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¿Quién grita venganza?

Western Fred y Johnny, dos cazadores de recompensas, llegan a un pueblo en el que una banda de forajidos está comprando las tierras de la zona matando a todo el que se niegue a venderlas. Fred y Johnny se enfrentan a la banda puesto que la mayoría de ellos están buscados por la justicia y ofrecen dinero por sus cabezas. También averiguan quién está detrás de todo y descubren un pasado que desconocían. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
2 de agosto de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha sorprendido muchísimo este 'Chorizo' Western de Rafael R. Marchent, creo que es de lo mejor que he visto en el género en mucho tiempo, principalmente porque aunque tiene todos los elementos propios del género, no se limita a ser un subproducto que repase los tópicos uno por uno de manera ramplona, sino que se esfuerza por dejar su propio sello de identidad (la acción está muy bien dirigida y mejor montada, esas muertes en plano general o las muertes fuera de cámara...) y se puede apreciar cierta intencionalidad por parte de Marchent por hacer una obra decente.

Es cierto que la historia no tiene nada de especial, pero la buena labor de dirección, las interpretaciones (Steffen nunca ha sido de mi agrado pero aquí me ha convencido, está divertido casi siempre, lacónico a la hora de disparar, dramático lo justo...) y un guion muy trabajado, con acertadas lineas de diálogo que saben explotar la química entre los protagonistas, sustentan esta película de un modo muy robusto, casi sin fisuras. La recomiendo a todo el mundo.
Canchado
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29 de abril de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un actor con una enorme personalidad y más bien desaprovechado es Mark Damon que haría algunas incursiones más en el "spaghetti western". Aquí aparece también Anthony Steffen, uno de los actores más habituales en este género ya visto por ejemplo en la posterior "Garringo" del mismo autor, un Rafael Romero Marchent que se especializó en el "spaghetti western" durante el período comprendido entre 1965 y 1971. En el caso presente y a pesar del título el tono general es desenfadado y los personajes protagonistas resultan simpáticos aunque hay una parte central que resulta dramática e incluso trágica. Y al final después de algunos subterfugios para reforzar el argumento vuelve al tono desenfadado del principio. La fotografía está muy lograda tanto en interiores como en exteriores. Es una obra correcta que ofrece sin más todo lo que espera el aficionado al género. El elevado poder de sugestión de María Martín hace mucho en favor de la película. Una lástima que dicha actriz terminara interviniendo en films tan nefastos como "Navajeros". Damon y ella se llevan los mejores momentos.
Cromatico
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12 de marzo de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sexto western por orden cronológico en la carrera de Rafael Romero Marchent, desde su debut en 1965 con la estupenda "Ocaso de un pistolero", en esta ocasión con unos rasgos estilísticos mucho más propios del Spaguetti, como esos planos congelados de los caídos en el tiroteo durante los títulos de crédito, o el uso -sin abuso- de los zooms.

El rodaje se llevó a cabo principalmente en la provincia de Madrid, en los decorados habilitados en aquellos años en el municipio de Hoyo de Manzanares, así como en los parajes naturales de las Salinas de Espartinas y del barranco de Valdelachica, pertenecientes al término municipal de Ciempozuelos.
Una de las escenas del inicio del film tiene lugar en el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, situado en Pelayos de la Presa, -que también sirvió como ubicación para otra escena de la posterior "Garringo"-. El anacronismo que supone insertar un escenario con tal mezcla de estilos arquitectónicos en pleno 'far west' no supone ningún inconveniente, debido a la belleza estética y a la vitola de heroicidad que otorga a los protagonistas una contienda en un escenario de tan magnas proporciones.

Se abordan temáticas habituales en el director madrileño, como el desarraigo familiar desde la más tierna infancia y la venganza, aunque aquí con una vuelta de tuerca a ambas cuestiones que le confiere una gran originalidad.

Rafael Romero vuelve a brillar con luz propia en el manejo del tiempo narrativo (inicio del relato en el pasado; escena de los dos enamorados cabalgando de paseo, que revela los días que han estado intimando; las coletillas de "como en..." cada vez que planifican algo la pareja de cazarrecompensas, señal de los años que llevan juntos, etc).

Funcionan muy bien la concatenación de escenas dentro de una misma secuencia, como cuando Fred y Johnny están interrogando "amistosamente" a Anderson a campo descubierto y acto seguido irrumpen los tres en la comisaría. También es eficaz, a nivel humorístico, el recurso de finalizar una secuencia con una aseveración e iniciar la siguiente diciendo exactamente lo contrario por parte de otro personaje (comentario de Steve Rogers a su esposa, seguido de una conversación antitética por parte de los recién llegados... sin el más mínimo viso de quererse ir).

El cruce de miradas de Dalton y Johnhy después de su nombramiento como agentes de la ley y escuchar como les llaman honrados -sabedores de ser unos "pillos"-, filmado en plano contra plano viendo el movimiento de giro de sus cabezas, así como el otro plano del "sospechoso" Bob llegando a caballo a la mina, seguido de un zoom de alejamiento que nos anticipa que ha sido descubierto por nuestros "cazadores" -acto seguido vemos solamente sus manos estrechándose a modo de felicitación por ello-, son algunos ejemplos del gran talento con la cámara del mediano de los Romero Marchent. Como magnífica es la planificación del duelo de Gregory Lassiter y Fred, a base de planos y contraplanos, con los personajes cada vez más en primer término, hasta acabar enfocados a la altura de sus ojos, rematando con el sonido de un disparo y el cambio de plano al otro contendiente, esta vez en plano medio apuntando con su revólver, manteniendo unos segundos la intriga del desenlace.

El juego de persecución de los dos sheriffs y toda la refriega del final son de muy bella factura (gran trabajo de fotografía de Franco Delli Colli, sobre todo en todo en este último tramo).

La cinta contiene numerosos elementos de comedia y a ese respecto ayuda en gran medida la química establecida entre unos actores tan diferentes -y por ello, potencialmente complementarios- como Anthony Steffen y Mark Damon. La actuación de este último -habitualmente anodino- es otro punto más del buen hacer del realizador. Resultan muy divertidas la escena del almuerzo que prepara Daniel en la casa de los Forrest, todas las intervenciones de Jonathan 'Alegría', sobre todo en las que el juez Wright le replica al son de "¡simpático!", así como los planos en los que una jarra de cerveza va cambiando de manos entre este juez y Fred y toda la escena en la que Johnny entabla contacto por primera vez con Elisabeth -propia de puro cine mudo, con únicamente música de fondo-.
No podían faltar en este género, escenas de gran dureza por su crueldad, que en este caso incluso se potencian más de lo normal por lo inesperadas que resultan, al estar precedidas de ese tono tan desenfadado al que acabo de hacer referencia.

La partitura musical a cargo de Riz Ortolani es bastante pegadiza y acompaña de forma muy certera a los diferentes momentos de peligro, alegría, comicidad, tristeza o enamoramiento.

Todas estas bondades, unido a un guión sin fisuras y con elementos sorprendentes, eran los mimbres más que suficientes para haber convertido este título en la mejor obra de su director hasta ese momento -lo cual no era asunto baladí-, pero un absurdo final, debido al estado anímico totalmente contrario al que debería tener uno de los principales intérpretes -como consecuencia de su desgracia personal inmediatamente anterior y sin solución de continuidad (lo que todavía me parece más incomprensible en un director tan ducho en las elipsis temporales)-, es un lunar de tal magnitud que impide la consecución de este galardón.
El otro aspecto negativo, aunque de mucha menor importancia, es la ausencia de magulladuras o sangre en los rostros golpeados en todas y cada una de las peleas que acontecen, que resta verosimilitud a las mismas.

A pesar de estos defectos puntuales y contar como de costumbre con muy pocos medios, se trata de una película notable y sumamente entretenida. Otra muesca más en la pistola de este cineasta español.
burrito
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18 de enero de 2016
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rafael Romero Marchent, vuelve a dirigir un spaghetti western, emulando e imitando las producciones italianas, con un relato confuso y desenfadado, donde dos hermanos serán confundidos por un clan familiar criminal, lleno de intereses y traiciones. La película no es una maravilla visual ni técnica, pero cumple con su objetivo.
Dos habituales del género como Anthony Steffen y Mark Damon, son los encargados de dar vida a los protagonistas, ofreciendo un resultado justito.
Jon
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