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El padre de mis hijos

Drama Grégoire Canvel tiene todo lo que se puede desear: una esposa a la que ama, tres hijas encantadoras y un interesante trabajo como productor de cine, al que dedica la mayor parte del tiempo y todo su esfuerzo. Es un hombre hiperactivo que sólo descansa cuando pasa en el campo los fines de semana. Esos momentos con su familia son tan valiosos como frágiles. Grégoire suscita la admiración de la gente por su presencia física y su ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
9 de junio de 2011
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los títulos de crédito de Le père de mes enfants, un París en plena actividad ve cómo los coches inundan las carreteras y cómo la gente llena las aceras mientras los carteles de dos películas francesas, Parlez-moi de la pluie y L'empreinte de l'ange, se insertan en el mobiliario, la estética, la esencia de una ciudad que es un icono cinematográfico. Efectivamente, la película habla del séptimo arte en un juego de 'cine dentro del cine' nunca visto hasta ahora. Los fotogramas de Le père de mes enfants están repletos de carteles de películas, algunas reales, otras ficticias, para establecer un curioso homenaje al cine como modo de vida y modo de ver la vida. Ya casi nadie se atreve a hacer películas para los cinéfilos, con sus referencias, con sus homenajes, describiendo el cine como oficio, mostrando la vida que antecede a las imágenes en la pantalla grande, las personas que se esconden detrás de los nombres que leemos en los títulos de crédito; Le père de mes enfants toma ese riesgo y logra una película muy comedida, sobria, dividida en dos partes de simbólica vida y muerte, sustentada en el diálogo, nada evidente en sus momentos dramáticos y capaz de lograr una complicidad increible con el espectador a la hora de describir el hogar de una familia cualquiera con un patriarca de profesión peculiar: la de producir films, mirando más por el arte que por la economía.

Las películas como objetos y como hijos, el cine como excusa y como todo, la familia y el cine como partes a veces incompatibles de una misma existencia, una dirección de actores espléndida y un auténtico festín para aquél que se considere cinéfilo: puede que a Le père de mes enfants le pierdan ciertos subrayados, y aún así es uno de los pocos films que nadie debería perderse de este 2011. Mia Hansen-Love hizo Le père de mes enfants como tributo al productor de su anterior proyecto, muerto de forma inesperada; ahora el cine debería acordarse de la película y hacer que esa Moon Films que en la ficción se debate entre la ruina y el drama familiar sea una realidad. Eso para completar las relaciones entre la vida y el cine.
Xavier Vidal
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28 de noviembre de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una nueva muestra del incomprensible entusiasmo unánime por parte de la crítica especializada ante una película que simplemente se queda en la categoría de correcta.

Spoiler

También es de agradecer la acertada aproximación a los entresijos de la industria cinematográfica que, manteniendo ese tono de ligereza presente en todo el metraje, consigue transmitir alto y claro el estado de las cosas en este sector en quiebra permanente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Evol
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3 de agosto de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esperaba mucho más de esta película. Las críticas leidas, la carátula, que sea cine francés, esa serie de premisas de poco peso pero poderosas al mismo tiempo, animaban a que esta película fuese mucho más de lo que es.
Y no lo es porque no es suficiente con poner a unas niñas jugando y riendo, y luego llorando y mirando al tendido, por encantadoras y naturales que sean, para mostrar el contraste entre la naturalidad e inocencia de la vida infantil y la crudeza y realidad de una situación familiar que se desmorona debido a un fracaso económico-laboral.
Esta película no atrapa porque se centra en exceso en el drama laboral de su protagonista. Drama plagado de detalles, de conversaciones (extenuantes las telefónicas), que no aportan nada a la trama y que no tienen peso existencial alguno. Todo lo contrario, lastran el conjunto, porque no existe verdadero contrapeso emocional en los entresijos de la vida de esta pareja.
Parece que la directora hubiese preferido centrarse en explicar hasta el aburrimiento los recovecos del trabajo de un productor de cine, conformando el plano sentimental con los insuficientes ingredientes que he comentado al principio.
Al final, queda una sensación de vacío, de indiferencia.
Fernando Cobo
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1 de julio de 2011
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que la denominación del premio que se llevo en Cannes, "Una cierta mirada", define muy bien esta cinta. Hansen-Love aporta eso precisamente, un cine alejado de convencionalismos al uso, un cine de autor que posa su personal forma de ver y entender la vida. En este caso se apoya en la figura del actor y productor Humbert Balsan que llegó a ser presidente de la Academia del cine Europeo y acabó suicidándose acosado por problemas financieros. Que nadie espere un bio-pic al uso, ni busque claves y explicaciones a los sentimientos de los personajes que se dejan simplemente observar para que el espectador asista como voyeur a momentos de vida donde la tragedia y la "comedia" se mezclan de forma natural. Un elenco eficiente donde destacan las niñas protagonistas. Cine de calidad que transcurre en el filo de la navaja, anticomercial y abocado a salas y publico minoritario como el que le gustaba producir a Humbert Balsan.
jcelziete.blogspot.com
ELZIETE
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18 de abril de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo en DVD el premio especial del Jurado de Cannes, "El padre de mis hijos", una película sobre cómo empezar de nuevo, basada en la muerte del productor Humbert Balsan que falleció en febrero de 2005. Esta segunda obra de la guionista y directora Mia Hansen-Løve nos acerca al mundo de las productoras de cine independientes, con sensibilidad, emotividad y buenas actuaciones (estupendas y frescas las dos niñas pequeñas), logrando una acertada recreación de ambientes y climas gracias a una fresca fotografía. Dos momentos a descatar: el schock de la mitad y el "Qué será, será" de Doris Day de la última secuencia.
amaya pujana levy
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