El cuaderno de Tomy

Recuerdo haber visto en el cine hace unos 40 años "La última nieve de primavera", y me fui muy mal del cine, debo haber jurado nunca más ver películas con la temática de enfermedades terminales, esa había sido un golpe bajísimo, directo a los testículos.

"El cuaderno de Tomy" golpea..pero alto. Pensé en encontrarme con una historia que no iba a poder soportar, es más, amagué a verla el 24 de noviembre con el estreno y no me animé. Después vino lo de Diego Maradona y estuve 3 días que no me podía concentrar en nada que no fuese repasar su historia como jugador.

El film está relato en off por la protagonista principal, Valeria Bertucceli, en un lenguaje y tono coloquial, sin recurrir al dramatismo, ni tampoco a la ambientación con música dramática.

Marie, es una madre que le pone el pecho a las balas y acepta lo que le tocó, con un humor negro único.

Carlos Sorin tiene la capacidad de mostrar una historia triste, cruda, con una gran altura adulta.

Además a quienes les gusta ver muchos actores nacionales trabajando, esta es una red carpet.

En memoria a María Vazquez, una madre, que le dejó a su hijito Nippur, un legado por escrito, de lo que realmente es lo primero que tiene que hacer una verdadera madre, que es ejercer su función materna.

¡Lloren, chicos, lloren! Bueno, quizás no es para tanto.

Hace cinco años María "Marie" Vázquez se hizo famosa por ir tuiteando la experiencia de sus últimos días de vida. Esta arquitecta padecía un cáncer avanzado y fue internada de urgencia para esperar lo inevitable, algo que decidió tomarlo con mucha aceptación e incluso bastante humor. Al mismo tiempo que interactuaba sarcásticamente en la red del pajarito, se dedicó a escribirle un cuaderno a su hijo de dos años, como una especie de testimonio para cuando éste creciera. Meses después de su muerte, el cuaderno se volvió libro, resultando un best-seller, y hoy se hizo película.

El film abarca la estancia de Marie en el hospital, no cuenta toda su historia, justamente porque intenta retratar específicamente cómo ella afrontó esa etapa, y lo bueno es que lo hace sin recurrir a golpes bajos que busquen la lágrima fácil. Obviamente algún moquillo puede aparecer, pero está tan bien tratada que hace (o intenta) que el público también acepte y abrace a la muerte como parte de la vida. No busca sensibilizar mostrándote “la excelente vida que tuvo y lo buena que era ella” para luego liquidarla y romperte el corazón, sino que ya arranca así, in medias res, onda “ya está, vieja, se va a morir, ¿qué hacemos con lo que nos queda ahora?”.

¿Qué actriz sería más adecuada para encarar a una persona con un sentido del humor medio oscuro que ironizaba con su situación? Aunque todos podemos coincidir en Valeria Bertucelli, lo que logra no sé si nos lo esperábamos. En lugar de tener a la Tana Ferro muriéndose rodeada de Pachi y Gachi, nos entrega una interpretación super medida y sensible, de lo mejor que se le ha visto. Male Pichot también sorprende, en un muy digno papel dramático, Mauricio Dayub está impecable y, dentro de lo que se puede esperar de Esteban Lamothe, aprueba, más que nada por las cualidades del personaje que le toca. El resto, mucho elenco conocido que aparece dos segundos gracias al presupuesto Netflixiano.

Yo al escuchar la historia real y al ver qué se estaba realizando la película, supe que era una historia que merecía ser llevada a la pantalla… pero si había riesgos de que se hiciera todo con golpes bajos.

Por suerte, tuvieron al director y elenco adecuados… e hicieron una fantástica película, con una duración justa… sin extenderse de más.

Es tal cual lo dijo el director en una entrevista: es conmovedora (sin recurrir a las lágrimas fáciles, es todo natural), pero también divertida (sin ser exagerada). Es como la vida. A veces liviana, a veces intensa y profundamente dramática.

A Valeria la vemos totalmente comprometida con el papel, y lo hace con gran respeto. Todos están bárbaros, incluso -me atrevo a decir- Lamothe. Se que es de madera actuando, pero acá me convenció como la pareja de María, que siempre estuvo a su lado.

Nota: 8/10
Verde, Pulgar Arriba

El director del filme es Carlos Sorín, quien plantea una historia que desde los primeros minutos nos lleva al más desgarrador instante de la internación de la paciente dolorida protagonista, quien sufre un cáncer terminal y quien lucha en todo momento, pese a que sabe que es irreversible, y toma con una marcada dosis de humor el lamentable suceso del cual es víctima.

Valeria Bertucelli es la actriz que encarna a la escritora del cuaderno que da título a la película, y es incuestionable lo magnífica que está. La transformación garrafal que acontece en su físico es deslumbrante. El elenco se completa con la intervención justa de Esteban Lamothe, que realiza lo mismo, mismo, de siempre, y alcanza a duras penas a considerarse como una actuación fehaciente y desarrollada. Los opuestos complementarios con Bertucelli, que quedan muy bien juntos. Paola Barrientos, Diego Gentile, Ana Katz, Malena Pichot, Diego Reinhold, Mónica Antonópulos, Carla Quevedo y el honorable Mauricio Dayub, conforman el círculo de personas que interceden en el crudo relato entre la acabada vida y la inminente muerte de la mujer.

Realmente conmueve, y pienso que a cualquiera que la mire le va a suceder. La fotografía, con esos tonos azules y cercanos a él tan lindos, y la banda sonora cumplen un factor decisivo a la hora de transmitir crudeza, simpleza, valores, amistad y verosimilitud instantánea.

Calificación: 8

En una escena de ‘El cuaderno de Tomy’, última película de Carlos Sorín producida por Netflix, un médico se dirige a su interlocutor espetándole: “es muy delgada la línea que separa la sedación terminal de la eutanasia”. Se abre paso así, a un tema que socava las creencias éticas y morales hasta los cimientos. No hay posibilidad de tregua, ni de llegar a acuerdo alguno. Un conflicto de múltiples ramificaciones que se topó con la inteligente narración de Alejandro Amenábar y la espectacular interpretación de Javier Bardem en ‘Mar adentro’, para echar gasolina a un fuego imposible de apagar.

Basada en una historia real, narra los últimos días de vida de una mujer joven (Valeria Bertuccelli) que agoniza al padecer un cáncer terminal. Casi toda la acción tiene lugar en la habitación de una clínica, dónde esta mujer va a estar en todo momento acompañada de su marido (Esteban Lamothe), recibiendo las visitas de su hijo Tomy y un grupo de allegados.

El tono natural, intimista y humano que Sorín impone, alumbra un drama repleto de emotividad, alejado de sensiblerías de todo a cien y otras exageraciones. Siguiendo el argot argentino, podríamos decir que la cinta no se deja llevar por boludeces. Esta enferma terminal escribe un cuaderno para su hijo de tres años. Testamento de una madre que mira de frente a la muerte. Animosa, entera, sin perder el sentido del humor, su comportamiento ejemplar llega a los medios de comunicación, previo paso por las redes sociales.

El derecho a una muerte digna, el papel que juega la publicidad sobre enfermos, familiares y médicos a la hora de enfrentarse a este escabroso asunto, se abordan desde el recogimiento. Una exposición de motivos que se agarra con fuerza al interior de los personajes. Todos ellos zarandeados por tesituras terribles. ‘El cuaderno de Tomy’ se agarra con fuerza a la vida. En esa contradicción anda su grandeza. Amén de un elenco que está contenido y soberbio.

Escrito por Juan Pablo Martínez Corchano para https://rockandfilms.es