The Virtues (Miniserie de TV)

Al terminar el último capítulo -son solo cuatro-, me he quedado atónito mirando fijamente los créditos finales sin parpadear ni una sola vez mientras en mi mente volvía a visualizar algunos planos de las escenas que acababa de ver. Al volver en mí, una sola pregunta me rondaba por la cabeza: ¿por qué nadie está hablando de esta serie?

La coalición Shane Meadows - Stephen Graham, que ya había alcanzado el éxito trece años atrás con la impactante This is England (Idem, Shane Meadows, 2004, UK), vuelve a la pantalla pequeña con esta miniserie de solo cuatro capítulos -los tres primeros de 45 minutos; el último, 75 minutos- que no dejará indiferente a nadie. Un drama emocional y con una tensión que se cuece a fuego lento, mientras se escarba en los recuerdos más oscuros y traumáticos de Joseph (Stephem Graham, en la que probablemente sea la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha), un hombre que sigue anclado en un pasado que no le deja avanzar en su vida. La perfecta -sí, no regalo nunca este calificativo- y sincera interpretación de un hombre desesperado y dolido es uno de los grandes alicientes de esta obra que deja huella.

Un necesario primer capítulo introductorio presenta a la perfección a su protagonista con todas sus virtudes y defectos. Nos da esa perspectiva para entender la situación actual en la que se encuentra Joseph, su ambiente, sus miedos e inseguridades. La desesperación, el no tener nada que perder y la necesidad de dejar de lado su pasado significarán un punto de inflexión para lanzarse de lleno hacia el afrontamiento de sus tormentos.

En los siguientes capítulo, entrará en juego el baile de secundarios que enriquece a la serie dando pie a unos diálogos milimétricamente calculados tanto en extensión como en profundidad. La naturalidad y sinceridad de todas las palabras, gestos y miradas que fluyen por la pantalla son asombrosas y, sin duda, gran mérito del gran trabajo de dirección con los actores.

El último capítulo -ligeramente más largo que los anteriores- es la culminación de una gran obra, con unos minutos finales eléctricos, duros por la naturalidad y falta de escrúpulos con los que se tratan los temas que conciernen a los personajes. Jack Seale, crítico de cine del prestigioso diario británico The Guardian, no dudó en afirmar que "los últimos 20 minutos de la serie están entre los pasajes más intensos de la historia de la televisión". No exagera en absoluto.

The Virtues es un extraordinario viaje hacia el origen de los recuerdos más oscuros de un ser humano. Un camino sin vuelta en busca de una redención que permita avanzar en la vida. En ocasiones es necesario tocar el fondo del problema para darse impulso hacia la superficie. No dudéis de que Joseph se sumergirá hasta el fondo del lodo para lograrlo. No lo dudéis...

'The Virtues' es una miniserie en la línea de 'This is England', más en consonancia con las series secuela que con la película originaria, Shane Meadows construye un drama social tremendamente crudo con momentos antológicos. De nuevo Stephen Graham está absolutamente creíble en el papel de una persona desequilibrada, quizá lo tenga muy encasillado, pero es que me tiene toda la pinta el hombre. Da la impresión continua de que en cualquier momento se le va a cruzar un cable y va a explotar, tiene esa imagen de imprevisible locura que arrastra sobre todo desde la ya nombrada 'This is England' o 'Boardwalk Empire' interpretando a Al Capone, pero no tanto en los 'inicios' de su carrera en 'Snatch. Cerdos y Diamantes' (La primera vez que lo vi), y a pesar de que en esta serie tenga un tono mucho más mesurado esa imagen hace que, paradójicamente, crezca mucho más el personaje. Me encanta también el papel y la interpretación de Helen Behan.

Quizá el peor defecto de 'The Virtues' sea ser melodramática en exceso, siendo ya una historia terrible la que representa la vida de Joseph (Stephen Graham), quizás, y aunque sea buena historia (no tanto como la principal para mi gusto), la parte de Dinah (Niamh Algar) sea echar más drama sobre lo ya de por sí muy dramático. Es algo que además se hace más patente en la última escena (lo ejemplifico en la zona de spoilers).

Joseph (Stephen Graham), 40 años, residente en Sheffield (Inglaterra), acude a un domicilio próximo al suyo a cenar con su exmujer, hijo (de unos 8 años) y el actual compañero de ella. El motivo de la cena es de despedida, la familia parte al día siguiente rumbo a Australia y está claro que pasará mucho tiempo hasta que padre e hijo se encuentren de nuevo. De vuelta a casa Joseph se siente hundido por la inminente separación de su hijo, debido a ello entra en un pub irlandés, él es del condado de Antrim (Irlanda del Norte), y no se modera con el alcohol. No bebía desde hacía dos años, pero no por eso ha dejado de ser alcohólico. A la mañana siguiente, aún víctima de una fuerte resaca, y sin saber qué hacer con su vida, siendo conocedor del peligro que corre sin ningún soporte anímico, solo tenía a su hijo, ante la tentación de la bebida, decide trasladarse a Belfast, su lugar de nacimiento, donde no muy lejos vive su única hermana, Anna (Helen Benhan), a la que no ve desde hace treinta y un años, cuando fueron separados, sin que hayan mantenido ningún tipo de contacto durante ese tiempo. Una vez allí se tendrá que enfrentar al origen del mal que siempre le ha acompañado y atormentado en su vida.

Miniserie de algo menos de 200 minutos de duración dividida en cuatro episodios. En realidad se trata de una película producida para televisión de bastante largo metraje troceada por motivos comerciales.

Dirigido por Shane Meadows y escrito su guion por él mismo y por su coescritor habitual últimamente, Jack Thorne, 'The virtues' es un trabajo que se sale bastante del que suele ser normal en este autor, siendo aquí más reflexivo, pausado, intimista y lírico.; la razón es que el director se basa en un hecho personal, el más dramático de la historia que se nos narra, el cual le sucedió a la misma edad que a su protagonista.

Estamos como espectadores ante un drama tremendo mostrado en toda su crudeza (al tiempo presente se le intercala el sombrío pasado de la niñez del protagonista en flashbacks rodados con cámaras de vídeo de finales de los 80), al que le acompañará el no menor del rol de Dinah (Naimh Algar), la joven, 27 años, cuñada de Joseph. Quizá la fuerza de lo que ocasiona el sufrimiento esencial de él, no ya lo que le ocurrió en concreto, sino de toda su corta y angustiosa vida anterior, con serias connotaciones en la posterior, haga que la desgracia de la muchacha nos pueda parecer algo impostado, al menos, sacado a relucir para que coincidan ambas, lo que, querido o no, resulta algo melodramático, esto último acentuado por el acercamiento que se produce entre estos dos seres que no tienen nada en común.

Meadows no juzga en ningún momento a sus 'criaturas', por eso mismo el espectador se debe abstener de hacerlo y no encontrar en las actitudes de Joseph y Dinah cierta autocomplacencia en sus situaciones como excusa para no luchar por superarlas y salir adelante. En cambio, en la figura de la madre de Dinah, si se denota el tópico, incluso excesivo, de equiparar la beatería con la hipocresía y, lo que es mucho peor, con la más absoluta maldad.

Si nos encontramos ante un buen argumento, en líneas generales, en el caso de los diálogos lo hacemos ante un ejercicio brillante, pues aparte de por su calidad destacan por su naturalidad, lo que añadido a la fabulosa interpretación de los actores que los exponen supone un logro muy alto. Diálogos y actuación son lo más destacado de esta miniserie, por encima de su núcleo y dirección, sin que estos sean malos, pero hay que dejar cumplida constancia de los sobresalientes trabajos de los citados Stephen Graham, Helen Belhan y Niamh Algar, añadiendo a los de ellos el de Mark O'Halloran como Craig. Tampoco quiero olvidarme de la música compuesta por la polifacética P.J. Harvey.

Magistral y desgarradora miniserie sobre la derrota, la infancia truncada, el cierre de heridas, la venganza, sobre la vida que te abofetea y te pone un pie encima cuando te intentas levantar. The Virtues es el dolor de un personaje en busca de respuestas para poder cerrar el ciclo de su existencia. No se necesitan más alardes estéticos para contemplar la belleza de una narración sin fisuras, con la estelar interpretación de Stephen Graham, (a veces nos recuerda el personaje de This is England) y que ahonda en los complejos designios del ser humano.

Termino de ver la, para mí, muy sobrevalorada Unorthodox cuando llego a esta maravilla a través de una recomendación. Un amante del cine. Alguien de quien me podré fiar en el futuro.

Si hay algo que inmediatamente te llega de esta miniserie es su autenticidad.
Ya desde el primer minuto de su primer capítulo me creo a este magníco actor que interpreta una bajada a los infiernos como no la he visto filmada anteriormente. Todo lo que ocurre es profundo, real, verdadero.
Uno pude imaginarse muy rápidamente ese oscuro mal interior que asola al protagonista y que se hunde también en muchos de los que le rodean, pero aún así aceptas sin recelo tanto su viaje interior como el del resto de personajes que van apareciendo. Sencillamente porque son verdad.
(Maravillosa la potente y sin embargo llena de sobriedad secuencia con su hermana).

Esta película no es una tesis sobre el dramático tema que trata,sino un esfuerzo por entender esa realidad y mostrárnola con toda su dureza. .
El resultado es, como en algunas películas de Ken Loach, mitad desolador y mitad ilusionante pero el buen cine, como los buenos libros, también nos invita a mirarnos dentro. Esta magnífica ¿miniserie? (película? lo hace.