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La estrella del norte

Bélico. Cine negro Segunda Guerra Mundial. En el verano de 1941, los alemanes invaden las poblaciones fronterizas de la Rusia comunista. Un grupo de jóvenes abandonan uno de estos pueblos, llamado Estrella del Norte, y emprenden un viaje que estará lleno de dificultades. (FILMAFFINITY)
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
5 de junio de 2009
36 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de guerra la gente hace cualquier cosa, uno se cambia de chaqueta con bastante facilidad y los países son los que más despuntan en eso. Cuando acabó la SGM, algunos países que la habían perdido, la ganaron porque cambiaron al gobierno media hora antes de que el árbitro pitase el final. Y lo mismo pasó con los que eran aliados y luego enemigos.

La relación de los EE.UU con la URSS, va en esa dirección. Básicamente pasaron de enemigos-aliados-enemigos, todo ello en un tiempo relativamente corto.

El cine aprovechó la etapa de “a partir un piñón” para hacer un verdadero cine prosoviético made in USA, tenemos unas cuantas, pero de todas ellas “La Estrella del Norte” fue la más famosa por varios motivos.

Primero por los medios, producida por Samuel Goldwyn, con un director de prestigio en el género como Lewis Milestone, y actores como Walter Huston (padre de John Huston), Anne Baxter, Erich von Stroheim o el entrañable Walter Brennan. Y como había que apoyar a los soviéticos pues toma, seis nominaciones a los Oscar.

Y en un visto y no visto, la película retirada y a montarla de nuevo, que resulta que empezaba a resultar comunista, y las tornas habían cambiado. “La Estrella del Norte” fue una de las películas más investigadas por el senador McCarthy y su comisión de investigación de actividades antiamericanas. La guionista de izquierdas Lillian Hellman lo pasó realmente mal, y Milestone aunque nunca estuvo en sí en la lista negra, se tuvo que ir a Europa, y jamás volvió a alcanzar el prestigio de la década anterior. Realmente se salvó por su amistas con los grandes productores de Hollywood que eran muchas.

Pero les digo la verdad, de comunista la película tiene poco, eso sí de mala bastante. La primera media hora directamente es un horror, muy ingenua y algo engañosa. Los ucranianos no vivían como Heidi, es más, cuando llegaron los alemanes la mayor parte se unieron a ellos en los comienzos, aunque luego cambiaron. Aquí se pasan la vida cantando y poniendo cara de gilipollas.

Lo mejor son las secuencias bélicas, sobre todo las aéreas, y poco más, porque es una especie de “Amanecer rojo” en el sentido que cuatro gañanes de pueblo se ponen a pegar tiros contra un ejército moderno poniéndole en jaque. No se lo cree ni el que la hizo.

Estamos hablando de una película de tabla baja dentro del cine bélico, que evidentemente tiene sólo el interés de ser curiosa por la rareza de sus circunstancias y su intrahistoria, pero como producto estrictamente cinematográfico, bastante pero que bastante flojita. Quedan advertidos.
vircenguetorix
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26 de julio de 2014
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he decidido a escribir esta crítica, por que resulta evidente, que la película que nos ocupa, no es muy conocida. Solo hay dos usuarios aparte de mi,que hayan realizado críticas (!negativas!) sobre ella, y la nota média de Filmaffinity es bastante baja; cosa que a mi modo de ver, es totalmente injusta. Intentaré explicar porqué.

El apartado técnico.
Como ya han apuntado en sus críticas, mis dos compañeros antes que yo, lo mejor de la película, son las escenas bélicas, las cuales, están realizadas, con un realismo extraordinario; bastante poco común en la época en la que fué filmada.
La fotografia, también resulta notable, y los efectos especiales en las escenas de aviación, excelentes. Por lo tanto, tratandose de un filme bélico, ya reúne suficientes cualidades en este aspecto, como para ser mejor considerado.

El guión.
Es cierto, que como se ha dicho, la primera media hora de la película, no es precisamente una maravilla. Resulta aburrida y un tanto ñoña, pero creo que esta parte, solo es una introducción, para resaltar con acierto, el terrible drama que se desarrolla después.
Los horrores de la guerra, se plasman de una manera escalofriante; cosa que en otros filmes bélicos de la época, no sucede.
Durante los años cuarenta, se realizaron una serie de películas de propaganda de guerra, en las cuales, el dramatismo real de la contienda, era enmascarado por un espíritu falsamente optimista. Los soldados, eran presentados como héroes que marchavan a luchar con alegria: casi como si se dispusieran a jugar un partido de futbol.
En La estrella del norte, no es así. También hay escenas heroicas; es verdad, pero los personajes que las realizan, dejan entrever el miedo y la congoja que sienten al tener que matar, para sobrevivir.

Los actores.
la interpretación de los protagonistas mas jóvenes; aunque efectiva, no es muy destacable. Quizas, los que interpretan mejor su papel, sean Anne Baxter y Farley Granger.
Bastante mas soso, resulta Dana Andrews, el cual realizaría muchas mejores interpretaciones en su futura carrera cinematográfica.
A destacar, el papel magníficamente interpretado por Walter Huston ( padre del también magnífico director John Huston) en el rol de medico del pueblo ocupado por los alemanes, y a Eric Von Stroheim, dando vida a un cínico y malvado oficial nazi.

En resumen.
La estrella del norte, es una película infravalorada y desconocida, que transmite una clara ideología antifascista: cosa que no gustó demasiado en su día. Algunos años después de su estreno, fué exhaustivamente investigada por el comité de actividades antiamericanas.
Es posible, que no se trate precisamente de un filme de propaganda comunista, tal y como fué acusado en su momento, pero la verdad, es que comunistas verdaderos, nunca hubo muchos, y hoy en día, menos; ni tan siquiera algunos de los que pretenden serlo.
Juzgando la poca aceptación que tiene el filme, actualmente, he llegado a la conclusión, de que McCarty y su comité, consiguieron su proposito.
Espartaco_60
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3 de marzo de 2015
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguien, con escasa información de los manejos políticos que se dan en el mundo apreciara esta película, lo que podría decir es que ha visto a un pueblo en paz que lucha mancomunadamente por el bien de la colectividad; con hogares sólidos donde abunda el afecto; y donde la manutención, la educación y la recreación se mantienen al orden del día. También podría decir que ha visto a un pueblo valiente y comprometido que, cuando le toca, con lo que tiene a la mano, palos, piedras o una tea, y con estrategias inteligentes como la de la tierra arrasada, se defiende ferozmente contra el invasor por poderoso que sea. Visto ésto, el resultado es una historia ejemplarizante que da cuenta, sencillamente, de cómo es la vida de un pueblo grande en cualquier parte del mundo.

Compare estas comunidades con esos barrios de "las ciudades muertas” de ahora, donde ya la gente no habla del amigo o del vecino sino de “el morador o el inquilino de al lado”; donde el que vive a la izquierda puede tener grandes necesidades, estar enfermo o morirse… y el que vive a la derecha ni siquiera se entera de lo que le ocurre, ni le importa; donde con la persona que vive a dos metros de su casa, desde hace veinte o treinta años, nunca se ha cruzado más palabras que un “Buenos días” o un “¿Qué tal?” que siempre le responden con otro seco "Buenos días" o “Bien” y nada más; donde usted sale de su casa en la coraza de su auto y entra de nuevo en la coraza de ese mismo auto, sin caminar nunca por las aceras y ni siquiera saludar a nadie. ¡Y a ésto es a lo que llaman civilización!

Todo lo bello que hemos perdido, nos lo recuerda con enorme calidez, <<LA ESTRELLA DEL NORTE>>, título que nos habla de ese camino que hay que seguir para recuperar la felicidad. Pero muchas cosas curiosas, y hasta vergonzosas, se dieron por cuenta de esta atractiva realización. Resulta que, ante el poderío que venía demostrando Alemania -y todo el bloque fascista- durante la II Guerra Mundial, Estados Unidos de Norteamérica consideró que era imprescindible contar con la Unión Soviética para conseguir derrotarlos. Así que, además del lobby que le hizo para que rompiera el pacto de no-agresión que, con los alemanes, habían firmado en 1939, el mismísimo presidente, Franklin Delano Roosevelt, comenzó a solicitar a los estudios cinematográficos que hicieran películas donde se mostrara una imagen objetiva del pueblo ruso, de tal manera que, el desinformado pueblo norteamericano, entendiera que unirse a ellos era una bendición.

Así, la Warner Bros., encargaría al director húngaro, Michael Curtiz, la sorprendente, “Mission to Moscow” (1943). Ese mismo año, cuando Samuel Goldwyn (MGM) recibió la nota en la que el presidente le decía: “América necesita un filme sobre nuestros aliados rusos. Debe ser un retrato bien estructurado que motive el suministro de apoyo a nuestro gobierno en su alianza con la Unión Soviética” (1), llamó entonces al director ruso-americano, Lewis Milestone (célebre desde, “All Quiet on the Western Front”), y le encargó la realización de <<LA ESTRELLA DEL NORTE>>, con un guion que fue escrito por Lillian Hellman, quien viajó a Ucrania para conocer directamente la idiosincrasia de sus habitantes. En parte por mérito propio y en parte por conveniencia –como suele ocurrir- la película fue luego nominada a seis premios Oscar (incluidos Guion, Fotografía y Banda sonora). Y la trilogía, “Hollywood Pro-Rusia”, la completaría al año siguiente, la misma MGM, con “Song of Russia” puesta en manos del también inmigrante, Gregory Ratoff. Pero habría más...

Lo que se hizo con, <<LA ESTRELLA DEL NORTE>>, apenas comenzada La Guerra Fría (fin de las buenas migas entre EE.UU. y La Unión Soviética), solo puede calificarse como otro ridículo y burdo atentado al arte: Le cortaron todas las menciones al pueblo ruso; hicieron que pareciera ocurrir en Hungría; un narrador advierte de la “amenaza comunista”... y de ñapa le cambiaron el título por otro que ni vale la pena recordar... y como era de esperarse, durante La Caza de Brujas, a la gran escritora, Lillian Hellman, ¡también la pusieron en la lista negra!

Por suerte, en años recientes la película ha sido restaurada y puede volver a verse completa (102 minutos), con su título original y con una calidad que resalta todo el esplendor de la fotografía de James Wong Howe.

(1) Include Me Out: My Life from Goldwyn to Broadway, Farley Granger, 2007

Título para Latinoamérica: LA ESTRELLA NORTEÑA
Luis Guillermo Cardona
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9 de diciembre de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida por Samuel Goldwyn y con guión de Lillian Hellman, fue creada en los años de la 2a Guerra Mundial para suavizar la opinión de la población estadounidense sobre que la U.R.S.S. era un aliado en la lucha contra laos nazis.

La película enseña a todo un elenco de personajes, que viven una existencia sencilla y feliz, aunque, sobre ellos, siempre está la sombra de la cercana guerra, que al final acaba golpeándoles con toda su fiereza. Se entregan con valor a un combate de guerrillas, mientras los civilizados alemanes acuden a prácticas tan deleznables como la de sacar sangre a niños para atender a sus soldados heridos.

Parece que el film no sólo estaba hecho para los americanos, sino para agradar a los soviéticos, lo que se traduce en canciones folclóricas, la inclusión de la Internacional, y divisas como la de que la tierra es del pueblo, e incluso un entierro sin alusiones religiosas. La película logró seis nominaciones a los Oscar, aunque eso sí, en apartados técnicos. Destaca entre los actores Walter Huston, como un duro médico ruso. Un 5,5.
Mag61
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12 de abril de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las circunstancialmente buenas relaciones entre los aliados occidentales y la URSS durante la segunda guerra mundial, en plena lucha contra el nazismo, permitían realizar este tipo de producciones de propaganda pro-soviética, hoy difícilmente digeribles, con sus grandilocuentes frases y sus miradas emotivas al infinito. La cumbre de este aterrador grupo de películas lo constituye la impagable “Misión en Moscú” (1943) de Michael Curtiz, en el que aparece glorificado el mismísimo Stalin. En muchas ocasiones estas películas contaban con producciones de lujo como en este caso: Lilian Hellman en el guión –infame, por cierto-, James Wong Howe a la fotografía –excelsa, como no podía ser de otra manera-, Willian Cameron Menzies en la producción ejecutiva –intrascendente, con unos aviones alemanes de pacotilla- o Aaron Copland en la música -solo a ratos, excelente-. La primera parte, una idílica visión de una granja ucraniana, previa a la invasión nazi, desarrollada entre canción y canción, festejo y alegría, es sencillamente indigesta y bastante bochornosa –al fin y al cabo es la misma Ucrania que nueve años antes padeció las terribles hambrunas impuestas por el camarada Stalin, el llamado Holodomor, en el que murieron seis millones de personas-. Mejora algo, pero no mucho, a partir de la invasión nazi gracias a la presencia de Erich von Stroheim, lo que es garantía de retranca y salero pero, a esas alturas, la película ya estaba herida de muerte y, tras esa primera media hora empalagosamente pionera y cantarina, el resto del metraje no hace sino sumar torpezas y sonrojos. Como toda película de propaganda, es profundamente falsificadora de la realidad –la escena de las consecuencias del bombardeo de la granja con el sonido de la “Internacional” de fondo roza casi la pornografía, por no señalar que para muchos ucranianos la llegada de los nazis fue un alivio que les liberaba del poder soviético-, pero es que, desde un punto de vista estrictamente cinematográfico, hay una impávida gelidez expresiva impregnando todo su metraje y una falta de sentimientos, esfumados en aras del bien común, verdaderamente insoportable. Si tuviera que destacar algo sería, a lo sumo, la inocente juventud de la pareja formada por Farley Granger y Anne Baxter acompañados de la veteranía de Walter Brennan y, sobre todo, de Walter Huston, quien de hecho protagonizó la película de Curtiz antes citada. Lewis Milestone, un cineasta poco dotado y sin gran imaginación visual, tendente a lo discursivo, rodaría sin embargo ese mismo año, sin las obligaciones de la propaganda, una extraordinaria producción, tal vez una de las mejores pelis anti-nazis jamás rodadas: “Edge of Darkness (Al filo de la oscuridad)” con Errol Flynn y Ann Sheridan.
Gould
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