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El cuaderno de Tomy

Drama Al enfrentarse a una enfermedad terminal, María Vázquez decide enfocarse en que su hijo de 2 años la recuerde. Está inspirada en la historia real plasmada en el libro "El Cuaderno de Nippur", escrito por María Vázquez.
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
1 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La muerte es parte de la vida. Una frase que naturaliza el deceso en esta historia, basada en hechos reales, dirigida con mucha soltura por Carlos Sorín.
Bertuccelli le pone cuerpo y corazón a María Vázquez en sus últimos días a raíz de un cáncer contra el que ya no se puede combatir. Y lo hace narrando, vía Twitter, sus sensaciones, quitándole dramatismo al asunto, jugando con un tono que se mueve entre el humor, lo conmovedor y lo aleccionador. A la par, le deja enseñanzas y recuerdos a su pequeño hijo, en un cuaderno.
Un relato que quizá en manos de otro realizador podría haberse volcado hacia la lágrima fácil y a la sensiblería tan trillada que se suelen ver en cintas de este tipo pero que, afortunadamente, evita el golpe bajo en pos de que el espectador reflexione, se ponga introspectivo y valore mucho más su propia estadía de incierta fecha de vencimiento.
Vivir, soñar, amar, establecer metas, objetivos e ir en búsqueda y concreción de todo aquello que nos permita hacer de cada día un lugar más agradable o, como la propia protagonista enuncia, de forma sentida, hablando mal y pronto y reposando la tinta sobre el papel, llevar a cabo lo que se nos cante el culo.

7,5 Alancitos Reflexivos sobre 10
Alaneche
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8 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda, Carlos Sorin hace un alarde de puesta en escena para que el film trascienda la pantalla y alcance la periferia de la realidad, a través de esos entresijos mentales, morales, emocionales que surgen de manera tan natural como una cascada armoniosa hacia un manantial de personajes, muy bien interpretados.
Sabe la película que su éxito está en esa meta-realidad que sigue un tono cadencioso de colores dramáticos y cómicos que nunca pierden el cromatismo de la naturalidad, sin caer en artificios de guion ni en efectismos en contrapunto.

Sencillamente buena.
Sotelino
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10 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una persona culta y famosa, gana mucho cuando, además, es humilde y nada pretenciosa. Ese es el caso de esta película: un guión inteligente se esconde bajo la apariencia de una historia casi "normal". Porque lo normal es que, antes o después, a todos nos toque enfrentarnos a la dura realidad de nuestra propia muerte. La única diferencia está en la forma en que enfrentamos esa realidad. Y la protagonista de esta historia,y el grupo de entrañables amigos que la rodean, la enfrentan con amor y con compasión. Amor a raudales son los que recibe esta mujer agonizante de todos ellos, y en especial de su marido y de su pequeño hijo, al que intentan dejar ajeno al drama.
Y su compasión se traduce en aceptar el hecho de que, dado el estado de invalidez y sufrimiento en el que se encuentra, es mejor que esta mujer sea ayudada a morir cuanto antes. Y ahí es donde nos encontramos con el nudo gordiano de esta peli: la pequeña diferencia que existe en términos reales y legales, pero para algunos enorme en términos morales, entre sedación terminal y eutanasia. Es decir, entre permitir que muera sin dolor (sedación permanente), pero cuando la naturaleza del paciente ya no de más de sí, o adelantarle la muerte ya inevitable, de forma activa y definitiva. La diferencia real (como este caso muestra), es tan sólo de unos días, pero para los legalistas y moralistas, la diferencia entre esas dos prácticas, es enorme. En esta historia (basada en un caso real), los amigos de la enferma, no creyente y por tanto partidarios de la primer fórmula, se enfrentan a las creencias religiosas de algún miembro del equipo médico, y las reticencias legales de la Dirección del hospital. No se la pierdan, si les preocupa el tema. Si no les va, sigan viendo programas de variedades.
Bonifacio49
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16 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cuaderno de Tomy (2020), dirigida por Carlos Sorín y basada en la historia real de María Vázquez, relata las últimas semanas de una mujer agonizante por un cáncer terminal, en las que adquirió cierta fama y terminó de escribir un libro para su hijo de tres años que luego fue un suceso editorial.

Por Nicolás Bianchi

La fama llegó a la vida de María “Marie” Vázquez en sus últimos días, cuando ya sabía que no había tratamientos posibles para su enfermedad y solo quedaba esperar y aliviar el dolor lo más posible. En El cuaderno de Tomy ese momento se anuncia cuando, en la cafetería del sanatorio, el marido de la protagonista, interpretado por Esteban Lamothe, es advertido sobre una nota publicada en el diario Clarín que recoge la historia y los tuits más ocurrentes de su mujer.

A la vista el papel que sostiene Lamothe no es de diario, sino de ilustración. Se nota que, por el brillo, se trata de una impresión hecha para la película. No se trata de criticar una nimiedad como esa sino de marcar que en el film, en distintos momentos, está muy presente el componente artificial. La luz demasiado blanca, como de un shopping o aeropuerto, y ciertas tomas que parecen logradas a través de filtros de Instagram le quitan textura a las imágenes.

Y más que contar cómo una madre se despide de su hijo demasiado temprano, lo que Sorín realiza es un racconto lacrimógeno de una agonía en la que las escenas con menos peso son, justamente, las que recuperan los últimos encuentros de Marie (Valeria Bertuccelli) con su hijo, interpretado por Julián Sorín, nieto del director. En cambio, la narración acentúa los momentos en los que la protagonista organiza sus despedidas con su mejor amiga, interpretada por Malena Pichot, y los avatares que debe superar su marido para lograr que alivien su dolor.

En cierto momento, El cuaderno de Tomy se adentra en las dificultades de la pareja para conseguir lo que llaman como “sedación terminal”, o sea la administración de drogas para que finalmente Marie duerma hasta morir, ya sin sentir dolor alguno. El principal aliado que tienen es el doctor Vigna (Mauricio Dayub), mientras que desde el directorio del hospital ponen trabas por temor a que se considere, tras la exposición mediática del caso, que hubo un procedimiento ilegal asimilable a la eutanasia.

Bertuccelli logra interpretar con solidez a la moribunda Marie, cuyo humor ácido volcado en su cuenta de Twitter le sienta a la perfección. Permanentemente la película utiliza lo escrito y dicho por María Vázquez en redes sociales y en las pocas entrevistas que dio para elaborar las líneas de diálogo del personaje. También se presenta a un grupo de amigos de la pareja, que parece estar colocado más como un relleno estelar (Mónica Antonópulos, Ana Pauls, Diego Reinhold, Paola Barrientos, entre otros) que por alguna cuestión narrativa concreta, más allá de la escena de la despedida con el personaje que interpreta Ana Katz, quizás uno de los momentos más tristes de una historia ya triste de por sí.

El cuaderno de Tomy, en definitiva, discurre por el camino más anunciado para una historia así. Sin poder saber cuál fue la intención de Sorín, el resultado es el de una escena tras otra que lucen hechas para hacer llorar a la audiencia. Ni la relación de Marie con su hijo ni la lucha compartida con su marido para que la dejen morir dignamente logran desplazar del centro de la atención a la tristeza que provoca ver la agonía de una mujer joven, inteligente y vital.
El Golo Cine
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