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Soñar no cuesta nada

Drama Colombia, año 2003. Un grupo de soldados descubren en plena selva varios bidones enterrados con casi 46 millones de dólares en su interior. El dinero fue enterrado por rebeldes de las FARC en una zona rural de San Vicente del Caguán, pueblo donde tuvieron lugar unas negociaciones de paz frustradas durante el gobierno de Andrés Pastrana. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
24 de agosto de 2007
28 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí el ejemplo del buen cine que puede hacerse en países iberoamericanos. Rodrigo Triana, filma y narra con enorme acierto unos hechos más o menos reales que le sucedieron a un pelotón de soldados colombianos, durante 2003, soldados que por lo general llevan una vida peor que obreros mal pagados, que son maltrados y esclavizados bajo su uniforme, que han de pasar gran parte de su tiempo jugándose la vida en las montañas al enfrentar a los guerrilleros de las FARC y aguantar a los que quizás sean aún peor, a sus propios mandos castrenses y a los políticos que los dirigen a éstos.

¿Quién no habría procedido igual que estos hombres?, máxime al hallarse formando parte de un grupo sufriente donde la amistad o camaradería ante las adversidades cohesiona a cualquiera al máximo. Estos soldados hicieron lo que habría hecho la mayoría de los seres humanos en sus circunstancias. De poco valen las palabras del mayor o de los políticos o de los jefes de turno, reprochándoles su falta de honor, principios o patriotismo. ¡¡¡ Mera culpabilización hipócrita!!! De haber sido tan tontos que hubiesen reportado a sus superiores el descubrimiento de todos esos millones en divisas, no sólo habrían hecho los PENDEJOS EN SUMO GRADO sino que encima el dinero se lo habrían quedado, como bien dice uno de los protagonistas, sus propios jefazos militares o los políticos.

El error de esta tropa deseosa de cambiar sus circunstancias por una vida mejor —clásico error que suelen cometer todos los que en cualquier parte del mundo se apropian de grandes cantidades de dinero de la noche a la mañana— fue no haber sabido dosificar el consumo o gasto del tesoro. Por lo demás obraron con toda lógica con un dinero que ya no era de "nadie".

Sí, "Soñar no cuesta nada" es una película que deja buen sabor de boca, que hace pasar más de una hora de emoción, con simpatía y haciendo que nos recreemos en nuestros sueños de que la fortuna nos salga al paso, aunque sea en medio de una tremenda cagalera. ¡Cojonuda y estupenda película hecha en Colombia, por colombianos y con todo un fondo argumental netamente arraigado en la realidad del país! En cuanto a la banda sonora y a la canción concreta con el mismo título del film, que canta el artista Cabas, también resultan una gozada para los oídos.

Por último hay que hacer mención especial, por su realismo interpretativo y muy creible, de los actores que protagonizan los puestos principales de esta historia: Carlos Manuel Vesga (como soldado ingenuo que se prenda de la prostituta de lujo y la quiere hacer su esposa, o sea, el raso Perlaza); Manuel José Chaves (en el papel del soldado "aparentemente honrado", Porras); Diego Cadavid (haciendo del soldado "huevón", Lloreda); Juan Sebastian Aragón (interpretando al soldado corajudo Venegas); y Marlon Moreno (que hace con todo rigor y flexibilidad de Teniente Solorzano). Todo ellos proceden como actores convincentes y merecen ser recordados por su meritoria actuación.

Fej Delvahe
Fej Delvahe
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31 de marzo de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como dice la canción las alegrías se pueden tornar en penas, esto es lo que ocurre en esta película que muestra de forma espeluznante una realidad, asquerosa pero real. Como ya dije en réquiem, soñar no cuesta nada, conseguirlo si. El precio que pagan estos soldados es su propio sueño.

La verdad que la peli, al margen de las actuaciones, que no son en sí mismas excelentes, consiguen transmitir el trasfondo de la historia que al fin y al cabo es lo que se pretende y con lo que hay que quedarse.

Haciendo un paréntesis y por qué no decirlo, me han esbozado alguna sonrisa encontrarme con personajes de novelas, ya que quien me conoce lo sabe, es un género que me encanta.

Soñar no cuesta nada, es triste, porqué, porque te sientes uno de ellos, porque ves cómo a pesar de que no es ético lo que hacen, no les falta razón cuando dicen que si no son ellos ya serán otros los que disfruten de su hallazgo, pero esos otros ni están sufriendo paludismo, ni diarreas, ni tienen que comer gusanos o monos, por eso es buena la cinta.

Se les tacha de antipatriotas, algunos sí, pero yo digo qué es ser patriota; ¿Amar a tu país? Personalmente no sé cómo se hace eso, no basta con cantar un himno, portar una bandera... Eso es ser un patriota de hojalata, patriota no tiene que suponer tampoco morir por la patria, es más sencillo que todo eso: vean esta película y se darán cuenta de lo que significa.
PESC
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8 de octubre de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 18 de abril de 2003, un destacamento de las compañías Buitre y Demoledor del batallón 50 del ejército colombiano, que había sido desplazado a la zona rural de Coreguaje, Caquetá, con la tarea de rescatar a tres contratistas estadounidenses que se hallaban secuestrados por la guerrilla de las Farc desde el 12 de febrero, había desmantelado un campamento del grupo subversivo, y mientras esperaban a ser recogidos por la fuerza aérea, un soldado de los muchos que se hallaban acosados por la diarrea que les causaban las aguas que se veían obligados a beber, descubrió, "casualmente", una caneca plástica enterrada donde se hallaban fajos y más fajos de dólares americanos.

Enterados pronto sus oficiales, éstos deciden que el dinero les pertenece, y proceden a repartirlo entre todos los miembros del destacamento, bajo juramento de guardar absoluta reserva sobre la guaca encontrada que no fue una solamente, sino dos… tres… cuatro… cinco… y más canecas, donde se hallaron cerca de ¡50 millones de dólares! (parte en pesos colombianos).

La cifra exacta, por razones fáciles de suponer, sólo la sabe quien, o quienes, enterraron el dinero que las fuerzas militares atribuyen a miembros de las Farc, pero otras fuentes sostienen que fueron marines norteamericanos quienes lo guardaron allí como parte de un acuerdo diplomático para liberar a los ciudadanos retenidos, del cual, hasta entonces, no tenía información alguna el ejército colombiano que iba a ser usado como pieza inocente de la estrategia de rescate.

Sea cual sea la verdad que, como en tantísimos hechos que ocurren en nuestra mancillada tierra es muy posible que jamás lleguemos a conocer, pues siempre se cuenta sólo lo que conviene y como conviene, lo cierto es que 3 oficiales, 5 suboficiales y 126 soldados, se dieron la gran juerga con el montón de billetes que correspondió a cada uno. Y se sentían con pleno derecho, pues, aunque ignorantes, bien sabían que si devolvían el dinero éste no iría a la construcción o implementación de obras sociales sino que se escamotearía entre la clase dirigente que harto sabe de esto.

Y muchos creen que no fue por su “delito”, pues los artículos 700 y 701 del Código Civil parecen probar su derecho a quedarse con el dinero, sino por represalia al hecho de que no entregaran lo encontrado a los altos mandos del gobierno.

La entretenida película de Rodrigo Triana, más exitosa por lo oportuna y por lo insólito del hecho, que por su brillantez narrativa, deja en claro por lo menos dos cosas: Una, que los militares, como el pueblo medianamente informado, tampoco creían un ápice en el gobierno para el que trabajaban. Y dos, que hablar de inteligencia militar sigue siendo una confusión de términos, pues, lo que los soldados hicieron con semejante regalo no tiene perdón del cielo.

Un personaje se rescata plenamente: el de Perlaza, el muchacho dispuesto a darlo todo por una noche con la escurridiza Dayana... pues fue el único que “realizó” su sueño.
Luis Guillermo Cardona
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13 de agosto de 2011
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película colombiana desafortunadamente transmite un mensaje equivocado sobre el conflicto interno que sufre el país; el conflicto realmente es entre dos bandos: Estado y guerrilla, y los demás actores que se mencionen están de un bando u otro. Tratar de manera muy sutil y algo panfletaria que los buenos son el Estado y sus aliados y los malos la guerrilla, lo que hace es confundir a la opinión pública de este país.

Esta película trata de mostrar que las caletas con dinero encontradas son de la guerrilla, cuando en la realidad en esas zonas de conflicto operan diversos grupos armados, y de hecho, nunca hubo una prueba pericial que corroborara esa afirmación; simplemente se hizo correr la especie y los medios masivos se encargaron de difundirla.

Es apenas deducible que si la guerrilla tuviera tanta plata como lo trata de indicar la película, ésta tendría armamentos más sofisticados y no utilizaría esos cilindros artesanales que lanzan a manera de morteros, entre otros armamentos rudimentarios.

En conclusión, la guerrilla no es buena ni mala; solamente es una consecuencia de años de políticas equivocadas por parte del Estado colombiano. Lamentablemente hay en Colombia un tipo de cine institucional que no contribuye a una descripción adecuada de nuestra realidad social y política. Es hora que nuestro cine aporte su granito de arena a la solución del conflicto; si no, estaríamos cometiendo el increíble suicidio de negarnos nuestro futuro como nación.
juanqui
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19 de junio de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia bastante sonada en Colombia, y que hasta el momento lo sigue siendo. Relata como los soldados acostumbrados a los maltratos de los mas altos mandos militares encontraron una caleta de las FARC, y por no querer que el dinero terminara en los políticos (Como seguramente hubiera pasado), deciden cogerlos. Lo increíble es que los soldados fueron juzgados, pero seguramente si fuera un político millonario, hubiera terminado con sus millones en su casa por cárcel. Es un relato a la injusticia que se vive diariamente en Colombia, donde es mucho mas grave que los soldados que dan sus vidas a diario, le roben plata a los narcotraficantes de este país, que los políticos le roben dineros para servicios tan básicos como el agua a los pueblos mas pobres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
betocastillo86
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