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El hechizo

Terror. Thriller Un padre sobrevive a un accidente de avión en los Apalaches, pero sospecha de la pareja de ancianos que le cuidan con remedios tradicionales. (FILMAFFINITY)
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Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
1 de noviembre de 2020
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película intrigante, basada en el qué pasará, qué está pasando, algo no cuadra... Creo que se podrían considerar una mezcla de muchas otras películas, pero creo que sin duda la que más se le viene a uno a la cabeza mientras la está viendo, es una de las consideradas mejores películas de Stephen King, que lleva 30 años sin remakes.

La mezcla de todas las ideas, creo que es en sí una buena idea. El argumento está bastante bien. Pero alguna patochada sí que comente. Las actuaciones está bien, a secas, y la dirección no está mal. Creo que si estos dos apartados hubieran estado mejor, la película sería de bastante buena nota.

La música, no obstante, está bastante bien.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cool JAM
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15 de noviembre de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muddy Waters, como otros grandes artistas generalmente afroamericanos, ya nos hablaban de encantamientos y hechizos del folclore africano occidental en sus canciones empleando una cultura tan esotérica y misteriosa como el vudú. Este tema ha sido muy atractivo para el cine de género prácticamente desde sus raíces, con películas imprescindibles de la talla de La legión de los hombres sin alma (Victor Halperin, 1932), Yo anduve con un zombie (Jacques Tourneur, 1943) o las inimitables El corazón del ángel (Alan Parker, 1987) y La serpiente y el Arco Iris (Wes Craven, 1988). Y de raíces es de lo que Mark Tonderai nos quiere hablar con Spell, una obra de terror rural cuyo protagonista, al contrario de Muddy Waters, no tiene su mojo funcionando. Tras un accidente de avioneta, Marquis (Omari Hardwick) se despierta solo en una extraña casa de Los Apalaches, su tierra natal, bajo el curioso cuidado ofrecido por una pareja de ancianos. Tonderai revisita el híbrido cultural y religioso surgido del esclavismo del s. XIX mientras repasa la historia negra y, por qué no, incluyendo un desacertado discurso sobre el racismo entre línea y línea, aspecto que tan de moda está en el cine de terror actual.

Especializado en el terror, Tonderai aboga por el clasicismo en cuanto a argumento y estructura, recogiendo el donativo de sus predecesoras y trasladándolo a un asfixiante entorno rural que, en combinación con la familia de antagonistas, ya sabemos todos a qué obra tributa. La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) vive dentro de Spell, siendo recreada paso a paso por un director con nula noción de creatividad. Pero Tonderai juega bien la baraja de Hooper, sabiendo llevar el terror nauseabundo del clásico de culto hacia una experiencia más mística donde el protagonista se busca, obligado, a sí mismo, haciendo del miedo un viaje espiritual hacia los orígenes de los que ninguna persona puede librarse. Y el director británico sabe hacer esto dejando, a su paso, una reivindicación cultural nacida del trágico trato histórico recibido por los negros durante siglos, y que, aunque afortunadamente no sea igual, siguen quedando residuos a día de hoy. Solo con esto la crítica contra el racismo hubiera brillado de muy buena manera, pero parece ser que a Kurt Wimmer, el guionista, le sabía a poco y decidió dedicar diálogos enteros a la causa por si somos tan idiotas como para no enterarnos.

La narración sigue los pasos de cualquier película de terror en la que el protagonista es secuestrado; el planteamiento, usado como introducción a la ambientación incómoda de tintes sureños donde se nos presenta el personaje de Marquis, el desarrollo, usado para conocer a los antagonistas, sus intereses y una nueva escenografía inhóspita y hostil y, por último, un desenlace donde se esclarece el misterio. Este plan narrativo aristotélico de carácter lineal en tres actos favorece mucho el ritmo, ágil y sencillo, aunque llega a ser contraproducente por el nulo trasfondo que ofrece a los personajes, con los que no podemos establecer ningún tipo de conexión emocional. Esta carencia está lo suficientemente bien solventada para que sigamos viendo la película gracias al aura magnética de misticismo que rodea el argumento, diseñada en esencia por los antagonistas Eiloise y Earl, los cuales incluso producen más interés que el propio personaje principal y siendo Loretta Devine la gran estrella de este relato, cuya fabulosa interpretación recuerda a la colosal Octavia Spencer en la genuina El sótano de Ma (Tate Taylor, 2019).

Y la verdad es que Omari Hardwick no lo hace nada mal, pero por meras cuestiones de papel, Devine lo eclipsa, siendo esta también el motor de causalidad de todos y cada uno de los acontecimientos en los que Marquis participa. El resto de secundarios son solo instrumentos de refuerzo para la ambientación, incluyendo la referencia directa a La matanza de Texas con el personaje de Steve Mululu, Lewis, que cumplen bien su función. Como contraparte, la banda sonora de Ben Onono podría haber elevado muchísimo más esa ambientación tan cuidada con sonidos puros de blues del ya mencionado Muddy Waters, Howlin’ Wolf o cualquiera del estilo en lugar de componerla enteramente en torno a la popular canción de Jay Hawins I Put A Spell On You.

Tonderai explota bien la casi exclusiva locación del filme a través de singulares planos en los que mezcla cenitales y picados con el repertorio recurrente del género, dándonos diferentes perspectivas que engrandecen una escenografía a priori reducida con la finalidad de minar a su protagonista. Esto hace también de apoyo al terror psicológico del que se vale para hilar la historia, enlazándose a la perfección con la unión mística del hombre con el pasado, del agnosticismo del hombre de ciudad frente a la creencia del hombre de campo y, sobretodo, para partir una lanza a favor de esas localidades olvidadas por la industrialización de la civilización. Spell está muy lejos de ser una sorpresa, pero el director sabe emplear bien los recursos que posee para urdir una conjura contra la hipocresía urbanita que desprecia al trabajador de campo, los cuales se alzan con antorchas, horcas y vudú como venganza por el desprecio hacia nuestros orígenes, nuestras raíces. (6.5).
Tiggy
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27 de octubre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film con buena estética, cuando la brujería se apodera del lugar, la tensión se nota con alguna imagen contundente. El pasado se hace hueco en lo rural dejándose llevar por quien fue, encontrándose a si mismo. El protagonista tiene la imperiosa necesidad de construir un lugar de su propia agonía, aferrándose hasta el extremo a la supervivencia radical que le concierne. Podría parecer una crítica a la sociedad capitalista pero es solo un espejismo, jugando con la fe y los fantasmas de los antepasados.
Loppez tomatoes
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6 de marzo de 2021
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Volver al pasado

El hechizo (Spell), cuenta la historia de Marquis T. Woods (Omari Hardwick), un adinerado padre de familia que lleva una vida plácida con su mujer e hijos. La idílica situación se turba con una llamada que anuncia a Marquis que su padre ha fallecido, lo que pone en marcha un mecanismo de sentimientos contradictorios. De un lado, el padre de Marquis era un déspota violento que amargó toda su infancia. Ambos no se hablaban desde hace mucho tiempo. Por otro lado, está el impulso del perdón, de la reconciliación póstuma. Finalmente, se impone la segunda opinión, y la familia Woods se dirige hacia los Apalaches en su vertiente más profunda y aislada (se habla del norte de Virginia) para el funeral.

Sin embargo Marquis, además de hacer frente al recuerdo de su padre, también tendrá que lidiar con una faceta folclórica, bastante siniestra, de la zona. La de la magia Hoodoo. La forma de viajar de esta familia en El hechizo (Spell), por cierto, es algo insólita. Poseen una avioneta privada, que hace una parada técnica en una gasolinera en medio de la nada. El primer contacto con el paisanaje local bascula entre lo siniestro y lo incómodo. Se trata del contacto entre unos sofisticados urbanitas y gente de extracción rural que los miran con desconfianza. O, visto de otro modo, de desconfianza entre ricos y humildes. Como todos los personajes de la película son afroamericanos, podemos pensar en un parentesco, algo lejano, con Us (2019), de Jordan Peele

Cuando la familia se está internando en lo profundo de las montañas, se enfrentan a una tormenta que, como podemos suponer, acaba en accidente de aviación. Marquis se despierta en una granja de aspecto algo espeluznante, donde recibe los cuidados de Eloise (Loretta Devine) y Earl (John Beasley).

*No puedes salir

Esta pareja, ya anciana, cuida de las heridas de Marquis a base de una extraña tradición medicinal. Y además tienen un particular interés en que no abandone la cama y en disuadirle de salir a buscar a su familia. Pronto se encuentra atrapado en el ambiente de magia negra y violencia del que huyó en su juventud. Este planteamiento nos tiene que llevar a pensar instintivamente en Misery (1990), compartiendo ambas películas el concepto de víctima impedida para caminar bien, custodiada a la fuerza. Las estrategias para causar terror de El hechizo (Spell), tienen que ver con las indagaciones de Marquis para lograr escapar. Pero también para comprender qué está sucediendo en aquella granja.

Las excursiones secretas por la granja suponen siempre el desafío de que Eloise y Earl lo encuentren y lo castiguen. Pero también, el descubrimiento de cosas horrorosas relacionadas con la magia Hoodoo (una especie de religión sincrética que mezcla rituales africanos y elementos nativos americanos). Mark Tonderai utiliza trucos ya vistos, pero lo hace con eficacia. Por ejemplo, la sensación de claustrofobia que transmite la habitación de Marquis en particular, y la granja en general. Hay algo febril, incómodo, asfixiante, en el ambiente.

No es una película de presupuesto muy rumboso, pero aún así la apariencia es buena. Las peripecias nocturnas juegan hábilmente con una fotografía tenebrista, y una iluminación a menudo dorada, que imprimen un aspecto de pesadilla. Tonderai incluso se permite alguna filigrana en algunas de las escapadas de Marquis, y consigue un ritmo inmisericorde sin posibilidad de cuartel o respiro para el espectador.

*La pareja aterradora

En El hechizo (Spell), el protagonista puede ser Omari Hardwick, pero la atención se dirige al siniestro matrimonio que forman Eloise y Earl. Las actuaciones de Loretta Devine y John Beasly trasmiten una sensación de hospitalidad engañosa, que oculta tras de sí unas intenciones realmente sórdidas. Particularmente el trabajo de Loretta Devine es destacable, dando vida a una matriarca vivaz y cruel. Omari Hardwick, cumple sin alharacas con su papel de víctima atrapada en un ambiente de pesadilla intensa y continua.

Lo que presenta problemas es el guion. No se trata de la falta de originalidad (que se ha convertido en un cliché a la hora de criticar), sino de descontrol. Los dos primeros tercios son aceptables; la cerrada angustia, la sensación de locura en medio de la nada, y el viciado ambiente ritual son meritorios. Sin embargo, el último tercio de El hechizo (Spell) se desboca hacia territorios cada vez más hiperbólicos y violentos. No se escatima alguna escena casi gore (que llega a doler, eso sí), y la exageración campa por doquier. La resolución está desgajada formalmente del resto de la película.

Subyace la idea de que Marquis ha renunciado a sus raíces, y se ha convertido en un urbanita agnóstico que ha olvidado su procedencia. El hechizo (Spell), desde un punto de vista también racial, confronta la América rural y abandonada, con la burguesía autosatisfecha de la ciudad. Es significativo el momento en que Eloise suelta. “Lo siento, aquí no llega el Obamacare”. De cualquier modo ¿podemos borrar nuestros orígenes? ¿Puede Marquis olvidar la semilla que dejó en él la infancia, aunque trate de huir de ella?

*Conclusiones

Como artefacto de cine de género, El hechizo (Spell) es una propuesta interesante que gustará a los fans del cine de terror. No puede esgrimir como baza una gran originalidad, pero dentro del camino que emprende consigue ser un entretenimiento eficiente y con buenos detalles.

Es una lástima que el guion vaya degenerando en una paranoia, abrupta y orgiástica que pretende ser tan vehemente que se pasa de vueltas. Por lo demás, los antagonistas son interesantes y hay algunos momentos de genuina tensión.

Escrito por Mariano González
Cinemagavia
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18 de noviembre de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de leer las demás críticas he decidido escribir yo una que sea más realista.
La película tiene detalles bastante buenos pero en general es bastante mala. Algunos lo comparan con "Misery" de Stephen King, pero no tienen nada que ver, lo único que tienen en común es que el protagonista después de un accidente es secuestrado, ya está, no hay más similitudes. Otros que tiene que ver con "Get Out" y en este caso solo tienen en común que el protagonista es negro, por esa regla de tres podríamos comparar casi todo en la vida.

Las actuaciones son un poco variables, en los primeros 10 min. en general son pésimas, muy poco creíbles, sobreactuadas y con actores que no se creen lo que dicen, empiezan a mejorar cuando aparece la familia secuestradora, y aunque no llegan a ser una maravilla al menos son factibles.

En cuanto a la dirección no puedo decir que me gustó, la dirección de fotografía es buena pero la historia no esta contada de forma interesante, da la sensación de ser un producto poco trabajado, como si de un estudiante de audiovisual se tratara, y siempre desde el punto de vista de "como cuenta la historia"

Pero lo peor de la película son todos esos momentos inverosímiles que hay, puedes darte el lujo en toda película de estos momentos, pero cuando exageras la cantidad de ellos acabas creando un "sin sentido" que lastra a la película entera.

Pero no todo en esta película es malo, ya que habiendo arreglado todos esos fallos podría haber sido buena. La ambientación, el escenario, los conceptos me parecieron originales e interesantes.
En muchos momentos me recordaba al videojuego Resident Evil 7 ( sin zombies, claro) esa casa, esos personajes, ese sonido al cerrar la puerta del prisionero... todo tiene un aire a este gran juego ( de hecho en Resident Evil 7 también el protagonista es secuestrado y atado a una cama y una señora muy rara le trae de comer y cuando sale de la habitación la señora cierra con llave para que no escape y hace sonar una campana y todo esto en una casa muy al estilo de New Orleans.....estoy casi seguro de que el director jugó a este videojuego....demasiadas similitudes)

En fin, que la película aunque le cuesta empezar acaba sorprendiendo en algunos momentos, pero no llega a embaucar o crear un producto con un mínimo de nivel; para cuando no buscas grandes expectativas.
beatdancer
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