En la sombra

Ya lo dejó escrito la psicóloga clínica norteamericana de origen eslovaco Edith Eger (nacida en 1927 y superviviente de Auschwitz y del infausto ¿Doctor? Mengele) en su libro de memorias: “En el mejor de los casos, la venganza es inútil. No puede alterar lo que nos hicieron, no puede borrar los males que hemos sufrido, no puede resucitar a los muertos. En el peor de los casos, la venganza perpetúa el ciclo del odio… La venganza no te hace libre". Recordé estas lúcidas palabras durante la proyección de esta cinta europea dirigida por un alemán de origen turco, Fatih Akin, que se adentra en los infames vericuetos del fanatismo racista que golpea desde hace siglos – o, incluso, milenios – la historia de la humanidad. Y para ello se centra en los pormenores de un atentado neonazi en la ciudad de Hamburgo que mata a un padre turco y su hijo mestizo y destroza la vida de la viuda alemana que no sabe ni puede cerrar el duelo de una pérdida inesperada y atroz.

Construida en tres partes diferenciadas (el atentado, el juicio y la venganza), resulta al tiempo tan interesante e intensa como inquietante e incómoda. Se deben señalar tanto sus virtudes innegables como revelar la manipulación ideológica a la que se ve sometida, al querer su director y coguionista convertirla en un irritante relato de tesis, erigiéndola en un manido panfleto de sus opiniones de denuncia en vez de dejar a los espectadores la libertad de sacar sus propias conclusiones. Entre lo más positivo se encuentra el tono desgarrador y desolado de todo el metraje, así como la poderosa y turbadora interpretación de una devastada Diane Kruger, que conmueve con su entregada caracterización de víctima colateral del odio homicida de una pandilla de tercos asesinos que pretenden limpiar de nauseabunda escoria intrusa la inmaculada faz aria de la ultrajada tierra germana.

Entre sus deméritos habría que mencionar que todo el desenlace se reduzca a transitar y aplaudir, aunque con su innegable y para nada eludida complejidad moral, un trillado acto de venganza – quien a hierro mata, a hierro muere – que parece más propia de una adocenada producción americana que no fruto de una sosegada reflexión intelectual. Si nos contentamos con repetir, ad nauseam, el bucle fatal del ajuste de cuentas, acabaríamos todos ajusticiados y muertos, porque no hay agravio, real, fingido o ficticio, que no abogue o justifique (y perdone) el exterminio del otro, del diferente, del extraño, sea cual sea la motivación o su causa.

Pese a los reparos éticos que tengo ante el discurso vindicativo de su autor, no cabe duda que estamos ante una obra enjundiosa, perturbadora y escalofriante que merece ser vista.

Lo bueno

El drama a secas que propone tal vez no sea novedoso desde ninguna perspectiva. Pero la visión intimista del filme nos da un producto que se sostiene en el personaje de Katia, realmente muy bien trabajado por Diane Kruger, quien deja piel y sangre en pantalla retratándonos el dolor que su personaje profiere.

Buenos dotes técnicos con la cámara y la acertada mezcla de estilos cinematográficos dan un vistazo más vitalizado a la propuesta.

El debate intrínseco que viene con la propuesta. El odio, la no tolerancia, la irracionalidad de dogmas políticos, religiosos y sociales nos llevan a estas realidades absurdamente violentas. Es un mirar necesario de algo que simplemente no puede pasar por alto.

Maneja buenos momentos de tensÍon, no son sublimes pero la película nunca deja de interesar.

Lo no tan bueno

Es un filme dividido en tres capítulos, y como puede suceder, esta división hace más notoria la diferencia entre ellos. En total los tres resultan un conjunto estimable , pero levemente con forme pasan los mismos se vuelven más superficiales con el tema central. El del juicio es mi favorito. Aunque tal vez el primero sea el que mejor esté estructurado en el desarrollo de las acciones. Y el tercero, ese sí se alarga mucho, repite escenarios emocionales y recicla el conflicto de alguna manera.

Opinión Final: Un filme que se sostiene por una gran Diane Kruger, y por interés casi siempre constante de una trama sólida. En realidad nosotros participamos de lleno en el filme como testigos de todo. Es una brocha obviamente, somos parciales a su protagonista y su sentir. Un buen filme, con un buen desarrollo. El tercer capítulo es el más inconsistente pero no deja nunca de interesarnos, y tiene un final…algo inaudito.

Ganadora del Globo de oro a la mejor película de habla no inglesa, presentada a los oscars por Alemania no llegando a pasar el último filtro y con premio a la mejor actriz (Diane Kruger ) en Cannes. Llega ahora a España la última película del director turco-Alemán Fatih Akin, un director que me encanta con películas interesantísimas como “Contra la Pared”, “Al Otro lado”, “Soul Kitchen””El Padre” o su anterior película del año pasado “Goodbye Berlín”.

Esta vez nos cuenta una terrible historia en un formato más de Thriller y venganza, comenzando con unos asesinatos xenófobos en Alemania por parte de un grupo neonazi, en esta época en la que parece que está creciendo la extrema derecha en Europa. La película se divide en tres partes, en la primera nos cuenta la historia de la familia compuesta por una chica alemana casada con un kurdo y con un hijo que son asesinados por una bomba colocada en una bicicleta, la segunda un juicio a una pareja quienes parecen ser los causantes del atentado y en tercer lugar una resolución con giro final muy interesante que puede provocar controversia.

Diane Kruger esta impresionante interpretando a la viuda Katja, transmitiendo sus emociones al espectador en una atmósfera de suspense llena de lluvia que consigue ponerte nervioso. Numan Acar interpreta a su marido con un pasado como traficante de drogas ahora rehabilitado, un rostro conocido por personajes de “malo” en series como Homeland o Prison Break.

Lo bueno de las películas de Akin es que no son lineales, tienen derivaciones y multitud de apuntes que te quedan como poso al terminar de verlas, en esta ocasión arriesga más, tomándose alguna licencia de más que puede resultar o no creíble, pero consigue emocionarte evitando la sensiblería.
Destino Arrakis.com

La perspectiva es clara, directa y lineal, con una exposición de las tramas relativamente empática. Los personajes se diseccionan sin alardes pero con altibajos emocionales, y el peso recae en una expresiva y directa Diane Kruger, que busca en su interior la posibilidad de disociarse de lo deseado. El guion puede caer en lo esperado, y aunque la acción empieza con impacto y trasgresora, vemos que la frescura va desapareciendo, a pesar de la colisión final. Lo bueno de las tramas cambiantes es que el hilo conductor sigue y las historias se cierran. Los personajes secundarios ayudan a comprender la multicausalidad y dan profundidad a los personajes. A pesar de la corrección formal, algo falta en la historia, algo de intensidad emocional que se deshace entre dedos arenosos, algo que haga viva la secuenciación del drama, que convenza al espectador más allá del impacto.

A pesar de su internacional y ya larga carrera (que podemos decir sin exagerar que se remonta a los tiempos de Troya), no esperaba encontrarme en este film alemán una actuación tan estupenda por parte de Diane Kruger.
Su personaje no es políticamente correcto, como los que ha hecho en otras películas. Está llena de tatuajes, fuma sin parar, toma otras cosas e incluso se casa con un hombre de dudosa reputación. Y al mismo tiempo, es una buena y amantísima madre y esposa, cuya alma termina rota por las circunstancias, lo que permite a Kruger hacer un excelente trabajo interpretativo a nivel de transmisión de emociones.
La trama podría haberse centrado en la acción o tomar la forma de un thriller de venganza, pero yo la catalogaría más como un drama bastante fuerte e intenso, aunque de ritmo algo lento.
Acompañamos a la protagonista en su profundo dolor, hasta el punto de llegar a empatizar perfectamente con ella.
Trata también un tema interesante poco conocido fuera de Alemania, como es la intolerancia contra la comunidad turca, muy presente en ese país.
Como algunas obras de teatro o películas de Tarantino, todo se distribuye en tres capítulos diferenciados, que narran una historia secuencial pero que al mismo tiempo parecen tres películas distintas.
Es un retrato duro del dolor del alma humana cuando se somete a una de las experiencias más desagradables que se puede experimentar en la vida. Como película, es un claro caso en el que la actuación de la actriz principal es tan buena, que no importa que sea lenta o que no pase gran cosa.