Alta mar (Serie de TV)

Pues sí, recrean un transatlántico de lujo con grandes camarotes y espacios enormes de cubierta como si se tratase de un gran hotel flotante y quieto. Pero el resto es decepcionante.

Los actores no se creen su papel. Actúan como alumnos noveles de una escuela de interpretación. O, peor aún, recitando con inercia enfática las frases aprendidas a las que les falta alma. Y además, como ocurre en la mayoría de las series españolas, no vocalizan adecuadamente y el espectador muchas veces no termina de entender lo que dicen.

Por lo demás el argumento resulta también estereotipado. Uno llega a creerse al principio que se trata de un suspense interesante, hasta que te das cuenta de que todo está traído por los pelos. Además abundan las situaciones que copian esquemas preconcebidos ya vistos en múltiples películas, como los guardias "grises" del franquismo que se les ve en segundo plano aporreando a los malhechores, o las referencias explícitas a los nazis y los judíos, o el final abierto del que prefiero no hablar para no hacer "spoilers".

Alta mar es una serie suficiente. Sin más.
Tiene un reparto solvente lleno de caras conocidas, una trama llena de misterios (mezclados con amores, desde luego) y sobre todo una producción que es un lujo y que hace que merezca la pena echar un ojo a la serie por sí sola. El montaje, la fotografía, los decorados, el vestuario, el maquillaje, la peluquería, los efectos visuales, todo, absolutamente todo, es de un nivel superlativo. Seguramente estamos hablando de una de las series más bonitas, en lo visual, que se han hecho en España en muchos años, pero esto es lo habitual en las producciones de Bambú.
Lo que también es habitual en Bambú, por desgracia, es que sus guiones hacen aguas por todos sitios y, sobre todo, les falla el ritmo y el interés. No es justo decir que Alta mar sea un tostón infumable, pero hay capítulos que cuesta acabarlos. Es como "mucho ruido y pocas nueces". Mucho lujo, pero después cuesta un mundo que la trama enganche y los personajes resulten cercanos y creíbles.
Una pena, aunque se deja ver.

Lo mejor: La producción, impecable.
Lo peor: No engancha y no ofrece nada realmente interesante.

Ser actor no es nada fácil, por eso valoro muchísimo aquellas interpretaciones que transmiten autenticidad y emociones.
Si yo lo intentara probablemente tendría errores de vocalización al fingir naturalidad, quizá lo intentaría compensar marcando las palabras, consiguiendo un efecto aún peor. Si en un arranque de euforia gesticulara demasiado, rogaría después que se quemara la película, así que optaría por no hacer demasiadas caritas, ofreciendo un aspecto anodino y hasta atontado, impropio de la secuencia que se está rodando.
Pues bien, mi actuación sería una mezcla del primer oficial enamorado, del novio de la cantante, del rico mujeriego y de su sirviente inventor, todos de “Alta mar”. Digamos que el reparto femenino de esta serie gana por goleada, sin ser ninguna Meryl Streep.
No se puede negar que la serie es distraída y en ocasiones hasta simpática, adornada por unos decorados y un vestuario más que aceptables, pero el guion es forzado, a veces infantil. A medida que avanza la historia, va mostrando debilidades. Se intenta engañar demasiado al espectador con quien es malo y quien es bueno. Mirando atrás se ven muchas incoherencias en cada giro. Dicho de otro modo, no resiste un segundo visionado.

Me ha sorprendido Jon Kortajarena, que ha logrado cierta estabilidad como actor, ofreciendo una correcta interpretación en esta mini serie. José Sacristán, Ángela Molina... dos grandes entre los grandes, ofrecen su talento al servicio de las nuevas producciones televisivas.

Muy dispersa, actuaciones un tanto robóticas amparadas por una excelente ambientación de los años cuarenta. Guión sin desarrollo de endeble trama, liviana y sutil.

Netflix piensa ya en una temporada más, independiente a la respuesta del público.

Esta producción de Netflix en lineas generales aprueba, no busques un gran argumento, tampoco esperes interpretaciones magistrales , salvando José Sacristán, ahora eso sí si te gusta el Art Decó cómo es mi caso te recomiendo que la veas y disfrutes de la maravillosa recreación de un transatlántico de los años 40-50. Considero un gran acierto la corta duración de cada capítulo. es fácilmente olvidable, entretiene que eso ya es bastante. Tú decides. Gracias por leerme