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Godzilla contra los monstruos (Godzilla contra Mothra)

Ciencia ficción. Acción. Drama En una playa de Japón unos pescadores descubren un huevo gigantesco. El huevo es vendido a Yamamura, un corrupto hombre de negocios que pretende incubarlo para convertir a la criatura contenida en él en la principal atracción de un parque temático de próxima inauguración. Yamamura no toma en serio a las dos diminutas gemelas protectoras de Mothra, las Aelinas, que lideran una iniciativa popular para que el huevo sea devuelto a su madre, ... [+]
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo por escuchar la canción de las Aelinas en la jaula el diez que doy a la cinta es más que merecido. De lo más kistch que recuerdo, Godzilla nunca se enfrentó a reto más singular. Un canto al final de una época en la que nuestras mentes volaban mucho más deprisa que ahora y en la que el ralentí de las escenas grabadas nos parecía maravilloso. Pasaron años y veranos y yo seguía buscando el huevo gigante en las playas de mis vacaciones. Hoy, que hemos visto todo, fijo que me tropiezo con ese huevo y ni me entero mientras cierro mi DS...
Ay!!!!
javieritos
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24 de marzo de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buena película del ciclo de monstruos gigantes, en esta ocasión enfrenta al temido Godzilla contra Mothra (una polilla gigante). Godzilla tarda bastante en aparecer en la película, pero aún así el film mantiene la atención del espectador en medio de un clima de misterio muy bien conseguido.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
dark_priest
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13 de agosto de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seguimos analizando la saga Godzilla y esta vez nos adentramos en uno de los films más míticos de la saga: Godzilla contra los monstruos (1964). Tras el exitazo a nivel mundial de King Kong contra Godzilla (1962), los ejecutivos de la Toho dieron con la clave sobre qué es lo que había que hacer con el personaje de Godzilla: convertirlo en un entretenimiento juvenil muy colorido y repleto de batallas colosales entre monstruos. Fue a partir de entonces, en estos primeros 60, cuando Godzilla se convirtió en un icono de la cultura pop y de lo kitsch. Su éxito animó a que empezaran a salir imitaciones japonesas por todas partes, desde los films de Gamera a la magnifica trilogía del Daimajin, hasta series Z como Gappa, el monstruo que amenaza el mundo (1967) o The X from outer space (1968). Incluso tuvimos un Godzilla surcoreano, Yonggary, el monstruo del abismo (1967) y norcoreano, Pulgasari (1985) (pero eso es otra historia).
A finales de los 50 aparecieron varios kaiju como Rodan o Mothra, pero la expansión del género llegaría en la década de los 60. Tanta sobre exposición kaiju y los bajos presupuestos de dichas imitaciones provocaron una rápida decadencia e infantilización del género. Pero antes de eso, se hicieron varias películas muy cuidadas y entretenidas como la que hoy nos ocupa y en donde se decidió volver a enfrentar a Godzilla (en su cuarta entrega) contra otro monstruo ya conocido por el público. Tras barajar varias opciones (¡¡¡¡había un proyecto de enfrentarlo al Batman de Adam West!!!!) finalmente el nuevo enemigo a batir sería Mothra, la polilla gigante, protagonista de uno de las cintas más destacadas de Ishiro Honda, Mothra (1961).

El resultado fue sin duda, un magnifico ejemplo de cine fantástico perfectamente a la altura del primer Godzilla, donde se recupera la seriedad de aquella pero otorgando poesía, terror, espectáculo y entretenimiento puro.
El film comienza con el descubrimiento de un huevo gigante en una playa. Unos hombres de negocios lo compran para hacer un parque de atracciones y así ganar dinero pero aparecen unas diminutas gemelas que dicen ser las guardianas de Mothra y que tienen que devolver el huevo a su lugar de origen. De repente reaparece Godzilla y comienza a destruirlo todo a su paso.
Sin duda nos encontramos ante la mejor y la más sólida de todas las películas de la etapa clásica de la saga. Aquí se recupera el tono serio y dramático de Japón bajo el terror del monstruo (1954) pero añadiendo las nuevas coordenadas de la serie con el obligatorio enfrentamiento entre monstruos.

Esta vez el color y el cinemascope es utilizado al máximo de sus posibilidades, creando bellos paisajes y panorámicas. Los efectos especiales además están mucho más cuidados que la anterior entrega. Los momentos de destrucción son sobrecogedores, con un Godzilla avanzando lentamente por Tokyo, incidiendo en el gran tamaño del monstruo respecto a la multitud aterrada y acompañado de la inolvidable música de Akira Ifukube. Mothra es un prodigio de los efectos especiales (de la época). Hasta la llegada de los efectos digitales a la saga no se volvería a ver una Mothra tan realista. La batalla entre los dos monstruos es magnífica, dramática y por fin es coreografiada de una forma realista, retratando a los monstruos como lo que son, animales luchando entre sí y no como hombres disfrazados.
Las connotaciones de la batalla entre las dos bestias, para el público japonés, iba más allá que estar viendo a dos hombres disfrazados dándose de leches. Lo que el público japonés estaba viendo y de ahí la perdurabilidad de esta entrega frente a otras era un enfrentamiento entre la encarnación de la bomba atómica, de los errores humanos, el mal y la destrucción del hombre moderno (en el caso de Godzilla) contra una divinidad que representa el poder de la naturaleza, la bondad y el equilibrio del mundo (en el caso de la mariposa Mothra). Dentro de las creencias del pueblo japonés, en el que la naturaleza (repleto de dioses) para ellos es la que decide el orden de nuestro mundo y al cual hay que tener eterno respeto, este enfrentamiento es más decisivo que nunca.

La saga aún estaba orientada a un sector juvenil/adulto, así que hay alguna que otra escena violenta. Se vuelve a tratar el tema sobre el uso de las armas atómicas y sus consecuencias, lo que sin duda es de agradecer. Si hay algo que decir en contra del film es lo llano de algunos personajes, como los malvados de la historia (muy naif) y que a fin de cuentas, es un más de lo mismo, hecho con más seriedad, con soluciones de guión más elaboradas y un mayor énfasis en lo épico, pero más de lo mismo.
De todas formas, Godzilla contra los monstruos (1964) es un film irresistiblemte entretenido, épico, espectacular y con un guión y unos efectos especiales mucho más cuidados de lo habitual. Una cinta que destila magia. El film resultó ser otro gran éxito para la Toho con 7,2 millones de espectadores.
Esta vez la versión americana del film respetó el metraje japonés, a pesar de que incluyeron una escena adicional de Godzilla siendo atacado por unos misiles sorprendentemente bien realizada. La titularon Godzilla vs The thing, en referencia al clásico americano The thing, el enigma del otro mundo (1951).
Y para acabar...¡atención!, este es el último film de la etapa clásica en la que Godzilla es el malo de la película, una razón más para disfrutarla. A partir de la siguiente entrega, el saurio se convertirá en el protector de la humanidad, ya que la Toho pensó que ganaría mucha audiencia infantil si convertía a su monstruo en el bueno, lo que a la larga sería su propia perdición.

(https://orientparadiso.blogspot.com/)
Chacal
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11 de marzo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parecía imposible pero es verdad, el insecto gigante que un día aterrorizó Japón ha vuelto, pero esta vez lo ha hecho por un motivo muy distinto.
Ahora vamos a presenciar una lucha de titanes, una de esas que se recuerdan por siempre. ¡Llega el encuentro entre Mosura y Godzilla!

Aunque muchas bestias de proporciones considerables llegasen a la taquilla desde todas las partes del Mundo, ninguna productora lo ofrecía a los mismos niveles que Toho, y sobre todo con la destreza de Ishiro Honda; el enorme éxito nacional e internacional de "King Kong contra Godzilla" no sólo abrió una vía a futuras apariciones del monstruo estrella, resucitado tras tantos años de silencio, sino que puso ante los ojos de la compañía la fórmula para amasar millones de yenes: enfrentar a criaturas gigantescas y aumentar la destrucción material. Se iba a requerir de nuevo a Shinichi Sekizawa para organizar el primer encuentro entre las de la propia Toho.
La elegida fue aquella polilla Mosura cuya presentación dirigió Honda unos años antes, también con unos resultados muy beneficiosos en los cines. Esta entrega, la 4.ª de lo que estaba empezando a ser ya una saga, empieza con una potente catástrofe que parece servir de mal presagio de otra venidera, aún mayor; mientras el director y su equipo recrean de maravilla las secuencias de desastres naturales haciendo buen uso de un alto lujo presupuestario, los protagonistas que se nos presentan, así como los argumentos que arrastran, resultan algo conocidos.

La razón es que el guionista traza prácticamente la misma historia de la "Mosura" original, haciendo hincapié una vez más en las viles artimañas de esos empresarios dibujados como típicos individuos detestables cuyo único deseo es enriquecerse en base a la explotación ajena; ahora el huevo de la enorme polilla aparece como si nada en las costas de una ciudad pesquera y no tarda en ser adquirido por hombres de negocios sin escrúpulos que ya piensan en sacar beneficios sin considerar los peligros que acarrearán a todos, todo ello mientras unos periodistas (Sakai y Murata en lugar de Fukuda y Amano) investigan los hechos de cerca.
Lo malo es que, al recuperar a Mosura, Sekizawa debe traerse todo su universo a cuestas, por lo que volverá a hacer acto de presencia esa perdida Infant Island y, cómo no, las gemelas Emi y Yumi Ito como aquellas diminutas mujeres que podían comunicarse con el bicho a través de la telepatía...y no es que fuera precisamente plato de mi gusto la historia fantástica de aquel film y sus disparatados desvelos, por tanto no voy a recibirlos esta vez de una manera distinta. Desde el mismo momento en que aparecen las Peanuts implorando piedad a los malvados empresarios todo se viene abajo, reina el absurdo y la trama entra en terrenos infantiles.

Pero puede que lo que menos me satisfaga es que aquí Godzilla entra a formar parte de la fiesta sin que nadie le haya invitado; aparece sin previo aviso, sin ser explicado el cómo, pues Sekizawa lo mete con calzador, como la "guest star" de un programa que pertenece, por derecho propio y desde el principio hasta el final, a la polilla. Sin embargo, y para compensar las dosis de humor y fantasía, el dragón (pese a ciertos incómodos detalles que revelan una actitud más "light" con tal de quitar hierro al asunto), continúa siendo el fiero enemigo de Japón y sus habitantes.
Sí, amigos, esta será la última vez que podamos ver a Godzilla como lo que siempre fue: un auténtico desastre andante, alegoría de la destrucción del hombre sobre el hombre y figuración de la radiación y el terror atómico; contra él, curiosamente, se erige Mosura, como la total encarnación de una deidad bondadosa y de las fuerzas de la naturaleza contra la peligrosa civilización y la acción monstruosa del ser humano. Esto es lo que el público quiere ver y Honda se lo da; más de la mitad de la película se basa en el enfrentamiento épico entre las dos bestias, el símbolo de la mitología y la paz contra el de la sociedad moderna y la guerra.

Cuidados efectos especiales y devastación de edificios por un tubo, al servicio de un espectáculo de colores vivos y grandes panorámicas, con el director y su plebe aprovechando a las mil maravillas el paisaje, los suntuosos decorados y el impacto visual en el espectador; esto será ni más ni menos lo que distinga a la saga de Godzilla que está por afianzarse, las batallas entre monstruos, pero también traerá un aumento considerable de las historias humanas, si bien los dramas con fuerte carga sociopolítica se irían sustituyendo por argumentos más absurdos y delirantes.
Aquí el papel de los actores está más reducido para centrarse en el puro espectáculo (¡más aún cuando aparecen las dos larvas!), aunque los conocidos Akira Takarada, Jun Tazaki, Hiroshi Koizumi y Yuriko Hoshi se desenvuelven decentes (teniendo en cuenta sus limitados papeles); no se puede decir lo mismo de las terriblemente ridículas intervenciones de las hermanas Ito (...y menos cuando se ponen a cantar, deseando un servidor que en cualquier momento llegue Godzilla y las aplaste sin la más mínima piedad). De todos modos, Toho volvió a embolsarle millones y el público seguía encantado con las peripecias de sus bichos gigantes.

No obstante y por desgracia el carácter de villano del lagarto atómico y su brutalidad contra los seres humanos se vería tergiversada por un enfoque mucho más heróico y menos amenazante. Es decir, se pondría al servicio de la Humanidad que había estado intentando destruir con tanto ahínco..
En realidad siguiendo la estela de ese discurso dicho por Sekizawa en boca de sus protagonistas al final de la película, terminando por ofrecer al público un mensaje positivo, que lograse barrer definitivamente la amargura social y la presencia de la cada vez más lejana guerra. La próxima batalla de sería contra Ghidorah, uno de los más legendarios enemigos...
Chris Jiménez
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29 de abril de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toho transformó todo un alegato antinuclear, con traje palomitero, y lo convirtió en una saga de puro divertimento "cauchico". ¿Eso es algo bueno o malo? Según veamos. Las películas de estos enormes "kaijus" siguen teniendo mensaje, especialmente para el público más joven, algo muy habitual en la ficción japonesa, pero el maniqueísmo es exagerado en ciertos puntos. O luego sin más, los personajes principales son unos cerdos egoistas, pero aaaahhh...la magia de Toho.

Mothra sin duda es una de las contrapartidas más interesantes de la mitología "godzilliana", y que llegó a tener su propio tratamiento; aunque no sea un monstruo terrorífico y su enfoque infantil sea más evidente.

Aun así esta es una de las entregas más interesantes de la filmografía kaiju y un "must see" para los aficionados.
Attomsk
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