La mujer del látigo

La película es básicamente una sucesión de idas y venidas, adelante y atrás, de una caravana de carretas y carros.
En este film en el que aparecen indios, tenemos algunos tiros y personajes con poco cerebro. Todo ello sacado de un torpe, vulgar y mediocre guión, fruto de una época en que todo era licito y el espectador se tragaba las secuencias más ilógicas y peregrinas con la boca abierta de admiración, más el paso del tiempo ha convertido este western en un agradable fósil.
El film se va desarrollando de manera cansina y con una cierta intriga. También tiene elementos positivos, unos bellos exteriores, unos personajes humanos y nada más.
Conclusión: Western muy menor, un 4 por el encanto de las películas de los años 50. No la recomiendo.

En estos años ya se hacían grandes películas, pero Hollywood tenía muchas bocas que alimentar, y no costaba nada utilizar disfraces y decorados para hacer cosas menores que distribuir por todo el plantea para sacar enormes beneficios de tan pequeña inversión.

Película para el gran público con diálogos explicativos y escenas de anuncio, decorados de cartón, disfraces del todo a cien y un indio que sirve para un roto y para un descosido. Es divertido verla, los actores se ponen en su marca frente a la cámara (no puede haber contraplanos) dialogando como en un teatrito, los figurantes están esperando ser llamados a escena y aparecen a tiempo, los decorados están preparados para que la escena se desarrolle sin problema. Desde fuera en el carromato no cabrías ni de perfil, pero cuando entras el plano te sitúa en un set donde el carromato da para que haya una cama (con cabecera) y hasta un armario retro y un escritorio vintage del Ikea (genial).

Lo curioso es que para el título con el que fue distribuida en España, la película no puede ser más machista. Además que la prota no saca el látigo para una sola cosa útil en toda la peli, y le traicionan todos los hombres, con una especie de complot para que sea dominada por el vaquero de dentadura profident. Hasta su mano derecha, el indio, la traiciona. Pero es como si contaran con que el público quisiera que ella sea dominada y entrada en razón para ser una mujer candorosa y sumisa. Normal que el franquismo la pasara. La película también es racista hasta el punto de que el indio tiene que aparecer más bajo que ella en los planos a caballo.

Y nada más. Curioso como documento que sirve para ver lo que era la industria del cine. Hay que trabajar porque hay que comer.

De nuevo hace su aparición en el western el eterno tema shakesperiano de la mujer indómita, en esta ocasión envuelto en un original trasunto de luchas entre industriales de la peletería. Para que luego se hable de machismo en el cine del Oeste.
Parte la cinta de una buena idea con un arranque brillante, pero pronto se diluyen las expectativas con un guión escasamente inteligible y deslavazado. Para salvarse de la horca por la sentencia de un juez corrupto, Steve (Madison) acepta casarse en la cárcel con la enigmática heredera de una rica empresa de pieles, Julia "Cheyenne" (Fleming), al fin y al cabo "Llevar un anillo es mejor que llevar una soga al cuello". Lo que ninguno podía esperar de este apuesto vaquero es que tomase enseguida las riendas de la situación, empezando por arrancar de las manos de su bella esposa el látigo que, como símbolo de poder, siempre le acompaña (la verdad es que no necesita esforzarse mucho para conseguirlo), y siguiendo luego por neutralizar los manejos de la desleal competencia en el negocio.
Los paisajes que recorre la caravana de las pieles y la ambientación en general salvan un poco la rutinaria dirección de la cinta y el nulo análisis de los personajes. Entre estos destacamos en todo caso a la protagonista, que luce toda su esplendorosa belleza con un rico vestuario que usa incluso en las escenas caravaneras.
Una pena, porque la idea de partida parece que daba para una obra mucho más ambiciosa. De todas formas la película al final resulta distraída.

Agradable, sencillo, básico, dinámico, pasajero, desenfadado y entretenido western que juega con los tópicos habituales de la comedia de enredo en la que la batalla de sexos se convierte en protagonista absoluta y motor fundamental de la historia de un hombre prisionero que acepta las condiciones de casarse con una mujer, para esquivar la soga.
Los responsables de la película consiguen confeccionar una trama dinámica y desenfadada, con la que ofrecer un entretenimiento entrañable y pasajero, ideal para pasar la tarde.
Estupenda la pareja protagonista y la capacidad de ofrecer un trabajo ingenioso explotando su carisma y encanto, junto con la química que existe entre los dos.
La mujer del látigo, queda como toda una batalla de sexos pasajera en el oeste, cumpliendo con sus objetivos de ofrecer un entretenimiento edulcorado y agradable de ver.

Steve Daley (Guy Madison) es un joven que acaba de llegar a la ciudad de Abilene (Kansas), y sin saberlo será el blanco perfecto para una conspiración en su contra, pues es acusado injustamente de asesinato y sentenciado a morir en la horca.

Julia O´Malley (Rhonda Fleming) conocida como Cheyenne es la hija del recientemente falleció Sr O´Malley y una princesa india de la tribu Cheyenne. El Sr O´Malley era un rico tratante de pieles que siempre tuvo el favor de los indios debido a su matrimonio y al morir ha dejado como clausula en su testamento que su hija solo heredara su fortuna y bienes, si en el momento de tomar posesión de ellos es una mujer casada.

Es por esto que esta joven independiente con todo a su favor, que no soporta estar a la sombra de nadie y a la que le gusta tomar sus propias decisiones decide buscarse el marido perfecto “un hombre que va a morir” y que la convertirá en viuda y rica heredera a la vez.

Pero…… los planes a veces no salen como uno se lo espera.

La trama comienza en Abilene una de las más icónicas ciudades del Western, hay vaqueros, tratantes de pieles, indios, colonos, caravanas…. Pero si lo que se está buscando es un western puro y duro, va a ser que no, porque los enredos amorosos van a estar muy presentes en toda la cinta.

Es una película sin grandes pretensiones, eso sí, con mucho espacio abierto y bonita fotografía. Los actores principales Guy Madison y Rhonda Fleming. El era una actor bastante guapo que no cuajo en Hollywood, de hecho esta fue su penúltima película antes de emigrar al cine europeo y seguir con su carrera en diversos países, entre ellos España y con varios espagueti-Westerns en su filmografía. Ella no fue de las grandes actrices del firmamento hollywoodiense, pero era guapa y bastante conocida. Ambos rodaron bastantes westerns y se movían bien en el género, y como pareja romántica son muy creíbles, hay química entre ellos. Los secundarios con James Griffith a la cabeza, también son habituales del western, y ninguno desentona.

A sí que, en líneas generales. No es un western puro y duro pero está bien, como digo muchas veces, las he visto mucho peores.