El conformista
1970 

7,4
3.913
Drama
Cuando tenía trece años, Marcello Clerici le disparó a Lino, un adulto homosexual que intentó seducirlo. Años más tarde, Clerici es un ciudadano respetable, profesor de filosofía y va a casarse con Giulia. Pero ideológicamente Clerici es fascista, tiene contactos con el servicio secreto y se muestra dispuesto a combinar su luna de miel en París con un atentado contra un exiliado político italiano que había sido profesor suyo. (FILMAFFINITY) [+]
6 de mayo de 2010
6 de mayo de 2010
107 de 114 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar hay que empezar por decir que ésta es una obra maestra visual, con un genial fotografía de Vittorio Storaro que usó un gran colorido y un vestuario fiel a los años 30, con un movimiento de cámara muy fluído y ángulos casi imposibles. De hecho el estilo empleado por Bertolucci sintetiza el expresionismo con la estética fascista más clásica. Simplemente hace falta ver los primeros planos en los que Marcello Clerici, el protagonista, aparece en los inmensos espacios (neoclasicismo fascista) de un edificio gubernamental. He aquí un claro ejemplo de la megalomanía del fascismo que trata de imponer al Estado sobre cada uno de los aspectos de la vida de los individuos, de hacer sentir su poder sobre éstos (de hecho son espacios gigantescos y fríos, casi podríamos decir que deshumanizadores): se trata de reducir la voluntad del individuo hasta confundirla con la de la masa dirigida por el Estado. En este sentido la película está muy lograda. De hecho, cuando van a ver al padre al manicomio este, antiguo camisa negra afirma: "Si no toma el Estado la imagen del individuo cómo va a tomar el individuo la imagen del Estado".
Al principio del film, mientras Marcello acuerda su ingreso en la policía secreta, podemos ver a su amigo Italo (su nombre refleja claramente la identificación de su figura con la del pueblo italiano) el cual está dando una locución de radio en la que legitima la alianza germano-italiana. No está de más decir que Italo es ciego, lo cual constituye una alegoría de la ceguera voluntaria o inducida en que se vio sumida la sociedad italiana durante veinte largos años de dictadura fascista. El discurso trata de sustentar el carácter revolucionario del fascismo: antidemocrático y antiparlamentario, sin embargo conforme avance la película este mito irá siendo desmontado.
De hecho, el alto cargo de la policía secreta que habla con Marcello lo deja claro cuando dice que "Sólo unos pocos creen en el fascismo. Unos nos apoyan por miedo y otros por dinero". En primer lugar vemos como la coerción se convierte en el principal medio a través del cual cohesionar la sociedad y, en segundo lugar, la importancia de los apoyos para ascender en la sociedad (dinero, contactos). El dinero sigue siendo el que domina las relaciones sociales al más alto nivel. No menos características son las conversaciones en torno a la religión, cuando Marcello le dice a su futura esposa que "El cura da la absolución a todo el mundo". He aquí un reflejo del proceder del Estado fascista (no es menos significativo que su proceder sea comparado con el de la Iglesia): "El cura da la absolución a todo el mundo", lo importante es someterse a su autoridad.
Al principio del film, mientras Marcello acuerda su ingreso en la policía secreta, podemos ver a su amigo Italo (su nombre refleja claramente la identificación de su figura con la del pueblo italiano) el cual está dando una locución de radio en la que legitima la alianza germano-italiana. No está de más decir que Italo es ciego, lo cual constituye una alegoría de la ceguera voluntaria o inducida en que se vio sumida la sociedad italiana durante veinte largos años de dictadura fascista. El discurso trata de sustentar el carácter revolucionario del fascismo: antidemocrático y antiparlamentario, sin embargo conforme avance la película este mito irá siendo desmontado.
De hecho, el alto cargo de la policía secreta que habla con Marcello lo deja claro cuando dice que "Sólo unos pocos creen en el fascismo. Unos nos apoyan por miedo y otros por dinero". En primer lugar vemos como la coerción se convierte en el principal medio a través del cual cohesionar la sociedad y, en segundo lugar, la importancia de los apoyos para ascender en la sociedad (dinero, contactos). El dinero sigue siendo el que domina las relaciones sociales al más alto nivel. No menos características son las conversaciones en torno a la religión, cuando Marcello le dice a su futura esposa que "El cura da la absolución a todo el mundo". He aquí un reflejo del proceder del Estado fascista (no es menos significativo que su proceder sea comparado con el de la Iglesia): "El cura da la absolución a todo el mundo", lo importante es someterse a su autoridad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La madre de Marcello es una muestra de las clases altas italianas que se rindieron al fascismo italiano para conservar su posición social privilegiada frente a la "amenaza" de socialismo y el comunismo: su despiadada conciencia utilitaria ("¿Porqué no se muere tu padre de una vez? Nos cuesta tanto el hospital"), el escaso beneficio que reportaban a la sociedad (en este caso ella es morfinómana), su visión social ("Las chicas de clase media se casan con miembros de las clases altas". He aquí una interesante alegoría del matrimonio de conveniencia que se produjo entre la burguesía y la aristocracia en Italia para hacer frente a la amenaza de las clases bajas, ellos fueron los verdaderos soportes del fascismo. En este momento había mucha preocupación en Italia ante una posible vuelta del fascismo dada la gran extensión que estaba experimentando la clase media a causa de la bonanza económica de los 50 y 60. Los movimientos del 68 llamaron la atención respecto a esto).
Es interesante el flashback que nos lleva a la juventud de Marcello, porque su resentimiento frente al mundo procede en cierto modo del momento en que se vio acosado por el chófer Lino. Aquí aparece la contradicción que dominará la vida del protagonista: sus valores y deseos frente al intento desesperado por llevar una vida "normal". Es decir, en primer lugar Marcello se declara un profundo admirador del profesor Quadri, a quien se le ha encargado asesinar, y que vendría a ser en cierto sentido un sustitutivo de la figura paterna (aquel que le inculca valores, un credo que seguir, un modo de entender la vida); sin embargo, ante el exilio voluntario de éste a la llegada del fascismo Marcello se siente abandonado y se echa en brazos del fascismo. Abandona sus valores y su más que posible homosexualidad (en principio no parecía que fuera a rechazar a Lino) en aras de una vida "normal". De hecho, cuando se confiesa ante el cura éste parece más escandalizado por la homosexualidad en sí que por un crimen de sangre y éste le dice: "Lo normal es casarse y tener hijos". He aquí la Iglesia como institución legitimadora del orden establecido. "Valdrá para la cocina y la cama": machismo, orden patriarcal, ambos son valores unidos al fascismo y a la Iglesia.
Dejando muchos detalles interesantes querría destacar dos momentos que enlazan y que suponen un homenaje al Mito de la Caverna de Platón. El primero en su reencuentro con Quadri. Cuando éste abre la ventana Marcello ve como su sombra se esfuma (al fin y al cabo él no ha sido sino una sombra de sí mismo todo ese tiempo) ante la luz que entra, es la luz de los que han elegido la libertad. Al final de la película vuelve a ocurrirle cuando se sienta junto al fuego, pero decide mirar atrás y allí está Lino, allí está la realidad que había estado intentando negar durante todo ese tiempo.
Es interesante el flashback que nos lleva a la juventud de Marcello, porque su resentimiento frente al mundo procede en cierto modo del momento en que se vio acosado por el chófer Lino. Aquí aparece la contradicción que dominará la vida del protagonista: sus valores y deseos frente al intento desesperado por llevar una vida "normal". Es decir, en primer lugar Marcello se declara un profundo admirador del profesor Quadri, a quien se le ha encargado asesinar, y que vendría a ser en cierto sentido un sustitutivo de la figura paterna (aquel que le inculca valores, un credo que seguir, un modo de entender la vida); sin embargo, ante el exilio voluntario de éste a la llegada del fascismo Marcello se siente abandonado y se echa en brazos del fascismo. Abandona sus valores y su más que posible homosexualidad (en principio no parecía que fuera a rechazar a Lino) en aras de una vida "normal". De hecho, cuando se confiesa ante el cura éste parece más escandalizado por la homosexualidad en sí que por un crimen de sangre y éste le dice: "Lo normal es casarse y tener hijos". He aquí la Iglesia como institución legitimadora del orden establecido. "Valdrá para la cocina y la cama": machismo, orden patriarcal, ambos son valores unidos al fascismo y a la Iglesia.
Dejando muchos detalles interesantes querría destacar dos momentos que enlazan y que suponen un homenaje al Mito de la Caverna de Platón. El primero en su reencuentro con Quadri. Cuando éste abre la ventana Marcello ve como su sombra se esfuma (al fin y al cabo él no ha sido sino una sombra de sí mismo todo ese tiempo) ante la luz que entra, es la luz de los que han elegido la libertad. Al final de la película vuelve a ocurrirle cuando se sienta junto al fuego, pero decide mirar atrás y allí está Lino, allí está la realidad que había estado intentando negar durante todo ese tiempo.
16 de noviembre de 2006
16 de noviembre de 2006
65 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
La aparición de "El conformista" supuso un hito en la evolución de la personalidad cinematográfica de un genio llamado Bernardo Bertolucci. Nos encontramos a finales de la década de los treinta y Marcello Clerici es un joven profesor de filosofía cuya existencia se ha visto marcada por un episodio ocurrido en su infancia: un intento de abuso sexual por parte del chófer de la familia.
Sus convicciones políticas se corresponden plenamente con el régimen fascista que se instaura en Italia durante la época, tanto que se le encarga la misión de acabar con un personaje non grato para la causa gubernamental.
Adaptación de una novela de Alberto Moravia, el film aborda el concepto de traición y su correspondencia con la identidad moral de la lealtad. La influencia paterna y la facción psicoanalítica de la memoria están presentes en el retrato de un personaje principal que actúa desde el resentimiento.
Guiado por un afán conformista, que desemboca en un comportamiento apoyado en la comodidad y en la falta de iniciativa, Clerici se convierte en la transfiguración del estado de ánimo reinante en la sociedad italiana. Bertolucci crea escuela con sus planos secuencia, con la composición de encuadres de una riqueza narrativa al alcance de muy pocos cineastas contemporáneos.
Sus convicciones políticas se corresponden plenamente con el régimen fascista que se instaura en Italia durante la época, tanto que se le encarga la misión de acabar con un personaje non grato para la causa gubernamental.
Adaptación de una novela de Alberto Moravia, el film aborda el concepto de traición y su correspondencia con la identidad moral de la lealtad. La influencia paterna y la facción psicoanalítica de la memoria están presentes en el retrato de un personaje principal que actúa desde el resentimiento.
Guiado por un afán conformista, que desemboca en un comportamiento apoyado en la comodidad y en la falta de iniciativa, Clerici se convierte en la transfiguración del estado de ánimo reinante en la sociedad italiana. Bertolucci crea escuela con sus planos secuencia, con la composición de encuadres de una riqueza narrativa al alcance de muy pocos cineastas contemporáneos.
9 de enero de 2010
9 de enero de 2010
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de Bertolucci rodada en 1.970 y que inaugura la época de mayor esplendor del cineasta, ya que a ésta le segurían " El último tango en París", " Novecento", o, en menor medida, " La Luna", convirtiéndole en uno de los directores más representativos de la década.
" El Conformista" aborda como tema central los padecimientos de un hombre durante la dictadura de Mussolini, pero desde una perspectiva inusual: no se convierte en víctima del mismo, sino que por el contrario se ve obligado a convertirse en verdugo. Todo ello porque a pesar de no estar de acuerdo con lo que sucede, es incapaz de rebelarse contra ello.
No podemos entender, sin embargo, que se trate de una película política al uso. No es estrictamente una película doctrinal contra el fascismo, sino que usa del fascismo para plasmarlo en una apabullante presencia escénica que empequeñece absolutamente al individuo hasta desproveerlo de su voluntad. No sabemos en qué rostros se encarna el poder político, que apenas aparecen durante la historia, sino que son grandes y desangelados espacios vacíos que desarman al individuo. No observa ni puede dirigirse a nadie, y sin embargo es él el que se siente dirigido y observado por todos. Estas imágenes son las que quizás más perduran de la película una vez vista, y de inmediato uno recuerda el vínculo que las liga con los escritos de Kafka. Es algo más que la protesta contra la dictadura imperante, es la representación del enanismo del hombre frente al estado
Además , ese conformista que se torna en verdugo ha de sacrificar a personas queridas por él, y el espectador apenas tiene esperanzas de que el protagonista vaya a negarse a cumplir su cometido. Es magistral el modo en cómo lo cuenta Bertolucci: sin estridencias emocionales, casi borrando cualquier conato de expresividad, dos personas son asesinadas por alguien que no hace más que un trámite engorroso y necesario. Sabemos que el dolor le atenaza, pero ni siquiera tiene sentido mostrarlo.
A pesar de no ser muy aficionado a los productos " de autor" de los 60 y 70, esta película es una de las pocas que me gustan de aquel periodo. Su enorme fuerza visual, su espléndida fotografía, su sensualidad y complejidad narrativa son imprescindibles para el acabado de la película y no meros alardes. Una obra densa, trágica, sensual, esteticista, pero que revela a un director indiscutible.
Quizás como único defecto sería el encuentro homosexual que sufre el protagonista en su adolescencia´, toda vez que puede diluir el verdadero sentido de la película y darle una torpe explicación psiconalítica al comportamiento del personaje. Quizás también el único momento en que el erotismo entra de forma burda ( algo que ocurriría recurrentemente en películas posteriores), pero no mitiga el brillante valor de la película.
En definitiva, una verdadera obra original y no un simple producto vacuo de la época con delirios artísticos
" El Conformista" aborda como tema central los padecimientos de un hombre durante la dictadura de Mussolini, pero desde una perspectiva inusual: no se convierte en víctima del mismo, sino que por el contrario se ve obligado a convertirse en verdugo. Todo ello porque a pesar de no estar de acuerdo con lo que sucede, es incapaz de rebelarse contra ello.
No podemos entender, sin embargo, que se trate de una película política al uso. No es estrictamente una película doctrinal contra el fascismo, sino que usa del fascismo para plasmarlo en una apabullante presencia escénica que empequeñece absolutamente al individuo hasta desproveerlo de su voluntad. No sabemos en qué rostros se encarna el poder político, que apenas aparecen durante la historia, sino que son grandes y desangelados espacios vacíos que desarman al individuo. No observa ni puede dirigirse a nadie, y sin embargo es él el que se siente dirigido y observado por todos. Estas imágenes son las que quizás más perduran de la película una vez vista, y de inmediato uno recuerda el vínculo que las liga con los escritos de Kafka. Es algo más que la protesta contra la dictadura imperante, es la representación del enanismo del hombre frente al estado
Además , ese conformista que se torna en verdugo ha de sacrificar a personas queridas por él, y el espectador apenas tiene esperanzas de que el protagonista vaya a negarse a cumplir su cometido. Es magistral el modo en cómo lo cuenta Bertolucci: sin estridencias emocionales, casi borrando cualquier conato de expresividad, dos personas son asesinadas por alguien que no hace más que un trámite engorroso y necesario. Sabemos que el dolor le atenaza, pero ni siquiera tiene sentido mostrarlo.
A pesar de no ser muy aficionado a los productos " de autor" de los 60 y 70, esta película es una de las pocas que me gustan de aquel periodo. Su enorme fuerza visual, su espléndida fotografía, su sensualidad y complejidad narrativa son imprescindibles para el acabado de la película y no meros alardes. Una obra densa, trágica, sensual, esteticista, pero que revela a un director indiscutible.
Quizás como único defecto sería el encuentro homosexual que sufre el protagonista en su adolescencia´, toda vez que puede diluir el verdadero sentido de la película y darle una torpe explicación psiconalítica al comportamiento del personaje. Quizás también el único momento en que el erotismo entra de forma burda ( algo que ocurriría recurrentemente en películas posteriores), pero no mitiga el brillante valor de la película.
En definitiva, una verdadera obra original y no un simple producto vacuo de la época con delirios artísticos
5 de octubre de 2010
5 de octubre de 2010
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las mejores maneras de mostrar el fascismo es, en vez de hablar de él, expresarlo en imágenes que vayan perfilando todo el horror que concentra.
“El conformista” nos habla de un cobarde, un personaje de mentalidad errante que, quizás por su origen y por lo vivido en su niñez, acaba escogiendo el totalitarismo como entorno natural en que moverse. Bertolucci comienza su película mostrándonos al personaje (un perfecto y maravilloso Trintignant) junto al que vamos a recorrer, de una manera sutil, todo el espanto en que desemboca la unión de los hombres para crear dictaduras en contra de otros hombres.
Tantos elementos que convergen en el fascismo (burguesía, faraónicos despachos, personajes grotescos y ridículos, interés, intolerancia, intelectualidad, violencia, crueldad, brutalidad, cinismo, sexo, cobardía…) se van tejiendo a través del comportamiento y la actitud de los protagonistas a medida que avanzan en el discurrir de su existencia.
Todo el film está narrado como una parábola metafórica, a través de, unas veces, suntuosa planificación, y otras de un tenue intimismo, hasta desencadenar en la conclusión de qué fue y qué puede volver a ser el fascismo.
“El conformista” nos habla de un cobarde, un personaje de mentalidad errante que, quizás por su origen y por lo vivido en su niñez, acaba escogiendo el totalitarismo como entorno natural en que moverse. Bertolucci comienza su película mostrándonos al personaje (un perfecto y maravilloso Trintignant) junto al que vamos a recorrer, de una manera sutil, todo el espanto en que desemboca la unión de los hombres para crear dictaduras en contra de otros hombres.
Tantos elementos que convergen en el fascismo (burguesía, faraónicos despachos, personajes grotescos y ridículos, interés, intolerancia, intelectualidad, violencia, crueldad, brutalidad, cinismo, sexo, cobardía…) se van tejiendo a través del comportamiento y la actitud de los protagonistas a medida que avanzan en el discurrir de su existencia.
Todo el film está narrado como una parábola metafórica, a través de, unas veces, suntuosa planificación, y otras de un tenue intimismo, hasta desencadenar en la conclusión de qué fue y qué puede volver a ser el fascismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para cerrar esta sutil y preciosa película, queda ese plano fijo final, donde el antiguo fascista, envuelto en degradación, ya inmerso y atrapado en su miseria, sostiene su mirada hacia otro desdichado, en lo que no deja de ser el reflejo de la mezquindad moral de todos aquellos que contribuyeron a que ese fascismo pudiera llegar a existir.
24 de junio de 2011
24 de junio de 2011
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marcelo Clerici busca acallar su conciencia tras el asesinato de un homosexual refugiándose en una ideología de masas, dominante en ese momento en Italia, que es el fascismo. Al amparo de esta ideología cree justificar su asesinato, pues homosexuales y judíos no merecen vivir en esa sociedad dominante de hombres fuertes y mujeres sumisas. Una vez aceptado por ese grupo dominante y en el seno del poder que lo sustenta, se siente seguro y no duda en afirmarse de su acción cometiéndola otra vez, ahora matando a su antiguo profesor marxista. Pero en su viaje y estancia en Paris, su salida del ambiente seguro, le hará replantearse su existencia. Bertolucci realiza un película de alto contenido político pero analizando el comportamiento conformista del protagonista. Es precisamente ese análisis psicológico lo que mantiene el interés de la película hoy día, porque en cuanto a las ideologías hemos visto tantos cambios que poco podemos fiarnos de ellas cuando se plantean como soluciones vitales. La fotografía de Vittorio Storano es de una gran belleza y sólo por esos magníficos planos personales y de ambiente vale la pena conservarla como una obra de arte, aunque no una obra maestra. Pido por favor que el espectador se fije bien en el último plano de la película pues ahí puede que encuentre la explicación a ese conformismo.
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