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Oleanna

Drama Los protagonistas son un profesor de universidad, John (William H. Macy), y Carol (Debra Eisenstadt), una alumna suya que está suspendiendo el curso. La frase promocional: "Nadie lo oyó, nadie lo vio, nadie conoce realmente la verdad..." (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
10 de julio de 2007
47 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de un filme realizado como obra de teatro, con sólo dos protagonistas, William H. Macy (el profesor) y Debra Eisenstadt (la alumna), en un crudo duelo entre ambos: con dialéctica, argumentación de tira y afloja, ataque y defensa, todo desarrollado en apenas un par de habitaciones (el despacho del profesor y la biblioteca adjunta).

El tema es muy actual y candente en EE.UU., donde una simple mirada de un profesor a una alumna, puede ser interpretada por ésta como "acoso sexual", en un marco de susceptibilidad desquiciada donde las discentes pueden tirar por tierra en un abrir y cerrar de ojos toda la fama, honor e incluso el trabajo profesional del mejor maestro.

El guión que filma David Mamet trata de una alumna universitaria, a la que uno de sus profesores ha suspendido, ésta llega a su despacho suave como una corderita, pero poco a poco va quitándose la piel de lana y pasa a enseñar los colmillos como una auténtica loba inmisericorde, chantajeando y amenazando al docente sobre el asunto ya mencionado. Cuento sólo esto como introducción, pero el grueso de la historia es extraordinario, complejo, acongojante y requiere gran análisis por parte del espectador, que deberá no perderse el más mínimo detalle en la gran pugna dialéctica que mantienen los dos citados personajes.

La actuación de William H. Macy, es asombrosa, de remarcar, probablemente la mejor con diferencia de toda su larga trayectoria cinematográfica, o al menos tan excelente como la demostrada en su otro filme "Fargo" (de Joel Coen, USA 1995).

Es una enorme película, real como el escenario mismo de la vida donde los seres humanos recurrimos a las estratagemas más despiadadas con tal de conseguir aprobar, ganar o avanzar socialmente. Muy recomendable para docentes masculinos, para que sepan a qué se tienen que atener hoy en día con las "lolitas" y "femibolcheviques" (estas últimas cada vez más numerosas gracias a la totalitaria Ideología de Género implantada en Occidente), que hallarán en las aulas. Pues tal y como están las cosas en la enseñanza institucional hoy por hoy, toda la credibilidad a priori parece decantarse hacia las mujeres y máxime si son jovencitas, favorecidas por la presión social de los oportunistas políticos a la caza del voto uterino al precio que sea y de las propias femi-ideologogizadas, que interpretan el concepto de acoso sexual de manera tan antimasculina, que lo reducen a: "Si el hombre me disgusta es acoso". Algo obviamente absurdo porque, por ejemplo en el marco de la enseñanza, enseñar de por sí implica en gran medida que el docente DISGUSTE al discente en más de un aspecto o capítulo. Además, un gesto de sensualidad por parte de un hombre a una mujer siempre ha sido interpretado con dos varas de medir según le convenga a la fémina: si el hombre es poco atractivo o no le gusta ni física ni económicamente, su acción la considera ACOSO SEXUAL; pero si el hombre es bello o de su gusto ya físico ya económico, entonces resulta una sensación agradabilísima a la que ella se abre receptivamente y la disfruta. ¡Ah, la condición humana, es tan versátil, tan inteserada hacia un lado u otro, según convenga!

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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25 de agosto de 2007
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta obra de teatro de David Mamet, llevada al cine por él mismo, está estructurada en DOS ACTOS que a continuación describo por encima pero sin develar el quid de la cuestión, el meollo de la obra, el cual sólo puede desentrañar el observador viendo la representación, y aún así le costará bastante:

PRIMER ACTO: Una alumna (interpretada en la película por la actriz Debra Eisenstadt), irrumpe en el recinto para reclamar de su profesor (interpretado en el film por el actor William H. Macy) la aprobación de un trabajo monográfico. También le demanda explicaciones: la joven no entiende los conceptos que el maestro desgrana en sus clases y en sus libros. Por ejemplo, que "educar puede ser un acto cruel y sistemático de hostigamiento carente de utilidad". O que la Universidad es una suerte de reserva "del dogma de la razón" que sólo sirve para "convalidar la ideología dominante". Tímidamente, la chica se estremece de entusiasmo. Parece feliz tras la atención obtenida. Insiste en desentrañar los enigmas del conocimiento. Despierta la compasión y la gentileza del profesor: "Conocer es compartir experiencias ajenas... desafiar la muerte".

SEGUNDO ACTO: Se trata de otro día (probablemente uno posterior dentro de la misma semana de los hechos). También aparecen los mismos personajes en el mismo despacho. El espectador tardará en percibirlo, pero se ha producido en la estudiante una transformación que no sólo es de vestimenta o de peinado. Ahora, la alumna ya no pide; en cambio, embiste al atónito maestro con un sumario por acoso sexual. ¿No hablaba él de tolerancia académica y se las daba de ser tan abierto, comprensivo e intelectual?, ¡pues toma tolerancia académica, pero aprovechándose de ella la parte estudiantil! Ahora la alumna acorrala al docente y le restriega en su propia cara apesadumbrada, sus límites y contradicciones. Un desafío al poder, sí; pero, más que eso, a la ingenuidad, a la ética y a las buenas intenciones.
Fej
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8 de septiembre de 2012
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay un antigua historia que habla de un hombre llamado Ole quien, con su esposa Anna, adquirió varios acres de tierra pantanosa que enseguida retocaron como pudieron, para luego venderla como tierra fértil a una familia que invirtió en el negocio todos sus ahorros. Hecha la venta, Ole y Anna desaparecieron dejando a aquella gente en una gran penuria. Tiempo después, por aquel lugar todo el mundo hablaba de “la estafa OleAnna”.

Creo que proviene de aquí el título “OLEANNA”, pues lo que el escritor, dramaturgo, guionista y director David Mamet, pone en boca de John, el protagonista de su película, es un sentimiento muy preciso de que la educación superior es una farsa o una suerte de estafa. En algún momento del filme, el profesor universitario dirá: “Los exámenes que te ponen en la escuela, en la universidad, en la vida, los diseñan unos idiotas para otros idiotas. No son una medida de lo que vales, son una medida de retener y regurgitar información errónea”. Y luego añadirá: “La educación superior es un artículo de fe al que todos estamos sometidos”.

No es fácil digerir esta obra (o esta película). Está hecha para activar la masa gris, pues debido a lo álgido de sus temas centrales: Educación superior, acoso sexual e incompetencia docente, Mamet se guarda de hacerla accesible a todo el mundo, cuidando cada palabra y cada frase que en ella se dice, de tal manera que el antagonismo de la pareja protagonista, contenga los mejores argumentos de lado y lado, para que el equilibrio sea lo que pese en su más alto grado.

Así, John (un preciso William H. Macy) tiene sólidas razones en lo que cuestiona; deja muy claras sus aspiraciones personales y familiares; y nos permite entender que ama la enseñanza pero que no comparte los métodos del sistema. De Carol (sorprendente Debra Eisenstadt) sabremos que no quiere perder la materia por un ensayo que considera incomprensible, e interpreta con sobresaliente rigor, el lenguaje directo del profesor y todo aquello que luce cifrado o con apariencia inofensiva en sus actitudes y palabras.

Interrelacionando su ascendente, emotivo y político debate, Mamet viste a sus personajes de acuerdo con su diálogo. Primera parte (amistosa y desprevenida): traje informal. Segunda parte (señaladora e intensa): traje formal y ella luciendo un verde olivo de referente militar. Y tercera: (condenatoria y desencadenante): traje de luto y Carol volverá a usar luego la chaqueta verde olivo.

¿Hay razones para hablar de abuso sexual? Diversas frases y actitudes de John (“Me gustas”, “Tu nota, para el trimestre entero, es una A si vuelves a verme unas cuantas veces más”… E incluso el quedarse con Carol dejando de lado la trascendental cita que tiene con su esposa) son evidencias concluyentes de la gran atracción que el profesor siente por su alumna. No hay abuso, pero hay decisivos afanes de conquista. Y lo más contundente de esta brillante historia, es la manera como la chica consigue correr el velo a la intimidad de su maestro, dejándolo con ese doloroso interrogante que, tras esa mirada a sus numerosos libros, de seguro pasa por su mente ¿Y el intelecto para qué?

“OLEANNA” es cine para ver con la mente muy abierta. AAA
Luis Guillermo Cardona
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7 de noviembre de 2008
15 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como película es bastante aburrida, pero resulta interesante por su valentía en denunciar el nuevo maccarthismo de lo políticamente correcto. Como una izquierda que supuestamente es democrática, impone el pensamiento único en nombre de la tolerancia, y destruye el pensamiento disidente. Hay dobles varas de medir. Puedes insultar a Bush, al lobby judío, a la Iglesia católica y al Opus Dei todo lo que te de la gana, pero si nombras a otros grupos, por cierto, de ideología totalitaria, te censuran.
Teddy Roosevelt
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25 de julio de 2007
14 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El problema de los que se creen genios es que si se crecen en el éxito social son capaces de empezar a rodar y experimentar cualquier cosa que escriban. Y a Mamet le pasó algo parecido. Se había hecho ya un hueco y un cierto nombre y termina por llevar al cine una historia de teatro escrita por él mismo que carece por completo de interés.

Lo del tema alumna-profesor está bastante visto y al menos ya que nos iba a contar el mismo cuento por lo menos podía no haber sido aburrido. Se debería haber decantado o bien por la opción más morbosa o bien por la intelectual. Pero curiosamente cuando parece que podemos tener una aceptable película sobre reflexiones sociológicas Mamet se carga la película con el trivial tema del acoso sexual.

Craso error. Debería haberlo hecho desde el principio o no meterse en ese charco ya que es no sólo poco creíble en sí, y sobre todo por la forma en que lo cuenta.

“Oleanna” es a mi juicio el mayor batacazo de la carrera de David Mamet que afortunadamente volvió a lo que mejor sabe hacer que es rodar historias de intriga sin tener para ello que ir de auténtico por la vida.

Deberían regalar con el DVD de esta película al menos dos tazas de café de Colombia para que muchos no se queden dormidos, porque tiene momentos que vamos...

Lo mejor sin duda son algunas reflexiones salidas por boca del estupendo actor William H. Macy, sobre todo en la primera parte antes de que la historia lo encorsete y termine por romper y tirar las cosas como un vulgar presidiario.

Una decepcionante película que además tiene la dudosa virtud de que se hace larga y no dura ni hora y media. Muy mala señal.
vircenguetorix
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