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Historias de la televisión

Comedia Felipe (Tony Leblanc), hijo del guarda de un zoológico, es un incansable profesional de los concursos televisivos, pero la suerte no le acompaña y acaba metiendo en un lío animalesco a su amigo Eladio (José Luis López Vázquez), justo cuando va a ser padre. Por su parte, Katy (Concha Velasco) es una chica de Fortuna (Murcia) que sueña con llegar a ser una cantante famosa 'ye-yé' y que, seleccionada para un concurso musical de televisión, ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
1 de abril de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ambientada en los principios de la televisión es España, nos narra 2 historias diferentes, que al final convergen, que tienen como eje el ansia de triunfo de algunos españolitos por triunfar en los distintos concursos que se emitían por aquella fechas y sacarse una buenas pesetillas (Tony Leblanc), o, como en el caso de la cantante que interpreta Concha Velasco, darse a conocer como cantante.
Entretenida y plagada de un humor amable y eficaz, en absoluto casposo, y con un casting en el que no falta prácticamente ninguno de los buenos actores del cine patrio, te hace pasar un rato verdaderamente divertido.
Como dato anecdótico, interpretándose a sí mismo, como el conocido barman que da una carta de recomendación a la cantante murciana en su asalto a la capital, sale Pedro Chicote (el del antiguamente mítico y hoy en día desgraciadamente petardo, Museo Chicote de la Gran Vía de Madrid, aunque todavía queda De Diego a las espaldas de Chicote para tomar un coctel como Dios manda en Madrid) y un gran número de los que hacían la televisión en aquellos tiempos.
Absolutamente recomendable y cita ineludible para nostálgicos.
tiznao
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15 de junio de 2013
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
109/05(14/06/13) Con el gran recuerdo de ‘Historias de la Radio’ rodada diez años antes me dispongo a ver esta cinta dirigida y guionizada por el mismo, José Luis Sáenz de Heredia, con una estructura similar, pero mi gozo en un pozo, la frescura, nostalgia, melancolía y ternura que emanaban de la primera son trituradas en esta pasable comedia que como mucho te despierta una mueca, siendo mayores los momentos anodinos y ridículos, es como si a una naranja (‘Historias de la Radio’) le sacaran todo el jugo y te dijeran que sigue siendo naranja (Esta), pues no es lo mismo. Cuenta dos historias diferentes que al final convergen en una, son los primeros años de la televisión española, los concursos florecen a doquier, mucha gente pretende vivir de esto, entre ellos el buscavidas Felipe (Tony Leblanc), vive con su padre, el guarda del zoológico de Madrid, Felipe ha empeñado un gorila a escondidas de su padre, en su puesto ha puesto a un amigo suyo disfrazado (José Luis López Vázquez), para poder participar en un concurso de preguntas, pero pierde ante un irritante adversario (José Luis Coll), con lo que no le devuelven el gorila y el lio engorda. Este relato se hunde en lo absurdo con la astracanada de ver a López Vázquez vestido de gorila, por lo demás destaca un muy gracioso Tony Leblanc que derrocha vis cómica, pero poco puede hacer con un guión tan simplón y pobre, donde los buenos momentos escasean y en el que la previsibilidad brilla.
La otra historia gira en torno a Katy (Concha Velasco), es kiosquera en un pueblo de provincias, tiene de novio a un carnicero (Alfredo landa), su gran aspiración es triunfar como cantante, una tema compuesto por ella es elegido para un concurso internacional pero no se sabe si podrá interpretarlo ella, se va a Madrid y allí intentará hacerse famosa como sea para que la elijan, entre las ´hazañas’ que hará está ser una espontanea en una corrida en la plaza de toros. En esta destaca la malsana ilusión de querer obtener la fama a toda costa, aunque para ello haya que labrarse una imagen irreal y falsa, pero su desarrollo deriva en superficial, alargándose demasiado, redundando en lo que expone, aquí los momentos risibles son aún menores que en el primer relato. Me quedo con el concurso final en que se une a Leblanc, notable documento de cómo veían en estos años la sociedad, el machismo queda nítido con las preguntas de las labores del hogar a ella y él salvando las malas respuestas saltando de un trampolín, muy esclarecedor. Concha Velasco está detestable, un rol hastiante de resabiada, es la antiempatía en mujer, te da igual lo que le pase, y está un Alfredo landa que realiza un trabajo aún peor, decir histriónico se queda corto con el despliegue de gestos, poses, gritos, ademanes y demás tropel de sobreactuación, con el tiempo pulió defectos hasta convertirse en uno de los más grandes actores españoles de la historia.
En conjunto una olvidable cinta, sin alma, sin chicha, que se aprovecha del encanto de ‘Historias de la Radio’ para colarnos este fallido producto, siendo agravante que el nutrido y gran elenco actoral queda muy desaprovechado. Fuerza y honor!!!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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21 de enero de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mediocre comedia, claramente inferior a su predecesora “Historias de la radio”, de la que intenta copiar formato y éxito, pero que fracasa en el intento.

Dos historias distintas, enlazadas muy forzadamente por los personajes de Tony Leblanc y Antonio Garisa (este último es lo mejor de la película). Moderadamente divertida la primera, con el citado Leblanc y José Luis López Vázquez cumpliendo con corrección sus papeles y algunos gags destacables. Mucho peor la segunda, que no es sino un mero vehículo de lucimiento para que Conchita Velasco cante algunas canciones modernas (modernas para la época, se entiende), con un Alfredo Landa en su peor versión de landismo puro y duro, un Tony Leblanc sobreactuado y con un final ridículo, grotesco y zafio que no venía a cuento, impropio de un actor como Leblanc y de un director como Sáenz de Heredia. Patético.

Como curiosidades, los cameos de Luis Aguilé, canción incluida faltaría más, y un casi adolescente Luis Varela haciendo de batería ye-ye.

En fin, que le pondría un 5-6 a la primera historia y siendo generoso un 3 a la segunda, que no hay por donde cogerla. Así que globalmente no llega al aprobado, lo siento. Como mediometraje que abarcara sólo la primera de las historias, sería interesante, pero al completo no se salva.
Sir Lancelot
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19 de abril de 2017
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si “Historias de la radio” había sido diez años antes una película distraída, simpática, sentimental, agradable y nostálgica con respecto a los tiempos en que la radio era la protagonista testimonial de nuestras vidas, en cambio, con estas “Historias de la televisión” la ocurrencia del productor Pedro Masó, no me parece muy afortunada. Aunque su director, Sáenz de Heredia intenta reinventar la formula, la descabellada trama no funciona casi nunca, pese a tener el mejor elenco de los actores españoles de entonces, porque el mayor problema está en su estrambótico y lamentable guión. Es una de las razones para que el apodo de “caja tonta” adquiera carta de naturaleza, todo lo que aparece en ella es grotesco, estúpido y absurdo en el peor sentido del termino. Afortunadamente la realidad televisiva de entonces no era tan vacua y lamentable, ni de tan aplastante vulgaridad como aparece en el film. Había no sólo, este tipo de programas de entretenimiento, también existían programas culturales, de teatro, de libros, eran modestos en su presupuesto pero muy dignos para elevar el nivel zafio que vemos aquí.

Y es que Pedro Masó siempre fue un productor más preocupado de ganar dinero, que alcanzar prestigio cultural y artístico con sus productos descaradamente populares y comerciales. Lo más destacable de esta película de encargo, y por lo que se la recordará es por descubrir y popularizar la “Chica yeyé”, una canción cantada e interpretada por Conchita Velasco, hoy reconocida como Doña Concha Velasco, una de las grandes actrices del cine español. Ya de paso, se popularizó el vocablo "yeyé", que si bien nadie sabía su significado se acabó adjudicando a los jóvenes más modernos y atrevidos en sus vestimentas, peinados, actitudes y modos de pensar de entonces. En lo que no se equivoca el film, es en su visionaria idea de que el medio televisivo sería un instrumento de propaganda y manipulación insuperable para el ciudadano medio.

Asistimos a la insufrible y manida trama de dos historias paralelas sobre unos personajes que quieren alcanzar la fama a través del mágico mundo de la televisión. En la primera de ellas, el protagonista es Felipe (Tony Leblanc), un incansable profesional de todos los concursos televisivos. La segunda cuenta las ilusiones de Katy (Concha Velasco), una mujer soñadora e independiente que comprueba cómo un buen día todas sus esperanzas se hacen realidad. Su máxima aspiración es participar en un concurso televisivo.

"Historias de la televisión" fue un retrato de la sociedad española de la época y un fiel reflejo del panorama televisivo español en aquel momento, la que disfrutaban nuestros abuelos, era la mejor, porque no había nada más. Cuando se estrenó el largometraje, el 3 de mayo de 1965, TVE ya hacía casi un año que se había trasladado a sus estudios en Prado del Rey, todo había evolucionado, afortunadamente. El 28 de octubre de 1956 se inauguró oficialmente la televisión en España. TVE se estrenó con una misa oficiada en los estudios del Paseo de la Habana, discursos del Ministro de Información y Turismo, Carlos Arias Salgado, del director de Radiodifusión, Jesús Suevos, y una actuación de la cantante chilena Monna Bell. SIN COMENTARIOS...
Antonio Morales
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18 de mayo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como la televisión, es un fenómeno extraño y fascinante: me gustan las españoladas. Es más: me gustan mucho las españoladas. Y es que, además de ser divertidas, por lo general, y amables, nos enseñan cómo era esa España nuestra llena de esperanzas...y de perturbaciones.
En memoria de Jose Luis López Vázquez, tan alabado de George Cukor; en memoria de Tony Leblanc, madrileño estelar y boxeador; en memoria de Valeriano Andrés, que fue Juan Sebastián para los niños que veíamos La Mansión de los Plaff y en memoria de doña Rafaela Aparicio, tan querida por unos y por otras, viva el Cine Español, vivan las españoladas y vivan las historias que fueron de nuestra televisión, las que nos trajeron hasta aquí. Historias de una España que despertaba, o se escondía, con chicas de pelo alborotado y medias de color. España juvenil, de cuando el Retiro estaba lleno de fieras y los polideportivos tenían nombre de espadones.
PROT
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