Esta película es en sí una alegoría a la inestabilidad y desorganización de la vida humana en nuestra sociedad, alegoría que también simboliza la angustia, la desolación y desesperación inherentes al hombre de esta sociedad. Es así como vemos a un hombre que es llevado por engaño a un pozo de arena sin posibilidad de escapatoria alguna, es obligado a llevar un nuevo modo de vida impuesto en contra de su voluntad, a convivir con una mujer que le repugna por su modo de ser y de vivir, pero que al mismo tiempo el instinto animalesco le genera una atracción sexual hacia ella. Todos estos simbolismos se pueden trasladar a nuestra sociedad: la mayoría de la gente tiene una prisión particular, un pozo de arena del cual no se puede escapar; así tenemos, por ejemplo, que la mayoría de las personas tienen que trabajar 8, 10 o más horas diarias para ganarse el sustento y en esa esclavitud asalariada no hay libertad ni autodeterminación. La libertad es sólo un privilegio de las élites y el resto de la humanidad está condenada a toda clase de esclavitudes, desde las más inhumanas hasta las más sutiles pero igual de perversas; sin embargo, hay cosas que nos gustan, mas por el instinto o la alienación que por la razón.

Las imágenes con escenas que denotan fantasías oníricas sugieren una angustia existencial, un horror a la pérdida de la libertad. Estas escenas muestran el talante existencialista del director, que al final de dicha película, con la escena donde al hombre le dejan la escalera para que huya y éste no la utiliza inicialmente, deja planteado el problema de la libertad como que, en última instancia, este es una elección que hace el hombre entre varias posibilidades y dentro del marco de un individualismo extremo respecto a la sociedad. El problema de la tesis existencialista es que la libertad está sujeta a leyes objetivas, a las circunstancias externas y no depende solamente de la voluntad de un individuo. De todas maneras, la película de Teshigahara es muy bella en imágenes, los primeros planos de los protagonistas sugieren los símbolos existenciales y el guion es un excelente argumento existencialista que hace que espectador reflexione sobre la vida que llevamos en esta sociedad.

Una película que si bien describe verazmente los hechos que sucedieron en la Alemania Oriental, deja entrever cierto rasgo tencencioso a favor de corrientes reformistas, que a la final instauraron nuevamente el capitalismo. El cine contemporáneo sigue siendo usado como medio propagandístico en muchas ocasiones, pero ya no de manera panfletaria, sino de forma nás sutil. No es el socialismo un sistema tan malo y monstruoso como lo quieren hecer ver, ni el capitalismo es el reino de la libertad y la democracia donde corren ríos de leche y miel. Es aquí donde uno se formula el interrogante de por qué no hay muchos directores críticos con la situación de hambre y miseria en las dos terceras partes del planeta actualmente.

De todas maneras, la película es interesante y no se le pueden restar méritos.

Si bien esta película es una comedia que satiriza las fallas de los sistemas socialista y capitalista (satiriza más los del sistema socialista), no hace un análisis a fondo del momento histórico que significó la caida del muro de Berlín y del campo socialista. Se puede pensar que el director pone a disposición las hilarantes escenas para que el espectador saque sus conclusiones. Desde esta perspectiva se puede concluir lo siguiente: el fin de la era soviética no significó la llegada del reino de la libertad y la democracia ni el final de los autoritarismos, significó, más bien, la instauración del modelo neoliberal más explotador, hambreador y usurario; pero más que todo, 20 años después, asistimos a la formación de un incipiente nuevo orden mundial dando paso a un mundo multipolar. Ojalá se hiciera una película satirizando ese paraíso capitalista postmoderno que tampoco llegó, y que dejó peor a los habitantes de la antigua cortina de hierro con los lastres de la prostitución, narcotrafico, comercialización deshumanizante de la salud, entre otros lastres. Sería un buen guión.

Excelente película que sintetiza la historia de China desde los caudillos militares hasta el gobierno de Mao Tsetung a través de la vida de dos jóvenes actores de una compañía de teatro. La virtud del director Chen Kaige estriba en no hacer un panfleto que infame al sistema socialista chino ni tampoco en hacer una apología del mismo; solo trató el guión de una manera muy objetiva indicándonos que la política a veces se interpone en el arte. Lo cierto es que de esta película uno deduce al final que la Revolución Cultural, a pesar de sus errores, sirvió para popularizar el arte y los obreros tuvieran acceso a él; el problema era que ciertos artistas estaban renuentes a hacerlo y la Revolución Cultural precisamente terminó por cambiar la mentalidad retardataria de ciertos artistas.

En conclusión, excelente manejo del guión histórico que hace el director y entender la convulsionada historia del exótico país oriental.

En "Rojo" lo que nos muestra Kieslowsky es un estudio profundo de los sentimientos humanos, ahonda en el alma humana. Pero es aquí, en el mensaje transmitido por el director, que uno como espectador puede tomarse la licencia para disentir de él. El mensaje claramente tiene un fondo nihilista y existencialista. El mensaje de la publicidad de la marca del chicle es existencialista, y la historia de la vida del juez nos indica que siente desprecio por la hipocresía de esta sociedad; por lo tanto, quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra como nos lo indican las escenas donde al juez los vecinos le lanzan piedras al enterarse estos que estaban siendo espiados telefónicamente por él. Pero con todo respeto al mensaje del Sr. Kieslowsky, el problema de la conducta y de los actos de la gente es un producto de la sociedad en que se desenvuelve, de su entorno social, y son determinados por leyes sociales objetivas y no se pueden explicar desde el punto de vista existencialista, y mucho menos desde la negación de todos los valores morales y culturales, como lo indica el nihilismo intelectualoide de ciertos artistas.

Sin embargo, la película es bella en imágenes, el contraste del color rojo con el estado de ánimo triste de los protagonistas y el mensaje de fondo filosófico, hacen de este film una obra aceptable para verla y discutirla en cualquier cine foro.