La leyenda de Vandorf

No comparto la idea que se comenta la cual apunta que La Gorgona ha envejecido mal. Las películas de la Hammer son únicas por su estética y por lo tanto difícilmente comparables a otros filmes de terror (o no) de la época. Es cierto que no todo lo que se realizó bajo el signo de la productora es digno de mención, pero el caso del film que nos trae, de argumento solvente y realización impecable, es otro, del de los clásicos del cine de terror. De fotografía sugerente e interpretación rozando lo histriónico, La Gorgona, dirigida por el imprescindible Fisher, es una de las obras claves de su filmografía y de la historia de la productora, que abandona en esta ocasión el recurrente cine de vampiros para entrar en el terreno de la mitología. Un film más que recomendable para los amantes del género, cargado de buenos momentos.

Ambientada a principios del siglo XX en la imaginaria localidad de Vandorf, situada en un innominado país centroeuropeo, esta película de Fisher trasciende las características propias de un género, el fantaterror, que era la especialidad de la casa Hammer y del propio realizador.

Otros usuarios han señalado ya que un gran acierto de la película es la mezcla que realiza entre el mito griego de las gorgonas y la ambientación romántica y gótica propia de cierta literatura anglosajona decimonónica. Estando de acuerdo con ello, debo decir que tal mezcla, bastante original en el género, no es en realidad demasiado arriesgada, es más, constituye una apuesta de éxito asegurado. Ello se debe a que en el fondo, las historias de seres fantásticos o terroríficos imaginadas por los escritores románticos y posrománticos del siglo XIX (Frankenstein, Drácula y demás congéneres), son herederas más o menos directas de las que muchos siglos antes imaginaran los autores grecolatinos, circunstancia que también es extensible a las narraciones de aventuras, que deben a Homero y Cía. las tres cuartas partes de sus virtudes, así como las de superhéroes no son sino notas a pie de página de Hesíodo, por citar alguno.

En consecuencia, el guión destaca por haber captado y desarrollado esos vasos comunicantes antes referidos, de modo que la concepción de la historia se convierte en lo más importante, quedando muy por encima del desarrollo de los diálogos, por lo demás bastante correctos. Pero es que la película brilla especialmente por su acertada ejecución formal, caracterizada por una narración fluida e inteligente, en la que cabe señalar la excelente puesta en escena, muy bien complementada por la magnífica fotografía de Michael Reed, que hace gala de un cromatismo muy acertado, con unos fantásticos y sugerentes tonos azulados. Añadamos a todo ello las oportunas composiciones musicales, que en ocasiones se convierten en motor dramático (véase y escúchese la secuencia en que el Profesor Heitz "es atraído" hacia el castillo), y la portentosa dirección artística de Bernard Robinson, que recrea a la perfección el encantador ambiente gótico y decadente que requería la película. Fisher demuestra su saber hacer escondiéndonos durante el mayor tiempo posible a la Gorgona, habitualmente apenas entrevista, recurso clásico donde los haya pero muy frecuentemente ignorado, dada la desmemoria cinematográfica reinante. De las interpretaciones poco que decir, tal vez es cierto que Pasco resulta algo soso, especialmente en comparación con una acertada Barbara Shelley, por no hablar de Cushing y Lee, siempre eficientes en estos papeles, dada su experiencia; en este caso es el papel del primero el más atractivo.

Pero lo que en mi opinión eleva al filme por encima de sus congéneres, muchos de ellos muy correctos y atractivos, es su condición de historia de amor desesperadamente romántica. Así, el personaje clave, el que a mi me resulta más interesante, no es en modo alguno la Gorgona, sino el Doctor Namaroff; en efecto, muy pronto los espectadores sabemos que él sabe, y sólo algo después comprendemos su intrigante comportamiento, únicamente explicable por obra y gracia del amor, en este caso un amor imposible, como tal vez lo sean todos los verdaderamente románticos.

Lo siento mucho, porque es una película muy apreciada por lo que veo aquí. Y mira que a mí me encantan las producciones de la Hammer, además la dirige Terence Fisher; mi director favorito de la productora. No solo eso, la protagonizan mis actores favoritos; Peter Cushing y Christopher Lee. Y la actriz principal es la preciosa Barbara Shelley. No se puede pedir más. Esta película tenía todos los números para ser una de mis favoritas; un excelente director, grandes actores y una historia un poco diferente a lo que la Hammer nos había acostumbrado. En esta ocasión no hablamos de las creaciones del doctor Frankenstein o el conde Drácula, ahora tenemos a una criatura muy similar a Medusa llamada Meguera, y lo mejor es que no aparece hasta el final. El problema; el efecto de las serpientes de su cabello ha envejecido fatal.

El otro gran problema de la película es que es muy lenta para ser de la Hammer, hay escenas de horror, pero lamentablemente son muy lentas y poco terroríficas, además las víctimas de Meguera tardan media vida en ser petrificadas (Esto no es un spoiler, todo el mundo conoce esa habilidad de Medusa)
En general, el sentido del suspense no está bien construido y la historia de amor entre Carla y Paul no hay por donde cogerla. Y no es culpa de los actores. Ellos lo hacen bien, especialmente Barbara Shelley. Yo diría que es culpa del guión.
En cuanto a los otros actores; Peter Cushing cumple (Aunque en esta película no está en su mejor momento) y Christopher Lee, excelente como siempre.

Con todo esto, puedo decir que aunque "La leyenda de Vandorf" no me apasiona ni es de mis favoritas de la Hammer ni de lejos, me parece una pasable cinta de la Hammer para echar una tarde.

Puntuación: 5 sobre 10.

Pd: Que esta película no me me haya llegado no la hace mala. Simplemente a mí no me ha gustado, pero tampoco me parece infame o mediocre, diría que es una producción pasable. En mi opinión personal, Fisher se redimió dos años después de este film con la maravillosa "Drácula, príncipe de las tinieblas", y en 1967 con la genial "Frankenstein creó a la mujer".

Esperaba ver una tontería y me quedé igual que si hubiese vislumbrado la cabeza de la gorgona. Esta película pertenece por derecho propio a los títulos dorados de la Hammer, y por supuesto es una de las joyas mejor rodadas por Terence Fisher. En primer lugar tiene la original idea de mezclar la atmósfera gótico-romántica con la mitología griega, que no sólo no chirría sino que parecen fundirse a la perfección: la niebla y las sombras, el viento silbando entre los árboles y adentrándose en las paredes de un castillo cuyas columnas se asemejan a las del templo griego de una oscura deidad, la sombra de la gorgona, su peplo verde y su rostro que no podemos ver aunque sí su cabeza enmarañada de serpientes...
El guión es bueno, más en la línea del argumento que en los diálogos, y la trama engancha gracias a esa cuidada atmósfera potenciada por una excelente fotografía de planos abiertos y por la interpretación de la bella Barbara Shelley, que está inolvidable como la atormentada Carla, eclipsando a dos monstruos del cine de terror como Peter Cushing y Christopher Lee.

Acudir al reclamo de una película de la productora Hammer supone la garantía de ver un producto de estilo propio y con una estética muy reconocible. Evidentemente, es el caso de "La leyenda de Vandorf", firmada por el eficaz Fisher y con un Peter Cushing que en este caso navega entre el bien y el mal, indefinido, con el papel protagonista de alguien que no queda claro si está del lado de lo justo o no. Todo quedará claro al final, como siempre, de tal manera que la película vive de esa intriga. Desconocemos las razones por las que por lo visto en ese pueblo se pasea las noches de luna llena una gorgona, nada menos que el famoso monstruo de la mitología clásica.

Y suerte que no la vemos directamente, es más, suerte que sólo la veremos como una imagen en nuestro televisor, porque por poco que se conozca la mitología ya se sabe que acabaríamos transformados en estatuas de piedra si la viéramos directamente. Uno tras otro, en Vardoff, un par de milenios (y más) después de su teórica localización temporal, parece ser que una gorgona se está poniendo las botas...

Y ahí aparece Peter Cushing, la buena mano de Fisher, la nocturnidad que tan buenos resultados le ha dado al terror, unos interiores maravillosos y hasta una peluca final y unos maquillajes indescriptibles. "La leyenda de Vandorf" es entretenida, cuesta poco verla, cuesta poco valorarla bien, dura menos de noventa minutos y aunque no dé miedo, es muy entrañable.