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Río abajo (La reina del río)

Acción. Drama. Western Los madereros, cuyo trabajo consiste en transportar los troncos por el río, llegan a una ciudad del alto Mississippi, donde les espera un barco con su casino de juego, en el que reina la hermosa Sequin, que está enamorada de uno de los madereros. Pero también la pretende el rico industrial Beauvais, por lo que surge un conflicto entre los dos hombres. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
8 de mayo de 2017
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
No muy destacado --y bastante aburrido-- western con numerosos toques de melodrama, con una dirección desafortunada del poco brillante George Sherman, que se desarrolla en el ámbito de las empresas madereras y de los leñadores que para ellas trabajan transportando troncos a través del río.

La escasa singularidad de la trama, la repetición de situaciones argumentales dentro de su parco metraje, los personajes de una sola pieza, los actores como Dan Duryea y John Mcintire, o la actriz Yvonne de Carlo, siempre muy solventes y hasta memorables (el mediocre Rod Cameron, con su alarmante inexpresividad, es un caso distinto) que parecen como perdidos en un ambiente que no les corresponde, provocan que la película haga aguas --nunca mejor dicho-- en muchos momentos y el desinterés se adueñe del paciente espectador, que espera algo que nunca llega: secuencias con garra que los atrape y los divierta.

Sí destacan algunas escenas de acción --peleas-- bien rodadas, el atractivo de Helena Carter y, aunque poco definido, el trasfondo sentimental que es lo que realmente pone en marcha todos los sucesos del film. Pero siempre queda esa amarga sensación de lo que pudo ser y no se consiguió gracias a la insuficiente habilidad del director y al nulo carácter del entramado cinematográfico.
Luis Ángel Lobato
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26 de enero de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en los bosques que rodean el alto Mississippi donde cuadrillas de leñadores se dedican con sus hachas y sierras a abatir árboles enormes para dejar limpios los troncos que, manejados por expertos gancheros, flotando en el río llegarán a los grandes aserraderos que esperan aguas abajo.
No estamos propiamente ante un western. De hecho creemos que no aparece ni una pistola ni se dispara un solo tiro. Peleas si, pero que se sustancian con los puños. Y aquí, lógicamente, llevan las de ganar los leñadores. Otra cosa es el dinero, que acaba siempre en las tabernas y en el casino fluvial, "Queen River", que controlan la bella y dominante Sequin ("River Lady", De Carlo) y el atildado y poco escrupuloso Beauvais (Duryea), o bien en las manos de las grandes empresas madereras que están acabando con los modestos aserraderos, como el que gestionan el forzudo Dan Corregan (Cameron) y la resuelta Stefanny Morrison (Carter).
Y aquí precisamente está la clave argumental, la lucha de los pequeños empresarios madereros contras los grandes trusts monopolistas. Negocios que andan revueltos con los imprescindibles amores y desamores. De hecho la cinta por momentos parece un auténtico melodrama.
Lo mejor para nosotros es la idea general de la obra. Mostrar la forma de vida de aquellas gentes que pasaban el invierno en la soledad de las montañas, malviviendo en cabañas, aislados de la civilización durante meses, esperando el deshielo para iniciar el descenso y la llegada a las ciudades donde gastar en unos pocos días todo el dinero ahorrado. También el terror que sembraban a su llegada, "¡Atranca la puerta que llegan los gancheros!" Un oficio ya desaparecido que cuenta como nadie José Luis Sampedro en su libro "El río que nos lleva". Un oficio duro propio de hombres violentos, si, pero que conocen bien el valor de la solidaridad, pues "Poco puede el ganchero, pero aun hay para el compañero".
Excelentes paisajes y buena interpretación de De Carlo y de Duryea. No podemos decir lo mismo del análisis de la personalidad de los protagonistas que quedan muy desvaídas, muy pobremente expresadas. Tal vez lo más flojo de la película sean los vaivenes que experimentan sus caracteres que nunca quedan explicados con claridad. Esto y el tono lacrimógeno que adopta la obra en algunos momentos demasiado melodramáticos.
En cualquier caso, estamos ante una película interesante que merece la pena ver.
Lafuente Estefanía
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4 de agosto de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue tan bien definida y llamativa la sinopsis que los escritores, Frank Waters y Houston Branch, le presentaron a la productora Universal, que bastó para que ésta les comprara, por 50 mil dólares, los derechos de la novela que tenían en proceso. Como es de imaginar, Waters era ya un escritor acreditado por títulos como, “Fever Pitch”, “The Wild Earth's Nobility”, “The Man who Killed the Deer” y otras, y ésto daba a la productora la suficiente confianza de adquirir un buen producto.

Con el título, “River Lady”, la novela ya vendida fue publicada en 1942 (un año después del contrato) y los elogios del New York Times que la consideró, ‘una historia de primer nivel’, animó a la Universal a agilizar su producción. D.D. (Deronda Daniel) Beauchamp y William Bowers, se encargaron de trasladarla a guion… y asignado, George Sherman, como director, éste eligió de nuevo a, Yvonne De Carlo y a Dan Duryea, a quienes acababa de dirigir en “Black Bart”, y el reparto protagónico lo complementó con, Rod Cameron y Helena Carter, actriz que, además de su gran belleza, aquí sorprende con su picardía, su carácter y su definición frente a la vida.

La película se caracteriza por contar con unos diálogos muy frescos, ingeniosos y certeros, y es, precisamente, Helena Carter, quien, con su personaje de Stephanie Morrison, se lleva todas las palmas por esa frescura que, para un filme de 1948, resulta bastante evolucionado y, es seguramente por su diferencia de edad que, Dan Corrigan (Cameron), se resiste a sus pretensiones.

En definitiva, son las mujeres las que, aquí, toman la iniciativa. Sequin (De Carlo) es ambiciosa, manipuladora y ostentosa, pero, tiene muy claro lo que quiere, con buenas razones para quererlo… y hasta, Ma Dunnegan, sabe muy bien cómo tratar a la clientela del bar, y cuando quiere, se juega sus cartas para favorecer a quien aprecia.

Ambientada a finales de la década de 1870, la historia de, <<RÍO ABAJO>>, está presentada con cierto estilo western… pero, en concreto, es un triángulo (o un cuarteto) amoroso, donde cada quien lucha y hace lo que hace en función del ser amado.

La historia también hace referencia a esa suerte de rivalidades que se daban entre los dueños de los aserríos, y en ésto intervendrá, Corrigan, queriendo ser justo y buscando consolidarse como empresario… Sequin, manipulará las cosas para emplearlo y tenerlo a su lado… Beauvois, competirá con él por lo laboral y por el amor de Sequin… y, Steffi, luchará por su amor que es, en concreto, lo que la interesa.

Sherman, consigue contar de manera bastante dinámica su película; la ambientación y el vestuario femenino resultan impecables, y el barco que sirve de título original al filme, sobre el río Mississippi luce tan agradable como cuando lo vimos (es el mismo) en “Show Boat” (James Whale, 1936).

A quienes les gusten las historias de amor, con personajes bien definidos y deliciosos diálogos al estilo Oscar Wilde, aquí tienen la ocasión de una buena película.

Título para Latinoamérica: LA REINA DEL RÍO
Luis Guillermo Cardona
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22 de agosto de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista dos veces en mi vida, la primera de ellas pensé esto de ella:

"Modesto pero ameno film, que se puede considerar de pura serie B, al menos en cuanto a ambición demostrada.
Y es que todo es convencional, desde la rutinaria pero eficaz realización del buen artesano George Sherman, un hombre enormemente trabajador, a las interpretaciones y/o la puesta de escena y/o guión, nada original.
Ocurre que técnicamente, y si dejamos aparte lo entrañable del uso de las transparencias, es competente, sobre todo la bonita música de Paul Sawtell, siempre con fuerza dramática.
Y los paisajes, preciosos, con bonitos colores (technicolor de la época) a cargo de Irving Glassberg.
Por lo demás, nada del otro jueves, aunque se sigue con interés, que no pasión.
Se ve, gusta y olvida en un santiamén.
En cuanto al personaje de la siempre maravillosa Yvonne de Carlo, igual que muchos que hizo en aquella época, pero quizás con un final para ella diferente".

Y vista hace poco por segunda vez y porque ni recordaba que la había visto (no miré en mi base de datos), más o menos pienso lo mismo, habiendo disfrutado de la cinta, como casi siempre que sucede con un film de la Universal.
La verdad es que no tengo mucho que añadir a mi primera visión.

https://filmsencajatonta.blogspot.com/
Baraka1958
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