Balarrasa

El teniente Mendoza es un legionario tuercebotas, pendenciero y mujeriego.
Con un empiece al más clásico estilo de las superproducciones del cine de aventuras, nos encontramos a una Compañía de la Legión en el frente durante la guerra. El teniente Mendoza le cambia la guardia a su gran amigo, otro teniente, y éste muere de un disparo del enemigo nada más empezar a cumplir el servicio.
Esta circunstancia, moralizante total, ya que tuvo que hacerle la guardia por perder una apuesta jugando a las 7 y media y encima con el hecho que le hizo trampas, le hace entrar al teniente en la providencia divina y termina ingresando en el Seminario.
Y no empecemos ya con que la abuela fuma y todo eso de los curas porque lo único que hay que ver es que esta peli es de otra época.
Completamente volcado en el sacerdocio, Javier Mendoza visitará a su familia e intercederá en la azarosa vida de sus hermanos, en la de su hermana menor, que anda despistada en el amor y en la de los otros dos dedicados al contrabando internacional, algo menos grave, pero jodido también.
En la película se enganchan sucesivamente el género bélico, religioso y el cine negro clásico con un final edificante.
No está mal. Bien construida la historia y con personajes creíbles.

De acuerdo con que la película es de otra época ( ahora las películas han de meterse con la Iglesia para tener éxito, y si hay curas pedófilos de por medio pues mejor). Pero "Balarrasa" lo que habla es de la redención. La escena del principio, un legionario que por hacer trampas en una partida de cartas hace que maten a su mejor amigo, desencadena toda una serie de consecuencias que hace que termine en el seminario y cambie su vida.

Quizás para el espíritu actual la idea de sacrificio, redención y, como dice el protagonista a su hermana en la película " el no irse de este mundo con las manos vacías", suene a carca y desfasado, pero "Balarrasa" habla de eso y de mucho más. Como un acontecimiento trágico al principio de la película cambia la vida de todos los que rodean al personaje. Es un "qué bello es vivir" pero sin recurrir al artificio de los ángeles.

Y como siempre Fernando Fernán Gómez demostrando que es un pedazo de actor, llena la pantalla con su presencia.

Dice el protagonista en un momento dado que lo que consigue el diablo, a veces Dios lo aprovecha a la larga. Un juerguista que por un terrible golpe del destino conoce lo que es la culpabilidad en su forma más descarnada, encuentra en la fe su redención y convierte su existencia. En la película asistiremos a cómo se desarrolla todo ese proceso, teniendo en cuenta que el protagonista pertenece a una familia bien de Madrid, que a su vez se encuentra desnortada después de la pérdida de la matriarca.

Recuerda esta película a algunas del estilo de Qué bello es vivir o Un ángel pasó por Brooklyn. Fábulas modernas con una fuerte carga moralizante. Personajes, unas veces echados a perder y otras desilusionados con la propia existencia, que se elevan por encima de las circunstancias y nos quieren devolver la fe en los demás y en la vida, por encima de dificultades.

Me gustó especialmente la cuidada ambientación, los decorados y los exteriores, y en concreto cuando se recrea en la Universidad y Catedral de Salamanca. El reparto está repleto de grandes figuras del cine español como José María Rodero o José Bódalo, a los que siempre es un placer poder ver, siendo Fernando Fernán-Gómez por motivos obvios el que más se luce, aunque no sea uno de sus papeles más destacables.

En definitiva, esta cándida y entretenida historia seguramente será hasta tachada de friki por algún mediodía, razón de más para correr a verla.

Cualquier tiempo pasado fue mejor?. En lo que se refiere al Cine y particularmente en España, SI, desde luego. Jamás se pasaría por la cabeza de ningún bien pensante determinar que hoy se hace un cine de calidad, y menos si pensamos en películas como esta. Hoy algunos pensaran que tiene un argumento simplista y quizás el problema lo tengamos nosotros en el siglo XXI que tendemos a complicarnos en chorradas. Esta es una película sencilla en ciertos aspectos y que por eso causa placer verla. Un placer sencillo y simple que por supuesto casi ninguna película actual logra producir. Pensad en esta o en muerte de un ciclista, los peces rojos o atraco a las tres. Me perdería en una lista enorme de obras realizadas por verdaderos artistas y que perduraran en el paso de los años, mientras que la inmensa producción patria de este siglo ira camino del sumidero y el olvido como cualquier anuncio de televisión.

Una película muy bien hecha, que recoge mentalidad y tópicos del 51, así como muchas de las de hoy recoge los tópicos de hoy.
Algo simplona, sí, pero es que antes había menos mala leche. La ambientación muy cuidada y los actores espléndidos. Algunas escenas como la primera parte de la cena en familia están perfectas. Y como era costumbre en aquellos años, unos secundarios de primera.
Sobre todo, un gran trabajo de dirección, porque Nieves Conde entendía de cine.