La posada del mal

190/17(21/05/09) El injustamente poco conocido director nipón Masaki Kobayashi vuelve a dar en el clavo con esta historia de contrabandistas que encuentran en un desvalido enamorado razones para su existencia, me recuerda bastante en su final a "Grupo Salvaje". La historia gira en torno a una taberna japonesa situada en una isla en un río, está regentada por un grupo de contrabandistas que la tienen como base para desde allí distribuir mercancía con barcas, todo ello bajo el paraguas de las fuerzas de la ley. Está rodada con la habitual maestría de Masaki, utilizando la oscuridad y el mundo de las sombras magistralmente, así como unos portentosos primeros planos que saben transmitir lo que los personajes sienten, y por supuesto imprime a las escenas de lucha de un pulso descomunal que te hacen pensar que la espada está a punto de salir de la pantalla y rajarte. La cinta retrata a unos personajes que son unos asesinos, ladrones, traficantes pero que encuentran lugar para la remisión en un patético enamorado, siendo el personaje central la taberna, donde se erige un clima de barco de los malditos, en la que todos buscan motivos para la remisión. Hay dos escenas que sobresalen, una es la mención de cuando el lastimero enamorado va acompañando a un borracho a su casa con la intención de matarle para robarle, por el camino este le cuenta la triste historia de su desgracia, la secuencia es antológica, no te dejará indiferente, la recordarás para siempre, la es colosal la escena final de la lucha final en la noche, con la espectacular visión de los farolillos moviéndose en la noche detrás de los de la taberna, crea una atmósfera fantasmagórica de las que calan, da una lección de cine. Recomendable a todos los amantes del Cine con mayúsculas. Fuerza y honor!!!

"Inn of Evil" es un curioso film de Kobayashi dónde el director japonés deja de lado los juicios de valor del hombre para centrarse en una historia ni tan moral ni tan filosófica.

Este film trata sobre un puñado de hombres de muy dudosa honestidad que pasan sus días en una taberna que hay situada en medio de una isla. Estos peligrosos hombres trabajan para el tabernero transportando los productos de contrabando que el jefe oculta en el Mesón. La gente desconocida que suele entrar en esta taberna no suele salir bien parada, pero habrá dos excepciones, un borracho que insiste en que le sirvan bebida y un pobre desgraciado al que apalean para más tarde prestar cuidados.

Parece que los contrabandistas no tienen ni un ápice de bondad en el cuerpo, son malvados por naturaleza, pero pasará algo nuevo en esa taberna que los hará cambiar para dejar de lado su habitual egoísmo. Kobayashi hace de la taberna el personaje central de la película, un lugar siniestro y sombrío donde van a caer las almas perdidas, un lugar donde no espera nada bueno para nadie y del que es mejor alejarse cuanto antes. Un lugar en el que quedarse para morir.

Kobayashi no se encuentra entre los más conocidos directores clásicos japoneses y apenas un par de sus películas pueden aparecer en esas odiosas e injustas listas de mejores películas (en este caso japonesas) de la historia. "Harakiri" seguramente, "El más allá" como mucho. Es una lástima, yo he visto mejores películas rascando en su filmografía que en la de otros más conocidos, pero no he venido a hablar del director, no he venido a compararlo ni a clamar al cielo por su injusto arrinconamiento. Cada uno que mire lo que quiera, lo que está claro es que el que llegue a esta posada del mal ya conocerá de sobras el cine de Kobayashi y reconocerá sobradamente el timbre de voz de Nakadai.

Es evidente que uno llega aquí porque quiere, no es casualidad. Debo confesar que no es el mejor título, que es una película para completar filmografía pese a que arranca como un torbellino y promete más de lo que realmente ofrece. Vaya, ahora escribiré que de Masaki Kobayashi siempre espero demasiado y que me ha decepcionado ligeramente. Cuando tuvo que desatarse la violencia optó por las elipsis y a la hora de intentar tocar la fibra lo consiguió más con la historia de un secundario que confiesa sus desgracias que no con los protagonistas que forman la clientela habitual de una taberna muy especial.

Kobayashi y el mal, que siempre rodea su cine. En este caso alrededor de una isla que es habitada por un grupo de personajes que se dedican al contrabando, alejados de la sociedad y con cierta tendencia a la desilusión. Nakadai el primero. He echado de menos mayor protagonismo del actor fetiche de Kobayashi. Una lástima, a mi entender una historia así y un director así me hacía espera mejores cosas, más cosas. Eso sí, rememoro los candiles durante la noche y la aceledara última parte (algo habitual en sus películas, lo mejor llega en el último momento) y llego a la conclusión que Kobayashi siempre merece la pena.

El título original sería como "Arriesgar la vida" o "Tirar la vida por la borda" aunque "La posada del mal" tiene más gancho. Efectivamente va de una posada nido de maleantes y contrabandistas, que más que la esencia de la maldad es un refugio de marginados, incluyendo miembros de la comunidad LGBT+ como un monje budista al que echaron del monasterio por bisexual.

Para ejemplificar el carácter del lugar y spoileando un poco el principio de la película (aunque no la trama): llega un borracho al bar, "un sake por favorr!". En lugar del sake le dan una paliza entre los habituales porque "aquí no se sirve a desconocidos". Le echan. A los cinco minutos el borracho vuelve. "Ya te hemos dicho que no queremos desconocidos". "Estuve aquí hace un rato, ya no soy un desconocido. Ponedme un sake". Lógicamente, se lo ponen. Se queda toda la peli por ahí bebiendo y dando consejos filosóficos.

No siendo de las mejores de Kobayashi, mantiene su estilizada fotografía (ojo a la redada) y su tema principal de los pequeños luchando contra el sistema por alguna causa perdida con la que puedan mantener su dignidad como ser humano. Como siempre, Tatsuya Nakadai está en el ajo poniendo caras de tortura moral extrema en uno de sus mejores papeles.

Gustará a: Königsberg, tabernarios, Gandalf
No gustará a: policías, madres, pajariches