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La mudanza (C)

Comedia A través de una serie de identidades equivocadas, Buster acaba con un cargamento de muebles en mitad de un regimiento de policías. La bomba de un anarquista aterriza en su carruaje. Buster lo lanza entre las filas de los policías, que le persiguen por toda la ciudad. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
9 de abril de 2011
14 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
El empiece es igual que El hombre mosca. Aquí al señor Lloyd se le fueron los ojos tras Keaton. Vemos a Buster detrás de unos barrotes con la novia. La novia le dice que no se casará hasta que sea un hombre de provecho. El único provecho que sacará el pobre son las patadas de la vida. Se mete a la mudanza por un timo. Y de la noche a la mañana se ve con un carromato lleno de muebles. Dicho carromato lleno de muebles pasa por delante de un desfile de policías. Dichos policías no quieren terroristas y le persiguen por toda la ciudad. Dicha ciudad la dejan patas arriba para encontrar al de la mudanza. Y mientras tanto el pobre hombre ya tiene un traje. Pero a la novia no le gusta el corte y se va a por otro modelo. The Cops pasa por ser una de las cumbres del cine cómico.
RONNIE JAMES DIO (CUENTA BLOQUEADA)
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4 de julio de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'La mudanza' comienza, y vemos que Keaton se encuentra confinado tras los barrotes de una celda. Un plano después, ya no. Era la verja de una propiedad privada.

Admito y confieso, vaya por delante, mi derrotismo: ¿acaso no parece que el Cine haya sido, tras esto, una lentísima pero paulatina caída en picado hacia lo obvio y lo ramplón? ¿Hay en la televisión actual, casi 100 años después, algún programa de nuevo cuño o show humorístico de alguna cadena que se acerque en inventiva, audacia y ocurrencia a esta humilde y habilidosa muestra de cómo basta y sobra el mero montaje?

"¡Hasta que no seas un gran hombre, no me casaré contigo!"

...

El punto final de 'La mudanza', en lo personal, me mete de lleno en el bolsillo.

Keaton, tras protagonizar mil y una peripecias tan puramente físicas como el sudor en 'Le trou' y burlar a sus incansables captores con los métodos más disparatados, es rechazado por su amante, ya completamente fría y altiva. Recibido el desplante, él se entrega. Alguien podrá decir que apesto a romanticismo antiguo, o que da un poco de risa, en pleno siglo XXI y de boca de un muchacho de 27 años, tal vulnerabilidad a la tragedia romántica; pero lo admito, posiblemente no tenga un sentido tan moderno del desamor. Me rindo ante el dulce fatalismo de ese Keaton luchador y saltimbanqui que no duda en anular todo su esfuerzo por no alcanzar lo que, en primer momento, anhelaba. Con Chaplin, especulo, la cosa podría haber terminado de otra manera. Es esa resignación, entre lo irónico y lo sabio, lo que da la medida del Arte de Keaton.

Veo, en este gesto final, mucho de lo que vino después. Ahí ya vive algo de 'Carlito's way', 'The killing', 'The set-up', 'Rififi' o, quizás exagero, 'Pickpocket'.

Gracias.
Nuño
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5 de noviembre de 2022
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360/04(04/11/22) Jubiloso notable cortometraje silente que cumple este año un Siglo de su estreno (11/03/1922), dirigido por Edward F. Cline (aparece en el corto haciendo de vagabundo) y Buster Keaton, siendo otro fenomenal tour de forcé para Buster (también están su reparto sus compañeros habituales de Joe Roberts, solía hacer de antagonista, y Virginia Fox, hacía de anhelo romántico de Buster), 18 minutos electrizantes que van de menos a más en su ritmo, cual metáfora del lento caballo que aparece en los primeros minutos, para su último tercio desencadenarse en un rush apoteósico de una persecución de cientos de policías(de ahí su título original “Cops”) intentando atrapar al escurridizo Buster Keaton, para acabar en un final extraño, quizás influido por la desesperanza de mientras se filmaba el corto, estar en un infame juicio (por asesinato) su gran amigo y mentor Roscoe Arbuckle, juicio este que a la postre acabaría con su carrera.

Un argumento muy simple, gira en torno a un joven que debido a una serie de malentendidos (le timan y posteriormente confunde una etiqueta que es de un traje pero cree es de un caballo), termina siendo perseguido a través de la ciudad por un grupo de policías. Todo esto como excusa para sacar la inventiva de Buster para los gags visuales delirantes, trampantojos (el inicio con esa reja que parece ser la de una cárcel separando a dos novios, y en realidad es la verja de la puerta de una finca; esto cuasi lo plagiaría Harold Lloyd un año después en “Safety Last”), con mucho slapstick (como Buster se apodera del dinero de una cartera, con un taxi de por medio), con carreras (impresionante imagen de Buster seguido por centenares de polis cuando va a pasar bajo un gran arco; Imagen esta de cientos de uniformados persiguiéndolo, me recuerda a otra similar con otras uniformadas, en este caso de novias persiguiendo al mismo Buster en la posterior “Siete ocasiones” de 1925), artilugios rebuscados (ese guante de boxeador con movimiento telescópico como intermitente), mecanismos vanguardistas (esos cascos que le pone Buster al caballo para comunicarse con él desde el pescante), driblings (el de los dos polis que con la porra van a golpear a Buster y terminan golpeándose entre ambos), escapismo (cuando Buster se esconde en un baúl), acrobacias imaginativas (la mítica de Buster escapando de decenas de polis agarrando en la calle la parte trasera de un auto en marcha), todo magníficamente milimetrado en las vistosas coreografías (como la del juego que da la escalera-balancín) sobre una valla con Buster encima de ella), incluso los intertítulos jocosos ("Consigue algunos policías para proteger a nuestros policías").

Un joven (Buster Keaton) enamorado de la hija (Virginia Fox) del alcalde, pero ella le dice que no se casará con él hasta que se convierta en un exitoso empresario. Minutos después, el joven encuentra una billetera en la calle, que pertenece al jefe de policía (Joe Roberts). El protagonista logra quedarse con el dinero de la billetera, sin saber que el policía lo atrape. Al ver la cantidad de dinero que tiene, un hombre engaña al joven y le vende una pila de muebles que estaba en la calle, haciéndose pasar por una persona que ha sido desalojada y que necesita dinero para poder ayudar a su familia. El protagonista acepta comprar los muebles, con el objetivo de venderlos y transformarse en un exitoso empresario. Sin embargo, la pila de muebles pertenece a una familia que se está mudando de casa, y que cree que el protagonista es la persona encargada de llevar sus cosas al nuevo hogar.

Llama la atención los elementos transgresores por los que Buster hace humor, pues tenemos un gag que es sobre como Buster lleva a su caballo, por su mansedumbre y flojedad, a un veterinario de testículos, y el equino sale como un toro arrebatado, entonces vemos a Buster que parece estar pensando si debe él también pasar por este veterinario. Me resulta muy adelantado a su tiempo este tipo de humor; También tenemos comedia de un terrorista (se supone que anarquista que era en aquellos años lo que proliferaba en USA) que lanza una bomba clásica de bola a un desfile de policías, Buster la recoge sin saber lo que es, se enciende un cigarrillo con la mecha y tira la bola, provocando el caos con la explosión y los consiguientes heridos. Un tipo de humor este riéndose de los polis y el terrorismo muy atrevido.

Siendo un exégeta se le puede extraer al corto un mensaje sobre el reverso amargo al Sueño Americano. También se puede una crítica al posible exceso de celo policial.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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28 de marzo de 2018
3 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Famosa o recordada quizás por el principio y simular que Keaton está detrás de unos barrotes de la cárcel, y luego es la verja de una casa.

Sigue en la linea de persecuciones, equivocaciones, parecidos, etc... y sobre todo persecucción policial que aquí lo lleva al máximo al meterse en un desfile policial. No sorprende, pero tampoco aburre, ya que sigue en su linea que nos tiene acostumbrado Keaton con otros cortos de años anteriores.

Quizás, donde más he padecido, ha sido con el caballo, le he visto hacer cosas "raras" y no sé si el pobre animal padeció algo... ya que quizás soportar tanto peso, no era lo que él podía aguantar.
edugrn
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