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La barrera del sonido

Drama Historia de los ingenieros aeroespaciales británicos intentando romper la barrera del sonido. Tony es un exitoso piloto de combate de la Segunda Guerra Mundial. Su prometida es hija de un importante magnate que diseña aviones. La tensión entre ambos hombres conducirá a su ambición por romper la barrera del sonido con un nuevo modelo revolucionario. (FILMAFFINITY)
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
30 de marzo de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia de lujo en estilo semidocumental que tiene lugar en la fase inicial del primer avión de reacción y en la que Lean narra la historia de un fabricante de aviones británico obsesionado con que algunos de sus pilotos traspase el límite de la barrera del sonido. Una desconocida y excelente obra con la que Lean vuelve a demostrar su talento y capacidad para conjugar equilibradamente, y con sutiles trazos, la peripecia externa y la interna. La lucha por conseguir la proeza técnico-militar de construir un avión que supere la barrera del sonido dará lugar a enfrentamientos y tensiones familiares y sentimentales, a los que Lean se acerca con su habitual pericia, especialmente, a las relaciones paterno-filiales y a las tensiones entre la vocación laboral y profesional y la vida sentimental de los personajes.

Fantástico Ralph Richardson en su papel de fabricante de aviones obsesionado con superar la barrera del sonido.
Juan Marey
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28 de febrero de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobria, correcta, nada pomposa y con ese trasfondo dramático inherente a Lean.
Las actuaciones son sumamente competentes, y la historia está contada de manera clara y concisa.
A destacar las escenas intercaladas del final entre el Mach 1 en los cielos, y el sufrimiento de Richardson en su oficina, con su hija como testigo.

La música acompaña en el momento justo durante todo el film.

Una pega le encuentro tán sólo.... A partir de la muerte de Patrick, parece como si el factor tiempo desapareciese de la narración; me explico: parece que hayan pasado días y en cambio el bebé aparenta ya 15 meses.
Telesfora01
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18 de diciembre de 2013
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviones capaces de desarrollar grandes velocidades se utilizaban ya en la II Guerra Mundial, pero al intentar desarrollar sus máximos potenciales, empezaron estos a tener problemas de compresibilidad (disminución de volumen) debido a un obstáculo físico al que se denominó La Barrera del Sonido. Con movimiento omnidireccional, a una velocidad de 1.234,8 km por hora, la barrera del sonido sufre su proceso de transformación cuando un avión se aproxima a esta misma velocidad. Entonces se convierte en un fluido denso que hace compresión, ofreciendo a la nave una fuerte resistencia.

Fue el 14 de octubre de 1947, cuando el estadounidense Chuck Yeager (Charles Elwood Yeager) atravesó, por primera vez y de manera oficial, la barrera del sonido. Para alcanzar esta hazaña, 18 pilotos habían sacrificado su vida en los experimentos. Llama la atención que, sin demasiadas preocupaciones por el rigor histórico y científico (pues entre otras cosas se comentó también que el avión usado, el vickers-supermarine swift, no estaba capacitado para hacer un vuelo supersónico, que el jet vampire no podía recorrer Inglaterra-Egipto sin hacer escala para recarga de combustible, y otros detalles importantes) los ingleses se lancen con una historia a la que se da un carácter semidocumental, donde ¡hasta los aviones aparecen en los créditos!, y donde al final se atribuyen que fueron ellos los primeros en romper la barrera del sonido... ¡y con tan solo un par de víctimas! (bueno, tres, si se agrega al competidor de Havilland).

Como documento histórico, la película de David Lean es pues una completa fanfarronada, y en tal sentido no tiene valor alguno, aunque podemos exceptuar las atractivas y ejemplarizantes escenas de vuelo que tuvo a su cargo Anthony Squire, aunque hasta en esto hubo un craso error, porque -según explicaba luego el mismísimo Chuck Yeager- si un piloto hiciera la maniobra que llevó a cabo Philip Peel en la película, hubiera sido un inevitable suicidio.

Sin embargo, hay algo que me resulta muy encomiable en "LA BARRERA DEL SONIDO", y es lo que atañe a la lucha obstinada y valiente de ciertos hombres, para lograr objetivos que parecieran absurdos, imposibles, y hasta heréticos, para el común de los mortales. Son estos, seres que parecieran predestinados, que dan la impresión de estar oyendo una voz persistente en su interior que les dice que no desistan y que sigan adelante contra todos los obstáculos, porque cada sacrificio traerá una nueva luz, y en cualquier momento, el triunfo estará asegurado.

Ralph Richardson vuelve a darnos otra lección de perfecta y matizada actuación, y como John Ridgefield el multimillonario fabricante de aviones, nos ofrece una lección de fe y de constancia en la que el hombre simplemente hace lo que tiene que hacer. Pareciera inhumano (y de hecho comete faltas terribles, como lo que sucede con su hijo Christopher), pero en el fondo, el encumbrado empresario solo sigue esos pertinaces impulsos que lo llaman a conseguir un nuevo avance para la ciencia. ¿Habrá algo de egolatría? Bastante probable. Pero según el carácter que nos recrea Lean -basado en el guión de Terence Rattigan-, siento que hay más de objetivos irrenunciables que de vanidad. Él solo es el hombre con los recursos.

“Mi padre primero se lamentó de que yo no fuera un chico –comenta a su marido la bella y sufrida Susan- y después se lamentó de que Chris no fuera el chico que esperaba”. Esto da cuenta de la obsesión que animaba a J. R. desde mucho tiempo atrás… como si llevara en sus entrañas una idea única e indefectible. Hay hombres así, pero cuando la historia conoce los resultados de sus empeños, se da cuenta de que fueron grandes.

Título para Latinoamérica: “SIN BARRERAS EN EL CIELO”
Luis Guillermo Cardona
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8 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta emocionante ver a este grupo de aviadores enfrentándose al futuro, intentando la consecución de romper la barrera del sonido sin saber que puede pasar si se consigue y sabiendo que, en intentarlo, trae muchas posibilidades de perder tu propia vida.

Sin duda es lo más interesante de esta película, los momentos en los que se enfrentan a esa prueba con esas imágenes de los aviones haciendo unos picados que no sabes si van a acabar en el suelo, estrellados, o van a poder remontar el vuelo. El resto es ver la ambición de un magnate que es capaz de exponer a sus más allegados para conseguir el objetivo, aunque para ello, tengan que pagar con la muerte, y los diálogos de la pareja, ella hija del magnate, y él, un aviador responsable, que se cree en la obligación de ejecutar la prueba, en contra de la voluntad de su hija pero a favor de la de su suegro.

Mucha tensión en los momentos claves y una muy buena interpretación de Ralph Richardson como el padre obstinado y rígido obsesionado con la conquista de los cielos. Un 6.5.
Mag61
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17 de junio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá de las menos conocidas de Lean, y quizá de las menos brillantes. Temática áspera, difícil, escenario marcial en tiempos de paz, amor y retos científicos. Un coctel más que prometedor, interesante y excitante.

Entretenida película, que no sé por qué pero imagino de fracaso asegurado en taquilla. No es bélica, no es de amor, no es melodramática, no es comedia obviamente, no es un género de los que dan dinero en las taquillas. Es un poco lenta, y la profundidad del proyecto personal no entra del todo bien a los gustos de un espectador medio que probablemente prefiera otras cosas menos 'intelectuales', menos densas, más ligeras, divertidas. Además es un poco larga, deficit que le achaco a muchas películas últimamente, y particularmente a las de David Lean

Me ha encantado Ann Todd. En Amigos apasionados (1949), y en Madeleine (1950) estaba genial, soberbia, pero aquí está refulgente, brillante. Tiene una belleza muy clásica, como si fuera española, me recuerda a Eva Perón, al menos al estereotipo que tenemos de ella: rubia, menuda, con la cara ligeramente huesuda, nariz afilada y ojos pequeños...

Muy sobrio Nigel Patrick como novio, interesante y comedido. Pero el que borda el papel es Ralph Richardson en papel de magnate de la industria aeronáutica.

El resultado final es interesante, a medida que avanza la historia le épica se adueña de la emocionalidad y se abandona el señuelo del amor, que parece que se rompe, pero que, en realidad, se fortalece, porque se hace adulta y real.
ÁAD
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