastelosa, emergiendo y robando su oxígeno con cada confesión, relatada desde el punto de vista de quien las lee.
Aunque ni Mirei, ni Akane, ni Diana, ni Shiyo poseen un cariz protagonista, más bien esa Itsumi que es el centro de atención esencial en todos los relatos; pero la extrema idealización de este personaje, "popular girl" por excelencia, levanta ampollas, al igual que la manía de las muchachas de cargar la culpa a una compañera. Nada es lo que parece; rabia y celos vician el aire y un lirio aparece como extraño elemento conector de los hechos y situaciones. Si recordamos "Rasho-mon", el objetivo de cada testigo es deshacerse de su responsabilidad y condenar al otro; así el humor negro sobresale tímido pero hiriente: inocentes piadosas convertidas en infames mujeres fatales y peores víboras que el trío de "Heathers" (quienes al menos se mostraban como eran...).

Hasta cierto punto la ambigüedad domina la trama, fundamental en su estilo, y claro, ciertos cabos se dejan sin atar para preservar nuestras dudas. Pero éstas, al contrario que en la obra de Kurosawa, van a encontrar una vía de certeza entrando en juego el relato póstumo de la propia Itsumi, punto de inflexión y sorprendente viraje de unos hechos hasta ahora estructurados sobre el desasosiego; a partir de la estrategia de manipulación de la presidenta, que se describe como la verdadera protagonista, lo que queda al descubierto es un cúmulo de maldades cuya justificación es la de encajar en una sociedad frívola, hipócrita y construida sobre máscaras.
En el aire se dejaron enigmas como el incendio en el restaurante familiar de Akane, la precariedad económica de Mirei o el accidente de la hermana de Diana; todo tiene su explicación, todo forma parte de un juego criminal colectivo a partir del cual somos ya incapaces de sentir simpatía por nadie, pues el reverso infernal de los rostros que antes quedaba en penumbra está ahora en primer plano, y es horrendo, el de esta sociedad adolescente nihilista y podrida hasta el tuétano, donde la prostitución, el asesinato, el odio paternofilial, la pedofilia, el aborto, el acoso y la traición son prácticas rutinarias guardadas por elegantes formas.

Poco queda de la fantasía "shojo" y el humor retorcido y esto ha adquirido el tono claustrofóbico y tétrico del cine de Kiyoshi Kurosawa, sin más fantasmas ni monstruos que los propios seres humanos, lo que termina dejando un poso de amargura que revuelve el estómago. Incluso siendo ahora la venganza el elemento principal y habiéndose revelado las intenciones y apariencias de las zorras protagonistas, nunca podemos discernir una clara realidad (por mucho que la confesión de Itsumi haya destapado las miserias de todas, y la razón es que se trata de otra historia más...).
El cinismo ya es parte de las existencias de ellas, así que confiar en la historia de una es dejarse embaucar sin necesidad, aunque sus palabras sean de lo más reveladoras; para Akiyoshi y Okada mantener la duda sigue siendo vital...por eso mismo Sayuri, la vicepresidenta, la que nunca dejaba su puesto de detective-espectadora, jamás debería haber formado parte del círculo de traición, momento de total convulsión y confusión que lleva al film a terrenos de violencia surrealista y extrema más propios de Takashi Miike o Yukihiko Tsutsumi.

Negro y rosa se funden en un "thriller" que poco tendría que envidiar a "Confessions" o a los tratados psicosociales más descorazonadores de Sono y el nombrado Kurosawa.
El reparto femenino, por cierto, supera su atractivo de jóvenes "idols" (en especial Marie Itoyo y Riria Baba) y brinda unas actuaciones sublimes, tanto como el trabajo de fotografía de Koichi Nakayama y la dirección artística de Takashi Matsuzuka...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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