Balarrasa

Puff,... de verdad que lo único salvable en esta obra es la dirección, porque el argumento es flojísimo, deslabazado e incoherente.

Todo está muy mal explicado. Debemos situar la película en el contexto de un país nacionalcatólico, en el que el cine encuentra enormes dificultades para desarrollarse como medio, aunque intuyo que en este caso las apariencias tienen más importacia que la realidad. Lo digo porque la historia de meterse a cura y hacerse sacerdote, resulta rídicula, parece más bien que tiene como objetivo congraciarse con la censura del momento y ser vista con buenos ojos, como ejemplo del cine que se debía hacer en los 50.

Supongo que lo que de verdad atraía el interés del director era desarrollar una trama de cine negro que nunca queda del todo clara, y que está influído por el cine de Hollywood, como se puede ver tanto en los decorados de la casa, como en los de las trincheras, como en la elección del vestuario del elenco de actores.

En resumen: mala sin paliativos.

Fernán Gómez es uno de mis actores favoritos. Sobre todo cuando el guion acompaña, pero en este caso considero que no es así. Me parece ramplona, predecible. Ni en la más desenfrenada fiesta de alcohol y alucinógenos he visto a nadie romper el cuello de una botella y beber a morro entre agujas de cristal.
Tengo que reconocer que no la vi entera. Siento una aversión profunda por tooodo ese cine en el que quieren hacernos ver que matar y dejarse matar para defender los intereses de unos degenerados tiene algo que ver con la valentía, el honor o lo que sea que se inventen para engañar a la pobre gente, y así no tener que obligarlos a ir al matadero.
Dicho esto, aunque no recuerdo ningún caso, estoy segura de que se puede hacer una película buena llena de malas intenciones, y una película muy mala llena de buenas intenciones. Desde mi punto de vista, ésta no pertenece a ninguno de esos dos casos.